Una atalaya de vigilancia de piedra de tres pisos corona la parte alta de la colina. Las puertas que dan acceso a la torre son de hierro reforzado y el tejado está almenado y parece tener maderos apilados ahí arriba. También puede verse una balista y tres guardias alrededor suyo, uno de ellos cerca de una gran campana.
Te acercas a la torre, pues te han dicho que el Capitán Baran se encuentra allí dentro ahora mismo. Tras anunciar quien eres a los guardias de la puerta principal, te dejan pasar y otros dos guardias en la parte interior de la puerta te acompañan hasta el segundo piso, donde tras una puerta recia de hierro reforzado, te recibe el Capitán en una habitación de estilo espartano. Los guardias, a una señal de su superior, se van escaleras abajo.
La habitación apenas tiene un camastro sencillo, un taburete pequeño a los pies del mismo, una pequeña mesa sencilla al lado de la cama con una vela apagada, una mesa apoyada cerca de uno de los ventanucos de la pared, con una silla de madera de aspecto algo más recio y un pequeño baúl donde supones que el Capitán guardará sus cosas. Unos pocos clavos completan el mobiliario. Puedes ver la pesada capa verde de Baran colgando de uno de ellos, mientras él permanece inclinado sobre la mesa, sentado en la silla, donde tras darte permiso para pasar y despachar a sus hombres, parece absorverse de nuevo en su trabajo. Varios pergaminos aparecen amontonados en un lado, mientras en el otro, algunos más parecen reclamar su atención. Baran se gira hacia tí frotándose los ojos con su mano izquierda..."Ahhh...no estoy hecho para ésto...aún no. Me canso de parecer una rata de biblioteca."
Se agacha al baúl y saca dos copas de peltre, y una cantimplora con un poco de licor, al parecer, algo dulce y amarillento. "¿Un trago? Siempre se me olvida lo bueno que está ésto....¡Salud!". Tras beber, atiende a tu petición. "¿Un mapa de la zona?" asiente pensativo mientras te mira. "Sí...tengo uno." Se gira, vuelve a rebuscar en el baúl y tras desechar un par de tubos de cuero, saca uno y te lo tiende. "No tiene muchos detalles, pero te servirá para orientarte. Me lo hicieron ayer mismo, y ya lo he mandado copiar. Puedes quedártelo." te sonríe al dártelo. "Aprovecho para decirte que aunque no me gustan los aventureros ni los cazafortunas, tú pareces de otra casta. Me caes bien."
Le comentas la misión, y él niega con la cabeza...."Lo siento, pero no puedo dar credibilidad a las historias de un borracho. No digo que no sean ciertas, pero....tengo pocos hombres y muchas cosas que hacer. Si yo fuera vosotros, trataría de no enfrentarme al descubierto contra una criatura que puede volar. No puedo decirte más."
Le preguntas sobre Groguere, y vuelve a negar....durante unos segundos, hasta que se queda pensando quieto y de repente asiente despacio..."Sí.....uno de mis hombres vio entrar a una persona de esa descripcción en el templo de Freya. Probablemente hablaría con Shandrill. Yo no lo ví, y cuando fui a preguntar por el, Shandrill dijo que se había ido. Cuando la sacerdotisa decide no hablar, yo no soy quien para entrometerme...ella lleva aquí más tiempo que todos nosotros...fundó el pueblo...¿sabías? Se podría decir que es suyo. Además, hace mucho por la gente. Sus razones tendrá muchacho." Tampoco te pregunta porqué lo buscas ni qué relación tienes con él. Al parecer, Baran respeta tu intimidad y ha decidido que si no quieres contárselo, a él no le interesa saberlo.
Creo que te respondo a todo. Las compras en el mercado, please....o si quieres, puedes responder aquí a Baran y en "Notas" ponerme lo que te has comprado en el mercado, sin tener que ponerlo allí, no hace falta tampoco, sólo si quieres "rolearlo" tú.
Poring: 20 PX
Cuando Groland conoció la habitación austera en la que vivía el capitán, no pudo menos que sentir más afinidad hacia él. “No sé si esta gente esconde algo turbio o no, pero al menos no parece que este hombre participe de ello.” Sonrió tímidamente cuando el hombre se quejó del papeleo. En su pasado mercenario, Groland sólo había tenido que ocuparse de algo así en una ocasión, cuando el sargento Garabatos se lesionó la mano y necesitó ayuda para llevar el papeleo de la compañía durante unos días. Groland tuvo la mala suerte de había aprendido a leer y escribir: aquello había sido peor que la guerra. El cormyriese también aceptó con gratitud el trago que se le ofreció.
—Capitán, gracias: es todo lo que necesitábamos —contestó Groland tras dejar la copa en la mesa, tomar el mapa, echarle un vistazo y volverlo a guardar—. Y gracias por el ofrecimiento, pero se lo devolveremos cuando ya no lo necesitemos.
Groland no veía objeto a quedarse el mapa de una zona de la que pensaba irse: era mucho más razonable que permaneciera en el pueblo. Con todo, Groland se relajó al saber que había otro ejemplar. Ante el cumplido que le dirigió el capitán, Groland se sonrojó y apenas dijo algunas palabras de agradecimiento antes de sacar el tema de la mantícora. El capitán no le pudo decir mucho, pero Groland tomó buena nota igualmente: “No enfrentarnos al descubierto contra una criatura que puede volar”, se repitió intermanente. Era de perogrullo, pero no había que olvidarlo.
Respecto a su padre, Baran no parecía saber nada relevante, aunque al menos pudo confirmarle a Groland que Shandrill le había dicho la verdad: efectivamente, un hombre parecido a su padre había estado hablando con ella. También se sorprendió al saber que la sacerdotisa había fundado el pueblo. “¿Pero cuántos años tendrá?” Con los elfos era imposible saberlo a ciencia cierta. El hombretón apreció que Baran no le preguntara los motivos de sus preguntas, pero no dijo nada. Sólo tenía una cosa más antes de marcharse.
—¿Hace cuánto pasó ese hombre por el pueblo?
Cuando obtuvo la información, Groland reiteró su agradecimiento al capitán, se despidió parca pero educadamente y salió de la torre.
Todas las preguntas han sido respondidas, gracias ^^ (Esto sí que es agilidad!) Las compras ya te las puse en la escena del mercado. PORING anotado.
Cuando me respondas, puedes asumir que me voy a dejar las cosas compradas en la casa y a dar un paseo antes de cenar.
"Hará.....dos o tres semanas....creo recordar...parecía tener bastante prisa, por lo que me dijo mi hombre y la actitud de él....se fue apenas al día siguiente de llegar, por la mañana temprano y sin que lo llegaramos a ver irse."
Cuando salista por la puerta, el Capitán se despidió de tí tendiéndote el brazo izquierdo en saludo "Groland, de nuevo gracias por lo que habéis hecho. Que Freya os guarde."
No dijo más...guardándose en un mutismo empecinado, y dándose la vuelta. Parecía algo emocionado.
¡CORRECCIÓN! Después de dejar las cosas en la casa, y si me sobra tiempo, me voy a dar un paseo, pero entonces me fijo en "El Barril y la Jarra" y entro: quiero conseguir algo de info sobre los aventureros con los que se fue... ¿Arialle? ¿Ariadne? Todo esto si me da tiempo (que creo que sí). No me detendré mucho, descuida.
Saliste de la posada, siendo recibida por el aire gélido y la lluvia que caía fuerte y tenaz. Ambos le hicieron algo de bien a tu embotado cerebro, pues la cerveza te había subido demasiado y tus pasos no eran del todo seguros. Los relámpagos caían sin cesar, en una tormenta que hacía tiempo que no veías, aunque hace pocos días ya hubo otra tormenta menor, además de la del castillo. Los truenos te acompañan en tu espera solitaria a que Groland saliera de la posada, pues le habías propuesto, sin demasiado disimulo, compartir cama, preferiblemente en la casa noble que le había prestado Arlen, el magistrado, a él y a su grupo. El problema es que pasaron los minutos y él no salía, y tú cada vez tenías más frío, así que lo mandaste a coger espárragos y te fuiste a tu querido catre, que cada vez parecía llamarte con más insistencia. En tu camino de vuelta a casa, los relámpagos y el retumbar de los cielos fueron tus compañeros de viaje, ahogando el sonido de tus pasos. Llegaste al cuartel, casi corriendo, pues la lluvia y el frío viento te hicieron apretar el paso.
Al llegar, el Capitán Baran estaba sentado en la mesa que había en la primera estancia, de cara a la puerta, terminando de hacer unas anotaciones en unos papeles.
Sabías que ésa estancia hacía las veces de recibidor y sala donde atender a personas ajenas a la guardia. Normalmente, cuando Baran se quería entrevistar con alguien no conocido, lo hacía allí. Siguiendo un corto pasillo estaban las escaleras. Hacia abajo estaban los calabozos. Un poco más allá del pasillo estaban las pequeñas habitaciones para los guardias que se quedaban a hacer la guardia en la torre, donde pudieran descansar antes o después de la misma, si querían. Apenas eran un cuadrado de 2x2 metros con un camastro y unos clavos en las paredes para colgar la ropa o armas. Luego estaba tu cuarto, una estancia de 3,5x2,5 metros que se había convertido en tu hogar. Antes era una especie de armería, que había sido trasladada al piso superior, donde estaba también el cuarto espartano de Baran. Habían también un par de estancias más, una era un posible cuarto donde atender los heridos, y el otro era el lugar que usaba Lauriel, la lugar-teniente del Capitán, para pernoctar cuando quería, aunque ella tenía una casa en el pueblo también. Más arriba, en el tercer piso, había otra estancia donde se guardaba comida, utensilios y herramientas, y un cuarto donde estaba la munición para la balista, unos cuantos arcos, un par de ballestas y mucha munición.
"Ah, eres tú. Pensaba que estarías durmiendo ya, porque hoy no te tocaba guardia y venías cansada por todo lo sucedido. Por cierto, buen trabajo con lo de la chica del herrero." dijo, casi sin levantar la vista de lo que estaba terminando de escribir. Con un soplido suave, secó la tinta y le echó arena por encima, para después dejar el papel a un lado. Te miró de nuevo, percatándose de tu estado de embriaguez..."Vaya, demasiada cerveza, por lo que veo. Supongo que has despedido a Hathol a tu manera, no puedo culparte." Tocó un tema que tú ya habías superado, pues Hathol ya estaba muerto y enterrado, tras caer en el castillo. Además, tú ya habías decidido que Hathol ya no te convenía, así que lo vuestro se había acabado, justo un tiempo antes de que cayera en el castillo. Su mirada era ligeramente reprobatoria, pero al final una sonrisa iluminó su normalmente serio rostro. "Bueno, te lo has ganado, aunque debemos hablar de esas faltas de respeto que me tienes. Tienes que entender que no puedo permitir que me alces la voz o que me ignores cuando te doy una orden, y menos delante del resto. Das un mal ejemplo, Jerinor. El respeto por tus superiores es el primer paso para que tus compañeros te respeten a ti también. Que no se vuelva a repetir o tendré que tomar medidas, ¿de acuerdo?" Sabías que estaba siendo indulgente porque no había nadie presente. Al fin y al cabo, eras la única guardia que dormía siempre en el cuartel porque no tenía casa propia, pese a haber nacido en Fairhill. Desde que tenías 12 años habías estado bajo la protección del Capitán, como si fueras familia de él, debido a un ataque de Osgos al pueblo que habían quemado tu casa y asesinado a tus padres, entre otras personas. Siempre te habías negado a que reconstruyeran tu casa, pese a que tus vecinos se ofrecieron voluntarios. Decidiste que tu familia, hasta hacerte mayor, sería la guardia, y aprendiste bien bajo el mando del Capitán. Eras una de las mejores, justo después de Baran y Lauriel, probablemente Hathol era el único que te podía hacer sombra, pues el resto de compañeros eran inferiores en destreza y fuerza a ti...y Baran siempre te trataba con cierta deferencia, que a priori, siempre te había molestado.
Se quedó un momento mirándote mientras se levantaba, apoyándose en la mesa con su mano izquierda, pues la derecha le faltaba desde hacía bastante tiempo. "Vamos, a dormir. Mañana tenemos trabajo."
Lo miraste y sentiste cierta lástima, pues durante mucho tiempo había sido casi como un segundo padre para ti, pero tras lo hablado con Groland y el resto, era el momento de decirle que abandonabas la guardia de Fairhill para irte del pueblo.
Necesitabas ser libre de una vez. Ya estaba bien de estar bajo el ala de "papa pato". Tocaba volar.
Te doy pie. :)
Próximo post del DM: Miércoles día 9, o antes si puedo.
Ante las palabras de Baran, Jerinor tocándose la sien con el pulgar y el dedo índice de su mano derecha, cerró momentáneamente los ojos poniendo sus pensamientos en orden y buscando algo de lucidez dentro de su estado ebrio, exclamo:
Ba.. Barannn, habeísss siddo unn padrre para mí! De verdadd! Situando su mano a la altura de su corazón y mirándolo fijamente a los ojos.
Cogiendole su única mano, le suplicó, mientras que una lagrima le caía por la mejilla, casi como pidiéndole perdón y disculpas por lo que iba a decir:
Dejoo la guardia, mañana entregaré mi renunciaa formmall, saldrée de Fairhill y conocere otrass tierrass.
Quierooo iniciar mi caminooo, serr libre y recorrer el munndoo!
Lo he decididoo, me iré conn los aventureros! Los ayudaré a cumplir su misión aquí y luego viajaré con ellosss.
Ante el estado perplejo de Baran, Jerinor prosiguió hablando:
Si, he bebidoo, pero digoo la verdad, escuchaa..
Las criaturas que he visto en los bosques y en las ruinas contra las que hemos luchadoo sonn formidables. Necesito ayudaa, tu ayudaa, eresss un padre para miii, nunca tee pedí nadda.
Necesito una armadura, una armadura mejor que la mía, solo tengo 58 monedas de oro, padree, permitidmme una buena armadura para sobrevivirrr o cualquier arma que me pueda salvar la vidda.
Manteniendo su mano aún agarrada alrededor de la suya, musito.
Dadmee vuestro favor y dejadddd que decida mi desstino.
Soltando su mano con suavidad, se despidió de él, mañanna te entregaré mi renunciaa formal, subiendo a continuación a los barracones donde se encontraba su catre, se dispuso a dormir y soñar con las aventuras que estaban por llegar, liberada por decir valientemente lo que quería al fin.
Al amanecer con el primer canto del gallo y tras dejar paso a la noche tormentosa, Jerinor se levanto y ordeno sus pertenencias, cogiendo todas sus cosas. Se tomo su tiempo al hacer su catre por última vez, la que había sido su cama durante diez años.
Dejando atrás su cuarto bajo a la primera estancia, con la cabeza ya despejada, cogio papel y pluma y redacto de su puño y letra su despedida formal de la guardia de Fairhill. Dejandosela a Baran en su despacho.
Sus antiguos compañeros pululaban en un ir y venir, como era habitual. Baran en ese momento estaba supervisando el cambio de la guardia recibiendo las novedades pertinentes.
Respetuosamente y para asombro de los allí presentes, la valiente guerrera se cuadro y a continuación saludo marcialmente a su Capitán, por última vez.
Esperando a que acabara de despachar con los guardias y diera las instrucciones oportunas para ese día.
Tras quedarse a solas, Jerinor, exclamo: Señor, os deje mi renuncia formal por escrito!
Os echaré de menos! Me habéis enseñado bien!
Me hospedare en la Cocatriz borracha hasta que parta! Allí me tendreís hasta que acabe la misión de liberar fairhill.
Saliendo a continuación en busca del resto de los aventureros, los cuales eran su billete de ida, se dirigio a la Taberna.
Como habría dormido Groland aquella noche. Le habría echado de menos o por el contrario le habría dado igual su ausencia, eso y más pensamientos asaltaban su mente, a cada paso que daba.
Como se atreve! Se va a enterar este!
Quien se ha creido que soy! Una facilona? Estúpido arrogante.
Bárbaro hijo de un ñu...
Al llegar a la posada Jerinor parecía un lobo de la estepa a punto de mordisquear una alimaña.
Al ver a Glarian, suavizo sus facciones, preguntandolé a está por el grupo de heroes. Al parecer la noche había sido larga y aúnn no habían bajado a desayunar.
Tirada oculta
Motivo: diplomacia
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+2)=17
-Uff, muy buen post! espero estar a la altura.
-Jerinor se suelta el pelo y pide por su boca. Cuando pide por una armadura, pide lo mejor que le pueda ofrecer Baran, inclusive una completa si lllegará el caso. Ya que lo considerá un padre. Coraza de calidad o completa son las opciones ideales, para aprovechar destreza. Espada larga de calidad o superior, para aprovechar el ataque poderoso.
Te dejo tirada de diplomacia, por si acaso. Solo puse bono de carisma, me imagino que tendrá algo más por su relación.
Las primeras palabras de Jerinor hicieron que Baran frunciera el ceño con una sonrisa divertida en la cara, mostrándose algo extrañado por el afecto repentino en las palabras de la mujer, pero sintiendo algo de vergüenza ajena por el estado evidente de embriaguez en ella. Las siguientes palabras hicieron que se pusiera serio de repente y abriera los ojos ligeramente manteniendo todos los sentidos alerta. Realmente se encontraba perplejo. Que de repente la mujer hubiera confesado algo que él llevaba tiempo sospechando, no lo hacía más fácil de digerir. Muchas veces había notado la gran ambición de Jerinor, y había tratado de hacerla sentir importante, dándole los trabajos más complicados y otorgándole confianzas que otros ni soñaban con tener.
Había un antiguo refrán que decía "Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad". Y en ése momento, el Capitán Baran, deseó que no fuera así. El hombre dejó que la mujer, incontenible en su verborrea alcoholizada, se despachara a gusto. Al terminar, se dirigió a ella de un modo lo más neutral posible "A lo mejor mañana piensas de forma distinta. Vete a dormir."
Efectivamente, al día siguiente, día 19 de Eleint, Jerinor se levantó como casi todos los días y cumplió sus tareas, pero lo que no sabía el Capitán, era que la decisión estaba tomada.
A la mañana siguiente, la mañana del día 20 de Eleint, sus peores temores se hicieron realidad. La niña que había visto crecer, entrenar, caer, volver a levantarse y crecer, para convertirse en una estupenda guerrera, dejaba el nido. Terminó de despachar a sus hombres, dando las últimas órdenes, mientras estos miraban con cara de circunstancias a la mujer que esperaba firmes para hablar con su superior. Una vez a solas, el Capitán la hizo acompañarle a su despacho y se sentó en su mesa, cogiendo la carta y leyéndola delante de ella.
"No pensaba que finalmente te irías." dijo lacónicamente. Al parecer, la situación le entristecía bastante. Suspiró un par de veces, apretando los puños e irguiéndose en su silla de madera. "Bueno, que una pazguata como tú quiera ir a dar espadazos a diestro y siniestro no me preocupa, hay otros que podrán suplir tu lugar. Con respecto a su solicitud de recursos y ayuda, he de informarle que aquel que abandona la guardia, debe devolver todo el equipo que la guardia le ha proporcionado...y en tu caso es....todo."
La miró seriamente, para añadir después "pero dado los años que llevas, tu hoja de servicios y las múltiples ocasiones en las que has honrado el uniforme, tomaré en cuenta tu petición y sólo te haré entregar el sobreveste de la guardia y el escudo con la insignia de la guardia. El resto puedes quedártelo como....lo que es. Regalos que alguien que te aprecia mucho te ha hecho a lo largo de los años." Y sí, ahora recordaba las pocas veces que, por motivo de la celebración del día de su nombre, Baran le traía un regalo marcial con cara de orgullo. La lanza que encargó especialmente para ella a un comerciante de Puerta del Bardo. La armadura que le compró a otro que vino de Reme, con el cual estuvo regateando casi tres días seguidos.....Pese a que la guardia de Fairhill iba bien pertrechada, todos como ella, en su caso era la única que tenía armas y armadura a medida, y sin duda, era por el afecto y cariño que éste hombre le había profesado desde siempre. Abrió un cajón y cogiendo una bolsa pequeña, se la alargó a la mujer. "Ten, son sólo 30 piezas de oro, pero podrás comprar un buen escudo de metal en Voril para no perder la costumbre de llevar uno", le dijo, refiriéndose al herrero.
Tras un momento más de silencio, se levantó y le puso su única mano en el hombro. "Sólo trata de que no te maten, señorita. Recuerda lo que te he enseñado en todo éste tiempo."
Sin decir nada más, la abrazó durante un largo minuto, para después soltarla y darse la vuelta. "Ahora sal de aquí, ciudadana, ya no pertenece a la guardia. Que tenga un buen día."
Y Jerinor salió de la torre de la guardia, totalmente liberada. Esperaba que el grupo no se arrepintiera y la admitiera, porque si no, tendría un problema. Sus pasos la llevaron hacia la posada de la noche anterior, donde esperaba encontrar al grupo, mientras iba casi discutiendo consigo misma con pensamientos sobre Groland*.
Aún con todo, un regusto amargo en el estómago, y en el alma, le quedaron, porque en el fondo reconocía que la despedida había sido repentina y sin tacto. Quizás aquel hombre merecía algo más...pero ya estaba hecho. Ahora tocaba mirar hacia adelante.
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* Seguimos en la posada.
Quítate del equipo el sobreveste y el escudo. Apúntate 30 monedas de oro más.
Tendrás que ir al herrero a comprar un escudo para sustituir el que te han requisado.
Es cierto....la noche que tuviste la cena con Groland, discutiste con Sirya y te acostaste con Groland teniendo sexo salvaje fue ANTEAYER POR LA NOCHE, es decir, el día 18 por la noche. Ha pasado un día entero, es decir, el día 19, que se me ha pasado por completo comentártelo.
Vamos a decir que ése día, el 19, lo has pasado ordenando tus pensamientos, despidiéndote de tus compañeros más cercanos en la guardia, realizando tus tareas (por última vez) y escribiendo la carta de dimisión para presentársela el día 20 (EL ACTUAL) por la mañana al Capitán Baran (es decir, lo primero que has hecho ésta mañana, día 20, ha sido darle la carta e irte, que ha sido la conversación que está justo arriba de éste post).
El 19 por la noche bebiste mucho, digamos...porque te sentías algo triste y has confundido un día por otro...ya está. Interprétalo así y punto. :P
Como puedes ver, he editado mi post del capitán baran para añadir dos líneas para reflejar ése día "en medio". Ok?