Partida Rol por web

 Los ojos de Adirael se iluminaron rebosantes de su propia energía, el sudor recorre su semblante sólo ante la idea de que los darkling tuviesen aquella destreza y movilidad. Había tratado con ellos, había huído de ellos y ellos habían tenido que huir de él...

 Basta...de huir...

 ...basta de trucos de niños.

 ...yo controlo mi propia suerte, yo soy el dueño de mi destino...

 - Sostenlo.

 Ordenó con fuerza, alto y claro. Con una mirada cegadora, profunda, arrebatadora. Su rostro se volvía serio en aquellos momentos...peligroso, se volvía casi cruel...y es que después de todo, trataba de imponer su voluntad a la de un ser pensante, de arrebatarle el libre albedrío...de arrebatarle su naturaleza, lo que realmente era y reemplazarlo por lo que el deseaba.

 su esperanza ahora era que aquel darkling a su lado se detuviera frente a las cajas metálicas y las aguantase el tiempo suficiente como para que sus compañeros se arrepintiesen de su inteligencia.

Era curioso ver como una sola palabra desbarató el improvisado plan, un darkling empujaba, mientras que el otro, completamente convencido de lo que hacía, lo sostenía con una fuerza equivalente.

Los demas, al ver aquello, se limitaron a avalanzarse encima de sus objetivos, dos contra el ahora descubierto humano con capacidades psiquicas, uno contra la evocadora. Este ultimo lejos de lanzar zarpazos a diestro y sinistro como lo hiciera un stalker, procedió a hacer una presa a su objetivo en la cual aplicó mucha mas fuerza de la que la evocadora podría alcanzar, inmovilizandola por completo por el momento, acto seguido intentó morderla, pero en el forcejeo no fue capaz.

Los otros dos demonios trataron de deshacerse lo antes posible del psiquico a golpes, eran dos, no tenía que ser muy dificil...

- Argh.....

 Las garras del darkling pasaron cerca, mucho más que eso, rasgaron su uniforme, y magullaron su cuerpo. Si no sangraba sería porque las variables habían decidido que no era una buena trayectoria de impacto...vamos, lo que muchos llamarían "de milagro" o por puro "azar".

 Sin embargo Adirael empezaba a hacerse algo más arrogante...sólo podía ser porque a pesar de la amenaza, muy real, comenzaba a ver aquello como una simulación.

 Comprendía que si fallaba la simulación el destino del mundo podía irse al infierno por correo urgente, sin embargo, no podía evitar tomarselo más...como un videojuego en primera persona.

- ¿Soy demasiado duro para ti? - Increpó al otro, cuyo carrazo sólo tuvo la decencia de ser absorbido por la resistencia de su traje. Quería que no pensasen, que creyesen que les iba la vida en ello, que siguiesen con sus garrazos desenfrenados, porque pondría a prueba su inteligencia y su planificación.

 Adirael retrocedió, y mientras lo hacía le dedicó una mirada tan determinante como la que le dedicó al otro darkling. La orden sonó alta y clara...tan clara como parecía estar la mente del psíquico en aquel momento.

 - Sueltala.

 ¿Y necesitaba decir algo más? Era una orden irrefutable...a menos que la voluntad del darkling quisiera hacerle frente activamente. Pero..¿cuántos Darklings habían tenido contacto con psíquicos? Eran muy poco comunes, y las órdenes de sus amos penetraban en su mente de aquella forma. ¿Qué diferencia había?

 Hay quien nace para recibir una orden...y no tiene, en su haber...más función que esa...

 Eran piezas de ajedrez.

 en cuanto dejasen espacio libre se retiraría, a tiempo, esperaba, de que balakia hiciese algo con los de allí arriba, y que los otros dos, si las provocaciones habían surgido efecto, se encontrasen metidos de lleno en su propia trampa.

Balakia soltó un respingo abriendo mucho los ojos cuando vio a aquellas dos cosas saltar a toda velocidad sobre las cajas, la primera de arriba empezó a moverse...

Y a una palabra de Adirael, se paró. De pronto uno de los demonios quería tirarla y otro sujetarla.

Antes de que la evocadora pudiera decirle nada a su compañero, otro de los Darklings la agarró por la espalda.

—¡¡EH!! ¡Las manos quietas, bicho asqueroso!—forcejeó frenéticamente en cuanto notó demasiado cerca de la clavicula el aliento de aquella cosa de modo que no le dejó morderla—¡¿Pero quién coño te crees que eres?! ¡¿Drácula?!

Se revolvió de forma brusca entre jadeos pero tampoco pudo soltarse, la estaba aferrando demasiado fuerte. Era la primera vez que veía a aquellos demonios y le parecían bien feos de entre los feos con aquellos tentáculos en la cara repleta de ojos, además, se los veía incómodamente veloces e inoportunamente fuertes o al menos para ella.

—¡¡Suéltameggghhhhr!!

Y la soltó.

La evocadora trastabilló un poco hacia adelante al verse libre de golpe, parpadeó con una expresión de lo más cómica y miró un momento al Darkling, luego a Adirael y luego otra vez al Darkling, para entonces ya sabía lo que había pasado. No es que el demonio hubiese sido tan amable de hacerle caso, es que el psíquico estaba haciendo gala de su poder mental.

"Esto es surrealista... ".

No obstante, tenía cosas más inmediatas que atender así que dio un brinco hacia atrás alejándose de la fila de cajas, no le apetecía que le cayese ninguna encima, el psíquico había hecho lo mismo con lo que quedaron juntos, así al menos nadie les atacaría por la espalda.

—Os voy a enseñar yo a jugar con cosas metálicas... —rezongó mientras atrapaba la esfera de energía que aún giraba a su alrededor, cosa que hizo que su respiración se volviera inmediatamente menos jadeante.

Acto seguido su mano derecha chisporroteó y lanzó un nuevo relámpago cuyo trueno otra vez retumbó ensordecedor dentro del espacio cerrado. La descarga alcanzó el contenedor y se condujo instantáneamente a sus dos portadores. Pero la cosa no terminaba ahí ya que de la superficie metálica rebotó a uno de ellos y lo chamuschó en una explosión de carbonilla para, acto seguido, estamparse contra el otro que cayó aparatosamente con un estruendo ensordecedor arrastrando con él el contenedor al suelo. Estaba achicharrado y humeando pero aún estaba vivo aunque demasiado aturdido como para levantarse.

Balakia estaba empezando a cogerle el truco al tema de crear descargas eléctricas capaces de formar arcos de rebote y parecían efectivas de modo que con la mano que tenía libre volvió a crear una chispa.

—Esto por tocar donde no debes.

Con un gruñido, disparó la segunda descarga al Darkling que acababa de soltarla y que seguramente aún no sabía ni por qué puñetas lo había hecho. El caso es que el rayo estalló contra el con un fogonazo y rebotó haciendo explotar a su compañero que acababa de pegarse la madre de todos los batacazos contra el suelo sólo para, de nuevo, volver y achicharrándolo otra vez, convirtiéndolo en una masa aceitosa y humeate que apestaba a carne quemada.

La evocadora escuchó el quejido de su compañero y se giró como una cobra a punto de morder a alguien pero al ver que uno de los otros dos Darklings había logrado herir al psíquico y éste los tenía a ambos prácticamente encima, se le congeló por un momento la sangre en las venas.

Sólo en ese instante de tensión fue consciente de que con la mano que no acababa de disparar estaba agarrando la empuñadura de su espada. Era una especie de costumbre, algo involuntario que hacía siempre que se ncontraba en una situación peligrosa o algo así, como si el mero hecho de tocarla le infundiera la calma que necesitaba para no caer presa del pánico. Aun así, lo que la dejó bloqueada en el sitio no fue eso, fue que la vaina estaba brillando muy tenuemente, acababa de lanzar un rayo con la mano con la que la estaba cogiendo y el arma brillaba tenuemente... Pero no era electricidad, era luz. Otra vez.

"¿Qué coño... ?".

Echó un vistazo rápido al psíquico, luego de nuevo a la espada y luego de nuevo a él.

Tenía que hacer algo, y tenía que hacerlo YA, Adirael la había ayudado y ahora era él quien tenía un problema. Balakia tragó saliva y cerró con fuerza los ojos, aquella vocecita en el interior de su cabeza de nuevo la andaba pinchando, "¿Qué crees que estás haciendo?" decía "¡Te has vuelto loca, no llegaste nunca a ser templaria!" pero la evocadora no la estaba oyendo, quería prestar atención a otra cosa.

Desenvainó de golpe con un siseo metálico y la tenue luz blanca que rodeaba la hoja estalló de pronto en un fogonazo cegador, un fogonazo que no se mitigó si no que continuó brillando con una intensidad caústica bañando media sala.

—Ni se os ocurra tocarlo.

La evocadora masculló aquello entre dientes, tenía los ojos ligeramente entornados bien por el resplandor o bien por el esfuerzo de estar haciendo algo en teoría "no compatible" con ella, el caso es que estaba sudando. Era como si toda su concentración estuviera centrada en la certeza de que aquellas cosas no se iban a acercar a su amigo y punto, todo lo demás era secundario. Los miraba fijamente, si querían acercarse a Adirael, tendrían que acercarse a ella que estaba justo detrás.

Y por algún incomprensible motivo que desconocía, tenía la confianza plena de que no iban a hacerlo.

De nuevo la combinación de ambos poderes desbarató las pobres estrategias de los darklings, una vez liberada por las ordenes absolutas de Adirael, Balakia causó estragos entre sus objetivos, matando a tres en tan solo dos unicas descargas.

Los dos demonios restantes, si bien en un principio iban a seguir peleando, el resplandor de la reliquia que empuñaba Balakia los hizo desistir, aquella no era una pelea que pudiesen ganar, tenían mas probabilidades de cumplir sus objetivos prioritarios retirandose por el momento.

Perfectamente sincronizados, ambos saltaron a la pila de contenedores mas cercana, y de ahí, con una agilidad casi imposible para el mejor de los acrobatas, se colaron por una estrecha regilla del tubo de ventilación mas cercano, solo Adirael tendría una minima oportunidad de cortar aquella retirada precipitada, sinó, se irían por aquellos tubos mucho mas lejos del perímetro del almacen.