Partida Rol por web

Adirael no tardó en obtener respuesta por el transmisor.

-Aqui Armadillo uno, recivido, estamos rastrando vuestra posición por la señal de vuestra unidad Toro... bien, os tenemos, extracción en cinco minutos en Union Square.

Era sabido que muchas de las calles estaban inaccesibles o cortadas para los vehiculos, ademas debían moverse por lugares abiertos para evitar emboscadas, y Union Square cumplía con todos los requisitos, ademas estaba apenas a 3 minutos corriendo, a cinco si se iba mas lento, lo que se traducía en un par de calles.

Luego tras unos segundos de lapso, de detras de uno de los armarios, alguien respondió a la llamada de Adirael.

-Pino- ¡Pino está aqui!

Caminó hasta descubrirse ante los presentes.

-Pino- ¿Porque se han disparado Trebor y David? Pino estaba muy asustada, ¿Salvareis a Mari? la pobrecita hace muchos dias que está así y no ha comido nada...

Aquel androide desde luego imitaba el comportamiento de una niña, al fin y al cabo para eso estaba programada, aunque algunos detalles habían sido modificados por la misma persona que yacía en la camilla del toro.

El grupo debía ponerse en marcha si quería llegar a tiempo, mientras alguien le ayudase a caminar Avner podría avanzar en pié, por el momento evitó hablar, pero no era necesario que avisara de lo peligroso que era salir de nuevo a la calle, mas en su situación pero no había otra alternativa.

Observé con curiosidad todo cuanto ocurría a nuestro alrededor, había que ponerse en marcha y aunque me hubiese gustado darle algo de descanso al cuerpo de Avner era inequivocamente necesario que le pusieramos a salvo. Las funciones de pino no eran como las de Alicia, era algo que resultaba obvio nada más verla, era un androide de compañía, o algo similar, sus funciones eran muy limitadas y es probable que la mismisima Yehudit tuviese protocolos mejor establecidos a la hora de procesar y comprender las emociones humanas. Quizás simplemente la habían creado así para que no pudiese expresar una tristeza inexistente, era una forma de evitar lo que muchos considerarían una blasfemia.

 Junto al toro y ayudando a Avner el psíquico se puso en marcha manteniendo controlado el perímetro, no alzaba la voz a fin de no llamar la atención de invitados indeseados, pero contestó al androide con total naturalidad:

 - Un demonio ha alterado sus capacidades cognitivas. - explicó, mientras observaba los cadaveres, comprobando su energía, dudaba de que Balban hubiese fallado en el cometido de asesinarles, aunque estaba seguro de que descuidaba muchos más factores de los que desearía. - Ambos creyeron que el otro era un enemigo hostil y trataron de neutralizar la amenaza.

  Miro de reojo a pino, esperando, por inercia que nos siguiese, después de todo, sus protocólos estarían desañados para situarse cerca de los humanos...

 - La ayudaremos, pronto podrá comer todo cuanto quiera. No te preocupes por ella Pino, está en buenas manos. - ¿Preocupación? Simulada. No existía el sentido del deber. ¿O sí? ¿Puede una inteligencia artificial crear protocólos nuevos? ¿Puede creer en algo una máquina? La paranoia se hacía cada vez más vasta en el universo de Adirael y aún no la consideraba un problema a tener en cuenta, sin duda, pronto lo sería, un problema para relacionarse con los demás, para confiar en las personas que forman un equipo contigo. ¿Era ese el problema de los psíquicos? ¿Es a lo que están destinados? Los ejemplos de los que disponía...sin ninguna duda, acabaron así...

  Saldremos enseguida de aquí.

 - Seguro que el maestro ha sufrido heridas peores. Se recuperará enseguida, ¿Quién va a enseñarnos sino a entender algo de esa jerga demoniaca? - Espetó bromeando mirando a la evocadora y le dedicó una sonrisa.

 No hay héroes ni personas por encima de las normas establecidas, un humano solo en este mundo está condenado a fracasar... Entonces...¿Qué debo hacer? ¿Debo fiarme de Balban o debo esperar el momento en el que Yehudit revele sus verdaderas cartas?

  Sin querer, sacudí la cabeza para alejar aquellos pensamientos.

Balakia volvió a "cederle" la mitad del peso a su compañero y ambos salieron de aquel sitio en silencio. La evocadora iba mirando al frente con el gesto endurecido y pudo notar otra vez la lluvia una vez estuvieron en la calle, escurriéndole en sinuosos regueros por el rostro y el cuello, goteando de la barbilla y los largos mechones de aquella melena negra que mojada brillaba como la tinta.

Le daba igual, a ella le gustaba la lluvia, le gustaban los truenos... pese a que le traían melancolía y tranquilidad a partes iguales, era una sensación algo extraña pero siempre que había tormenta y el ambiente estaba cargado de electrones y olor a ozono se sentía revigorizada.

Por el camino trató de enfriar un poco la cabeza y, de paso, recuperar toda la energía que le fuera posible, las ruinas de la Gran Manzana no eran el sitio más acogedor del mundo precisamente. Lo más en silencio posible, y lo más atenta posible.

Sólo cuando escuchó la voz de Adirael giró la cabeza para dejar de mirar al frente y mirarle a él. Las llamas de la rabia parecían haberse apaciguado un poco por el agua, aunque aun crepitaban latentes en la mirada de la evocadora pero no le saltarían las chispas a él. El psíquico le sonreía y ella no iba a devolverle hostilidad.

—Por supuesto que saldrá de esta—la respuesta fue simple y directa con un tono de lo más neutro, como si le estuviese dando la hora—para algo estamos nosotros aquí.

Volvió a mirar hacia adelante y siguió andando silenciosamente en medio de la lluvia.

—Además, le debo un batido a Yehudit...

Al salir la lluvia volvió a acariciar el rostro del equipo, pero habían entrado seis y habían salido tres, exatamante lo que Balaban deseaba que saliesen... de momento.

Por desgracia, al salir, hasta el malparado Avner notó algo extraño, dados los macabros juegos de Balban le extrañaba que en el exterior no hubiese algun grupo de demonios para hacerselo pasar mal de nuevo a sus escoltas y a él mismo, todo estaba en una calma extraña, una calma que se antojaba sospechosa y artificial, como si las mismas paredes de los edificios les observaran y estubiesen especulando respecto al momento en el que aplastar al grupo.

El paso era lo suficientemente rapido como para llegar a tiempo, pero cuando la salida a una mala situación esta cerca, el tiempo parece ir mas despacio, mas para Avner, cuyo dolor se acrecentaba y estaba adquiriendo una palidez impropia.

Eran dos calles las que tenían que recorrer a pie, formando una "L" a apenas cincuenta metros estaba la esquina y apenas habían comenzado a recorrer dicha distancia cuando algo auguró que salir de allí iba a ser un reto insano. El primero en oirlo, gracias a su excepcional oido fue Adirael, lo realmente preocupante sin embargo fue que lo llegase a sentir en sus pies, al igual que el resto del grupo. Aquellos golpes en el suelo que provocaban pequeños temblores, si eran pasos, eran pasos de algo que superaba facimente una cantidad aceptable de toneladas, ni siquiera una quimera provocaba un efecto semejante.

Avner hizo un esfuerzo por levantar la cabeza y mediante gesto pidió a sus compañeros que se detubiesen, pues aquello que parecía acercarse lo hacía por el camino que iban a tomar. Para calamidad del maestro, sus largos años de observación y estudio de los demonios le daban una idea de cuales eran capaces de provocar un fenómeno semejante y tan... intimidante. Y sus sospechas no tardaron en cumplirse.

Los coches, ahora poco mas que chatarra, hacían un ruido metalico al botar en el suelo, hasta que por la esquina apareció aquel demonio salido de la peor pesadilla. A pesar de que tanto Balakia como Adirael habían hecho una simulación junto a Alicia de un señor del abismo, verlo en la vida real no tenía absolutamente nada que ver, daba igual la calidad del holograma de Alicia o la autenticidad del sonido, cuando aquella bestia apareció a la vuelta de la esquina el corazón de los presentes se estremeció, estaba creada para sembrar el temor en sus victimas con su sola presencia, la lluvia se evaporaba al contacto con las llamas que manaban de su cuepo.

-Pino- ¡Oh no! es un demonio, ¡hay que escapar!

Era evidente para todos que no podrían escapar de él, incluso dejando de lado a Avner, el cual apenas podía caminar, sería casi imposible correr lo suficientemente rapido como para superar la velocidad de sus zancadas. Debían encontrar una salida a lo que aparentemente era una muerte segura. El propio Avner fue el primero en actuar, aun sabiendo lo que eso podía costarle.

El maestro se dejó caer de rodillas, puso una de las palmas en el suelo y comenzó a recitar algun tipo de oración en la lengua de los demonios, pronto se dibujó un pentagrama a su alrededor, y de la nada se materializó una imagen bastante poco familiar para tratarse de un aliado, era un demonio astado.

La bestia era poco mas grande que un gorila de gran tamaño, bramó al materializar su presencia en la tierra, por desgracia aquella invocación consumió las pocas fuerzas que Avner conservaba, tan solo alcanzó a balbucear dos palabras antes de caer inconsciente.

-Avner- Los... Yamato...

El hecho que el demonio no volviera a desaparecer con el desfallecimiento de su invocador, era señal de que Avner no había muerto, solo perdido el sentido. La bestia invocada, sin necesidad de palabras conocía su misión, y no la cuestionaría como haría la misma Yehudit. Bramó de nuevo y se lanzó a la carrera contra el señor del abismo, el cual tambien avanzó para desacerse de la primera e insignificante victima.

 - Curioso...¿no crees? - ¿Coincidencias?

 Dijo con el dispositivo aún en la mano, alzando el puño para que se detuvieran, no había tiempo para dudar de la estrategia a seguir. Ocultando el respeto y el horror que inspiraba aquella bestia salida del abismo Adirael mantenía una fachada interesada, propia de cientificos, de cientificos que mueren a manos de criaturas como aquellas sólo por estudiarlas un poco más. Sintió el peso muerto de Avner en su hombro, él mismo no se encontraba renovado en lo que a fuerzas se refería, pero observar lo que era sin duda una lucha perdida  no afectaba a su moral, no almenos de forma visible.

 - Tomaremos una ruta alternativa - anunció con autoridad mientras activaba la cámara de sus gafas para tener pruebas de lo que allí se habían encontrado. El material filmográfico sería suficiente como para asegurar que la zona no era segura, mal que les pesase...

  Engañados...y ni una sola pista sobre maggie...

 - Vamos Pino, no te separes de nosotros. - Con ojos en la nuca, sin  darle la espalda por completo Adirael se dispuso a guiar al toro, el mismo que, esperaba tuviese un apoyo apropiado para Avner, cargar con él sería exceisvo para el joven psíquico, y restaría movilidad al grupo entero si Balakia seguía ayudandole. - El demonio astado nos dará unos segundos. - A decir verdad esperaba más que unos simples segundos siendo uno de los lacayos de Avner, pero por mucho que se entrergase a su lucha no esperaba una victoria, ni un gesto más heroíco del que ya había visto por parte de la criatura demoniaca.

  - Será un rodeo importante, pero si nos apresuramos llegaremos antes de que pueda alcanzarnos.

 Apagó la cámara en ese mismo instante con un gesto tranquilo de su diestra, la misma que temblaba ligeramente, quien sabe si por temor o por cansancio, o una mezcla destilada de ambas. No había tiempo que perder.

Balakia contuvo la respiración en cuanto comenzó a sentir que el suelo temblaba... ya conocía aquella sensación.

"No... no me jodas... "

Se detuvo cuando Avner les hizo la señal y se mantuvo con la vista clavada en la vuelta de la esquina. La evocadora cogió mucho aire, no podía negárselo más tiempo, lo sabía... sabía lo que saldría de detrás de aquel edificio. Lo sabía demasiado bien...

—Un Señor del Abismo... —masculló masticando las palabras incluso antes de que el gigantesco demonio asomase—¡¿Qué... cojones hace aquí un maldito Señor del Abismo?!

Aquellos terroríficos monstruos eran extremadamente raros de ver y aquél definitivamente había aparecido en el peor momento. ¿Por qué ahora? ¿Por qué allí? la evocadora tenía la sensación de estar reviviendo una macabra y cruel pesadilla. El peor día de su vida.

Tronaba. De nuevo tronaba.

Llovía. De nuevo llovía.

Y aquella cosa... aquel demonio, aquel monstruo de fuego y muerte que sólo dejaba destrucción por allá por dónde pasaba apareció de nuevo allí. Delante suyo.

"Otra vez no... "

La evocadora se había puesto pálida, pero no temblaba, no tenía miedo pues era estúpido causarse a sí mismo el problema del pánico cuando aquella cosa por sí sola ya era un problema bien grande, era otra su lucha. Podría... ¿Podría hacerlo otra vez?

En ese momento, el Avner invocó un demonio astado y se derrumbó en el suelo.

—¡Maestro!—se agachó para cogerlo con un gruñido por el peso excesivo y que no se diera el trompazo padre—¡Maldita sea, Avner! ¡Este no es momento para echarse a dormir!

Observó como el demonio astado corría hacia el Señor del Abismo, aquella robusta criatura podía ser dura pero no tenía la mayor oportunidad contra semejante rival, aguantaría, pero aguantaría muy poco... aunque tenía una idea de por qué el Maestro Invocador había gastado sus escasas fuerzas en aquello.

En ese instante Adirael propuso la jugada y tras ayudarle a colocar el desfallecido cuerpo de Avner en el Toro, le arrebató literalmente el emisor de la mano.

—¡No me jodas, Doomsday!—jadeó por el pequeño esfuerzo—¡Alcanzarnos corriendo es el menor de los problemas de esa cosa!

Por si fuera poco, no podían avanzar a velocidad máxima. Si bien era cierto que los Evocadores solían ser la única esperanza contra aquellos terroríficos demonios por su desmesurada potencia de fuego, no eran la única y Avner se lo había recordado por suerte. Balakia apretó el botón de emisión para hablar por el comunicador.

—¡Aquí equipo de exploración del Maestro Avner!, los Yamato ¿Me reciben?—dijo mirando un momento a ambos lados—Tenemos un Señor del Abismo del tamaño de un puto castillo cortándonos el paso, ¡No nos vendría mal una manita!

Esperaba que la señal del toro fuese lo suficientemente precisa como para que aquellos tankes... acertasen, si no lo iban a pasar realmente mal.

—Será mejor que busquemos donde resguardarnos—le dijo un momento al psíquico—aquí va a haber fuegos artificiales muy pronto.

Aguardó la contestación con el corazón en un puño, como jadeaba un poco y el ambiente era frío se formaban ligeras volutas de vapor en torno a su boca cuando respiraba. Los ojos de la evocadora sin embargo estaban fijos en el Señor del Abismo, dirigiéndole un profundo ceño.

"Esta vez... caerás tu primero"

Pino en efecto se juntó a Adirael dispuesta a correr junto al grupo, pero al ver que Bañakia no corría añadió.

-Pino- ¡Corramos o ese demonio malo nos alcanzará!.

Afortunadamente, la respuesta al llamado de Balakia fue casi instantaneo.

<<Aqui unidad de acorazados, recibido, estamos conectando con vuestra unidad movil...>>

De pronto la unidad toro se detuvo, se dió la vuelta y enfocó con aquella camara similar a un "ojo grande" al señor del abismo, de pronto, de los laterales del cuerpo del robot salieron dos pequeños laseres, y de la camara un tercero, los tres se movieron hasta centrarse en un solo punto, el enorme demonio.

<<Contacto, triangulando posición por satélite... de acuerdo le tenemos, calculando trayectoria, proteged el toro equipo uno....>>

Mientras tanto, nada mas que el demonio astado llegó hasta el señor del abismo, este intentó aplastarlo con el puño, pero el agil demonio logró esquivar el ataque, por desgracia el enorme engendro hizo acto seguido un barrido con la cola, llevandose por delante coches y furgonetas aparcados en la calle y al demonio astado, que quedó empotrado en el primer piso del edificio de su derecha. Una vez superado aquel "pequeño" obstaculo, el señor del abismo cojió una de las furgonetas destrozadas, se desharía del equipo entero con un solo lanzamiento, almenos que estos lograran pararle.

 - Esperaba que hicieses eso mismo...pero sin recurrir a los Yamato. ¿De verdad no confías en que podamos llevar a cabo nuestra función?

 Avner había dado una recomendación, aunque quizás muchos lo entenderían como una simple orden, ¿en verdad importaba? Adirael estaba cansado desde el principio de luchar, llevaba una eternidad en las calles luchando, luchando por llevarse alimento a la boca, por escapar de predadores el cuadruple de rápidos que él, de voraces, de peligrosos...y desde que estaba en Elysium, pocas cosas habían cambiado...él pretendía cambiarlas radicalmente. ¿Qué le impedía luchar contra un ser como aquel? ¿Qué esperaba hacer contra las fuerzas supremas de su ejercito si nisiquiera podía derrotar a algo tan sumamente insignificante? Nada. No podía esperar absolutamente nada, tenía que superarse, y si Balakia no quería correr, él no iba a hacverlo, pues si algo le impedía actuar con libertad era la responsabilidad que le unía con los de su especie...

   Liberarse....de esta carga....

 El cuerpo de Adirael expulsó su energía sin contención alguna, como había observado en los evocadores, no sería visible, pero enrarecería su figura haciendola borrosa.

 - Puede que nos haga caer. Pero no existe nada capaz de impedir que volvamos a levantarnos. Esa criatura no merece una victoria ante nosotros, y no pienso permitir que obstaculice mi camino un ser tan insignificante.

  Hablaba muy en serio, no sonreía y se mostraba suficientemente tenso como para imponer su poca voluntad. Puede que no fuese suficientemente fuerte para detenerlo, pero le daba igual escupir sangre durante meses si aquel día, si hoy, se imponía a todo aquello de lo que había estado corriendo.

  Estás harto de tener responsabilidades para con otros, tus fallos son la muerte de los que te rodean. ¿Y qué? Tarde o temprano todos tenemos que morir.

 Se echó hacia atrás y observó al demonio con ira.

La fuerza telequinética aprisionó de manera brutal el enorme brazo del señor del abismo, impidiendo cualquier otro movimiento de alzar o mover la furgoneta, la cual se termino cayendo de su mano mientras gruñía. Quizá había subestimado a sus pequeñas presas...

El segundo intento de Adirael fue quizá demasiado ambicioso, parar a semejante mole sería una tarea complicada hasta un psiquico con la potencia telequinética de Eva, Adirael pudo comprobar como la enorme fuerza del demonio se sobreponía a su poder.

Balakia sonrió de medio lado, de nuevo con aquella sonrisa desenfadada suya cuando escuchó a Adirael.

—No te confundas, genio—respondió—si he hecho lo que ha ordenado Avner es para que luego no me caliente la cabeza con todas esas monsergas de "obedecer a los superiores", que no hay quien las soporte. Además, llegas realmente a salir corriendo y te frío a puntapiés.

Estiró los brazos a ambos lados con las manos crispadas "en garra", y sendos chispazos saltaron de esta empezando a centellear entre sus dedos.

—Pienso darle para el pelo de que disparen...

Los sinuosos zarcillos de electricidad serpenteaban lamiendo el suelo y erizando superficialmente la melena de la evocadora. El aire estaba cargado de electrones por la tormenta y aquello se notaba. Cambió de postura las piernas como si se preparase para el retroceso de un bazooka o algo así y en ese momento Adirael pareció hacer algo porque el brazo del Señor del Abismo crujió de forma extraña y la furgoneta calló al suelo ruidosamente,

"Minipunto para los psíquicos"

Balakia se había puesto seria de golpe otra vez, parecía estar acumulandouna cantidad ingente de energía porque los dos relampagos que estaba creando iban ganando una luminosidad casi molesta.

—Que quede claro. Cuando hay tormenta...

Cerró el puño izquierdo y lanzó la primera descarga que rugió rivalizando con los propios truenos de la tormenta , era un rayo descomunal, así que en efeto debía haberlo potenciado de alguna forma.

— ... ¡La que pone los fuegos artificiales SOY YO!

El cielo se iluminó con un trueno y en ese mismo momento, Balakia cerró también el puño derecho lanzándolo hacia adelante, otro cañonazo de energía pura retumbó en el cuerpo de los presentes devorando la distancia entre ellos y el temible demonio en un parpadeo y emitiendo un destello cegador.
A grandes males, grandes remedios. La evocadora había quemado una cantidad inmensa de energía en aquello, empezó a jadear al instante sofocadamente, también a sudar. Incluso le temblequearon un poco las piernas... pero no podían subestimar a aquél monstruo. No debían. Sólo esperaba que los tankes disparasen pronto.

"No pienso volver a huir... monstruo asqueroso, ¡esta vez no!"

Los relampagos salieron proyectados a la velocidad endiablada que les caracteriza para terminar impactando de lleno contra el enorme engendro, fue entonces cuando Balakia pudo comprovar cuan duros podían llegar a ser incluso sin poseer una resistencia natural a ese elemento. En cualquier caso, si alguien poseía los dones mas adecuados para detener a aquella bestia, esa era la evocadora, esa había sido la función de los que son como ella desde que aquella guerra perdida empezó, desde la mismisima Yanila hasta Balakia.

El segundo relampago provocó una explosión azulada en el pecho del demonio, dejando un boquete visible en su gruesa piel, su posterior bramido podía interpretarse como dolor, tanto fue así que hincó la rodilla en el suelo para no caer victima del desequilibrio. Pero aun no era suficiente ni mucho menos como para acabar con su vida, por suerte para los soldados de Elysium, no estaban solos en aquella contienda...

<<Fijado, equipo uno poneros a cubierto, fuego en tres, dos, uno...>>

Se cortó la transmisión, ovbiamente todos los que permanecían con los acorazados necesitarían ambas manos para taparse los oidos.

Se produjeron unos segundos de silencio mientras el señor del abismo volvia a levantar dispuesto a emprender la carrera contra el equipo de Avner, pero no llegó a dar un solo paso, el toro automaticamente se puso a cubierto y se oyó un silbido proveniente del cielo, acto seguido, todo saltó por los aires.

Todo vehiculo cercano a la explosión salió despedido varios metros, asi como todos los cristales en de los edificios de la manzana, incluso aunque el equipo cercano a la explosion estuviese prevenido, con las orejas tapadas y a cubierto, la fuerza del impacto tumabaría a todos y haría que los oidos dolieran durante un rato. Pero todo contratiempo sería poco teniendo en cuenta el resultado, el trozo mas cercanoo del señor del abismo estaba incrustado en las paredes de los edificios cercanos, dejando via libre a los supervivientes (bordeando el enorme crater claro está).

El tiempo ahora era muy ajustado, si el armadillo no había llegado a Union Square, no tardaría en hacerlo, pero otra transmisión sacó de dudas al equipo. Era Jimmy, el ingeniro que conducía el transporte, parecía extremadamente alterado.

<<¡Aqui armadillo uno, no se que coño esta pasando pero esta zona de riesgo bajo no tiene nada! ¡Equipo uno, sera mejor que esteis ahí cuando llege porque esperar no va a ser una opción!>>

Al llegar a la enorme plaza donde hace unas horas habían comido tranquilamente en compañía de Avner y Yehudit, no había nada, pero pronto de entre las calles comenzó a escucharse el potente motor del armadillo a todo lo que daba. Entró en la plaza medio saltando y arrollando varios coches ya de antes destrozados, iba a mas de 120 km/h por una calle que era complicado ir a 50. Una vez en la plaza se llevó por delante bancos y barandillas hasta colocarse derrapando cerca del grupo y detenerse. La transmisión no se hizo esperar, y fue bastante clara.

<<¡VAMOS VAMOS VAMOS!>>

Enseguida quedó revelada la fuente de la inquietud del piloto, de tres calles a la vez (una de ellas por la que el armadillo había venido) comenzaron a salir autenticas oleadas de stalkers, cientos y cientos de ellos, y a paso mas lento minions y multitud de demonios menos frecuentes. Estaba mas que claro que aquella cantidad de demonios era imposible que estubiesen en esa aprte de la ciudad cuando el equipo llegó.

 Taparse los oidos con ambas manos no sería suficiente para Adirael. Su sentido agudo del oído era a la par un privilegio y un defecto, sólo el silbido del proyectil lo ensordeció y la explosión simplemente lo dejó completamente fuera de juego. En ese momento todo estaba borroso para el psíquico, no somos conscientes de lo mucho que nos apoyamos en ese sentido para movernos...nuestro propio equilibrio depende, en parte de él, y estaba demasiado aturdido como para abrir los ojos. El dolor era intenso y no podía dejar de preguntarse si debajo de aquella marea de metralla no se estaría ocultando la sensación húmeda y viscosa de su sangre brotando por sus oídos...

  No tuvo tiempo para comprobarlo. Apenas si oyó algo de lo que dijeron por el comunicador, un pitido intenso inhundaba su cabeza, nublandola por completo. sus primeros pasos fueron dubitativos, renqueantes, de forma que su cuerpo se ladeó peligrosamente hasta el punto de estar a escasos instantes de caerse de bruces contra el suelo. Haciendo acopio de coraje, fuerza de voluntad, o simple deseo de sobrevivir, separó sus manos de la cabeza, dedicó una mirada con los ojos entrecerrados a Balakia, buscandola, pues había perdido su posición y la del toro durante la explosión. Afortunadamente sus ojos no se habían visto afectados, y su vista alcanzó a informar a su cerebro de que debía avanzar, el armadillo estalla allí y tenían que salir cuanto antes de aquella trampa.

  Balban sabía que podemos salir de esta...y sabía que podíamos hacerlo de esta forma. Se dijo casi sin oirse en su propia mente. Él...sabe demasiado como para permitirle...vivir.

 Por un instante se preguntó si no solo estaría dentro de alguien en la base, sino...de si era lo suficientemente poderoso como para ver a través de los ojos del psíquico. ¿Paranoia? Quizás fuese una explicación no tan descabellada. Tenían que llegar pronto al Geofrente, allí...debía de mantener una larga y profunda conversación con Eva, sólo así podría abrazar el verdadero caos que había en todo aquello. Subiría al armadillo en cuanto recogiesen a Avner y a la enferma, a pesar de su falta de concentración y confusión cognitiva reparó en Pino. No discutiría con Balakia por ser el último en entrar, pero se sentía mucho más seguro si los veía sanos y salvos antes de poner su propio trasero a salvo.

Balakia ya estaba dispuesta a lanzar otro relámpago, es más, su mano derecha comenzaba a chisporrotear cuando de pronto escuchó aquél espeluznante silbido. Su cabeza se giró lentamente hacia atrás con los ojos muy abiertos y vislumbró la luminosa estela del proyectil.

"Oh... Dios"

El mundo estalló literalmente. El estampido del cañonazo del Yamato fue tan atroz que la lanzó hacia atrás rodando y perdiendo la noción de "arriba" y "abajo" tras la cuarta vuelta de campana. La evocadora gritó cuando un dolor punzante le atravesó la cabeza de oído a oído pero no se escuchó a sí misma, todo lo que percibía era un pitido estridente.

Una vez se detuvo lo hizo boca abajo y cubriéndose con ambas manos la cabeza, una lluvia de asfalto pulverizado, polvo y piedrecitas muy pequeñas la roció repiqueteando contra el suelo. Un tapacubos pasó rodando por delante suyo y un coche se estampó contra una farola varios metros más atrás

"Toma fuegos artificiales... JO-DER... "

Tosió sofocadamente intentando meter aire en sus doloridos pulmones, le sangraba un oído por el hiriente bombazo aunque el hecho de que escuchase el pitido reflejo de éste delataba que no se había quedado sorda... Pero estaba mareada y le dolía todo. Sacudió la cabeza y se arrodilló con movimientos torpes, parpadeó un par de veces entre abriendo los ojos y buscando a Adirael entre el caos que acababa de montarse. El psíquico andaba cerca, el toro se había puesto él solito a salvo. Del Señor del Abismo sólo quedaba una mancha grasienta en medio de un inmenso cráter.

Se puso en pie tambaleante pues todo le daba vueltas, llevaba una mano en la cabeza y un ojo algo cerrado en un gesto de dolor, hasta renqueaba, pero se obligó a acercarse a Adirael.

—Hey, g... genio—masculló con aquella especie de "mote cariñoso" quele había puesto al psíquico—¿Es t... tás entero? vámonos de aquí antes de que a alguien se le ocurra soltar una bomba nuclear...

Guiaría al toro en parte apoyándose en él y en parte trotando todo lo rápido que podía al lado suyo, aunque fuese cojeando. Por el camino, separó la mano de la cabeza y la apoyó aferrando la empuñadura de la espada templaria que colgaba de su cinturón.

Acompañados por los truenos de tormenta y el aguacero que caía, llegaron a Union Square y la irrealidad se multiplicó por tres, el armadillo llegaba corriendo perseguido por un auténtico mar de demonios.

—¿Pero qué... ?—Balakia parpadeó con lo ojos abiertos de par en par mientras seguía con la vista el derrape—¡¿Los putos demonios se han montado la fiesta de fin de año antes de tiempo o qué coño está pasando aquí?!

Los gritos de prisa por radio hicieron que le doliesen los oídos, emitió un gruñido y empujó el toro rápidamente para que entrara por allí, esperó a que Pino entrase y cuando Adirael pareció querer quedarse el último en subir se giró agarrándolo por un brazo y tirando de él entre jadeos. Si subían, subirían a la vez, no pensaba volver a dejar que nadie le cuidase las espaldas a riesgo propio.

Nunca.

En el interior del armadillo esperaba el equipo dos, que venía de otra parte de la ciudad en la que curiosamente, las cosas habían sido infinitamente mas tranquilas. Ayudaron a sus compañeros a subir y una vez dentro se apresuraron a colocar a todos, incluidos los heridos de forma que no saliesen volando por la carrera precipitada y necesaria del ingeniero piloto. Por suerte, aquellos vehiculos, aunque no iban equipados con una fuente de energía galaxy como los enormes Yamato, su motor a gasolina daba mas que de sobra para perder las mareas de demonios a traves de las calles, a eso se sumó la notable destreza del piloto, dando resultado el alcance de las afueras de la ciudad en pocos minutos. Una vez el vehiculo avanzaba en linea recta, dos de los cazadores del otro equipo, desabrocharon sus cinturones y se pusieron a atender a los heridos, prestando especial atención al maestro Avner que aun yacía inconsciente en el toro y comprobando el estado de la unica superviviente que habían encontrado (y sacado con vida de las calles de Nueva York) todos los equipos.

<<Aqui Jimmy a unidad acorazada, nos marchamos, alcanzaremos vuestra posicion en un minuto>>

El otro armadillo de la misión tambien se había reunido con los enormes tanques, y pronto el vehiculo en el que viajaban Adirael y Balakia tambien. Los Yamato ya habían adoptado su configuración normal y de nuevo el convoy FourHope se ponía en marcha para volver a Elysium.

Tras algo mas de dos horas de viaje en las que consiguieron estabilizar al maestro hasta que recibiera tratamiento en la base, se escuchó la esperanzadora transmisión.

<<Aqui FourHope a Elysium, ya estamos de vuelta, enviando codigos de acceso, tenemos un herido grave y un superviviente en pesimas condiciones, preparen asistencia médica inmediata. Notas: El herido es el maestro Avner.>>

<<Aqui central, recibido, bienvenidos de vuelta FourHope, acceda por la ruta cuatro>>

Durante todo el trayecto los soldados comentaban lo que habían recojido, pero sobretodo comentaban acerca de aquella enorme oleada con la que se habían encontrado en la zona del equipo de Avner. Pino hizo una unica pregunta a Adirael.

Pino- ¿A donde vamos?...