Las ojas del arbol se mecieron por la suave brisa mientras el sol calentaba ambos cuerpo en una sensación tan agradable que adormecía, pero aquella sensación no duró mucho mas.
El sonido del depertador taladró el oido de Balakia, de nuevo volvió a la realidad, a su habitación en Elysium, que a pesar de ser un lugar comodó y cálido, estaba muy lejos de ser aquel piso de alquiler por la que ambas tenían tanta ilusión. Ese fue otro sueño frustrado de entre los miles de millones que desaparecieron con la aparición de las hellgates.
Las luces se encendieron suavemente para que la evocadora fuera despertando. Cada vez se hacía mas dificil levantarse, mas ahora con el recuerdo de Alex y el de Vexille en coma y al borde de la muerte. Pero en la soledad de su apartamento, había una pequeña luz que se esforzaba por aullentar todo aquel pesar en Balakia: una pequeña cesta de mimbre en la mesa de su pequeña cocina con una nota escrita a mano encima.
Icluso despues de la confesión de Yehudit acerca de lo que sentía por Balakia, de lo que realmente era para ella, aquel detalle bien pudiera significar algo mucho mas profundo para alguien minimamente observador. Era una actitud confusa de la sucubo, pero en aquel momento fue lo unico que incitaba a Balakia a no estar triste.
¿Que podía perder aquella joven? despues de escuchar la voz de Pino, su mente fue despertando y creyendo en la ayuda que aquellas voces parecían estar intentado brindarle.
Maria no se movió un apice mientras Pino ayudaba a retirar la venda de los ojos, una vez retirada la joven permaneció con los ojos cerrados, notaba luz, el primer rastro de luz verdadera que había visto en muchos dias. Y finalmente, muy poco a poco sus ojos comenzaron a abrirse, timidos, temerosos...
Eva había insistido mucho en el pasado que la mente humana a pesar de lo que la ciencia había avanzado, aun guardaba secretos, muchos de ellos relacionados directa o indirectamente con el concepto de Realidad Personal, inherente a todos los seres humanos, y la maestra psiquica era la primera sorprendida, pues Balban estaba siendo derrotado... por unas gafas.
Adirael comprobó la autentica belleza de aquella joven de ojos azules, de rostro expresivo y tez rosada y suve, vió como el iris empequeñecía para impedir que la luz dañase dañase la pupila, vió como sus ojos trataban de enfocar a traves de aquellos cristales gruesos y fuertemente graduados.
Pasaron largos segundos en los que Mari se quedó mirando a Adirael, luego sus ojos buscaron al resto de los presentes sin reacción adversa alguna. Todos los presentes suspiraron y se alegraron mientras Mari posó su mirada finalmente en Pino.
-Pino- ¡MARIII! ¡Puedes verme!
-Mari- Puedo... verte.... Pino.
Se volvieron a abrazar de nuevo, la alegría del androide no parecía tener fin, y mientras ambas permanecían abrazadas, Mari volvió a mirar a los presentes.
-Mari- Gracias... pero... ¿quienes sois? ¿donde estoy?
Scott con una sonrisa de oreja a oreja se adelantó.
-Scott- Jajajaja, estas a salvo, pero las preguntas luego, ahora tienen que ponerte algo de ropa y eso ¿no?
Mari solo llevaba el camison de paciente, y se ruborizó rapidamente. Hitomi lo asesinó con la mirada, se levantó y condujo al maestro ingeniero empujandolo hasta la puerta.
-Hitomi- ¡Ahj! Hermano, no tienes remedio, ale, todos los hombres fuera, venga venga venga...
Aquello tambien iba para Adirael, pero se notó enseguida el tacto mas sutil y agradecido para con este, Hitomi le habló en bajo antes de que saliera.
-Hitomi- Gracias, Adirael...creo que no lo hubiesemos conseguido sin vosotros.
Eva, satisfecha, no vió razón para quedarse, lo cierto es que se alegraba de que hubiesen necesitado tan poco su ayuda y de que su alumno, en estos casos en los que ni ella estaba segura de nada, cada vez demostraba mas recursos. Estaba cansada, y aunque su paso fue lento y tranquilo, iria directa a la escuela, con o sin la compañía de su alumno.
-Scott- ¡Jajaaaaa!
El maestro ingeniero rodeó con el brazó amistosamente a Adirael.
-Scott- Parece que de nuevo nos sacais las castañas del fuego, ya te invitaré a algo en la cantina si nos vemos ¿eh?, ale a seguir con el trabajo, a ver si en unos dias logro que esa princesita se una a nuestra escuela.
Dicho aquello, si Adirael no le detenía se marcharía medio corriendo de alegría hacia la escuela de ingenieros.
Aohra te abro las habilidades de especialización.
Adirael quedó inmovil mirando sus ojos, puede que los observara desde una perspectiva adolescente, curiosa, biológica, o puede que sólo registrase los patrones en los que se movía su pupila, tomando en cuenta la intensidad de las luces, la proliferación de sombras en su línea de visión y su reacción fisiológica a diferentes estímulos externos. Puede que simplemente...la mirase.
Fueron segundos largos, pero no tensos para el psíquico que estaba preparado incluso para que le golpeasen desde atrás y lo dejasen inconsciente, no podía ser muy diferente a lo que le ocurrió hace no tantos minutos intentando imponerse ante Balban. Todo era más sencillo con poder, aunque el poder conllevaba una responsabilidad que ni Adirael estaba dispuesto a asumir, no almenos todavía.
sólo la intervención de Scott le sacó de su aparente estado de extasis para que cualquiera pudiese comprobar que no estaba más que observando con la curiosidad, a veces fría, con la que miran los psíquicos las cosas que tratan de comprender. De todos modos le ofrecía a Mari una sonrisa para nada tímida.
Cuando era evidente que lo mejor era salir de allí el psíquico se dispuso a hacerlo, no sin antes darle un consejo a la mujer que se unía a sus filas, no pasaría por alto la relación de Hitomi y Scott, aquella era una clase de información que le gustaba poseer, quien sabe porqué motivo, quizás sólo para establecer unas bases estructurales en las relaciones que mantiene cada uno de los factores, entiendase individuos, con los demás. La relación es importante se mire donde se mire, y más si es en las teorías de la información.
¿Qué pensaría Shannon si escuchase los pensamientos de Adirael? Quizás no hubiese pensado de una forma muy diferente el día que formuló su teoría.
- Bienvenida. Te aconsejo que tomes con calma todo lo referente a este lugar, si nadie se ofrece a hacerte de guía, puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?
Imprimió más énfasis en su sonrisa durante unos segundos y esta casi llego a perderse cuando afronto con seriedad las palabras de Hitomi.
- Somos un equipo.
Le respondió orgulloso antes de que Scott acabase por sacarle una carcajada.
No tiene remedio.
Disfrutaba con la compañía del ingeniero.
- ¡Eh! ¡A ver si es verdad! - puntualizó en lo referente a tomarse algo en la cantina - ¡Seguro que sería una ingeniero genial! ¡Pero tampoco la presiones demasiado!
Le dijo ya mientras éste se marchaba, y acompañando a Eva alzó, en último momento la diestra para despedirse de Sunders, de Hitomi y de Mari.
- Pino, portate bien ¿eh? Ahora tendrás que cuidar de Mari hasta que se recupere por completo.
Ladearía levemente la cabeza y ya en el exterior tendería la mano a su maestra para volver a la escuela.
No hubo respuesta del interior, era de suponer que el estado de Vexille ya no dependía de la ciencia, sino de su propio espiritu, la doctora Sunders había hecho todo lo que había podido y ahora descansaba. Tan solo cada cierto tiempo pasaba haciendo la ronda una enfermera, aunque el monitoreo de Alicia era la mayor garantía.
El nerviosismo de Balakia se tradujo en un efecto que ya había experimentado con anterioridad, Alexandra, aquella que había estado tan presente ultimamente en sus sueños, volvió a presentarse allí, al lado de su amiga, una imagen luminosa, angelical, tranquilizadora... la evocadora sabía bien que aquello era producto de su mente, que era en los momentos dificiles cuando el eco de su espiritu se reflejaba en su cabeza y se materializaba aquella imagen, no era real. La joven de cabellos dorados tan solo sonrie a su amiga, dandole animos ayudandola a abrir aquella puerta, pues todo va a salir bien.
Nada mas abrirse la puerta lo primero que se apreció fue algo de oscuridad, las luces estaban bajo minimos, lo justo para caminar por la habitación sin tropezarse con algo, y lo justo tambien para diferenciar una silueta humana al lado de la cama donde yacía Vexille. Aquel cabello increiblemente largo y blanco, aquella figura debil y delgada, era Eva, tenía la diestra posada en la frente de Vexille, pero al abrirse la puerta, la retiró rapidamente, es mas, miró en dirección a la puerta y se asustó, frunció el ceño y retrocedió. Pero lo que mas inquietaría a Balakia, es que Eva no la había mirado a ella en ningun momento, sino que parecía haberse inquietado al mirar a la diestra de Balakia donde de encontraba la celestial imagen de Alexandra imagen que desapareció en ese instante en un parpadeo.
La maestra psiquica adoptó despues de aquello su actitud fria habitual, cojió su tan amado oso de peluche y se dipuso a irse como si nada hubiese pasado, solo Balakia se interponía ahora en su camino, y esperó a que se apartara sin decir palabra.
Balakia fue a abrir la puerta una vez no le respondió nadie pero sorprendió al descubrir que los dedos le temblaban, ¿por qué era tan difícil abrir aquello? ¿Era por el estado en el que esperaba encontrar a la evocadora de hielo? ¿Era porque realmente no sabía qué hacer? suspiró y dejó caer el brazo y la cabeza... pero cuando fue a levantarla casi le da un ataque.
Por el rabillo del ojo vio algo luminoso a su lado, lo miró y se topó con aquella misteriosa imagen de Alexandra, cosa que la hizo ahogar un respingo y dar un paso atrás, no por miedo, si no porque obviamente lo último que se esperaba era aquello. Parpadeó un par de veces, confusa, luego sacudió la cabeza pero todo lo que vio fue que la misteriosa imagen de Alexandra le sonreía.
— ......
No sabía por qué ocurría aquello, pero sí sabía que de alguna forma era como si aquel misterioso "fantasma" le diese ánimos siempre. Tragó saliva con el corazón algo acelerado, por desgracia también sabía que por muchas ganas que tuviera de abrazarla, no iba a resultar...
Su mano agarró el pomo de la puerta y lo giró para entrar dentro. Sin temblar.
"M-Madre... creo que la falta de sueño me está afec... "
Se sorprendió porque no le había contestado nadie pero Eva estaba dentro y a la evocadora no le extrañó mucho que mantuviese aquella extraña postura, tenía entendido que los psíquicos podían hablar por telepatía... ¿podían "meterse" acaso en la conciencia de alguien? lo que sí que le cortó la respiración fue que la Maestra pareciera mirar a... ¿Alex?
"... tando a la cabeza".
Parpadeó desconcertada y miró alternativamente, sin girar mucho el cuello a la misteriosa aparición y a Eva.
"La ... ¿ha visto? no, espera... e-eso no tiene sentido... creo. ¿Qué pasa aquí?".
—Oh... —titubeó—e-esto... perdón, creí que no había nadie.
Esbozó un leve sonrisita de disculpa por un momento, luego se rascó una mejilla sin saber muy bien qué decir, no había cruzado palabra con la Maestra Psíquica y francamente no sabía cómo tratarla, no pensaba que fuese rara pero se sentía muy torpe interactuando con alguien que hablaba tan poco... si es que hablaba porque juraría que sólo había escuchado su voz una vez y había sido el primer día que llegó a Elysium, le costaba recordarla.
Eva por supuesto continuó muda y se limitó a agarrar su inseparable peluche y a dejar claro que quería salir, de hecho, Balakia tenía la sospecha de que si no fuera porque era alguien más bajito y más frágil que ella, habría continuado andando para pasarle por encima. Como no sabía si la había molestado o no, suspiró y se echó a un lado dejándola pasar, luego cerró la puerta y entró para ocupar el sitio que ella había ocupado.
Nunca había visto a Vexille tan silenciosa como para no saber qué decir estando con ella y aquello era triste, ha habían tapado con la manta pero sabía de sobra que su amiga había perdido tanto los brazos como las piernas. Estiró una mano y le acarició la mejilla con un dedo, estaba fría como siempre.
—Hey... carambanito, soy yo—encontró la entereza suficiente como para esbozar una sonrisita triste—anda que... y-ya te vale, tenerme aquí preocupada tres días, eh.
Dejó la mano sobre la cama, junto a la almohada. Por supuesto no esperaba que le contestara pero simplemente era como si necesitase oír su propia voz decir aquello.
—Te... estoy guardando el sitio hasta que vuelvas, Elena me ha ascendido a cabo primero—rió suavemente por lo bajo sin alegría—¿Te imaginas? yo sustituyéndote a ti. Los pobres soldados deben estar muertos de miedo...
Se trataba simplemente de uno de los chascarillos que normalmente soltaría delante de ella para quitarle hierro a las cosas claro que en aquella ocasión le costó de verdad tratar de idear algo gracioso. Suspiró y se inclinó ligeramente sobre la cama, apoyando las dos manos en el borde, entrelazadas en un puño como quien está rezando y apoyando la frente entre ellas, no estaba rezando propiamente dicho pero aquel gesto... era como algo reflejo, algo instintivo de quien trata de pedir al destino o a alguna entidad con poder suficiente para que un milagro se cumpla.
—D-Dicen que... te darán por perdida si no despiertas en una semana—murmuró cerrando los ojos, la larga y rebelde melena negra como el ónice se deslizó ligeramente por uno de sus hombros—pero tú no eres de las que se rinden, sé que eso no va a pasar. Y Leon también está esperándote...
Tragó saliva y se quedó callada.
"Ten fe... hasta en los momentos más oscuros... ten fe... " repitió de memoria aquellas palabras que permanecían por siempre grabadas a fuego en su memoria "A-Alex, ¿por qué es tan difícil?"
Cogió mucho aire pensando una vez más en lo mucho que admiraba a su amiga, a aquella entereza inquebrantable que era capaz de mostrar en todo momento, en su perenne sonrisa que nunca nada lograba borrar. Balakia siempre iba detrás, tratando de alcanzara, tratando de mejorar ara superarla ya fuera en una pelea por un edredón, en el tiempo que podía aguantar en sorber un batido, en correr... aquello eran los juegos de dos niñas despreocupadas pero como adultas, la evocadora que tras años de sobrevivir en las ruinas de Nueva York junto a ella había terminado por convertirse en alguien hastiado de la vida, había prometido tratar de tener aquella fe que en su amiga era férrea como el acero. Le costaba, le costaba muchísimo pero era su palabra y trataría de hacerlo con todas sus fuerzas, la fe a fin de cuentas era creer en algo imposible, los milagros eran algo imposible.
Y ella creía en los milagros.
— ... yo creo en ti.
La maestra psiquica no contestó, pero si miró a Balakia, la miró fijamente a los ojos, no era la primera vez, aquella mirada era un total enigma. Con paso muy tranquilo pasó por al lado de Balakia sin que dichos pasos se escucharan y aquella pequella y bella silueta se fue alejando por el pasillo, como el fantasma que parecía ser, como si fuese la persona mas solitaria de todo el geofrente.
La habitación continuó poco iluminada despues de que Balakia cerrase la puerta de nuevo, no se oia nada fuera, apenas había ruido en el centro medico, salvo el que pudiera hacer alguna enfermera andando por un pasillo lejano.
Vexille tenía multitud de aparatos conectados que monitoraban su estado, el cardiograma emitía un *bip continuo y muy bajito, y su respiración asistida apenas se escuchaba. Su rostro impasible era bello como pocos, una belleza que a menudo pasaba desapercibida detras de sus habituales chascarrillos, expresividad, detras de aquella mascara que hacía a Vexille encantadora... a su manera. Pero cuan cruel destino que ahora se hayaba postrada en una cama, sin extremidades, numerosas vendas ayudaban a cicatrizar lo que quedaba de ellas y era simple y llanamente, una imagen digna de hecharse a llorar, sobretodo si antes se había conocido a aquella jovial mujer.
Cuando Balakia terminó de hablar, las paredes de la habitación se le hecharían encima, pues solo hubo silencio como respuesta, ¿solo eso?... pasados unos segundos, si Balakia alzaba la vista, vería algo que podría sacarle el corazón del pecho, Vexille abrió los ojos, los abrió y se quedó mirando al techo...
En lo mas profundo del corazón de Balakia pudo saber exactamente que pasaba por la mente de la evocadora en esos instantes, en los que finalmente solo se atrevió a mirar en la dirección de Balakia, su rostro apenas varió...
-Hey... que me voy a poner... roja...
Y habló sin mas, le cosataba, pero quedó claro que Balakia solo tuvo que esperar segundos para presenciar el milagro que deseaba, o como dijo en su momento Yehudit, para presenciar "algo que no entendía".
Aquello había sido un intento de buen humor, pero a pesar de que Vexille no sollozó, comenzaron a brotar lagrimas de sus ojos sin que su expresión variase.
-Estaba soñando... no sabía donde estaba... estaba perdida...
Aun no enlazaba bien las palabras...
-...era de noche... no veía a los demonios... pero estaban allí... yo solo quería correr... para verlos o para alejarme... pero no podía, mi cuerpo no se movía... entonces apareció un caballo... un caballo blanco precioso... se tumbó a mi lado para ayudarme a subir... luego corrió, galopó lejos de donde estaba... creí que me llevaría al cielo por fin... pero el muy cretino me trajo aquí de nuevo...
De no ser porque le costaba respirar, se hubiese reido a la vez que lloraba. Vexille estaba despierta, pero aquello estaba lejos de ser una situación digna de alegría.
Balakia tenía el rostro entre las manos y no había visto que Vexille había abierto los ojos... pero cuando escuchó su voz levantó la cabeza de golpe conteniendo el aliento con los ojos muy abiertos, sus pupilas se habían vuelto tan pequeñitas que parecía que estos fuesen totalmente azules. Durante los primeros segundos fue incapaz de reaccionar, simplemente se la había quedado mirando así, de hecho ni respiraba hasta que de pronto soltó el aire sofocadamente al darse cuenta de que estaba apunto de ahogarse.
—I-Idiota... —musitó con voz temblorosa—Idiota... ¡Idiota!... ¡¡ERES IDIOTA, VEXILLE!!
El primer impulso fue abrazarla hasta que se le rompiesen os hombros pero por suerte su sentido común logró impedir que hiciera aquello desde lo más profundo de su mente así que en lugar de eso se limitó a apretar la cabeza en el hueco que había entre la mejilla y el hombro de su amiga, rodeándola con un brazo por encima en lo más parecido a un abrazo que podía darle sin hacerle daño.
—¡¿Q-Qué coño me estas contando de un caballo?!—la evocadora de hielo por supuesto estaba helada y Balakia no tardó mucho en empezar a tiritar un poco pero no parecía tener intención de separarse—ni caballo, ni caza del ejército, s-si te aparta de mí le c-cae tal relámpago encima que vuelve echando ostias... ¡JODER!
No tenía claro si estaba triste, si estaba feliz o si estaba cabreada... o igual estaba las tres cosas a la vez. El caso es que si no llega a estar sentada lo más probable es que se hubiera caído al suelo porque sentía una flojera nerviosa que impedía que el cuerpo le respondiese.
"Gracias... gracias... gracias... gracias... gracias..." tragó saliva "g-gracias... "
Vexille estaba llorando aunque en aquel momento no tenía claro si era por su desgracia, de alegría o por simple confusión. A la propia Balakia le costaba determinar su propio estado de ánimo pero lo del caballo... ella ya había visto un caballo blanco una vez, en un puzzle.
"Como haya sido cosa suya s-se libra porque fijo que si le dan un abrazo se rompe... se... se... D... Dios... "
Por suerte estaba con el rostro escondido contra la almohada de modo que lo pudo ocultar perfectamente pero a ella también le costaba contener completamente las lágrimas ya que alguna que otra se le escapaba solo que las suyas si que eran de felicidad. Arrebujó más la cabeza y su voz sonó amortiguada por tener el rostro contra el hombro de Vexille aunque tal vez se tratase de un truco muy bien disimulado para que no se notase que le temblaba la voz.
—Y d-de "al fin" nada. A ti no t-te libra ni Dios de tener que soportar... m... me...
La última parte de la frase casi no le salió, la voz se le había atascado en la garganta. Tenía la impresión de que lo lógico sería avisar a la doctora de turno pero... ¿Para qué estaba Alicia? ella sólo quería quedarse conforme estaba, simplemente así, disfrutando que su amiga hubiese vuelto con ella.
Vexille trató de sonreir, comprendía como debía de sentirse su amiga.
-Tranquila, tu eres una de las pocas personas que me hacen querer quedarme aqui... te tiraría de los mofletes pero... creo que lo dejaremos para otra ocasión ¿eh?...
Acababa de despertar y ya aquello parecía algun tipo de broma con respecto a su estado, desde luego era la misma Vexille, aunque quizá demostrando mas entereza incluso que en otras situaciones dificiles.
Alicia por supuesto ya había emitido el aviso y la primera en aparecer a la carrera fue la doctora Sunders.
-Elisabeth- ¿Vexille? Dios mio, ¿pero como...? ¡estas consciente!...
-Vexille- Eso parece...
La doctora estaba totalmente desconcertada, pero era una profesional al fin y al cabo. Se recuperó rapido de aquel desconcierto y comenzó a mirar las mediciones de todos los aparatos que tenía conectados.
-Elisabeth- Vaya, es impresionante... aunque buenas noticias al fin y al cabo... ¿como te sientes?
-Vexille- Como una mierda...
Elisabeth sonrió algo sorprendida por la franqueza de Vexille, pero era normal despues de que su cuerpo hubiese perdido tanta sangre y hubiera sido sometido a tantas intervenciones.
-Elisabeth- No te preocupes, con el tiempo comenzaras a encontrarte un poco mejor...
De nuevo se escuchó otra carrera por el pasillo y fue León el que accedió a la istancia.
-Leon- ¡Vexille!...
Se acercó al lado contrario al que se encontraba Balakia y acarició el pelo de Vexille como si fuese lo mas preciado que tuviese en su vida (y probablemente asi era).
-Vexille- Tranqui grandullón, estoy bien, se que no puedes vivir sin mi...
Acompañó aquello con un leve guiño, León nego con la cabeza a la vez que suspiraba, aunque en un estado lamentable, Vexille seguía viva eso era lo que importaba. Entonces Elisabeth tomó la palabra con el tema mas delicado de todos.
-Elisabeth- Vexille debemos esperar un poco a que tu cuerpo se recupere , luego con la mayor rapidez posible haremos las mediciones y los analisis para las protesis de los brazos, hemos conseguido salvarte las articulaciones, lo cual facilita mucho las cosas. Cuado ya tengamos listos los brazos, ya podremos tomarnos algo mas de tiempo para el tema de las piernas, tambien conservas las rodillas pero acostumbrarse a tantas partes "agenas" al cuerpo a la vez, puede ser bastante... traumatico. A partir de ahora debes tener paciencia.
No lo mencionó, pero estaba claro que no podría seguir ejerciendo como evocadora por motivos mas que obvios. Vexille se quedó en silenció, mirando al techo, luchando por no exteriorizar como se estaba sintiendo.
-Vexille- Gracias... Elisabeth.
-Elisabeth- No hay de qué.
Luego la evocadora giró al cabeza apra mirar a Balakia.
-Vexille- Hey peque, ahora deberas apañartelas sin mi, siempre que necesites ayuda llama al grandullón, el te hechará una mano... ¿Has oido Leon?
Leon en una muestra de absoluta obediencia a Vexille afirmó con rotundidad, probablemente tomandoselo mucho mas en serio de lo que en realidad era aquel comentario.
Balakia estaba tiritando, en parte por los nervios y en aparte porque al encontrarse tocando directamente a Vexille se le estaba quedando el cuerpo helado pero no se movía de como estaba.
—Que te den... —masculló tras unos segundos levantando sólo la cabeza y frotándose el rostro con el antebrazo libre rápidamente—que te den, j-joder... que tengo una imagen que mantener, ¿te parece bonito?—tragó saliva cogiendo sonoramente el aire por la nariz—ya t-te vale.
Se refería por supuesto a su imagen "de tipa dura" que siempre mostraba. Era evidente que no estaba enfadada con ella por su puesto pero estaba tan nerviosa que le costaba hablar con claridad, además, su orgullo le impedía mostrarle lágrimas a nadie por eso había hecho aquel gesto tan rápido. Volvió a mirar a su amiga y logró esbozar una sonrisita cuando dijo aquello de los mofletes.
—Vale, en otro momento...
Aunque por supuesto le devolvió la "venganza" tirándole ella de uno, y de paso le secó las lágrimas de la cara. Luego soltó un tembloroso suspiro de alivio y volvió a apoyar el rostro entre los brazos sobre el borde de la cama machacando la palabra "gracias" en su fuero interno.
A Elisabeth no le hizo mucho caso ya que la doctora se puso a revolotear enseguida de un aparato a otro en cuanto llegó, pero al oír a Leon se la escuchó soltar un borrascoso suspiro.
—Joder llamitas, tienes voz—dijo con voz amortiguada al no haber levantado el rostro de entre los brazos, enseguida lo giró para mirar al recién llegado asomando sólo un ojo sobre la superficie—a ver si la usas más, q-que ya me había olvidado de ella...
Era evidente que pretendía ser una broma amistosa y se intuía en el tono de su voz que estaba sonriendo, en aquel momento le era difícil hacerlas pero como era su forma de ser, lo intentaba.
La Dra. Sunders explicó con cierto detalle general lo que le esperaba a Vexille. A Balakia no le extrañó que con las filigranas que podían hacer Scott y Kesner el implantarle unos brazos o unas piernas sintéticas fuese algo "fácil". No podría canalizar la energía hacia un aparte del cuerpo que de por sí no tenía energía... aunque tampoco sabía si era posible simular esto de forma artificial, ¿no iban acaso a investigar dentro de poco no-sé-qué-núcleo-sobre-robótica en Japón? no tenía ni idea de cómo pero de alguna manera quería creer en que Vexille volviera a dar guerra en el campo de batalla en un futuro fuese o no como evocadora, tampoco quería pensar en aquello ahora... no podía con la cabeza descentrada y no creía que fuese un buen momento para hacerlo.
—¿Ahora pretendéis que en vez de llevarme la bufanda a las m-misiones tenga que llevar el bikini?—tartamudeaba ligeramente porque se le había quedado el cuerpo frío aunque no era algo escandaloso ni nada por el estilo, acabó sonriendo un poco—iros a la porra, q-que me queréis demasiado.
Rió un poco por lo bajo en parte porque aún le costaba asimilar la situación y en parte porque se trataba de una broma, estaba claro que no se quejaba de aquello. Balakia tenía pocos amigos pero los que tenía eran muy valiosos para ella...
...y también sabía que Vexille se estaba tragando lo que en realidad sentía pero puesto que ella estaba haciendo lo mismo, no dijo nada.
Vexille quedó de nuevo mirando al techo dejando volar su imaginación, luego tuvo que aguantar la risa para que no le diera un terrible dolor.
-Seguro que la tropa se motivaría el doble si fueses en bikini, y seguro que León tambien...
Sonrió de forma picara mientras que Leon carraspeó diplomaticamente, podría ser igual de malo decir que si que decir que no, asi que obviamente no contestó, dejando pasar la broma.
Elisabeth se rió con aquello ultimo, mientras, otras dos enfermeras entraron y mostraron su alegría por el despertar de Vexille.
-Elisabeth- Venga chicos, dejadnos, vamos a cambiar esos vendajes para que esté mas comoda ahora que está consciente, no os preocupeis, aqui tenemos vigilancia 24 horas y si pasa algo inusual estareis al corriente, mañana podreis venir a verla de nuevo.
Cuando otras personas tienen que mover y cuidar de tu cuerpo, es cuando menos llevadero se hace haber perdido toda la movilidad, y si Vexille no había desesperado, es porque, primero, era lo suficientemente paciente, y segundo, confiaba plenamente en el trabajo de la doctora.
Una vez fuera, León asintió a modo de despedida y se fue de nuevo, se le notaba infinitamente mas aliviado despues de ver a Vexille consciente, y dicho sea de paso, que a pesar de haber perdido brazos y piernas, seguía "siendo ella".
***
Pasaron otros tres dias, en los cuales se estuvieron haciendo los preparativos para la misión de Redfox, pues aquel operativo iba a ser distinto a los demas, el transporte se haría por tierra, con el peligro que eso conllevaba. La escolta del FourHope se quedaba pequeña y había que poner a punto todos los vehiculos para un viaje hasta las afueras de Washington, eso requería varios vehiculos de carga y bastante personal.
Los miembros para aquella misión eran quizá menos de los que la mayoría esperaba (dada la cantidad de vehiculos), el general había decidido dejar a partir de ahora un contingente de soldados bastante amplio en Elysium, solo por seguridad. Al cambio, el despliegue logistico no tendría precedentes, no almenos desde que Balakia había llegado a la base. El escuadrón de banshees tambien emprendería el vuelo para asistir si fuese necesario al enorme convoy.
La misión no partiría a primera hora de la mañana como solía ser habitual, sino a las 11:30, en cualquier caso Balakia tuvo que madrugar dado que habría un informe de misión en una sala especial por parte del general Brown y otros integrantes.
Continua en la sala de evocadores tres dias despues, recuerda cojer lo que necesites porque durante la misión no podras.
Balakia fue a su apartamento para darse una buena ducha que le sentó como una bendición... se cambió y al salir sólo tenía ganas de tirarse en su mullida y cómoda cama y quedarse ahí hasta recuperar el sentido pero entonces pensó que tal vez debería visitar a alguien antes... que seguramente, en condiciones normales, habría ido con ella.
"Bueno... supongo que puedo esperar un poco antes de echarme a descansar" suspiró mirando con anhelo la cama.
Sin más dilación, se dirigió al Centro Médico... a preguntar si se podía visitar a Vexille.
Habían pasado muchos dias desde el incidente de Vexille en la sala de entrameniento, tambien desde que había despertado en presencia de Balakia.
La evocadora no encontró problema alguno para ir a visitar a Vexille. Había sido sometida a varias operaciones, pero al ser en las extremidades se consideraban poco invasivas y peligrosas, por lo que en el peor de los casos Vexille perdería lo que le quedaba de una extremidad, pero no la vida. Por fortuna, todo parecía estar saliendo bien, Vexille estaba consciente, con su habitual buen humor, y lo que es mas importante, podía usar sus dos brazos con sus respectivas manos, tenía ya implantadas las dos protesis biónicas, aunque faltaba "maquillarlas" y hacerles algunos ajustes destinados a la estetica, la falta de esos detalles les daba un aspecto algo inquietante, como la de una mano a la que le han arrancado la piel, en vez de tener el color de la sangre debajo, era un color metalizado lleno de circuitos. Vexille estaba viendo algun tipo de pelicula en una pantalla holografica cuando Balakia accedió, y la cara no tardó en cabiarle del aburrimiento, a una amplia sonrisa.
-¡Ah! Hola Bala, ya has vuelto de la misión...
La observó de arriba a abajo.
-...y no estas herida, veo que vas mejorando jajajaja... mira, almenos ya tengo manos, Elisabeth se ha dado bastante prisa (por fortuna).
Dijo mostrando y moviendo fluidamente aquellas protesis. Aun se notaba que la evocadora hacía un gran esfuerzo por no mostrarse triste ni deprimida, era su manera de enfrentarse a la realidad, aunque por supuesto la visita de su amiga ayudaba enormemente a su destrozado animo.
-Cuentame, cuantame, ¿habeis encontrado el armamento que buscabais?
Se quedó esperando la respuesta con gran interés.
He dado por supuesto que si dicen que si puedes visitarla, vas a visitarla, si no es asi cambio el post, no pasa nah.
Balakia asomó la cabecita por el borde de la puerta y cuando vio a Vexille sonrió con gesto cansado pero sincero, se le marcaban ligeramente las ojeras pro haber descansado mal.
—Eeeh... te noto distinta, Ragazza—le guiño un ojo—¿te has cortado el pelo?
Lo cierto es que al ver aquellas manos nuevas, en el fondo se alegró mucho por su amiga, ya podía valerse un poco más por si misma sin necesidad de depender que otros le hiciesen hasta la cosa más básica.
Acto seguido entró dentro y fue directa a la silla, por suerte no era de plástico cutre, sino tapizada por lo que resultaba bastante cómoda. La evocadora aún llevaba el pelo algo húmedo de la ducha, de hecho olía ligeramente a alguna fruta tropical.
—Por supuesto que no estoy herida, ¿por quién me tomas?—bromeó sentándose con un profundo suspiro que, pese al buen humor que mostraba, dejaba entreveer tambien lo tremendamente cansada que estaba—es más, que sepas que cuando entramos a Red Fox, a cuatro demonios me tocaron demasiado las narices les lancé un jeep encima, ¡así que cuidadito conmigo!
Recalcó lo último picando con la punta del dedo en la nariz de Vexille fingiendo una seria amenaza de muerte aunque era evidente que estaba de broma ya que rió un poco por lo bajo y se volvió a acomodar en la silla.
—La verdad... es que ha sido una puta locura todo desde que empezó—suspiró relajando algo el gesto jocoso por uno más neutro—¿qué quieres que te cuente primero? ¿cómo me pegaron un cañonazo y me lanzaron desde un jeep en marcha a 100 por hora justo después de que friese a un Diablo en el aire? ¿Cómo corrimos los -nueve mil metros demonio- matando a todo lo que se nos cruzaba por el camino? ¿Cómo descubrí que ahora resulta que puedo manipular el clima? ¿O lo mucho que me acordé de ti en la guardia nocturna porque creí que estaba en el polo norte en lugar que en el desierto?
Sonreía ligeramente con gesto medio divertido pese a que las cosas que estaba mencionando eran cada cual más... increíbles o surrealistas de oír. Según se mirase. Aunque con lo último volvió a estornudar como si con ello su propio cuerpo quisiera corroborar el frío que había pasado y sacudió la cabeza refunfuñando algo sobre polos de limón. Luego volvió a mirarla con expresión menos gruñona.
—Pero en respuesta a tu pregunta... sí, hemos encontrado una barbaridad de cosas, y hay una en concreto que a los evocadores nos va a venir muy bien—le guiñó un ojo significativamente—a todos.
Vexille rió a la vez que se sorprendía.
-Jajajaja, no puedo esperar a ver las grabaciones de la misión, verte volar de un jeep a cien por hora no debe tener precio jajaja...
De todos los sucesos mas importantes se había quedado con ese, una muestra mas de que a pesar de todo Vexille no había cambiado... mucho.
-Bueno, si lo que me dices es cierto, quizá ya no necesites tantos cuidados como antes.
Dijo orgullosa y con una clara disposición a picar a su compañera. Luego lo ultimo que mencionó Balakia le llamó mucho la atención.
-¿En serio? ¿a los evocadores? ¡cuentame!
Sin embargo, antes de que Balakia tuviese tiempo de siquiera estructurar una respuesta en su cabeza, la puerta se abrió interrumpiendo la conversación. Tras ella estaba Elena, la cual miró con una rudeza algo inusual a Balakia y no dudo en interrumpir la conversación.
-Elena- Stormrage....
-Elena- ...sal un momento. Vexille...
Dijo el nombre de la evocadora de hielo a modo de saludo y dejó paso a Balakia para que saliese de la habitación. Vexille reconoció enseguida la cara de pocos amigos de Elena, asi que optó por asentir al saludo de la maestra preguntandose que sucedía. Elena se preocuparía de cerrar la puerta al salir.
—Oh sí, es muy divertido ver cómo un Yamato de varias toneladas me pega un cañonazo—Balakia se cruzó de brazos fingiendo que se indignaba—¡No me queráis tanto! ¡Panda de psicópatas!
Luego los descruzó enseguida y rió un poco por lo bajo.
—Pues ponte unas gafas de sol cuando las veas... porque juro que no sé que me ocurre últimamente pero estoy logrando canalizar barbaridades. Debe ser que la adrenalina potencia la electricidad. O eso, o que mi subconsciente quiere ser digno de a quien sustituyo de forma temporal.
Sonrió de medio lado como si no hiciese falta añadir más detalles para adivinar de a lo que se refería.
—Tranquila, yo no soy capaz de acordarme de toda esa jerga tecnicista de golpe pero estoy segura de que en cuanto terminen de desempaquetar el cargamento de regalitos que nos hemos traído, la primera que nos los lo podrá explicar en un idioma que se entienda será...
La puerta se abrió de golpe y Balakia detuvo la frase a mitad.
...Elena
Terminó al cabo de uno segundos.
Giró la cabeza para mirar a la Maestra que había entrado de forma tan tempestuosa parpadeando con evidente desconcierto, que de por si fuese tan seria resultaba frío, pero lo resultaba todavía más que la llamase por el apellido... sobre todo en contraste con la cercanía que parecía tener con Vexille. En aquel momento se sintió un poco fuera de lugar.
Miró a Vexille, sabía que no procedía perder tiempo.
—... te veo luego.
Se puso en pie alisándose el pantalón del uniforme y caminó hacia la puerta, saludando a Elena con un leve asentimiento de cabeza cuando pasó, una vez fuera, la Maestra cerró y Balakia se quedó parada en el pasillo esperando.
"¿Y ahora qué pasa... ?".
La maestra fue cuidadosa y no solo cerró la puerta, sino que se alejó unos metros de al misma para no arriesgarse a que Vexille escuchara algo. Una vez a solas adquirió un tono mas normal.
-He estado revisando por encima lo que habeis encontrado, y nada mas leer el EAK me imaginé que estarías aquí...
Eso no quitaba que hubiese mas razones, obviamente.
-Iré directa al grano, quiero que te abstengas de decir nada acerca de este proyecto a Vexille particularmente, despues de lo sucedido ya deberías saber porqué conociendo su personalidad.
Mas que un reproche era una llamada a la reflexión.
-Este tema y lo referente a Vexille queda exclusivamente en mis manos y en las de la doctora Elisabeth por el propio bien de Vexille. Se te informará de las decisiones que tomemos al respecto si eso es lo que quieres, pero hasta entonces evita ese tema cuando hables con ella.
No aceptaría "peros", de echo practicamente nunca los aceptaba, dicho aquello dió el tema por zanjado, despues de todo no estaba enfada, aunque su frialdad pudiera dar a entender que si.
-Por otro lado, el general ha destacado la tarea del equipo de Scott, eso te incluye, asi que mi enorabuena y espero que sigas en esa linea de trabajo... por el bien de todos. Eso es todo.
Si Balakia no tenía nada que decir, se iría por donde había venido, era una mujer muy ocupada, y en estos momentos, mas aun.
Balakia fue escuchando a Elena conforme hablaba y aunque no le cambió la cara sí le cambiaron los ojos que perdieron algo de brillo. Por un momento se quedó callada, no por nada en concreto, sino porque no sabía exactamente cuál de las tres emociones que la embargaban manifestar antes: enfado, desconcierto o incredulidad.
¿Había venido hasta ahí sólo para decirle algo como aquello?
Tras los segundos iniciales de silencio se guardó cualquier cosa que estuviera pensando para sí misma y asintió escuetamente, al parecer con respecto a la"orden" y también con respecto a que se la mantuviera informada. Pero sólo respondió con la voz a una de todas las cosas que dijo la Maestra.
—Gracias. Lo haré.
A la última.
Esperó a que Elena se fuera por donde había venido y se quedó a solas con sus pensamientos en en el pasillo. Cuando la Maestra giró una esquina, la evocadora de rayo miró de reojo aquel lugar como si se hubiese decepcionado pro algo.
"Ella no es tan débil".
Sin más echó a andar, pero no volvió a la habitación de Vexille. Salió del Centro Médico camino de su apartamento.