La palabra milagro suscitó el interés de Yehudit, sobretodo despues de ver la espada, una vez mas parecía que tras su inocencia se escondía una cantidad incalculable de conocimiento, el problema es que ni ella misma aprecía darse cuenta de eso.
-Uhmm... milagro, esa tambien me la sé, era... "suceso inexplicable, extraordinario o maravilloso que se atribuye a intervención divina", entonces... segun esa definición ¿quiere decir que crees en el mismo Dios que los templarios?, vaaaaaya...
Exclamó algo sorprendida. desde luego su amor era un caso extraño.
-De todas formas esa definición no tiene sentido, lo que vosotros llamais milagro sería mas bien algo que simplemente no entendeis, al fin y al cabo ese "Dios" no...
Cortó la palabra e incluso hizo un gesto de terrible equivocación, como si de terminar o no aquella frase dependiera su vida (almenos algo asi le habían dicho)
-Quiero decir... estooo... ais...
Terminó suspirando, le costaba entender incluso las palabras que ella misma decía o pretendía decir.
-Mejor olvida lo que he dicho.
Luego decidió dejar aquello atras y agradecer las palabras de Balakia, que no hacían sino poner demasiado "melosa" a la sucubo, pero por aquella vez se aguantaría.
-Gracias amor...
Se inclinó y le dió un beso en la mejilla, luego sin soltar su mano y trató de animarla.
-¿Vamos a comer juntas? ya va siendo la hora, tendrás hambre... luego a la tarde iremos a ver como está Vexille.
Hablaba quizá algo despreocupada por el tema de Vexille, al fin y al cabo no sabía exactamente qué habia pasado o lo grave que estaba.
Yehudit consiguió hacer reír a Balakia... aunque también se reflejaba aquel "cansancio" que provocaba la falta de ánimo en su risa pero la reacción había sido sincera. Rió un poco y luego negó con la cabeza.
—No, no... no seas tan literal, no necesariamente un milagro tiene que ver con intervenciones divinas—dijo gesticulando un círculo con la mano y girandolos ojos hacia arriaba teatralmente, y es que la voluntad también podía obrar milagros—para mí un milagro es... eso, justamente algo sorprendente que parece que no tenga explicación, algo que parece imposible y sin embargo, ocurre.
Suspiró frotándose la cabeza otra vez con la mano libre, al haber movido los ojos así se había acentuado el maldito dolor, aunque se le había quedado el leve amago de sonrisa en el rostro.
—En realidad... creer en "Dios" es otra cosa, es Fe—dijo ya algo más seria pero sin recaer en el tono triste—y yo de Fe, voy apañada...
Y es que la evocadora había vivido hastiada desde la pérdida de su mejor amiga, aún hace muy poco había empezado a proponerse en creer en las cosas, cuando le habían devuelto la espada.
No le dio mucha importancia al lío que se hizo la súcubo, ella no era tan estrictamente religiosa como los Templarios de modo que si insinuaba o no algo no la hacía rasgarse las vestiduras. A fin de cuentas... ella era un demonio y también solía decirse que los demonios no existían hasta que todo el maldito mundo fue arrasado por las hellgates.
Yehudit le propuso ir a comer, lo cierto es que cualquiera que no la conociera y oyendo eso podría sentir terror, a fin de cuentas, las súcubos se alimentaban de otra cosa que no era comida precisamente. Balakia suspiró.
—Creo que se me ha quitado todo el hambre que pudiera tener...
Y no era mentira, el nudo en el estómago que le habí aprovocado el escabroso evento le había quitado el apetito. cuando la demonesa mencionó tan inocentemente sobre "ir a ver a Vexille" la evocadora de rayo sonrió con gesto tirste.
—No sé... si nos dejarán verla tan pronto—dijo sin saber muy bien cómo explicarle lo que había pasado. Luego pensó que no tenía sentido suavizar aquello—se está debatiendo por seguir viva, Yehudit.
Se miró una mano.
—Perdió por completo el control y empezó a congelarse viva. Parecía una e-estatua de escarcha, se le han partido los brazos y las piernas en pedazos—negó con la cabeza cerrando el puño sin fuerza y bajando la frente hasta apoyarla en las rodillas que estaban flexionadas—si no llega a ser por Elena...
Tras un par de segundos lo bajó otra vez y volvió a levantar la cabeza.
—Le llaman a esto "don" y a veces parece una maldición... —de pronto pareció arrepentirse de decir aquello y esbozó una ligera sonrisa de disculpa, esforzándose por no poner las cosas peor de lo que ya estaban y tratando tal vez de ser un poco positiva, ser negativa no serviría de nada—Oh, Dios... Lo siento, creo que no es precisamente la noticia más alegre del mundo. Pero creo que podríamos verla si le preguntamos a Alicia, Leon debe de estar haciéndolo así...
En el fondo estaba preocupada, pero de nuevo parecía estar intentando hacer aquello que se le había pegado de Alexandra: sonreír ante la adversidad.
Apoyó la mano en la pared que tenía a la espalda para ir a levantarse.
—Y tampoco es plan de quedarse aquí sentada todo el día...
Se dio impulso para ponerse de pie pero al hacerlo la sensación fue de lo más desagradable... el martilleo sordo que sentía en la cabeza y la sensación de que le ardiese se acentuaron de pronto bruscamente, como si se hubiera levantado "demasiado deprisa" cosa que hizo que se llevase las manos a la frente. Definitivamente la calentura que le había entrado pro culpa de haber permanecido tan cerca del fuego no era algo pasajero.
—Ghn...
Se tambaleó hacia un lado aunque logró mantener el equilibrio posando una mano en la pared pero fue como si el pasillo se hubiera puesto a girar, parpadeó molesta, se estaba mareando de nuevo.
"... Joder, lo que me faltaba".
Se mantuvo así durante unos largos segundos pero de pronto se le doblaron las rodillas y se fue de bruces al suelo.
-¡¿Que?! no... no tenía idea de que le había sucedido eso, pobre Vexi. Se lo he dicho muchas veces al maestro, vuestros cuerpos aun no se han adaptado al manejo de los elementos, y a largo plazo perdeis la capacidad de controlarlo porque vuestro cuerpo tarda aun mucho en adaptarse. ¡Tenemos que ir a ver que ha pasado! aunque tengamos que esperar...
Todo lo demas mencionado pareció perder importancia ante aquella horrible noticia, al fin y al cabo Vexille se llevaba bien con Yehudit, aunque quizá la evocadora de hielo siempre mantubo de forma disimulada algo mas de distancia con la demonesa.
Dado que tenía una mano agarrada Yehudit ayudó a Balakia a levantarse, pero los ojos de la sucubo pronto detectaron que algo no iba bien.
-Amor, quizá deberíamos ir al hospital para que te vieran a ti antes...
Cuando comenzó a tambalearse Yehudit se apresuró a cojerla, pero la pilló desprevenida...
-¡Cuida....!
Ambas cayeron al suelo escuchandose un sonoro golpe, pero afortunadamente, Balakia había caido en blando, encima de la escasa en estatura Yehudit, y de sus mullidos y sobresalientes pechos habían amortiguado un posible golpe en la cabeza. Lo que había sucedido había sido un accidente ¡un accidente en un momento delicado! pero ese accidente había llevado a Balakia a la posición mas comprometedora con Yehudiy que habían alcanzado hasta la fecha. Un empleado de mantenimiento salió de un pequeño almacén y de lejos vió la escena, pero tratandose de Yehudit, como era de esperar, se hizo una idea equivocada, y prefirió abandonar la escena para no... interrumpir nada.
Por otra parte, aquello era simplemente demasiado, era poner gravemente en peligro el autocontrol de la sucubo. Balakia aun restaba mareada sobre ella, cuando la demonesa se quedó paralizada, todos sus musculos se pusieron en tensión y sus manos amenazaron con avalanzarse sobre Balakia con un intención muy lejana a la ayuda, sus ojos perdieron el azul cielo y se tornaron rojos... pero resistió. Sus uñas golpearon el suelo y lo arañaron con una fuerza colosal a la vez que se apresuró a mirar hacia otro lado y ocupar su mente con algo, el dialogo mismo valdría.
-Ba...Ba...l..ak...ia ¿e-e-estas b-b-bien? c...creo q-que será... m-mejor-que... te...l-l-levantes... y vaya-a-amos al... hopital, y-yot..t-e ... ayudo...
Aquella frase era la que mas le había costado pronunciar en mucho tiempo, en el momento que Balakia pudiera enfocar, ver el rostro de la sucubo con los ojos encendidos en luz carmesí y sus dientes apretados, sería como minimo, desconcertante, o mas bien, intimidante, pero era un accidente... solo un accidente...solo un accidente...solo un accidente...solo un accidente...solo un accidente... aquello se repetía una y otra vez en su cabeza. Y mientras siguiera asi no podría serle de ayuda a la evocadora contradiciendo sus propias y dificultosas palabras.
La sensación de que se te va la cabeza y te flojean las piernas es muy desagradable, por un momento Balakia lo vio todo negro como si se fuera a desmayar y de hecho probablemente habría sido así si hubiera terminado dándose el cabezazo contra el suelo... pero en su lugar había caído en blando lo cual resultaba desconcertante.
En un principio no supo lo que le había pasado, la cabeza le ardía, es más... la tentación de quedarse allí tumbada era considerablemente grande aunque cuando se percató de que fuera lo que fuera sobre lo que había aterrizado, se movía, hizo un esfuerzo por abrir los ojos.
Y casi le da un infarto.
Se había caído encima de Yehudit y la estaba usando literalmente de almohada.
"¡¡AY, MADRE!!"
La situación era desde lejos de lo más embarazoso que le había pasado y aquello provocó que se le encendiera las mejillas con un tenue tono rojizo.... la súcubo por su parte parecía estar manteniendo una tremenda lucha por controlar sus instintos.
La evocadora sólo había visto aquel cambio extraño de luz en sus ojos una vez y sabía lo que significaba... no es que le tuviera miedo, pero no quería causarle problemas y era evidente que la estaba haciendo sudar.
Aún mareada se obligó a apoyar las manos en el suelo para incorporarse con los brazos los cuales le temblequearon por culpa de la flojera pero se forzó a enderezarse y echarse a un lado. En un principio quedó de costado en el suelo, luego rodó despacio sobre si misma y se pegó a la pared, ayudándose de ésta para enderezarse hasta quedarse sentada.
—P-Perdona... —tragó saliva con apuro cerrando los ojos y llevándose las manos a la frente otra vez para evitar que el pasillo entero continuase dando vueltas—per... ufff...
Cogió aire y respiró hondo.
—Perdona, lo siento... —parecía que el estar sentada ayudaba a aclararle la mente—c-creo que estuve do tiempo y demasiado cerca de las llamaradas de Elena y...
No quería mostrar miedo, primero porque sólo serviría para poner nerviosa a la súcubo y segundo porque no lo tenía ya que confiaba en lo que una vez le había dicho que nunca se permitiría a si misma hacerle daño. A la vista quedaba que estaba poniendo toda su voluntad en ello.
Balakia esperaba que al haberse apartado de Yehudit, a esta le fuese más fácil calmarse, tampoco le importaba el hablar si aquello le ayudaba a ocupar la cabeza, de todos modos, la propia evocadora necesitaba concederse un momento antes de volver a intentar ponerse en pie.
Una vez Balakia se apartó y dijo aquello, Yehudit quedó sentada en el suelo de espaldas y guardó un silencio exctraño y muy prolongado, casi suficiente como para que Balakia pensase que algo malo había pasado. Pero tras tantos segundos de lapso, Yehudit se levantó y se giró para mirar a Balakia con la jovialidad recuperada, con el brillo azul cielo, casi blanco de sus ojos.
-¿Porqué te disculpas? ha sido un accidente mujer... venga, vamos, voy a llevarte al centro medico...
No aceptaría un "no" por respuesta, esta vez ayudó a Balakia a levantarse y pasó el brazo de la evocadora por encima de sus hombros para que esta se apoyase cuanto quisiese en ella.
Era extraño, ahora tambien estaban muy pegadas pero Yehudit no mostraba signo alguno de la reacción anterior, parece ser que mientras no le pillara de sorpresa y pudiese preveer la situación, no tenía problema en contener sus instintos, ya tenía mucha experiencia en ello.
Por el camino, un empleado de mantenimiento ayudó a ambas a llevar a Balakia al hospital, una vez allí, parecía que la mayoría del personal estaba ocupado en otro caso desgraciadamente conocido, pero una enfermera no tardó en atender a la evocadora y a la sucubo que la traía, al fin y al cabo la invocación no era allí alguien desconocido.
La enfermera indicó a Balakia que se tumbara en la cama de la habitación, y comenzó a aplicar una crema especial en la cara, estaba muy fria pero de algun modo aliviaba hasta el mareo. Yehudit se ofreció a terminar aquella tarea para que la enfermera pudiera seguir con otros casos mas urgentes, y dado lo simple del trabajo esta aceptó y abandonó la istancia. Quedando de nuevo Balakia y Yehudit a solas, esta ultima aplicando el hunguento en el bello rostro que tanto le gustaba mirar.
Yehudit estaba algo mas callada tras lo sucedido, pero su rostro estaba igualmente alegre y tarareaba muy bajito una melodía que Balakia conocía bien (I´m alive), mientras aplicaba la pringosa crema con cuidado para que no escurriera a los ojos de la evocadora.
Seguimos en el centro medico.