Mateo se despierta sobresaltado. Se había quedado traspuesto con tanta conversación.
¡Coño, que se me pasa la hora!
Va corriendo a la urna de votaciones y la abre:
Muy bien, tenemos un elegido para el siguiente armario: el almacén de la limpieza será poblado por... ¡Vicentín!
Muchos asentis con la cabeza, otros niegan y ponen el grito en el cielo. Mateo prosigue:
Esperad, aún hay más... el señor Barranco me ha hecho una interesante propuesta: ya que ni atrancar la puerta, ni cerrar con llave han funcionado, él se va con Vicentín al armario y así vigila que nadie le hinque el diente. He aceptado, así que José Luis se va con él.
Abrís el armario de la limpieza y metéis dentro a Vicentín con la ayuda de José Luis, que se mete también detrás de él.
Cuando estáis cerrando la puerta se oye desde el otro lado una voz que dice:
¿Qué? ¿nos hacemos unas pajillas? ¡pero sin mariconadas!
José Luis está expulsado por incumplir las normas de participación.
Vicentín, aun no he podido acceder a un ordenador con permisos (desde el trabajo tengo capado el acceso a Umbría) para poder configurar las escenas, así que con tu permiso, te dejo en el limbo un poco más. Al final del día de hoy lo arreglo todo.
Vicentin solo lloraba desconsolado, al menos con la mano aun caliente, pero triste porque nadie le creia, aun diciendo la verdad.
-¡Espérame Miguelin, voy contigo!- y dejo caer una estampida a San Monigote.
Sin prioblemas jefote, así de paso hago mi despedida.
Es de noche. Lo sabes porque te encerraron con el tipejo gordo de los deportes cuando estaba anocheciendo y ya llevas un rato largo y no por otro motivo.
Desde luego no ayuda la absurda y tenue iluminación de los indicadores de salida de emergencia. Desde luego que Romualdo era un avanzado a su época, porque mira que tener la idea revolucionaria de poner luces de emergencia en un armarito para fregonas... todo un transgresor.
De repente un gasecillo verde que huele a remolacha hervida empieza a salir de la rejilla de ventilación y llenar la estancia.
José Luis, que está mas cerca de la rejilla te suelta un:
¡Coño! ¡Perfume! No sabes lo bien que me viene, porque tenía yo guardado un trueno y ya iba a explotarme el recto
Y acompaña el comentario de un cuesco propio de un rumiante. Efectivamente, el gasecillo alivia un poco la situación porque hasta un perro mojado olería mejor que lo que acaba de soltar por abajo el colega...
En ese momento José Luis, que está más cerca de la rejilla de ventilación se desploma sobre un cubo de fregar mientras a ti se te escapa un gran bostezo... ¿Qué clase de somnífero huele a remolacha? Piensas para ti sin poder evitar ver como te hace efecto y vas a caer redondo.
Viajando hacia un ordenador. Me separan unos 250 kilómetros de bus y una parada de 20 minutos para cenar, así que de momento tendrás que conformarte con esto xD
Susan lamentó por lo bajo el resultado de la votación. Aún no terminaba de entender la lógica de Mayte que había permitido dejar con vida a Karlos una noche más y sentenciarlos a un día más de todo el equipo de caníbales completos.
Sin embargo, se encontraba agotada como para seguir con la discusión. Las emociones de aquel día la habían dejado emocionalmente destruida y lo que necesitaba, era descansar.
-Hugman, no hace falta que te bajes los pantalones. Puedo tomar la muestra de tu brazo... a ver -la chica sacó una aguja del bolsillo trasero del pantalón y con cuidado pinchó al vidente-astrólogo-ocultista-ytodolodemás, para luego tomar una muestra de su sangre en una plaquita.
-Si me disculpan, me iré a dormir. Mañana bien temprano tendré los resultados.
El día llega a su fin y la noche ha entrado con fuerza.
Cansados, todos os reunís en torno a la hoguera para iros a dormir.
El día de mañana promete ser una auténtica locura...