Partida Rol por web

Escuchó cada palabra de Santiago con interés. Así que al final sí que había alguien que investigaba a los vivos como él hacía con los muertos.

-Si masones solo queda uno e inquisidores más, quizá lo mejor sea atacar al grupo que más miembros tiene para no darle más poder a los Inquisidores con la muerte de los masones. Si Borrel es lo que tú dices quizá debamos matarle a él.

Aunque AlaAlegre no le caía nada bien, y menos aún ahora que Santiago decía saber que era un masón... y por ende su muerte no le iba a causar ningún penar si por casualidad muriera antes que Borrel.

-"No cambiaré mi voto por las palabras de este"- Dice Francisco aun con su arma preparada. -"El señor Galeno fue claro en su deseo de acabar con AlaAlegre, y en venganza de su muerte yo procuraré cumplir su deseo"-. Y dicho esto salio de la posada. 

-Sin duda no voy a estar en contra de su decisión, Francisco, ya he dicho que no creo que AlaAlegre sea trigo limpio. Lo de Borrel solo lo decía para empatar las tornas desde que Frank 3 dedos, un masón traidor* muriera anoche, por aquello de que si solo queda un bando se centrarán solo en nosotros los ciudadanos honrados y su ventaja numérica será mayor sobre todo si Gonzalo ha sido convertido.

Pedro se queda inmóvil ante la declaración de Santiago, y aprovechando el aluvión de murmullos, exclamaciones y acusaciones, se mete en una casa cercana y cierra y traba la puerta.

- Resistiré todo lo que pueda desde aquí para probar mi inocencia -grita desde adentro-, yo sólo quiero eliminar a los que quieren acabar con el pueblo, y que todo vuelva a ser como antes! Yo todavía soy un ciudadano de pleno derecho y votaré por AlaAlegre, así terminada la amenaza de los masones no quedará nada de que preocuparse, pero si él queda vivo, esta etapa sangrienta del pueblo seguirá adelante, con unos y otros...

Samuel decidió salir de su mutismo ante las palabras tan reveladoras de Santiago.

-Oh, amigo y convecino, ojalá hubieses hablado antes...yo tengo algo que confesaros a todos, aun a riesgo de que la iglesia venga esta noche a por mí.- Tomó un poco de aire para darse fuerzas y continuó- Veréis, en mis años mozos aprendí las letras de muchos maestros, y entre ellos hubo un judío que me enseñó otro tipo de artes, digamos...más oscuras. En todos estos años nunca recurrí a ellas, pero dado lo que ha estado sucediendo el pueblo, las empleé para combatir a los que han traído la desgracia. Reviví al hermano Leovigildo creyendo en su inocencia, aunque de poco sirvió. Más tarde, cuando el galeno volvió, supe que debía traer de nuevo a Nikolai, y eso hice. No me atrevía a acabar con la vida de nadie hasta anoche, en que pensé de veras que Vitorius era un malhechor...y erré en mi apreciación, y lamento haber causado la muerte de 2 inocentes enamorados. Sólo desearía haber esperado un poco más para haber escuchado a Santiago antes de envenenar a nadie...

Pero hoy tengo claro que mi voto será para Pedro

Gonzalo escucha anonado lo que cuenta Santiago. Pasa por alto el detalle de que huyó dejándole a la suerte de aquellos malditos asesino que, si no hubiera sido por su habilidad*, le habrían cortado el cuello. O algo peor. Lo que más le molestaba era que lo hubiera ocultado tanto tiempo.

¡¿PERO COMO HAS ESPERADO UNA SEMANA PARA CONTARNOS TODO ESTO!?- le gritó cogiéndole de la pechera. HAN MUERTO MUCHOS INOCENTES, IDIOTA empieza a enloquecer, pero le suelta y se relaja, sabiendo que esa actitud no hace bien para los pocos que quedan.

La verdad es que si he sospechado alguna vez de Pedro... piensa para si.

Entonces Nikolai suelta a bomba.
¡Pero que dice, amigo! se queda un poco parado, en el fondo alegre, pues no piensan que sea un asesino de nacimiento, si no que me se a unido para salvar la vida o algo así, su cara de tristeza le delataba. Pero no era cierto. Os puedo asegurar que no me he convertido a nada, y lo hago de esta forma: yo propongo que acabemos con los dos. Que lo intentemos de alguna manera, aunque no sea honrosa. Además, echemos cuentas. Votaremos a los dos para que empaten y así, que el sino decida. Aunque es cierto que, pienso como Nikolai, y deberíamos atacar al grupo del que más miembros queden...

Dejo que Gonzalo me zarandee sin ofrecer resistencia. Puedo enteder su enojo y sus palabras parecen sinceras, aunque también lo parecían las de 3 dedos y resultó ser una rata traicionera a todos los bandos. ¡Maldito seas, 3 dedos! Has quebrado la poca confianza que tenía en mis vecinos, no sabiendo qué pensar de ellos aunque cada vez seamos menos.

"No hablé antes porque sabía que en cuanto se supiera que andaba hurgando entre los vivos, se encargarían de hacerme desaparecer. Y ya que iba a morir, lo lógico era que no desperdiciara mi vida en vano. Hasta no dar con algún asesino, no me pareció prudente hablar". De esa manera, también explico mis razones a Samuel. Poco podría haber aportado antes de esta noche y, aunque dos inocentes murieron en el proceso, el hecho de que él acabara con Vitorius fue lo que desencadenó el asesinato de Frank, salvándonos así de su perfidia.

"Señor Vasiliev, sus palabras han aclarado la duda que me carcomía. Al ser 3 dedos un masón renegado, pero masón, nos da la cuenta de que hemos acabado con 3 de ellos y tenemos a un cuarto bien identificado." Miro a AlaAlegre con profundo desprecio. "Por otra parte, sabemos que han muerto dos inquisidores y un tercero se esconde atrincherado, como si de esa manera pudiera evitar el castigo popular. Lo cual nos dice que debe quedar otro inquisidor vivo más y que, si es cierto que Gonzalo no tuvo que vender su alma a cambio de su vida, se tiene que tratar de alguno de los dos Franciscos." Un tanto avergonzado por mi paranoia, pero sin poder dejarla de lado del todo, me dirijo al tabernero.

"Gonzalo, necesitamos las notas del galeno. Estoy seguro de que si repasamos las votaciones que han hecho ambos, descubriremos al asesino que nos falta."

"Por último, yo también soy de la idea de ajusticiar a Borrel. Si la lacra que queda viva tiene un poco de dignidad, acabarán el uno con el otro por la noche y nosotros podremos descansar en paz". 

-AlaAlegre o Borrell. ¿Qué importa?- Pregunté en voz alta. -Ambos son asesinos y ambos nos podrían matar esta noche mientras durmamos. Si por mi fuese, los ajusticiaría ahora mismo, pero el primer día acordamos matar uno por cada atardecer que pasaba. Así es que, mientras sea uno de ellos el que muera, no me importa. Pues ambos se lo ganaron por sus acciones.

Nikolai miró a Gonzalo antess de hablar.

-Hoy no tiene sentido forzar un empate, lo mejor es asegurarse de que un Inquisidor muera para equilibrar la balanza. Y está claro que Borrell es uno de ellos. Pues ha utilizado la misma táctica que Shuaila, acaba de decir que los masones son nuestra única amenaza cuando los inquisidores han matado dos personas esta noche. Dos buenas personas.

Sobre todo estaba afectado por la muerte del galeno. Para él un buen amigo.

Gonzalo había estado un poco apartado, buscando las notas que el Galeno había escrito el día anterior. Recupera en buen estado la mitad, pero la otra mitad están o sucias, o rotas, inclusa alguna se llegó a quemar en el ataque de ira que tuvo cuando las tiro por todas partes. Había estado un rato largo intentando escribir con la mejor caligrafía que pudo (muy lejos de la calidad de Jack) lo que faltaba. Educación no tenía mucha, ni buena caligrafía. Pero si una memoria magistral que usó para redactar las notas que se extraviaron.

Aquí tengo las notas - dijo - Yo no sé, para mi esto son acertijos, lo único que saco en claro, es que si sabemos con seguridad que Pedro es un maldito inquisidor. Y el asqueroso de AlaAlegre, un malnacido masón, es que... - calló e intentó organizar sus ideas - es que ... Samuel no es Inquisidor porque Pedro le votó... Y que Santiago no es masón porque votó a AlaAlegre y a Diego Diaz... ¿le hace eso más sospechoso de ser el segundo inquisidor?

Acabó sus palabras casi en un susurro, eran más pensamientos que palabras...

En cuanto a lo que me dices, Nikolai - le contesta al sabio. - Creo que tienes razón. Ya he decidido...

Escucho el repaso que hace Gonzalo de las notas del galeno, intentando ver dónde se oculta el otro inquisidor, pero las pruebas me parecen insuficientes como para hacer una acusación en firme.

"Como dije antes, si todos somos quienes decimos ser, los dos que quedan como posibles inquisidores son el señor Francisco de Leyva y Francisco Berenguer. Lamentablemente sus votaciones anteriores no dan pista de que, efectivamente, no se traten de inquisidores, y su renuencia a votar por Borrel, siendo nuestra única opción para no quedar a merced de los inquisidores, me hace sospechar de ambos por igual. Por suerte, después de ajusticiar a uno de los asesinos, tendremos algunas horas más para intentar dilucidarlo, pero temo que nuestras vidas tienen sus horas contadas"

Soy pesimista, lo sé, pero el panorama que tenemos en frente me hace sentir que estando tan cerca de la salvación, el mínimo error echará nuestras posibilidades por los suelos y nos condenará a una muerte horrible, caigamos en manos del grupo que caigamos.

Desde el interior de la casa donde está atrincherado, Pedro escucha las conversaciones, y decide intervenir.

- Necios! -grita-, están sacando conclusiones equivocadas, están cegados por el manto que han puesto los masones frente a sus ojos! Todo lo que quisimos los fieles siervos del señor era la paz para el pueblo, fue aquel maldito masón del alcalde quien lo inició todo. Pero arrojaré luz sobre vuestras mentes, para que terminen con la verdadera amenaza, la logia hereje que opera con mas malicia de la que seríais capaz de imaginar.

Hace una breve pausa, sopesando sus próximas palabras, y continúa.

- Al principio interrogamos a Juan el Barbas. El pobre hombre no sabía nada de masones, y lo enviamos a servir al Señor, como el alma inocente que era. Luego nos vimos obligados a comprobar si lo del hermano Leovigildo era verdadero milagro o brujería, pero no nos quedó nada en claro, ya que el susodicho tenía su mente alejada de su cuerpo, y las respuestas que dio fueron insuficientes para comprobar sus palabras. 

Luego intentamos dialogar con El General, pero había alguien con él, seguramente el Galeno, y nos impidió tener la conversación que teníamos planeada.

La noche siguiente estabamos perdidos, queríamos erradicar el mal y no encontrábamos a los malditos masones. Fuimos a hablar con Francisco Moreno, pero nos tomó como agresores y la cosa terminó mal. En este momento, decidimos camuflar su muerte como si hubieran sido nuestros enemigos, ya que ellos habían hecho lo mismo con la pobre niña, que mancillaron con la palabra "pecadora", cuando ella era tal vez la única alma inocente del pueblo.

El siguiente incidente ocurrió con Gonzalo. Queríamos llevarlo a un lugar tranquilo para hablar, pero nos tomó como agresores, y se produjo una pelea, afortunadamente nadie salió herido.

Y ayer fuimos por Martin Alfonso y Francisco Nuñez. Dudabamos de ellos porque se ocultaban en las sombras, tenían actitudes sospechosas, y pensamos que eran masones, pero lamentablemente nos equivocamos. De cualquier manera tampoco sufrieron, y hoy están al lado del Supremo, disfrutando de la vida eterna, alejados de los problemas mortales.

Así que ya veis, ha habido muertes monstruosas que se nos han adjudicado, pero no hemos sido nosotros. Veo que mis días están llegando a su fin. He vivido una buena vida como siervo del Señor, y la verdad ha salido a la luz. Lo único que deseo es ser juzgado por las acciones que he cometido y no por otras de las que no he tomado parte. El horror terminará cuando el último masón, el Sr. AlaAlegre, que está allí afuera con ustedes, callado para que no reparen en su presencia, sea condenado. El ha cometido esos asesinatos horrendos, amparado en la fachada de "amigo del progreso". ¿Que ser que se llama a si mismo iluminado comete ese tipo de fechorías? Yo os lo diré: Uno con el alma negra como el carbón. Por fortuna no lo veré en la otra vida, ya que cuando muera tendrá su merecido, que ya no falta mucho. 

Y cómo se suponía esa tarde Pedro murió.