Partida Rol por web

El pirata mira a Dorian con una sonrisa de suficiencia.

-Antes de lanzarse contra mí podría escucharme. Yo nunca me he nombrado cabildo a mí mismo, nunca he dicho nada al respecto, es algo que ustedes han dicho que soy cuando solo me limito a acusar en voz alta en mis momentos de borrachera* y no de tan borrachera. Por que ¡VAMOS A VER! ¡SI UN HERMANO LOCO SE PONE A GRITAR SOBRE APOCALIPSIS, CATÁSTROFES Y DE TODO ACUSANDO A TODO LO QUE SE MUEVE CREO QUE ESTOY EN MI DERECHO DE, POR LO MENOS, ACUSARLE! - digo, respiro hondo y continúo - Y sí, soy pirata, condénenme por ello, pero no tuve elección. No he matado a una mujer en mi vida, y menos a un niño, los piratas nos dedicamos a asaltar los barcos del gobierno que van llenos de un dinero que les sobra y a algunos nos falta. No tuve elección de ser pirata, al igual que no tengo elección ahora de salir de esta mierda de pueblo condenado. Porque no soy de aquí, al hombre al que más conozco es al que me da la cerveza para dormir sin pesadillas por las noches y aún por encima que les intento ayudar me asignan unos supuestos roles de los que no tengo ni idea.

El pirata acaba señalando a todos con la mano, se calla y aguarda, muy cansado de esos pueblerinos.

-Christopher. Yo no le he acusado, usted me señala como sospechoso, y yo le he dicho que es usted tan sospechoso como yo o como cualquiera, así que deje de dramatizar. No dije nada de que pueda o no pueda probar su inocencia. Usted me escucha? Oyó su nombre y raudo fue a encararse conmigo y encima con esa educación... Oosterbank no era ningún inocente, el mismo se confesó inquisidor antes de morir, lo oimos todos de Jack.

-Gonzalo de aquí el más confiable me parece usted y bien sabe que tiene mi oreja a buen recaudo. No confío en Antonio, pero tampoco en un Unaoreja. 

-Respecto a usted Unaoreja, siento que se vea atrapado en este suceso, yo también deseo su marcha. Y procuraré seleccionar mejor mis palabras en el futuro

- Que sea forastero no supone que no conozca a nadie. Yo mismo conozco a mucha gente que no vive en este pueblo y que podrían llegar hasta aquí un día cualquiera. Tampoco ser militar te hace honrado. - El General ya no sabía como afrontar aquello. - ¿El que ha tomado la iniciativa? ¿no fui yo quien inicio el movimiento de la gente?. ¿Y mi manera de defenderme ha sido acusar a todos los que atacan? ¿tras cuanto tiempo? Porque ese ha sido mi último recurso... Y no he acusado a todos, solo a los que realmente me parecen sospechosos. Porque da la sensación de que vais a por mi en grupo y yo estoy solo en mi defensa. No volveré a explicar mis razones.-

Luego se giró hacia Gonzalo, quien le había dedicado unas duras palabras.

- Vuelve a lo de siempre, a que yo intento guiar la gente a mis ideas y sospechas cuando solo en mi ultima intervención he dicho claramente mis sospechas. Antes solo sugerí posibles vías de investigación para que cada uno escogiera que era lo que le creaba suspicacia, pero para que se hablara entre los vecinos...aunque solo he conseguido discusiones. Ademas esta usted equivocado, yo no estoy preparado para las intrigas y subterfugios. Yo dirigía a mis hombres a batallas donde veías con tus propios ojos al enemigo y no se escondía entre la población civil, atacando a hurtadillas cuando el sol se esconde. Mas me juzga en un momento de gran tensión en la que dudo que nadie sea totalmente consciente de como actúa y difícilmente me puedo creer mejor que ningún vecino de San Palmaquino cuando me han visto caer a lo mas bajo tras pasar la mayor parte de las noches ebrio en su posada. Pero poco importa todo eso, ni su opinión actual acerca de mi. Aunque tengo curiosidad por conocer cual sería su reacción al encontrarse sometido a la misma tensión a la que me veo sujeto yo en estos instantes...-

Tan enfrascado estoy en mis pensamientos, intentando ver algo de luz en el asunto, que reparo tarde en que la discusión ha ido a más. Sin embargo, aún no es tarde para intentar poner freno a esta locura.

"Amigos, por favor. Tengamos calma. Nos estamos acusando sin fundamento, presas del miedo y la desesperación y lo único que podemos conseguir así, es hacerle el juego a los bandos que quieren eliminarnos. Escuchadme un momento, intentaré exponer mis ideas, que no son muchas, pero que pueden servir a alguien más perspicaz para encaminarnos hacia algún lado."

"Así como tuve la certeza de que podía confiar en el galeno, también parto una lanza en favor del señor Unaoreja. Aunque sea forastero, fue la casualidad lo que lo llevó a encontrarse justo aquí cuando cerraron el poblado. Si perteneciera a alguno de los grupos que nos están atacando, estoy seguro de que lo habríamos visto mucho antes por aquí. Este pérfido plan parece haberse gestado hace tiempo y quienes están detrás de todo esto, son aquellos que visten piel de cordero, los que intentan mostrar un rostro dulce y amable para asestar luego la cuchillada por la espalda. Lamentablemente, son nuestros vecinos quienes están acabando con nuestras vidas"

Junto aire en los pulmones. El nerviosismo amenaza con hacerme flaquear, echarme atrás y dejar que la turba actúe siguiendo sus instintos, ya que no tengo justificativos para lo que diré a continuación, sólo lo que me dicta la conciencia. Pero no puedo dejar que alguien a quién creo inocente vaya a la horca sin más. Debo seguir adelante.

"También quiero decir que no creo que ni el general ni Gonzalo sean asesinos. El general fue quien inició este debate. Se atrevió a romper el silencio. Podría pensarse que es toda una estratagema para desviar la atención de su persona, pero es una jugada muy arriesgada, pues abrir la discusión, sin dudas lo iba a poner en el centro de la escena. Son más nuestros vecinos que permanecen en la sombra que aquellos que intentamos descubrir algo que nos haga levantar el dedo y señalar a un asesino en vez de un inocente. Sólo le bastaba hacer como ellos, quedarse callado, apenas intervenir y podría haber gozado de inmunidad durante un buen tiempo más, hasta que por descarte no fuera quedando nadie a quien acusar."

"Casi lo mismo tengo para decir del tabernero. Él ha estado siempre presente, intentando ayudar aunque no supiera como. Aunque en verdad, somos muchos los que no sabemos como. Pero insisto, desde el primer día Gonzalo ha expuesto sus ideas y con fundamentos acertados o no, ha tenido un motivo en su conciencia para señalar a quienes creía culpables."

"Me gustaría oír las voces de los demás, de las demás. Quisiera que Pister Vitorius dijera por qué acusa a quien acusa, pero lo hace en silencio, sin dejar un fundamento. O por qué AlaAlegre decidió que todos merecíamos la muerte porque parte del pueblo lo acusó, en vez de ayudarnos ahora mismo a descubrir a los verdaderos culpables. Quisiera oír las voces de los que callan, pues el silencio inspira sospecha. Si no, corremos el riesgo de mandar a la horca a otro inocente una vez más, como parece que ocurrirá de acuerdo a como se están decantando las votaciones hasta el momento."

Habia presenciado en silencio como las acusaciones iban y venian, ya no pude aguantar más como osaban levantar el dedo contra el general. Confiaba plenamente en Antonio, me forzaba a hacerlo contra todo. Habia sido enseñado para pensarlo asi,  un superior siempre seria un ejemplo a seguir, de ninguna manera podria convertirse en un asesino y mucho menos de su propio pueblo.

Irrumpi alzando la voz, buscando que todos dejaran sus idas y vueltas señalando a uno y otro
- Este es el juego que ellos quieren que juguemos, que nos ocupemos de ensuciarnos las manos y corazones con muertes de inocentes, mientras por la noche cuando ya nadie mira van y aniquilan uno y a otro para sembrar aun más el caos y el panico, promoviendo esa guerra invisible en las que nos han metido sin que quisieramos ser soldados de uno u otro bando.
Yo mismo siento morir algo dentro mio cada vez que levanto el dedo acusatorio en cada jornada, deseando que esta vez sea la ultima e incluso he llegado a pensar que seria mejor ser el proximo en la horca para no tener que seguir cargando muertes inocentes en mi conciencia.
Lo he dicho y lo repito, debemos estar unidos como lo hicimos con el incendio. Es la unica forma de detener esta locura en San palmaquiano.
Es obvio que la muerte de Alejandro Zabala ha sido una clara maniobra de acusacion a Don Antonio, pues horas antes de que apareciera muerto estuvo acusandolo abiertamente.
Ahora todos vosotros apuntaran a Don antonio, sin preguntarse ¿Porque quieren que se corra del medio? ¿Que ganarian uno u otro bando, eliminando al unico que podria encauzar al pueblo y volverles en su contra?
Camino hacia donde esta el general y digo:
- Doy mi vida por la de este hombre, si realmente alguno piensa que el es a quien debemos mandar a la horca adelante votenlo, pero sino si solo votan por obligacion les digo. votenme a mi en su lugar, prefiero morir sabiendo que aun tiene esperanzas este pueblo por el que muchos han trabajado incluyendo a mi padre y este hombre.

Se giro hacia Francisco, un tanto ofuscado. La actitud de perro guardián que tenia este le enfermaba, ¿como podía defender a un hombre que había manchado su propio orgullo y honor, noche tras noche en la taberna? ¡Vaya pelotudez!

- Con todo respeto, don Francisco, pero que usted crea en la inocencia de un viejo general sin gloria, no significa que sea inocente. ¿Se burla de nosotros acaso? ¡Por qué eso es lo que hace al creer que todos aquí somos unos tontos al dejarnos manipular por los asesinos que rondan por las noches nuestro pueblo! - Bufó con fuerza, antes de volver a sus casillas. 

- Quizás lo mas inteligente sea que todos nos mantengamos juntos por la noche, que nos mantengamos todos en un solo lugar, y si Gonzalo esta de acuerdo, que sea su taberna. Yo mismo ofrezco también mi casa, para que compartamos la velada, y quiénes no estén allí presentes, serán los primeros sospechosos. - Sentenció, llevando las manos a la cintura mientras negaba con la cabeza, a la vez que su rostro delataba el profundo cansancio que aquella situación le causaba.

-Su casa...Repite para sí mismo. Quiere llevarnos a su casa para continuar insultándonos? Prefiero la taberna de Gonzalo, el me inspira confianza. Usted, siempre guarda saliva en sus comentarios para que caigan en la camisa de alguien. No tengo la seguridad de Francisco y no sé como está tan en tela de juicio la inocencia del General. Pero estoy abierto a escuchar a cualquiera que me aclare mi duda... Por otro lado Francisco es usted muy noble defender con tanto ahinco y tesón a su general. 

Rió ante el comentario de Dorian, para luego exclamarle en voz alta. 

- Por lo menos yo tengo la tranquilidad de ofrecer mi casa para el bien común... No sea hipocrita, señor Dorian, que aquí nadie es invicto de haber insultado a otros. ¿O acaso usted nunca voto por nadie para enviar a la horca? No sea tan confiado, así terminara siendo el próximo muerto por aquellos sucios sectarios. 

-No, desde luego no soy inocente, vote por la muerte Leovigildio, ami también me asustaba. Más me parecía un adorador del demonio que del Señor. Si no ofrezco mi casa es porque no me dejan pisarla. Vivo en la pensión...más quisiera poder estar de nuevo en el bosque... 

Estaba observando a cada uno de lo que estaban diciendo… Pero cada vez se iba de desmadre con las acusaciones de cada uno o con las desconfianzas que se iban viendo. Más a menudo, cada día que pasaba era más complicado intentar de conversar o entender lo que querían decir cada uno.

Era más enrevesado porque era más lioso aquí por lo que se ve que nadie es culpable todos eran inocentes... y ningún traidor aquí cada uno se lavaba las manos pero bien, pero de alguno lado tenía que venir alguno sospechoso, porque si no me podía explicar de donde provenían todas la muerte... pero da la casualidad que son inocentes... y tanto de meter miedo a los niños y no los tenemos aquí.

Y de tanto escuchar una oreja dijo que era pirata... nadie le dijo que era pero el mismo lo dijo. Pero yo nada más verle la cara cuando vino al pueblo sabía que era un pirata con las pintas que tenía. También hablaban de los inquisidores que tenía, que yo pienso que tienen que ser cosa de un juego porque, este rollo les gusta a ellos a los inquisidores. ¿Pero quiénes podrían ser? Eso no lo sabemos.

Alce la voz para haber si me podían escuchar y les dije. –Como sigamos todos discutiendo no vamos a sacar nada claro, sabemos que todos lo que estamos aquí, cada uno mira por su lado y dirá que somos inocentes... pero no todos podemos ser inocentes porque alguien está mintiendo, o no está engañando bien y no está haciendo que nos enfademos unos a otros.

Tome aire para continuar. Tenemos que para ya de discutir y dejar de decir  a quien voto cada uno eso lo veo yo cosas de chiquilladas, para mí lo de la votaciones es algo privado cada uno vota a quien le plazca. Y si no encontramos al culpable o al traidor de las muertes lo vuelvo a repetir que moriremos todos los que estamos aquí.

El carpintero mas callado de lo normal en este cuarto día, se mantuvo al margen escuchando y esperando, hasta que no pudo mas.
-¿Y nadie a pensado que general pudiera ser el justiciero que como otro, al despuntar el día, a mencionado que acabo con el inquisidor Olwyn Oosterbak? Y tal vez acabara el con Zabala, por propias sospechas como otros apuntan. Si Don Antonio resulta ser el justiciero y no un masón o inquisidor. Prefiero que se mantenga convida y use su buen ojo para con el pueblo. Por lo que yo no creo en su culpabilidad. Al igual que no sospecho de Gonzalo, los dos grandes candidatos del día, demasiado fácil para quienes quieren un pueblo muerto. En cambio tal y como dije ayer, Alba; una mujer, se mantiene al margen, tan solo para mencionar que ella no sabe nada, que estuvo limpiando, mientras el pueblo corría peligro. Cuando ese día era para ellas, para decidir y votar. Tal y como lo hizo contra Pister Vitorius. Otro pueblerino callado. Por lo que si pienso en ella como una culpable mas directa.

Con la llegada del resucitado, que no a la fuerza debería ser un milagro, pero no hablaría por miedo a las piedras de los creyentes. Si dio pie a una importante tarea. Observar las votaciones.

Comiendome la indignacion ante la insistencia de Christopher le respondo, para luego aunar las voces de aquellos que habian hablado recientemente.
- No pretendo burlarme de nadie Señor Narl, solo digo que con mi vida doy sentada la inocencia del general. 
De todas formas coincido en que hemos de dejar de acusarnos y discutir, hay que encontrar pistas reales que nos conduzcan hacia el o los culpables de tantas muertes. Basta ya de dar tumbos como ciegos perdidos en el bosque, cada uno hable claro, diga sus conjeturas y dejemos de transformar esto en una guerra personal.
La decision de a quien enviaremos en la horca la tomaremos como pueblo unido, por el consenso y Ay de nososotros si erramos otra vez y enviamos al cadalzo un nuevo inocente.

Yo tengo mis desconfianzas desde hace rato puestas en Pister Vitorius, a quien dificilmente he visto durante el día en el pueblo y no le recuerdo mientras luchabamos contra el fuego. Por eso se lleva mi desconfianza, quien no deambula de día ha de ser porque en las sombras nocturnas se mueve...
 

Como el ambiente se estaba caldeando de sobremanera y cumpliendo con su cometido, Martín Alfonso de Córdoba se puso en pié y comenzó a instar al orden a los habitantes que allí se reunían, esperando que la cosa no fuera a peor y tuvieran que intervenir en alguna trifulca o incluso combate de armas, puesto que algunos las portaban y no se podía saber hasta que punto podría llegar alguien teniendo en cuenta la situación que se daba de estos días para atrás. 

En fin. Creo que voy a irme a meditar un poco. No quiero volver a votar a lo loco les dice a todos, después de los últimos comentarios y actos y de la gente recién llegada, en su cabeza había un lío de nombres y sospechas. Quién quiera, puede acercarse a tomar un trago a la Taberna, allí estaré, te lo digo a ti sobre todo, Jack, los muertos no pagan le guiño un ojo, intentando relajar el ambiente con alguna broma. Pero os lo advierto, nada de trifulcas. Bastantes hemos tenido ya, y quiero relajarme, no estar alerta.

Me encamino a la puerta, lejos pro fin del cuerpo sin vida y mancillado de la pobre y joven Isabel.

Ah, y señor Grande. Espero que esto no se convierta en una excusa para un nuevo discurso sobre mi culpabilidad. ¿O antes de irme debería pedirle permiso?

El pirata mira a Gonzalo con una sonrisa y dice:

-Voy con usted, que tendrá que acabar nombrándome cliente honorífico de su taberna.

Mira luego a todos y dice:

-Piensen sus votos, que más gente inocente puede acabar muriendo en nuestras manos que en las de cualquier masón o inquisidor.

-Antes de irse Señor Unaoreja, me puede explicar porque eligió al General. Dice que es debido al argumento que dio Jack y no recuerdo esa acusación. ¿Quizás usted podría aclarármelo?

Tras las votaciones han elegido al General para que muera, este los mira con desgano, y ciertamente con desconsuelo, su muerte es inminente, y nada puede hacer para evitarlo.

Al acabar las votaciones lo único que salió de él fue una risa amarga. ¿Podía hacer otra cosa que no fuera reír? ¿acaso no era una broma?. Da el paso que nadie se atreve a dar para despertar al pueblo tras salvarse del asesinato esa misma noche y es el mismo pueblo, sus vecinos, quienes le mandan a la horca. No pensó que eran estúpidos y ese fue su error...

- Bravo, bravo.- No permitió que lo tocaran para avanzar hacia el patíbulo y aplaudió mirando a su público. Al menos se ahorraría la tortura. - Os habéis dejado engañar por quienes os asesinan, por quienes acabaran con el pueblo. Ni siquiera aquel del que esperaba mas cordura por haber regresado del mundo de los muertos ha cumplido mis expectativas. - Había abandonado su tono amable con el que intento no atemorizar al pueblo, mostrando su tono duro. - Claro que he iniciado mi guerra personal en esto ¿acaso podía quedarme de brazos cruzados mientras todos acusabais aleatoriamente a cualquier vecino?. No. Yo mismo tome cartas en el asunto acabando con quienes me parecían sospechosos. ¡Si! ¡Habéis oído bien!. Culpa mía exponerme a vuestro criterio, confiar en vuestra inteligencia y en que los asesinos no os tornarían en mi contra. Sepáis que no he capturado un solo Inquisidor, sino dos, sin fallar en mi criterio. Olwyn y el señor Zabala, que parece que ha dejado un voto contra mi en su testamento, también era uno de ellos. E intentaron acabar conmigo, pero resistí, por eso falto un asesinato la última noche. Ignorantes... Credulos...- estas últimas palabras eran casi para si. - Espero que ahora sepáis valorar mis palabras, aunque pocos inocentes quedan para salvar el pueblo. Estáis condenados y habéis condenado a quien os estaba salvando... De todas formas he de deciros que he nombrado un ayudante entre vosotros. Si, no iba a seros tan fácil asesinos. Pero como esto puede poner mi palabra en duda he ordenado a mi ayudante que acabe con la vida de "Unaoreja". Para demostrar que mis palabras son ciertas. Y aun dudaréis y os dejaréis embaucar de nuevo...- No podía borrar la amarga sonrisa de su cara, aquello le parecía enormemente subrealista. Veía a sus hijos llorar desde la distancia sin poder hacer nada. - Y otra cosa os diré. Yo encontré pruebas en cada una de mis victimas, como encontrara mi sucesor en todos los cuerpos a los que de muerte. Por eso puede saber si va en buena dirección o erra en sus juicios...- Se colocó el mismo la soga al cuello, ya habían hecho bastante el resto de vecinos. - Espero que ahora sepáis apreciar el razonamiento de mis acusaciones. Aunque creo que ya es tarde... Rezo por mi sucesor, que es quien puede salvaros. - Empujo la silla, haciendo el trabajo al que le habían empujado todos sus vecinos, sus desconfiados amigos y conocidos...