Partida Rol por web

Y por el nombre de Dios murieron muchos,

Sólo que Dios no estaba ahí para defender a los inocentes.

Esa noche dada la sorpresiva respuesta de el investigador Santiago Álvarez Gamboa, Pedro Borrel es ahorcado, y Alaalegre encadenado, a la espera de una próxima ejecución. El viento al caer la tarde se hace más intenso, muchos entran a las casas vacias para resguardarse, dejando a AlaAlegre a la deriva, con frio, en medio de la nada, todos saben que ese asunto ha de ser así, aunque muchos deseaban matarle en silencio, se quedo ahí en la noche, abandonado a sus propias desgracias de tanta sangre que mancho su  verdad, tanta injusticia dada, porque entre lobos rivales se atacan y solo quedan las ovejas.

Los vientos trajeron consigo lluvia, y la lluvia frio. Nadie se sorprendió al ver a la mañana siguiente a  Alaalegre muerto.

Seguramente no lo mato la lluvia, el frio o las condiciones de la interperie, lo mato alguien más a quien las cadenas le hicieron el trabajo más fácil, pues después de cortarle el cuello, puso paja encima del cadáver y le prendió fuego.

Nadie se despertó por el olor a humo y a carne asada.

AlaAlegre murió como muchos a manos de la inquisición. Quemado por las fuerzas de las llamas del infierno, quemado como tantos otros que pensaron diferente en esa época de oscuridad.

Pero , ¿Quién sería el responsable de tan drástica ceremonia?

Muchos pensaron que les tocaría volver hacer votaciones y  ahorcar a quien fuera, pero de repente a lo lejos una tropa se acerca al poblado.

Es el ejercito de su magestad el rey. Escoltan una carroza, de elegantes acabados.

POBLADORES DE SAN PALAQUINO. Dice paradójicamente quien  les ayudo a sacar a los niños del poblado. ESTE ES EL EJERCITO DE SU MAGESTAD EL VIRREY DE LAS NUEVAS TIERRAS, SALIR AHORA  Y REUNIROS, QUE LA JUSTICIA A ESTE PUEBLO A LLEGADO.

¿Justicia?, ¿JUSTICIA?...

Muchos se preguntan cuál es la justicia de este infame evento, el ejercito llego tarde, ahora no hay justicia...

HAY INJUSTICIA.

Se miran entre vosotros de manera calma, pero con rabia en los corazones, pues muchos muertos hay en este lugar.

Pero la sorpresa os aguarda, cuando  de la carroza, sale un religioso conocido.

Qué haya paz en este pueblo, que ahora está limpio de pecado.  La sonrisa del hombre es magnífica.

¿Pero cómo es posible?, varios de ustedes le vieron muerto. Por causa de su muerte y la del alcalde fue que  comenzó toda esa masacre. Muchos sienten rabia en sus corazones y alguno piensa en lanzar alguna piedra al prelado, pero le detienen, pues el número de guardias es enorme, y sería una estupidez hacerlo.

¿Todo fue una treta entonces?

¿Un juego donde ustedes eran la fichas?

Ciertamente.

El religioso busca alguien con la mirada y le hace señas para que se acerque.

Hermano Francisco Berenguer, siempre supe que usted sería la salvación a estas tierras,  que Dios y la virgen lo bendigan, y que todos sepan que este hombre ha sido quien les ha salvado, eres un miembro digno de la sagrada inquisición.

Me siento honrado su santidad, se hizo lo que Dios quiso. Responde él.

Eso fue la gota que rebosó el vaso, pues  ese impío no había salvado a nadie, había matado a muchos, y no protegió a nadie.

INJUSTICIA!

El corazón social os grita, INJUSTICIA!

Un grupo acabó al otro, pero en su afán, mataron a muchos que no debían morir.

Los gritos de todos se unen, a tal nivel,  que por un momento piensan que  lincharan a los religiosos, pero los guardias del ejercito los detienen.

La carrosa se van y quedan ustedes  rumiando venganza.

Muchos de los pensaran que  fueron los de la inquisición los que ganaron esta batalla cruenta, pero no es así.  Ganaron los pobladores que sobrevivieron, que pudieron detener la masacre, pues gracias aquellos que no tenían parte en esta batalla, pudieron detener el cáncer que se expandía.

Pero la sociedad es injusta, y esto es una muestra de ello, ni siquiera Francisco Berenguer era totalmente fiel a su fe, de haberlo podido, hubiera aprendido de los masones para luego matarlos. Había una desigualdad entre ambos bandos, pues los religiosos tienen el apoyo del virrey, y sea como sea, la corrupción del poder está presente.

La paz volvió a San Palmaquio, los niños volvieron  con los padres vivos, algunas viudas los acompañaron, los que sobrevivieron  a este encuentro se volvieron secretamente áteos, pues  de la crueldad de los hijos de Dios, no se puede esperar nada peor.

La inquisición mató ocho veces más que los nazis en la segunda guerra mundial, el problema es que a los nazis se les desprecia,  pero  a la iglesia no, muchos han olvidado esa parte oscura de la historia donde en nombre de Dios se mataba por aquellos santos que ni santos eran.  En nombre de Cristo murieron muchos por pensar distinto, o simplemente por mala suerte. Estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, ser acusado como hereje por un enemigo que le convenía tu ruina o,  simplemente por ser  libre.

Y es así como todo acabó, la muerte hizo presencia, y marco la vida de los que sobrevivieron. Entre el conocimiento y la fé  se dan muchos dilemas, unos de vida, pero también de muerte, y a pesar de todo , y a pesar de los años y los señalamientos, los saberes distintos y la diversidad volvió a surgir.

FIN.