Nikolai vio como algunos, al igual que él, se preocupaban por apagar el fuego o evitar que se extendiera hasta el poblado.
-Es buena idea talar los árboles, aunque para eso se necesita mucha gente y algo de tiempo. Y es peligroso hacerlo con la amenaza del fuego cerca.
Siguió cavando una zanja para que el fuego no entrara por aquella zona, preocupado por si el incendio se extendía a gran velocidad.
Cuando Pedro observó a los amantes caidos, lo asaltó una profunda tristeza. Sabía que él hubiera hecho lo mismo si su dulce Marta hubiera muerto de la misma manera.
Cierto es que él tenia su porción de culpa que ya había hablado para linchar a alguien, pero si no el linchado podría haber sido él. Agradeció que su voto hubiese caído en saco roto.
Y de repente el fuego. ¿Alguien se había empeñado en terminar con San Palmaquino?
Pensó que podía hacer, sus fuerzas no eran suficientes para cavar y talar, como otros hombres del pueblo. Tomó un cubo y llevó agua a aquellos que luchaban contra el fuego.
Mientras se dirigía hacia el pueblo, vio a lo lejos las llamas en el bosque, y como el general y Francisco Moreno, quien mas parecía su perrito gritaban ordenes. Volvió a mirar las llamas a la lejanía, y suspiro, mientras pensaba: ¿Sera acaso Satanás quien viene de camino al pueblo, para al fin acabar con todos?.
La verdad, ¿qué importaba ya todo? Suspiró, y simplemente se fue a sus viñedos, partiría protegiendolos, y luego conduciría a su gente a apoyar a sus vecinos.
Nadie parecio tomar en cuenta su sugerencia, asi que guardó silencio. Miró con recelo a todos lados, algunos corrian para apagar el fuego pero él permanecio en su sitio. El bosque no era tan peligroso como los asesinos nocturnos y no les quitaria la vista de encima a ninguno...
Estaba escuchando a gente que decía de talar los árboles... pero sería tontería de porque el fuego se extendería más rápida mente… tenía que haber algún modo de que apagaran el fuego... vi que no había una persona viva que era Leovigildo no estaba muerto... me quede exhausta al ver que estaba vivo.
Me acerque da donde estaban todos y dije. –Tiene que haber algún modo de poder apagar el fuego. Pero no sería de gran ayuda talar los árboles ya que el fuego lo que hará que se extienda más.
El humo es engañoso,
El poblado esta lleno de sombras,
y aunque el incendio esa noche no llego al pueblo
sí llego la muerte.