Partida Rol por web

Viendo que Kara e Ibo se alejan a gran velocidad y que su moto empieza a ahogarse,  Mierda, demasiado bien iba éste cacharro. Y a disminuir la velocidad... Frunce el ceño encima de unos ojos entrecerrados por el viento y siente decepción. Le gusta estar seguro de lo que hace y sentir que lleva el control. Cuando eso no ocurre, debido a la no muy lejana muerte de su esposa, vuelve a caer en ese abismo de frustración. Maldita seas, puta moto. No me dejes aqui. No me dejes aquiii!!  gritaba con los pensamientos y con la voz:

-AAGHH!! mierda, mierdaa!

Durante unos segundos no pensó con claridad y oyó a lo lejos un disparo. Miró con sus oscuros y entrecerrados ojos hacia el sonido y vió a Ibo medio levantado con posición de disparo.  Yo también tengo que hacer algo, no puedo dejarlos solos! Escupió el socorrido cigarro que zimbreaba entre sus labios, el cual seguía sin encender y sacó su pistola. Acelerando como pudo se acercó al último coche. 

Lo ideal sería joder al primer coche. de esa manera obstaculizaría a los demás, pero dado que ésta mierda no corre y que ellos están delante, debo evitar que los de detrás disparen. y de paso que tampoco me disparen a mí encima de ésta chatarra e ir eliminándolos uno a uno.

Todo eso pasa por la mente de Abel durante los segundos que le llevan posicionarse a la izquierda del conductor del ultimo coche mientras el viento se confunde con el rugido de su moto y su abrigo se agita como si fuera la capa de un súper héroe... Y disparar...

... y empieces a causar estragos en esos bastardos.

Las palabras de Kara resonaban en su cabeza cuando abrió fuego. Con la misma sensación del jugador que ve como su canasta ganadora en el último segundo falla Ibo contempló como su disparo se perdía en la lejanía.

Vaya mierda.

Apretó el gatillo y su pistola comenzó a escupir balas. Una. Dos. Tres.

Las dos primeras volvieron a perderse, impactando en una fachada una y rompiendo una ventana de un segundo piso la otra.

Joder, que malo que soy.

La tercera bala impactó en una de las motos, más concretamente en el depósito, rebotando para acabar alojándose en la rueda delantera derecha del primero de los coches. Ésta reventó y el vehículo se ladeó. El posterior volantazo del conductor para enderazarlo no hizo más que desequilibrarlo más hasta que Ibo vio, no sin cierto asombro, como el coche volcaba y se convertía en un obstáculo para todos los que venían detrás.

Ellos incluidos.

Los disparos de Abel dan en tanque de combustible del último vehículo en la cola de los perseguidores entonces el tanque estalla en llamas y el coche explota y comienza a dar tumbos envuelto en llamas hasta estrellarse contra un edificio. Abel ágilmente con su moto pasa debajo del coche cuando este salta por los aires antes de estrellarse. “Solo cuatro mas” piensa Abel en aquella fracción de segundo.

Acto seguido Ibo abre fuego contra los sorprendidos motociclistas sin suerte pero el destino le favorece con la última bala.  Aquella bala traza un ángulo imposible entre el depósito de una moto y la rueda de un automóvil que provoca el caos entre el grupo perseguidor.

 El vehículo vuelca mientras gira en su eje y colisiona con otros dos coches más. Tan solo un vehículo y dos motos atraviesan el accidente a salvo.

Pero no por mucho tiempo porque desde el pequeño camión abren fuego sobre los coches remanentes provocando que uno de ellos se incendie y choque con el otro en la entrada de un túnel obstruyendo el paso con fuego y humo. La ultima motocicleta restante por milagro evita estrellarse contra una muralla de contención a lo cual gira para huir por una calle lateral pero en cambio ustedes sin mucho tiempo deciden por la maniobra arriesgada. Deciden cruzar el bloqueo. Kara opta por cruzar por el estrecho espacio restante entre los coches incendiados y Abel usa de rampa uno de los coches volcados.

Segundos después las dos motos emergen del otro lado del humo y llamas para divisar el maltrecho camión donde viajan los demás avatares.