El bosque está silencioso. No parece que en estos momentos una persona se encuentre desaparecida en su interior. De hecho, por muchas veces que pases por aquí, por muchas personas que hayan recorrido sus caminos, este se mantendrá imperturbable. Como si la presencia de ninguno que lo haya cruzado no le importara lo más mínimo. Vinieron los colonos, luego los piratas y con ellos vuestra desgracia, y al bosque no le importó lo más mínimo. Pero Rere, que cruza con destreza estos árboles y senderos, como si fuera una sombra, aparentando lo más que puede que realmente esté es su territorio, por muy oscura que sea la máscara que lleve, no puede ocultar la verdad. Recuerda aquel día aciago como si fuera ayer. Recuerda a los zombies entrando a montones en el pueblo. Mientras salta por entre los árboles, se acuerda de aquel día, el último día en el que ofrecieron algo de resistencia. Se recuerda rodeado de zombies, los cuales se dirigían a por el en medio de aquel mismo bosque, mientras que de fondo se podía ver las luces de los incendios que provocaron. Estos se encuentran liderados por un zombie de cuatro brazos, con la armadura y el casco de un soldado romano, sosteniendo en sus manos 4 lanzas afiladas mientras observa como se abalanzan sobre el enmascarado. Quizás lloviera, pero sapo que esto va a ser difícil. Había peleado contra el zombie grande y, la verdad, es bastante fuerte, y encima tardasteis tanto en pelear que ahora te rodea está horda de zombies, mientras Rere encuentras ligeramente magullado, con algunos cortes por la cara. Y solo el sabía como acabó aquello
En este flashback no me tienes que tirar tiradas de combate. Solo narrame un poco lo que veas. Te dejo vía libre absoluta, guapo. Y si ves que tres demasiado ya escribo yo cosas.
El joven aventurero reptaba entre la maleza apresuradamente. da igual donde mirase, siempre podia avanzar entre ramas, follaje, monticulos rocosos etc... Como si el propio bosque le dirigiese por un incierto camino que el siempre recorria, aun sin saber cual era el final. Momentaneamente se tenia que sujetar la máscara semi-rota, los chillidos de Roberta eran demasiado imperativos, y no pudo cambiarla, en gran parte se sentia desprotegido mostrando su rostro. Aun recordaba porque aquella máscara siempre mantenia un blanco impoluto, y ahogo un quejido cuando la vio magullada.
Hacia tiwmpo ya, durante el último intento de mantenerse firmes que su cuerpo luchaba por sobrevivir en esta misma tierra tétrica. El caparazón de su rostro... en aquel entonces de un color grisaceo oscuro estaba salpicado en sangre reseca, cenizas y lágrimas. La sangre inutilmente derramada de aquellos a los que deseaba proteger. Tumbado en el suelo con apenas un cuchillo de aquel carnicero que no consiguio escapar de la primera masacre, ReRe quedo asfixiado con la presencia del enorme general Zombie, su cuello rotaba en todas direcciones viendose saturado de abominaciones. Desesperado y sin poder articular palabra, arrojo el arma casual por aquel entonces al rostro del enmascarado, que este bloqueo simplemente anteponiendo la madera de una de sus lanzas, incrustandose asi el pequeño machete en el mango que confirmaba lo patetico de su intento.
De repente... una rama cruje bajo los pies de ReRe en su busqueda del Inquisidor chalado, haciendo que caiga al suelo luego de romperse la rama misma. Mordiendose la lengua para ahogar sus quejidos el chico demonio aterriza de culo contra el suelo en un molesto impacto interrumpiendo su rememoramiento. Mira hacia arriba y por las cuencas vacias de la máscara dislumbra las luz filtrandosé levemente entre las copas de los arboles. La visión del fuego detras de la figura monstruosa acecha nuevamente su mente. ReRe, que en aquel momento reprimia al extremo las lágrimas se dejo llevar, no sabe por quién o que, pero las gotas de lluvia deslizandose por su rostro cubierto lo abrazaron y para el, fue suficiente.
En un parpadeo una borrosa sombra paso a través de la mole viviente de no muertos noqueandolos de uno a uno con los puños desnudos. No fue hasta que el último trio de zombies hubo caido que aquel Zombie Lancero acostumbro sus ojos a la velocidad y pudo darle un golpe seco con el cuerpo de su lanza mandando al chico a volar unos cuantos metros. Este acabo agarrandose en el aire a la rama de un árbol que se rompio por el peso, cayendo ReRe de pie en el suelo firme, sus rodillas curvadas y en la mano derecha empuñando el alargado trozo de madera que lo habia salvado. Quizas el bosque le estaba dotando de armas con las que inutilizar a su titanico rival, o quizas la falta de sangre lo hacia desvariar. Lo único cierto es que el torrente de adrenalina en sus venas le impulso lo suficiente como para darlo todo, viva o muera al final.
Las gotas guiaban a ReRe en un erratico camino a destiempos. Estando a la mitad para alcanzar al Zombie Romano, noto como este se preparaba para rematar su asalto asi que, más ágil mentalmente que aquel cerebro podrido, Esquivó hacia un lado, flexiono las piernas contra la gran roca en la que encontró apoyo y incrusto en un feroz ataque el gemelo del villano encontrandose con una disimulada costura entre los cachos de piel. El palo de madera actuó de palanca al profundizar más en la cicatriz desatando algunos nudos que hicieron apoyar la rodilla al no poder mantenerse sobre los músculos descosidos. La mente desesperada de ReRe burbujeo en ideas al descubrir el punto débil de la mayor amenaza a la que se habia enfrentado hasta el momento.
Pocos minutos duro el resto del combate, mientras Repfth evadia o directamente aguantaba los burdos ataques del lancero, el joven tomo cada objeto alargado o minimamente resistente que pudo, ya fuere brazos de zombies, palos, piedras afiladas. Y no fue hasta que el monstruo libero un horroroso gemido, mirando con ojos rojos a la pulga que le iba a devolver a la tumba, que ReRe denotó una última costura en mitad de la cara cubierta frente a el. Por primera vez desde que llegaron los piratas sonrio sadicamente, y tomandoselo con calma procuro tomar un árbol que cayó derribado durante la pelea. El cada vez más demoniaco guerrero disfruto esos segundos de tensión, tenia a su merced a tal tremenda bestia.
Sin decir nada más saltó varios metros y con un movimiento lleno de rabia y odio clavó la gran estaca improvisada atravesando el rostro del Zombie Lncero que se consumio en una masa deforme de piel músculos y tejidos finalizando asi la pelea. Cuando Repfth aterrizo de vuelta, se tumbó jadeando y calado hasta los huesos. Coloco su mano temblorosa frente a su mirada y se percato de la sangre blanca que chorreaba y solo pudo decirse una cosa a si mismo.
- A partir de hoy, mi máscara no tendrá una sola mancha de sangre.
De repente, cortando este momento, oyes unos disparos en la lejania. Rere reconoce este sonido como el revolver de Cal Caballo, y por un momento te tranquiliza saber que otros compañeros se encuentran peleando. Hoy es el día de la revolución contra Mandra después de todo. Hoy se irá de esta isla. Para siempre.
Pero algo empieza a preocupar a Rere, ya que no solo escucha un disparo. Escucha otro, y otro, y otro. Sucedidos rápidamente. Esta...¿disparando a quemarropa? Es raro, Cal nunca desperdicia balas. Nunca le ha gustado. Incluso contra los piratas más poderosos que han intentado molestar esta isla, siempre ha preferido guardarselas.
"Donde el ojo, pongo la bala, chico. Así me ahorro el dinero para comprar cigarros, y siempre queda mejor. Todo ventajas, sí"
De repente, un grito llena el bosque, del mismo lugar donde has escuchado los disparos. Es de Cal, estas seguro.
Un chispazo de dolor recorrio su anatomia, desde la planta de los pies atravesando la espina dorsal hasta su cerebro. Levantandose aparatosamente el joven con la ropa hecha girones y empapado en fluidos de zombies se lanzo de manra abrupta y sin control, dificilmente manejandose a través del bosque hasta allá donde sonaba la voz de Cal
Entre el recuerdo y el presente, corres por el bosque, hacia delante, sintiendo en tu mente el terror de lo que haya podido pasar. Te acuerdas demasiado bien de ello, demasiado bien, tan bien como del momento en el que viste, entre los arboles, a un Cal malherido, pero en pie, llevando entre sus brazos lo mejor que puede a una Roberta inconsciente, y con una venda manchada completamente de rojo, allí donde sería normal ver la pierna de...la pierna....
La cara de Cal, tapada en parte por su sombrero de vaquero, mostraba una frialdad absoluta, y con la misma dijo
-La pelea a terminado. Nos han sobrepasado absolutamente, Rere. Absolutamente. Lleva a Roberta con Tucaco.
El joven se derrumbo de rodillas viendo a su amiga al borde del otro mundo. Sin poder hacer nada mas la subio a su espalda y se lanzo a correr sin decirle nada a Cal. LLevándola a donde el recordaba la última posición de Tucaco.
Rere nota todos aquellos recuerdos como algo demasiado vivido. Casi nota el calor de su amiga, el cual se iba perdiendo poco a poco. Las heridas de la pelea se combinan con las sufridas en el enfrentamiento con los dos zombies.
Aunque sinceramente, ahora le importa una mierda. Solo corre. Corre por el bosque como si su vida le fuera en ello. Es lo único que importa ahora y lo sabe. Llegar a casa de Tucaco, a casa de Tucaco, a casa de...
De repente, nota como Roberta empieza a escupir un poco de sangre que le llega a la cara. Las nota en su rostro, calientes, como las lagrimas que ahora mismo le están cayendo por su rostro mientras sigue corriendo solo por el bosque. Y en ese momento, escucha el juramento de Roberta. Un juramento que solo pudo pronunciar voz débil al estar apenas consciente, pero que en aquel momento parecía capaz de romper montañas. Un juramento que le ha vinculado a el por lo que parecen siglos.
-L....Lo pagarán. Lo pagarán caro. Lo juro. Lo...
Después de aquel momento, Roberta volvió a caer inconsciente, y Rere, durante un tiempo, vivió la vida como si se tratase de un sueño. Recuerda la toma de la isla por los piratas, como Mandra se nombro a si misma su gobernante, la introducción de impuestos, como la gente se fue yendo de la isla, como Cal giraba la cabeza ante los crímenes de aquellos condenados, como su propio padre fue el que aceptó las condiciones. Y también de la traición de Tucaco. El día en que declaró que se unía a la banda de Mandra. Un chico que, si bien frío, en el fondo uno podía atisbar un buen corazón dispuesto a ayudar a todo el mundo, como el de su padre. Recordaba la confianza rota. Como lo llegó a odiar profundamente. Le recordaba dirigiéndose cada día a Halloween Land con un grupo de escoltas zombies, dispuesto a trabajar con la doctora Fosh Herwest, el monstruo culpable de la creación de todos y cada uno de los zombies que Mandra comandaba. Y aún con todo, en aquel momento, con Roberta recogida en brazos, lleno de miedo y de terror...estuvo allí, como si ya supiera que iban a venir. De hecho, ahora mismo, en medio del bosque, en un claro, al lado del inquisidor que lleva buscando todo este rato, lo encuentra allí parado, mirando, como si ya supiera que iban a venir.