Partida Rol por web

El elefante se mantuvo impasible ante la actitud de Rere, manteniendo las orejas hacia delante. Caminaba sobre aquel camino de metal con pasos fuertes, como si no le importara estar suspendido sobre el nivel del suelo, mientras continuaba barritando.

De repente, el elefante pareció quedarse quieto un momento, desviando su atención hacia otro lado, pero manteniéndose de frente a Rere. Cuando Rere intentó descubrir a que había reaccionado el elefante, de repente un rugido ensordecedor reverberó en la sala.

Era el rugido del elefante

Cagaba hacia Rere con todo su cuerpo.

-¡ROOOOOOOOOORRRRRRRR!

ReRe sentía el vello de sus brazos tensarse mientras el termotanque de fructosa avanzaba haciendo que el metal de la barandilla se quejase.

En el momento de que la bestia empezó a chillar cargando contra ReRe, este inclinó sus rodillas por instinto y intento dar un salto lo suficientemente alto como para subirse al Elefante.

Una vez que Rere se consiguió poner en su grupa, el elfante intentó quitarselo de encima, emitiendo poderosos bramidos mientras movía la trompa de un lado a otro, notándose como la plataforma metálica resistía el peso del animal ¿aguantaría?

Al Fresafante parecía darle igual. Estaba totalmente encabritado, golpeando todo con gran violencia. Pero Rere consiguió mantenerse agarrado a la extraña grupa del animal, roja, fría, y cubierta de semillas de fresa. Aquello era muy extraño.

Ahora en una posición mucho mas ventajosa, ReRe oteó la posibilidad de manejar al extraño ser a ver si podía desplazarse a más velocidad, pero el forcejeo de la bestia era demasiado agresivo y no parecía posible relajarla. En uno de los movimientos bruscos ReRe fue a caer del lomo del Fresafante, lo que foro al joven a intentar clavarle su espada en el lomo.

El corte, acompañado por el barritar dolorido del elefante, fue exactamente como Rere esperaba. O al menos, teniendo en cuenta las circunstancias. La cuchilla atravesó la fruta perfectamente, teniendo la textura propia de la fresa.

El zumo de la fresa manchó no solo el filo de la espada, sino las mismas manos de este, notando como esta era fría, pegajosa incluso. Rere sabía que aquello iba a ser difícil de quitar con agua. Aún así, Rere se dió cuenta de que el frío del jugo no remitía, sino que se iba intensificando, como si...como si el líquido se le estuviera metiendo en la piel. 

Eso era exactamente lo que estaba ocurriendo. 

El frío se iba extendiendo por todo su cuerpo hasta que, finalmente...

Cuando mirás a tu alrededor, Rere se das cuenta de que...todo sigue igual. El fresafante barrita de dolor encima de la pasarela de metal donde lucháis, y la oscuridad os rodea por completo, pero...todo esta manchado. Sangre seca cubre la propia pasarela. Cubre todo el metal como si de óxido se tratase, y cubre el ambiente, como si la propia atmósfera tuviera un tono rojizo. Y el aire huele a hierro. A uno de esos olores que se te meten en el olfato, tan viciado como si aquel olor se hubiera concentrado en una habitación cerrada.

De repente, Rere puede escuchar el filo de espadas desenvainando. Algo va a atacarle por la espalda.

ReRe cayó en la pasarela empuñando la espada para cubrirse del elefante monstruoso mientras recuperaba el aliento. Se había concentrado tanto en vigilar al animal fructoso y en los quejidos que este emitia, que cuando la terrorifica escena lo rodeo le tomo por completo de sorpresa, solo dandole tiempo a girar su cuello al escuchar los cuchillos chirriar.

A pesar de todas las habilidades del asesino, Rere pudó notar como una hoja fría le cogía por sorpresa sintiendo como le rajaba el hombro. Por suerte, fue solo una de las espadas, ya que cuando quiso darse cuenta, pudo ver que su rival no solo tenía la piel completamente blanca, no solo tres ojos rojos que lo miraban fijamente, no solo las ropas blancas e imposlutas, en medio de aquel ambiente de pesadilla, el cual, como pudo ver Rere, parecía...difuminarse en el aire, como si aquello solo hubiera sido una visión que desapareciera poco a poco, volviendo a verse la pasarela de nuevo, sin la sangre y el oxido que la había cubierto hasta hace poco, con el elefante mirando de lejos el combate, atento, sino que su rival tenía no una, ni dos espadas, sino seis espadas, una por cada mano, blandiéndolas de manera sorprendentemente habilidosa, casi hasta...desconcertante, pudiendo hacer movimientos casi sobrenaturales, difuminándose mientras se movía en el aire, como aquel ambiente que lo había rodeado hasta hace un momento, pero de un modo más intermitente, nunca sin llegar a desaparecer del todo. Cuando terminó su ataque, le dedicó una sonrisa a Rere.

-Vaya, vaya, parece que eres más resistente que tu maestra. Una pena. Matarte durará más de lo esperado.

Repfth miro estupefacto como el ambiente giraba y cambiaba al ritmo de sus pestañeos, aunque el corte le hizo quejarse de dolor y saltar rodando para cubrirse, siguio sujetando su espada tomando aliento para no perder la postura, la mano libre la llevo al corte haciendo un gesto de molestia, podía notar que había tocado músculo. 

ReRe fue a decir algo sorprendido de lo que decia la extraña Tribalida, sin en cambio las punzadas de dolor le hicieron apretar los dientes a la vez que se abalanzaba buscando atacar con un Tajo de Aura.

La tribalida, con un gesto de dolor, se hundió de repente en el suelo enrejado, como si este fuera la superficie de un lago.

Al final, apareció un poco más alante, justo al lado del fresafante inspeccionando con sus manos la herida provocada por el ataque de Rere, mirando con gesto curioso la sangre que manchaba estas.

-Vaya vaya, al menos esto va a ser un combate... Fresón, ya puedes retirarte. Este es para mí.

-PAWAH- Tras su barritar, de repente se redujo a un tamaño diminuto, alcanzando la forma de una fresa la cual, suspendida en el aire, fue cogida rápidamente por la mano de la tribálida, la cual se la guardo en el bolsillo para luego mirar con sorna a Rere.

-Bueno, supongo que tu eres el tan llamado saboteador Reflejo Corrupto, ¿me equivoco? La verdad, ya era hora de que te maldijeran de una vez. Tenía bastantes ganas de enfrentarme a un tipo como tú. Le has dado bastantes problemas a Mandra. Tantos que me han encargado a mi acabar contigo. Ahora que nos vemos la cara, me presento.-la tribalida se agachó, llevando consigo sus espadas- Red Pretty a tu servicio. Me temo que soy...tu maldición.

La punta del sable de Roberta chirriaba contra el sueño metálico cuando ReRe lo clavaba en el suelo como apoyo tras caer de rodillas por el retroceso del "Tajo de Aura". La mano sujetando el corte se empapaba poco a poco de la herida que la Tribálida había provocado. 

- Si has venido a intentar matarme.. cofgh... hazlo rápido. -Haciendo fuerza con el brazo apoyado en el mango de la espada ReRe se ponía en pie. - No me preocupa..aghf...estar maldito, o morir por ello. Pero no serás tu quién lo haga. 

Dijo con dificultad caminando hasta ponerse en posición de combate defensiva como mejor podía.

- ¡No moriré mientras Mandra amenace Lantern Village! ¡No caeré hasta que Fausto sea libre de su maldición!