Partida Rol por web

Fortunas perdidas

[ACTO 1 Capítulo 1 - Escena 4] Cenando con Escorpiones

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18/07/2021, 18:55
Ikoma Kazuo

Kazuo casi se había olvidado de las minas, y se reprendió aquel detalle. Aquella historia ocupaba tantos tomos y tantos capítulos en su memoria, que la tarea de recordarlos empezaba a ser ardua. La entrada de los perros no le valió reacción alguna, y supo guardar la compostura allí donde Kakita Mirai no lo logró. En la Ciudad de las Mentiras había visto obscenidades mucho mayores unirse a la mesa durante la cena, así que cuatro perros de presa no iban a hacer mella en su cortesía, por mucho que terminaran de sentenciar la imagen de Bantaro. ¿Era una especie de pantomima? ¿Estaban intentando provocarles? Una cosa estaba clara: si el daimyo no era un maldito idiota, entonces tenía que ser el mejor actor que había visto Rokugán. El espíritu de Shosuro reencarnada. 

Los nombres de los chuchos, sin embargo, sí que le hicieron alzar una ceja. No sabía si fingir exaltación e intentar dejar en ridículo evidente a Bantaro, o hacer como Satoru y esforzarse por relajar los ánimos. Pero entonces leyó la sutil pulla en las palabras del shugenja, y tuvo que darle al sake una vez más, para esconder la sonrisa. 

—Son animales espléndidos, lo reconozco, aunque comprendo la excitación de Kakita-sama. En mi Clan hay samurai-ko capaces de compartir la mesa con leones*... pero ni es la norma ni debería serlo. Soshi-dono, os lo ruego, mandad sacar a estos animales del salón. No hagáis lo que dice Isawa-sama y os rebajéis al nivel de los gaijin y de quienes comparten sus costumbres. 

El tono de su voz en absoluto era un reproche, sino más bien una súplica amiga y amigable. 

—Ahora bien, sus nombres... son cuanto menos curiosos. ¿Por qué no dejamos de hablar de política, y compartís con nosotros la historia detrás de ellos?

- Tiradas (1)

Motivo: Voluntad/Etiqueta

Dificultad: 20

Tirada (8): 7, 3, 9, 5, 3, 4, 7, 8

Guardados (3): 9, 8, 7 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)

Total: 24, Éxito

Notas de juego

Paso la tirada de Voluntad/Etiqueta

*Esto es una referencia a la escuela Matsu de domadoras de leones, o como se llamen

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18/07/2021, 23:23
Mirumoto Megumi

Megumi escuchaba en silencio, no había una palabra que saliera de la boca de Bantaro que fuera sincera, salvo exonerar a Soshi Furuyari, estaba claro que había sido la cabeza de turno en todo este asunto. Megumi ni siquiera estaba convencida de que hubiera cometido seppuku. 

Tal vez fueron  las horas de viaje, el cansancio acumulado, la angustia vivida al cruzar el campo de los refugiados, había aguantado por respeto a su mujer las faltas de respeto hacia ella, pero esto era demasiado. De una  forma brusca se puso de pie antes de que cualquier can se le acercara. Miró con dureza al daimyo. 

Bien, si los unicornio se contagian de plagas por dormir con sus monturas no quiero pensar que puede suceder aquí mañana. Solo espero que el pueblo Iuchi no tenga al pueblo hambriento a sus puertas mientras los animales degustan un banquete. 

Veo que estáis más interesado en hablarnos de vuestras mascotas que en los males que afligen vuestras tierras, de modo que partiremos a primera hora a buscar la verdad, de manos de aquellos que sí le den la importancia a los sucesos acontecidos. 

Con una muy leve reverencia y sin esperar contestación Megumi abandonó la estancia sin mirar atrás. 

- Tiradas (1)

Motivo: Etiqueta

Dificultad: 20

Tirada (6): 1, 5, 4, 3, 2, 9

Guardados (3): 9, 5, 4 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)

Total: 18, Fracaso

Notas de juego

Alguien tenia que liarla.

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21/07/2021, 22:26
Soshi Bantaro

Isawa Satoru ¿Tuvieron los otros dos magistrados también la oportunidad de conocerlos?

- No, Isawa. Las reuniones con el magistrado Unicornio fueron muy tensas cortas, aunque menos cortas de lo que yo habría deseado.

Pero me alegro de saber que alguien valora lo que cuesta domar la voluntad de estas nobles criaturas hasta hacerlos tan perfectos. Me caéis bien Isawa Satoru.

 Ikoma Kazuo  En mi Clan hay samurai-ko capaces de compartir la mesa con leones

Bantaro abre mucho los ojos con sorpresa - Os reís de mi... - dice con una intriga que no consigue disimular - eso es... ¡Fascinante! ¿Cómo es eso posible?

El Daymio se movió lo suficiente para acercarse y soltó el muslo de la doncella Isane. Isane respiró aliviada y tapó su muslo con el kimono, retrocediendo ahora que su señor parecía interesado en otras cosas.

- ¿Los nombres de mis mastines? - sonríe - Sois un Ikoma, seguro que vos podéis contar mejor la historia que yo...

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21/07/2021, 23:03
• Director de Juego •

Cuando la yojimbo de Megumi se alzó violentamente, todos se tensaron, cualquiera podía pensar que aparecerían guardias desde las sombras para proteger al Daimyo, peor no hizo falta. Los cuatro perros se giraron al unísono al reconocer el espíritu violento de la samurai Grulla, levantando los belfos para enseñar unos dientes enormes y babeantes y amenazantes. Sin duda protegerían a Bantaro ante cualquier movimiento.

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21/07/2021, 23:03
Soshi Shinobu

Soshi Shinobu alzó su frente del suelo y alzó su voz en una orden a los perros. Su voz salió como un trueno, y los perros agacharon las orejas de inmediato y se sentaron, obedeciendo a su señora pero sin dejar de mirar a la Kakita. Les ordenó retirarse pero los perros se negaron a moverse. Shinobu se giró suplicante hacia su esposo.

- Por favor mi señor, no ofendáis más a nuestros invitados... os lo suplico. Vuestra familias os necesita.

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21/07/2021, 23:15
Soshi Bantaro

Bantaro mantiene la mirada de la Kakita con aire caprichoso, como si le divirtiese saber hasta donde podía llegar. Finalmente suspira ante la petición de su esposa, como un niño al que le toca abandonar su juguete favorito para atender una responsabilidad.

Bantaro dio un pequeño silbido y los cuatro canes volvieron a su vera, moviendo la cola y retozando a sus espaldas.

Bantaro escuchó a Megumi hablar mientras se alzaba para marcharse y su rostro fue perdiendo la sonrisa a medida que escuchaba sus palabras. Sin duda no le estaba gustando nada las atrevidas palabras de la magistrada. No había duda que si no fuese una persona escogida por el mismo Satsume, ese hombre podía cometer una locura. Después de todo estaba en su palacio, rodeado de cientos de sus hombres más leales. Podría degollarla y nadie se enteraría... Pero en lugar de ello sonríe y acaricia la cabeza de una de las mascotas.

- Ha sido un día largo, magistrada. Estoy seguro de que deseáis descansar. Pronto, cuando estéis en las tierras de los Iuchi, echaréis de menos nuestra hospitalidad.

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22/07/2021, 12:40
Isawa Satoru

Si Bantaro había captado el sutil matiz de sus palabras al hablar de la forja del carácter, parecía haberlo obviado completamente, al igual que el intento de su compañero para hacerle hablar de sus nombres. Pero lo cierto era que al menos parecía distraído, y prefería que siguiese así.

-Lo cierto es que no me importaría escuchar de nuevo esa historia de labios de Ikoma-san. -Contestó animadamente cuando Bantaro devolvió la pregunta a Kazuo, y hasta se permitió sonreír ligeramente al seguir hablando. -Mis maestros en Kyuuden Isawa eran magníficos, pero sé por experiencia que un viejo pergamino no puede igualar las palabras de un omoidasu del León.

Cuando los perros se tensaron en respuesta al gesto de Mirai, Satoru se esforzó en no reaccionar, y ocultó sus labios apretados tras su té. Nada bueno podría salir de un conflicto en aquella sala, pero si fuese necesario, las palabras de un conjuro estaban listas en sus labios. Afortunadamente, de nuevo la intervención de Shinobu logró hacer entrar en razón a Bantaro, y el daimio llamó al orden a sus bestias.

El shugenja dejó escapar un lento suspiro al ver que la amenaza parecía alejarse, y miró a la esposa del daimio. Shinobu parecía sin dudas la verdadera responsable del castillo, aprisionada por un marido errático y autoritario. Casi podría pensar en ella como una vía hacia la paz. Tal era la imagen que estaban viendo… y la que harían bien en verificar antes de tomar decisiones.

-Estoy completamente seguro de que recordaremos vuestro hogar con anhelo en los días que están por venir, Bantaro-dono. -Intervino ante la repentinamente tranquila réplica del daimio, esforzándose por que su mirada no se desviara de él y lo traicionara.

En lugar de eso, se giró hacia Megumi, y buscó sus ojos.

-¿Necesitáis que nos retiremos ahora para prestaros ayuda, Mirumoto-sama? -Preguntó, solícito. -Aunque, si debemos retirarnos, me gustaría poder actualizar nuestros mapas tal y como hemos hablado. En caso contrario, terminaremos la junto a Bantaro-dono y sus fieles.

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25/07/2021, 00:06
Ikoma Kazuo

Kazuo se encogió de hombros. 

—Preferiría no tener que hacerlo, Isawa-sama. Aunque es una historia que no conviene olvidar, tampoco conviene recordarla muy a menudo... estamos en estas tierras en calidad de diplomáticos, y lo único que me evocan esos nombres son más conflictos entre clanes. Sí que podría, como alternativa... tocar algo con mi laúd. Tal vez cantar algo. No creo que mis habilidades ni mi voz hagan justicia a un palacio como este, pero me sentiría honrado de hacerlo ante vuestra presencia y la de su esposa, Soshi-dono. 

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25/07/2021, 21:14
Akodo Isshin

La sórdida llegada de los sabuesos a la mesa solo había aportado más tensión e incomodidad a la conversación. Ni en los campamentos había visto una falta tan flagrante a la etiqueta y el protocolo. 

Isshin no podía parar de pensar en lo que había escuchado del comandante Dragón todos estos actos, que tenían el deber de investigar, todos esos crímenes. No podía tratarse solo de unas minas de diamantes.

El samurái León se levantó e hizo una reverencia, quería asearse desde que había llegado al castillo, y pensaba aprovechar la oportunidad que se le había presentado.

Pero antes de abandonar el salón se giró para dirigirsé hacia sus anfitriones.

- Perdonadme pero, salar los campos, el intento del asesinato del Daymo Iuchi, el ataque al funeral de vuestro amigo el general Katsu, el ataque a los actores y al templo. Más parece que el objetivo sea destruir al rival y no asegurar el control de esos valles. - 

 

 

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16/08/2021, 22:07
• Director de Juego •

Tal como Mirumoto Megumi como su yojimbo Kakita abandonaron la sala del comedor, el daimyo resopló decepcionado y a la vez divertido.

Sin embargo su esposa, Soshi Shinobu, miró por un segundo a Ikoma Kazuo, una mirada que envolvía confusión y miedo a partes iguales. Luego se inclinó para pedir a su esposo poder abandonar la sala. Su marido apenas le dio importancia y le hizo un gesto con la mano, casi como si le molestase la presencia de su esposa, y Shinobu se levantó con celeridad para correr por los pasillos, siguiendo a la magistrada.

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16/08/2021, 22:12
Soshi Bantaro

Bantaro se apoya en los cojines mullidos y acaricia a uno de sus perros.

- Mujeres... Que los Kami me lleven si alguna vez los hombres comprendemos sus extraños y absurdos comportamientos. - dice de forma ofensiva sin importarle lo más mínimo que la cortesana Soshi Isane aún siguiese en la sala. - Los hombres nos entendemos de una manera más directa. ¿no están de acuerdo?

 Isawa Satoru  Mis maestros en Kyuuden Isawa eran magníficos, pero sé por experiencia que un viejo pergamino no puede igualar las palabras de un omoidasu del León.

 - No podía estar más de acuerdo - dijo señalando a su taza para que fuese llenada de nuevo.

 Ikoma KazuoPreferiría no tener que hacerlo, Isawa-sama. Aunque es una historia que no conviene olvidar, tampoco conviene recordarla muy a menudo  (...) Sí que podría, como alternativa... tocar algo con mi laúd. Tal vez cantar algo. 

- ¿Y porqué no cantar una canción que hable sobre esa leyenda? No me ofendo fácilmente, tranquilo.

Akodo IsshinPerdonadme perosalar los campos, el intento del asesinato del Daymo Iuchi, el ataque al funeral de vuestro amigo el general Katsu, el ataque a los actores y al templo. Más parece que el objetivo sea destruir al rival y no asegurar el control de esos valles. -

- Y de todas esas atrocidades, solo una ha sido atribuida a mi clan, y Furuyari pagó el precio por hacer algo así de poco honorable. Téngalo en cuenta Akodo-san. 

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16/08/2021, 23:22
Soshi Shinobu

Soshi Shinobu alcanzó a la Magistrada a mitad de camino hacia sus aposentos.

Se detuvo a escasos metros y se quedó mirando a la samurai Dragón sin apenas gastar aliento. Su mirada, cargada de determinación se detuvo para afrontar a las dos investigadoras, y luego se inclinó lentamente.

- Quisiera rogarles que nos disculpen por lo que ha ocurrido en la cena.

Soshi Bantaro... mi esposo... es un hombre muy particular... es un hombre difícil de tratar, lo comprendo.  Quisiera disculparme por su comportamiento. Intenta desestabilizar e incomodar a aquellos que considera una posible amenaza.

Su rostro mira hacia el horizonte y se encoge ante la caricia de una brisa fría, recogiéndose y frotando sus brazos desnudos. Sin duda, estaba conteniendo algo que quería decir y no se atrevía.

Soshi Bantaro-sama puede ser alguien abrumador, pero es un poderoso Daimyo y uno de los más astutos. Sin embargo peca de orgullo. A pesar de sus palabras y su arrogante actitud de invulnerabilidad, la familia Soshi ha perdido más hombres y ha sufrido más la miseria de la guerra que los Unicornio.

En el linde del arco de entrada a la zona de invitados, Shinobu levantó la mirada, tratando de buscar una manera de sincerarse con aquellas mujeres. Se mantuvo en silencio, mirando directamente a sus invitadas. De alguna manera, la noble trataba de suplicar comprensión.

- A pesar de su comportamiento en la cena, no es Bantaro-sama quien ha perdido cientos de hermanos en el frente, no es Bantaro-sama quien ha perdido las minas de las que dependían sus familias, ni es Bantaro-sama quien ha perdido toda posibilidad de obtener sustento del suelo para sus familias por culpa de los campos salados...

así que os ruego que entendáis que las personas que viven en el valle Ojatara y sirven con sus vidas humildes al Emperador, no son Soshi Bantaro, ni son los que han cenado esta noche los manjares que os sido servidos.

Shinobu dijo estas últimas palabras y rápidamente supo que sin darse cuenta había cruzado una línea peligrosa exponiendo a su esposo. Sus sentimientos personales estaban haciendo juicios en voz alta y se estaba poniendo en evidencia.

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17/08/2021, 14:15
Ikoma Kazuo

Al Ikoma no le hacía ninguna gracia hablar de aquellos temas, y dedicarles una canción directamente le invocaba un sudor frío, pero conseguía disimularlo. La admiración que Bantaro le profesaba a esa historia, sin embargo, sí que le parecía algo significativo. Tal vez no tuviera nada que ver con el asunto que les había traído, pero bien podía ser la guinda del pastel que, montada sobre su mala educación, terminara por hacer que todos sus invitados le odiaran. 

—Temo no conocer tan bien esas historias, gran daimio, o al menos no en la profundidad necesaria como para hacer justicia a sus protagonistas... —dijo, disculpándose a la vez que agachaba la cabeza— más no me importaría que vos me ilustrarais. 

- Tiradas (1)

Motivo: Etiqueta

Dificultad: 0

Tirada (9): 4, 3, 1, 2, 10, 9, 9, 2, 7

Guardados (4): 10, 7, 9, 9, 7 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)

Total: 42, Éxito

Notas de juego

Tiro Etiqueta para excusarme. Antes le canto Estopa que la mierda que me está pidiendo el tío este.

Para tirarle de la lengua, ¿sería Corte? ¿Podemos hacer alguna especie de tirada cooperativa? 

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17/08/2021, 17:08
Kakita Mirai

La yojimbo caminaba al lado de su compañera con premura y paso firme, apenas logrando contener el estupor que la cena le había causado. Incluso el hambre se había desvanecido ante el despliegue de grosería que el Daimyo había mostrado. El orgullo de la joven Grulla se había impuesto al ver a aquellas bestias invadiendo la cena. No se orgullecía de su falta de compostura, pero aquello había sido demasiado. Había seguido a Megumi sin mediar palabra, como muchas otras veces en los años que llevaban juntas, confiando en que el sermón que le había dado al Soshi Bantaro fuese suficiente para hacerle recapacitar al alba porque si alguien debía guardarse las espaldas en aquel lugar eran ellas, no los amos y señores de aquel lugar.

Con un resoplido notorio, miró a Megumi de reojo tratando de averiguar la extensión de la ofensa; la luz de las velas y la noche recortando su silueta y danzando en sus cabellos oscuros. A punto estaba de despegar los labios cuando unos pasos apresurados a su espalda hicieron que se diese la vuelta de a una. Sus cejas se fruncieron levemente ante la inesperada e imponente presencia de Soshi Shinobu, siguiendo el gesto de desconcierto con una corta reverencia.

Escuchó con paciencia y escepticismo las palabras de Shinobu, observando su semblante como si esperase ver algo que delatase a la Escorpión. ¿El qué?, no lo tenía muy claro. Ella acostumbraba a medir a sus oponentes en combate, no en los corredores de un palacio. Esa parecía más la tarea de Megumi y sin embargo se encontró a sí misma queriendo ignorar las súplicas de la mujer por mucho que sonasen a verdad. Eran Escorpiones, sí, pero en aquel caso hablaba por el bien y la justicia hacia sus gentes, no hacia ellos directamente.

No hay nada que disculpar, Soshi-sama. El dolor se manifesta de forma diferente en cada persona —musitó la yojimbo dejando la respuesta de peso a la Magistrada. Entendía lo que Shinobu decía, a dónde quería llegar, pero no era su lugar ni tenía intención de tomar parte en ello.

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18/08/2021, 08:56
Isawa Satoru

Tanto Megumi como Mirai se habían retirado ya, su paciencia agotada por los continuos desaires de su anfitrión, y Shinobu había ido tras ellas. Probablemente, para disculparse… o tal vez para algo más. Ya habría tiempo al día siguiente de hablar de eso. Porque esa noche, la cena aún no había terminado.

A esas alturas, ya era evidente para Satoru que su compañero no se sentía cómodo en absoluto siendo forzado a hablar sobre esas historias prohibidas de magia de sangre y muerte. Pero por otro lado, también era evidente que detrás de los nombres de los perros de Bantaro debía haber algo más. Ningún hombre cuerdo hubiera hecho algo así sin un motivo. Estaba pensando en cómo abordar el tema de forma sutil, cuando fue precisamente el Ikoma el que comenzó a hacerlo.

-Me sorprendes, Kazuo-san. -Contestó de inmediato, mostrando en su rostro una expresión de asombrada incredulidad mientras seguía el juego de su amigo. -Había llegado a creer que no habría historia en el Imperio que no pudieras citar palabra a palabra. Pero me alegro de ver que también tienes límites.

-Entonces, Bantaro-dono… -Continuó amablemente, girándose de nuevo hacia el daimio. -¿Tal vez podríais ayudar a mi compañero? No todos los días se tiene la oportunidad de enseñar una nueva historia a un omoidasu.

-Además, estoy seguro de que encajará perfectamente con el motivo de nombrar de esa forma a vuestros animales. -Añadió, intentando aprovechar el aparente afecto del Soshi por sus animales para convencerlo de comenzar a hablar.

- Tiradas (1)

Motivo: Corte

Dificultad: 0

Tirada (10): 6, 3, 8, 16 (10, 6), 9, 14 (10, 4), 3, 9, 9, 7

Guardados (5): 16, 14, 9, 9, 9

Total: 57, Éxito

Notas de juego

Dejo hecha una tiradita de Corte para ver si lo convencemos de que nos cuente la historia y a ver si se le escapa algo.

 

PD: 57 aquí el colega Satoru se ha marcado... Lo mismo convenzo a los perros también xD

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18/08/2021, 17:19
Akodo Isshin

El joven León observó atentamente la mirada del Daymo, mientras se preguntaba si debajo de la mueca de su máscara se escondía una sonrisa burlona.

Llamaba bárbaros a los hijos del viento, acaso el se había comportado como un hombre civilizado, respetando las tradiciones y etiqueta que por rango y honor nos correspondía.No era mejor que sus rivales en ese aspecto, con la diferencia que los hijos de Shinjo tenían la deferencia de no ocultar ese echo.

Al igual que con sus compañeros la funesta historia que había detrás de los nombres de sus sabuesos no había pasado desapercibido. Muchas veces había escuchado de su padre las historias de su ancestro la honorable Matsu Yukai que luchó contra las hordas de los muertos que el brujo Iuchiban. Otra burla, le habría parecido audaz ponerles esos nombres.

Finalmente hizo una reverencia, que requirió toda su fuerza de voluntad, mientras mantenía su fría mirada clavada en los ojos de su anfitrión.

- Lo tendré en cuenta, os doy mi palabra -  Contestó intentado ocultar el desprecio que sentía.

- Según tengo entendido, tenían la ventaja en el campo de batalla. ¿Porqué arriesgarlo todo, cometiendo tales actos?- Añadió fríamente.

 

​​​​​​

 

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18/08/2021, 23:48
Soshi Bantaro

Soshi Bantaro se puso tenso y miró con hastío al samurai León.

- ¿Ventaja en el campo de batalla? Cuando empezamos a ser masacrados por esos Unicornio y sus aliados de la familia Shinjo avisamos al Campeón Esmeralda, pero hasta que nuestros mensajes llegasen, mi comandante Furuyari perdió el control de sus hombres que se tomaron la revancha de formas tan poco honorables.

Furuyari ha limpiado el pecado de sus hombres con su vida... pero yo no sabía nada. Akodo-san... ¿le parezco el tipo de hombre capaz de ordenar un acto tan miserable como asesinar a mujeres y niños en la noche?

Esperó un poco a ver si el León se dignaba a responder a aquella pregunta que nunca debería ser contestada.

Luego se acomodó y miró a Kazuo decepcionado. - Oh vamos... la leyenda de los cuentacuentos Ikoma es legendaria... me cuesta mucho creer que no haya oído hablar de la leyenda de las espadas de sangre.

Yo no soy bueno narrando - dice echándose sobre los cojines con desgana, como un niño al que le han quitado un juguete - Isane, preciosa - dice girándose hacia la doncella para acariciar su hombro y luego poco a poco su cuello.

Cuéntanos la historia. Por favor... tienes una voz preciosa.

Ella suspira y cierra los ojos. Asiente sin poder negar nada a su señor, así que se adelanta un poco (tal vez para evitar el toque de Bantaro o simplemente para que se le escuche bien por todos los comensales).

Y comienza a hablar...

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19/08/2021, 00:01
Soshi Isane

Fukushu

El siglo VI vio el surgimiento de un villano de proporciones grandiosas y terribles: Iuchiban, uno de los maho-tsukai (hechiceros de sangre) más poderosos de todos los tiempos. Reunió a otros adoradores depravados y traficantes de poder en un culto mortal llamado Portavoces de la Sangre.

Al principio, los Portavoces de la Sangre permanecieron ocultos y extendieron su influencia lentamente por todo el Imperio. Las células de culto secretas comenzaron a formarse en todas las tierras de cada Gran Clan, adorando clandestinamente al líder de su culto. Los lugartenientes de Iuchiban propagaron el caos por el Imperio con eventos pequeños, casi irreconocibles.

Uno de sus seguidores, Agasha Ryuden, viajó a las Montañas Crepusculares para encontrar la sangre del Primer Oni. Creó un poderoso nemuranai llamado Yunque de la Desesperación, sacrificando a todo el Clan Menor del Jabalí para su creación.

Otro teniente, Asahina Yajinden, usó el Yunque de la Desesperación para forjar un conjunto de cuatro espadas malditas increíblemente poderosas, las Espadas de Sangre. Cada uno se alimentaba de la sangre de aquellos a los que mataba, haciéndose cada vez más fuerte, y cada uno tenía la capacidad de influir en su portador, amplificando negativamente sus emociones defectuosas. Pasión, Ambición, Juicio y Venganza se enviaron a los líderes de cuatro Grandes Clanes, el Campeón del clan Grulla, Escorpión, Cangrejo y León, con la esperanza de que hicieran un mal uso del poder dentro de las espadas. Los líderes no sospecharon de la traición dentro de los obsequios y los aceptaron felices, condenándose a sí mismos, todos excepto uno.

 Legend of the Five Rings Wiki | FandomEl Campeón del Clan Escorpión, Bayushi Rikoji, sospechando de un regalo tan poderoso, se dio cuenta desde el principio de que algo andaba mal con el misterioso regalo de Yajinden. Mantuvo la hoja bajo estrecha vigilancia. Sus peores temores pronto se hicieron realidad cuando los otros tres destinatarios de las Espadas de sangre murieron en extrañas e inexplicables tragedias.

En el año 509 Akodo Meikuko, doblegado por el poder de la espada de Sangre Venganza reaccionó violentamente a la declaración casual de un monje Togashi en la corte, movilizando un ejército de veinte mil soldados para atacar la montaña Togashi. Solo dos mil sobrevivieron a la gran batalla invernal. Meikuko se quitó la vida con la misma espada que le dio Asahina Yajinden. Su nombre es a partir de entonces sinónimo de "error" entre los León.Poco tiempo después el campeón cangrejo Hida Tenburo asesinó repentinamente a sus hijos mientras dormían. A partir de entonces, se suicidó con la espada que le dio Asahina Yajinden.

 Legend of the Five Rings Wiki | FandomApenas unos meses después el carismático y popular Campeón Grulla Doji Tanaka asombró a su corte cuando confesó su amor eterno por una geisha de once años. Poco después se lanzó al mar tal como lo hizo su antepasado, deleitando a los enemigos de los Grulla con la enormidad de su escandalosa muerte. Sin que nadie lo supiera, el suicidio de Tanaka fue provocado por la espada de sangre Pasión.

El Campeón Escorpión Bayushi Rikoji, que aún no había tocado la espada que regalada por Asahina Yajinden, sospechó de una hechicería repugnante después de la muerte de los daimyo que empuñaban las otras tres espadas. Rikoji envió al magistrado Escorpión y al shugenja Soshi Takasho, (antepasado de nuestra honorable señora Soshi Shinobu, por cierto) para encontrar al creador de la espada. Junto con el legionario Akodo Minobe, descubrieron el culto secreto del hechicero de sangre Iuchiban, que planeaba animar todos los cuerpos de las criptas imperiales como un ejército para ser utilizado contra el propio Emperador. Al despertar a los ejércitos de los clanes, Iuchiban finalmente fue capturado, asesinado y sepultado dentro de una gran estructura que estaba encantada para contener su alma ennegrecida. El arquitecto, Kaiu Gineza, también fue sepultado allí por asesinos Escorpión para que los secretos de la tumba permanecieran a salvo.

Las espadas Pasión y Juicio se perdieron para siempre. Pero se dice que las espadas Ambición y Venganza todavía deambulan por el imperio, otorgando su poder y su influencia a aquellos ignorantes que creen poder controlarlas.

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19/08/2021, 00:05
Soshi Bantaro

Soshi Bantaro le arrebata la botella de sake a Isane ante su lentitud sirviéndole.

- Me parece una bonita historia, no solo es una de las leyendas de uno de nuestros más legendarios héroes, también es una lección de cómo la desconfianza de nuestro clan salvó al imperio ¿no les parece?

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19/08/2021, 12:54
Isawa Satoru

Satoru se giró para mirar a Isshin cuando éste intervino de una forma que podría haber llegado incluso a parecer una crítica directa hacia Bantaro. Por suerte, el señor del castillo pareció tomarlo simplemente como una molestia mientras respondía a las veladas acusaciones, dirigiendo una vez más la responsabilidad hacia el difunto Furuyari.

Pero la conversación viró de nuevo, regresando al tema que se había iniciado con la llegada de las mascotas de Bantaro. El daimio, insatisfecho con la negativa de Kazuo, ordenó a Isane que fuese ella la que contara la historia de las Espadas de Sangre. El shugenja tuvo que hacer esfuerzos por contenerse de nuevo cuando vio cómo el hombre volvía a acariciarla, y suspiró algo relajado cuando ella se apartó de él para comenzar a narrar.

-Escuchar vuestra voz es siempre un privilegio, incluso con palabras de tragedia en vuestros labios, Isane-san. -Musitó con tristeza, mirando a los ojos de la cortesana, cuando las últimas palabras de su relato se extinguieron en sus labios.

-Desde luego, la desconfianza de Rikoji salvó al Imperio. -Respondió a Bantaro cuando él hizo su particular valoración de lo sucedido. También su elección del sacrificio por encima de la impetuosidad. Una lección de la que aprender.

-Quién sabe qué podría haber sucedido de haber evitado que el resto de daimios utilizaran las espadas. -Añadió con suavidad, en una frase que podría entenderse de igual forma como un halago o un sutil reproche. -Tal vez los hechiceros de sangre se hubieran puesto en guardia y nunca habrían sido descubiertos. -O tal vez se hubieran ahorrado desgracias.

Después de esas palabras, Satoru guardó silencio unos momentos, asignando cada una de las espadas con su potencial dueño. Era obvio que sólo Pasión podría haber llevado a un campeón de la Grulla a cometer esa locura, como que Venganza sería la explicación del motivo de arrastrar miles de hombres para atacar el hogar de los Togashi. En cuanto al asesinato de sus propios hijos… no estaba tan claro, pero suponía que el Juicio podría tener algo que ver.

-¿Así que fue Ambición la única que no llegó a utilizarse nunca? -Preguntó finalmente, exteriorizando el final de su reflexión. Resultaba inquietante que Bayushi Rikoji hubiera dejado que otros tres campeones de clan murieran mientras se jactaba de no caer en la ambición. -En todo caso, lo que aprendemos de esta historia es que quien se deje arrastrar por cualquiera de esas pasiones sólo atraerá desgracia sobre sí mismo.

-Debemos cuidar nuestras propias almas, como Shinsei nos enseñó en el Tao. -Añadió a continuación. En parte, porque realmente lo creía, pero también para mostrar lo que se esperaría de un shugenja del Fénix. En las cortes, había aprendido que habitualmente a los religiosos pacifistas tendía a menospreciárseles. Y ésa era una buena baza a jugar. -Especialmente cuando la Venganza y la Ambición podrían tratar de mancharlas.

No le había pasado desapercibido que, de todas las emociones negativas que encarnaban las espadas, eran aquellas dos precisamente las que más parecían encajar en aquella despiadada guerra por los valles Ojatara. Una ominosa coincidencia, que el joven Isawa esperaba que no resultase en el presagio de algo aún peor.