Partida Rol por web

Oh, vamos, por favor... Dijo Terri dirigiéndose a Duke. Tú mismo lo has dicho, "hasta el asesino más estúpido sabe el nombre de su víctima". Además, prueba a registrarme, no llevo ningún arma, no llevo nada. Soy una asesina lamentable, o, lo más lógico, no lo soy.

Duke dio un paso hacia Marcur, sin percatarse de las observaciones de Terry. Sus ojos mostraban una furia a punto de desbordarse. Un chirrido inundo la sala y la puerta se abrió. Duke dio un paso hacia atrás y volvió a colocarse en la postura del principio, sus ojos aun rebosaban de ira.

En el marco de la puerta acaba de aparece un hombre de que mide 1,60. Viste pantalones vaqueros y chupa de cuero, que hacen juego con su pelo castaño casi negro. Sus rasgos faciales son particularmente normales. Aunque su cara os es familiar, es el cantante del grupo del bar: Edward Willams.

Edward avanza por la sala, con paso autoritario y majestuoso. Tanto Duke como sus compañeros, bajan la cabeza ante él. Y bien, ¿alguien es tan amable de aclárame todo esto? Pregunta en general, sin dirigirse a nadie en concreto.

Duke abre la boca para comenzar a hablar, pero Edward le corta con un gesto de la mano. Lo que tengas que decir tu, ya lo se. Su voz suena dura.

Con un tono más normal se dirige a vosotros. La verdad, para ser un grupo de asesinos que pretenden matar al vampiro más poderoso de la ciudad, bueno como decirlo sin ofenderos… sois más que insuficientes. Y tengo la convicción de que los vampiros no son estúpidos, así que tendréis una buena explicación para haber venido.

Acto seguido se dirige a la mesa, Duke que estaba apoyado en ella se cola detrás de ella, y Edward ocupa el lugar de honor sentado en la silla tras el escritorio.

Sí, verá, su excelencia o lo que sea adecuado en este momento. Lo siento pero somos nuevos en este mundo y no sabemos mucha etiqueta. Con toda sinceridad, sólo buscamos respuestas, sin intención de matar a nadie, como dice vuestro secuaz. Y permaneció callada, en espera de algún gesto de aceptación por parte de Edward Williams.

La situación recuerda a una película de gáster, la tipa escena donde el "capo" sentado detrás de un escritorio, con sus peros guardianes a la espalda, espera a que los invitados le presentes su respetos o sus objeciones.

Bien, entendido, creo que esto se merece un castigo ejemplar. Dice Edward. Por favor Duke, El conde y Ear; dejarnos solo.

Pero… Duke parece tratar de objetar pero un gesto de Edward le vuelve a silenciar. Duke, El conde y Ear; salen por la puerta y cierran esta a su salida.

La mirada de Edward se posa en cada uno de vosotros, sus ojos son marrones tienen tonos rojizos pero lo que mas llama la atención de ellos es su falta de expresividad. Su piel es muy pálida, casi blanca. En una conversación a oscuras o un encuentro rápido podría pasar por un humano cualquiera; pero un vistazo detenido por unos ojos expertos, delatarían su verdadera naturaleza

Ahora que estamos más cómodos, contadme vuestra verdadera historia, para que pueda decidir vuestro castigo, si es necesario un castigo. Y por favor, no tratéis de mentirme, porque lo sabré.

Perdone que pueda parecer osco en la manera de contarlo pero la verdad ya estamos hasta las narices de esto, por donde empezar, bueno hace unos dias estabamos de cena al salir nos atacó un hombre y y nos dejo inconscientes a todos luego descubrimos que estabamos en un zulo debajo de una casa en llamas, conseguimos escapar y hasta el momento hemos estado dando palos de ciego intentando averiguar que nos paso y quien ha sido el culpable para intenta vengarnos, lo ultimo que hemos hecho es venir aqui y descubrir que el cabron que nos hizo esto ya está muerto y ahora no sabemos que hacer con nuestra vida.

En resumen es todo lo que nos ha pasado eso sin contar el hecho de tener que cortar con nuestra vidaa pasada o intentarlo.

¿Y ese tal “cabrón”  tiene nombre?. Inquirió Edward sin apartar su fría mirada de Markus. ¿Porque no estaréis insinuando que yo mando matar a cabrones sin ningún motivo?

Hasta ese momento Emerso parecía haberse quedado absorto, no había participado en ninguna conversación. Solamente se había limitado ha mirar a los vampiros con cara de asombro y perplejidad.

Disculpe, dijo el joven magnate recién salido de su estupor.  Pero creo que no me he presentado y usted tampoco me ha reconocido, soy Emerson Wilkershire III, hijo de Roger Wilkershire. Si se dedica al mundo del espectáculo o simplemente tiene tratos con la administración de la ciudad, le sonaran esos nombres. Repite la frase como un autómata, una secuencia ya escrita.

Digamos que ese “ser” se llamaba Jacob Prescob, y al parecer ha muerto “definitivamente”, si es que los monstruos mueren definitivamente. Su voz suena quebrada cargada de emociones, que contrastan con el frío tono que ha usado para su presentación. No se las circunstancias de su muerte, ni los motivos. Pero solo sé que ese hombre nos ha jodido la vida, mi vida ya nunca volverá a ser igual… ¡he matado!. Y además  me han quitado el derecho a vengarme….  o almenas de exigirle una explicación de porque lo hizo. Su tono se va apagando y acaba con la mirada fija en el suelo.

Como ha dicho mi amigo no insinuo nada y me da lo mismo lo que le paso a ese tipo, aunque hubiera preferido vengarme, lo que digo es que hemos venido buscando información para saber que hacer con nuestra vida en estos momentos y ahora se nos está juzgando por algo que no tenemos culpa y encima podemos ser castigados.

El hijo muchas veces paga el pecado de los padres, sin tener culpa alguna. Pero esta discusión no va a llevar a ninguna parte. Dice finalmente con esbozando una ligera sonrisa, la primera emoción que manifiesta desde que empezó la conversación. Veo que aprecias vuestra “no-vida”, y no suponéis ningún peligro para mí, ni la comunidad. Solo sois un grupo de murciélagos descarriados. Me informaron que erais más peligros, que tenias verdaderas razones para matarme, pero ahora veo que solo sois un montón de niños perdidos. Mis informadores han errado mucho últimamente.Añade como si pensara en voz alta.

Pero no penséis que os voy a dejar marchar como si tal cosa.

Diga qué quiere de nosotros y haremos todo lo posible por agradarle Dijo Terri con una amplia sonrisa amigable que no venía mucho al caso, según la situación en la que se encontraba. Pero, por favor, yo, sinceramente, quiero seguir con mi vida felizmente.

Bien, bien, dice dubitativo. Vuestro castigo será mi diversión, y la diversión es curiosidad. Jacob quería matarme pero necesito saber ¿por qué?. Como ya habéis visto mis informadores ya han fallado una vez,

Y creo que "ese" Jacob guardaba algo mas. vuelve a añadir como si pensara en voz alta

Os doy cinco días para que me traigáis información sobre vuestro “amado sire”, o para huir de la ciudad. Pasado ese tiempo, si no me encuentro satisfecho, y seguís vagando por la ciudad, os matar. Puede que incluso vincule a alguno. Dice esto posando la mirada sobre Emerson.

Ah, por cierto. Esta “oferta” también abarca a la otra mujer, no se su nombre pero seguro que vosotros si.

¿Tenéis algo más que añadir?

Terri seguía con esa extraña sonrisa, pero ahora estaba con una mirada de espasmo que le hacía parecer una loca Bueno, sí... Si pudiera darnos alguna información, algo por dónde empezar. Entenderá que queremos vivir a toda costa y cualquier información nos vendría bien.

Ante el último comentario de Terry, Edward suspiro molesto. Bien, no estoy acostumbrado a ser tan misericordioso.

Jacob tenía contactos con otras dos personas persona, lo único que se con certeza, es que no son vampiros. Uno que conducía un jaguar amarillo con la matricula “science” y le visitaba con regularidad en su casa. El otro es  un contable, este no tiene mucho interés. Edward  se mira las unas y continua hablando. Aunque sería interesante saber ¿por qué? Jacob mando a su contable adquirir una caja de seguridad del United National Bank de Denver.

Hasta ahí llega mi misericordia. Ahora marchaos de mi bar, y no volváis hasta que tengáis algo interesante que contarme.

Tras unos segundos El conde entra en la sala, Edward se dirige a el. Podrías indicarles la salida a nuestros invitados. Asegúrate de que nadie les moleste, hasta que yo lo ordene.

El conde esta perplejo, puede que esperara otro resultado dentro de la sala. Va…vale jefe. Rápidamente.

El conde os conduce a trabes del bar hasta la puerta principal. Durante todo el recorrido no dice nada, y  procura no miraros. Solo se mantiene delante haciendo de guía.

Un a vez en la puerta se decide a hablar. No sé a que trato habéis llegado con el Jefe. Pero estas son sus órdenes.  Hasta pronto, si nos volvemos a ver.

Acto seguido, el conde entra en el bar y cierra la puerta.

Los coches recorren la calle y las aceras estas llenas de gente. El habiente es festivo, lo propio de la noche del sábado.

Vaya, por los pelos... buff... ahora aprecio más mi no-vida. Dijo Terri con una amplia sonrisa. Bueno, pues reo que está claro lo que tenemos que hacer, ¿no? Buscar más información sobre Jacob o huir de la ciudad, y, la verdad, prefiero seguir aquí. Ya me he acostumbrado a esta ciudad. Emm... Gracias a Edward tenemos más información sobre ese amigo de Jacob: tenía un jaguar amarillo con la matrícula "science". Y, bueno, del contable no nos ha dicho mucha novedad, por lo menos sabemos cómo contactar con él. ¿Qué hacemos ahora, chicos? ¿El chulo del jaguar o e contable podrido de dinero? Dijo extendiendo las dos manos con las palmas alzadas, como mostrando las dos alternativas.