Escuchó a sus alumnos uno por uno. Finalmente les dedicó una sonrisa carente de humor.
Nuevamente separó las manos y esta vez las extendió sobre la mesa, con las palmas mirando hacia arriba. Con un suave soplido brotó de sus labios un humo ceniciento que se extendió sobre estas adquiriendo paulatinamente forma y consistencia hasta materializar un largo báculo negro. En su extremo una piedra de un extraño color añil pareció desellar.
-Muy cierto, señorita Michaelis -dijo alzando el báculo y apoyándolo en el suelo- no, su falta se remonta a la noche anterior...
Golpeando una vez con el cetro en el suelo una nueva nube, del mismo color que el crital, serpenteó hasta formar un cúmulo frente a los dos jovenes, en su interior pudieron ver imágenes de ellos mismos. También sus voces resonaban en el despacho. Los ecos de la noche pasada revelaban la conversación sobre quien fuera uno de los principales némesis del señor tenebroso, aunque este no quisiera reconocerlo. Pocos minutos después las imagenes se volatilizaron junto con el gas añil. Tras la nube pudieron ver de nuevo el semblante severo de Carak-Band.
-Mencionar un tabú ayer noche sin consentimiento, ese es su crimen -declaró- y por ello, de acuerdo con las normas del colegio, recibirán un castigo.
El subdirector se levantó de nuevo del asiento, sosteniendo con firmeza el bastón.
-No le retiraré puntos a mi propia casa ni serán expulsados pero confío en que, como prefectos de Slitheryn, exhiban un comportamiento ejemplar, ¿a quedado claro?
No os marchéis después de responder, ¿eh?
La dirección ordena un castigo severo XD
podéis ir escribiendo en la otra escena en paralelo a esta, sino se retrasará todo...
Escuchó la broma tonta de la noche anterior salir de sus labios, y se molestó por no haberlo pensado antes. Cerró los ojos un momento, reprendiendose mentalmente a si misma. Realmente podía decirse que estaba teniendo suerte realmente de no enfrentar semejante verguenza pública como una expulsión.
-Entendido, creo que es bastante justo. Por otro lado, no soy prefecta de mi casa, al menos aún. Aunque no he visto tampoco a la compañera de Serpens en esa labor. ¿Cual es el castigo?
Carak-Band sonrió. Alzó el cetro y golpeó con él sobre el suelo.
-¡Cursem rodentia! -declamó al tiempo que el cristal añil destellaba con fuerza.
De inmediato los dos alumnos desaparecieron dejando sendos montículos de ropa sobre el suelo. De entre los pliegues de las tunicas asomaron dos pequeños jerbos que olisqueaban ávidamente el aire, nerviosos. Sin duda la transformación había sido una experiencia desagradable.
-El maleficio desaparecerá exactamente diez minutos antes de su clase conmigo en lo alto de la torre -explicó el subdirector inclinándose sobre los dos alumnos transmutados- les recomiendo que para entonces estén en sus respectivos dormitorios para poder ponerse algo de ropa y presentarse a su debida hora en clase. No toleraré retrasos.
Carak-Band se irguió y chasqueó los dedos. El portón del despacho se abrió dejando una rendija lo suficientemente ancha para que los animalillos pasasen.
-Sus túnicas serán enviadas junto con todo lo demás a sus dormitorios. Ahora, retírense... y no vuelvan a fallarme.
El jerbo de pelaje ceniza chillo en los primeros instantes moviendo la cabeza en todas direcciones. Luego miró a la figura gigante que tenía delante. Incluso siendo un animal, tenía una mirada muy rara, que no había forma exacta de traducir a nivel humano, pero que no presagiaba ser nada agradable. De hecho con la debida imaginación hasta podría decirse que era algo similar a la furia. Con bastante celeridad, el roedor salió de la habitación, bajando las escaleras con cierta dificultad.
¿castigo?. Esto era un insulto, no había hecho nada para merecerlo, pero me tocaba callar y aguantar. Era increíble que pudieran espiarnos de ese modo.
En ese momento mis tripas sonaron de manera llamativa:
- Perdón... - Murmuré avergonzado.
Entonces me convertí en animal, y seguí a mi compañera, furioso por esta situación, ¿cuanto tiempo tendremos que sufrir este tipo de situaciones?. Sin más dilación puse rumbo a mi casa, deseando lo peor al profesor...