Partida Rol por web

Se oye en la sala común como el reloj anuncia que ya es la hora de ir a clase. Los pocos alumnos que hay en el lugar, salen de la sala para ir a clases, con clama. Siempre dan 5 minutos para que los alumnos acaben de llegar.

 Al comprobar que ya es la hora, que corroboro con el reloj de pared de mi biblioteca, recojo mis cosas y me dispongo a salir del baúl, con sigilo, entreabriendo la tapa primero para asegurarme que el cuarto está vacío, antes de salir y cerrar el baúl con llave.

 Apto seguido me encamino a mi siguiente clase, esperando que esta vez pueda aprender algo nuevo y no quedar en ridículo, como en la anterior. Tengo que hacerme más sabio y poderoso, aunque eso signifique hacerlo de manera discreta, sin llamar la atención, pero tampoco haciendo el ridículo.

El jerbo estuvo un buen rato esperando oculto a que alguna de sus compañeras de dormitorio entrase, para meterse sin ruido y con toda la precaución del mundo para seguirle tanto los pasos que no se diese cuenta de su presencia. Desaparecio enseguida cuando la chica se volteó a cerrar la puerta.

Alana trepó por la colcha de su cama, agradeciendo haber dejado cerradas sus cortinas como siempre para poder estar a gusto, aunque notando que ya sus túnicas y su varita estaban dobladas sobre su lecho. Descubrió que dormitar con esa forma pequeña y peluda era quizá mas agradable de lo esperado, pero aún acumulando veneno internamente. No iba a olvidar ese suceso fácilmente. Finalmente en un momento dado (Porque no tenía noción del tiempo ni reloj en que darsela), notó que su peso aumentaba y su cuerpo se alargaba. Antes de vestirse siquiera tomó su varita, dandole vueltas en sus manos como si la hubiese extrañado. Tuvo que usar fuerza de voluntad para no detenerse a abrir su baúl y elegir la mas cruenta maldición del libro para echarle al profesor apenas tuviese una oportunidad.

Aparte quedaría muy obvio ahora.

Se vistió prontamente para bajar a clases, y se arregló las coletas con esmero, aunque de prisa, para llegar a tiempo.

La sala común parece estar bastante ajetreada y seguramente algún compañero meta las narices donde no le llaman en cambio la habitación de 5º curso de las chicas está tranquila y perfecta para una buena lectura sobre animales con magia. Y es que parece que el libro trata los temas que a ella le gustaría saber: la magia arcana de los centauros, que parece estar más basada en la predicción de los acontecimientos y en los rituales ancestrales en los que se basaba la antigua magia de los hombres.

Alana cerró la puerta del cuarto, para cambiarse pronto a un camisón negro de corte elegante y bordes con puntillas de tul que casi tocaba el comienzo de unas medias por encima de la rodilla de color rojo intenso. Y por encima, una bata que no se molestó demasiado en cerrar, era solo para el frío. Se miró al espejo momentaneamente mientras desataba el cabello.

Refinamiento, siempre. Incluso si era para dormir o flojear cuando nadie mas le viera, excepto sus compañeras de habitación a lo sumo. No se soportaría mucho de otra forma.

Se echó en la cama sin cubrirse, para comenzar la lectura del capitulo de su interés.