Partida Rol por web

Los cadáveres de los tres pequeños dragones se levantan y rujen feroces. Dos de ellos son poco más que esqueletos blanquecinos, pues han dejado atrás piel y carne, y el tercero parece casi intacto, salvo por algunas heridas mortales y quemaduras.

El diablo barbado clava su afilada alabarda, aunque la punta hace poca mella en los huesos desgastados. El vampiro ataca con sus garras, pero tampoco hacen mucho contra el oponente ya muerto, y los cadáveres animados son inmunes al toque debilitador del vampiro. Sin embargo, las garras y dientes de los dragoncillos tampoco son suficiente para causar heridas en el cuerpo sobrenatural del enemigo. Sin temor a los esqueletos, el vampiro comienza a acercarse al brujo para usar sus garras en él, mientras el diablo sigue ocupado con los pequeños contendientes.

Sonrio al ver acercar a mi enemigo.

Vosotros cubridme, y tu atacalo le digo al dragoncillo entero mientras señalo al vampiro.

Ahora, bailemos.

Mientras el dragoncillo le ataca por la espalda, me acerco hacia el decidido y sin temor, en el ultimo instante hago una finta y le coloco la mano en el pecho.

Ahora obedecerás mis ordenes, devuélveme el control del diablo

El vampiro queda inmovilizado, sujeto por la voluntad del nigromante, al ser incapaz de resistirse a su poder. Pronto los ojos del muerto viviente pierden fiereza, y el diablo convocado se detiene en seco, volviendo a obedecer solo las órdenes de su convocador.

El dragoncillo le ataca y los dientes muerden su carne con pocos efectos pero sin ninguna resistencia por parte del vampiro. Ahora mismo no es capaz de hacer nada salvo acatar los deseos de Arkaeron.

Sonrió al ver al vampiro a mi merced.

Bien bien, ahora pagaras por todos los problemas que me has dado.
Túmbate en el suelo y cierra los ojos.

El vampiro sumiso acata mis ordenes sin dudarlo, acto seguido doy señas a mi barbazu para que decapite a la criatura y se aparte.

El diablo se acerca y eleva su guja, el filo cae sobre el vampiro y su cabeza rueda por la instancia, acto seguido su cuerpo comienza a tomar forma gaseosa, pero antes de terminar el cambio un cono de llamas sale de mi mano abrasándolo todo.

Me giro hacia el portal y espero una nueva prueba por si las moscas.

La última prueba sserá también tu recompensa.

Arkaeron oye a su espalda una voz que no puede ser más que la del clérigo de Vecna. Antes de que tenga tiempo de darse la vuelta, el nigromante se siente empujado contra el mismo portal que miraba, el umbral por el que habían estado saliendo esas criaturas...