Partida Rol por web

Ante la revelación del revisor, Richard Lancaster III recuerda al hombre que ha tenido delante un día entero como antiguo amigo de la familia. Su cara le era conocida en la velada de ayer, pero no le dio importancia, como acostumbra a pasar con el centenar de caras anodinas con que se cruza a diario. Hace unos años, el señor Poirot fue requerido por la familia Lancaster, donde conoció a un joven Richard que estaba fascinado, en aquel entonces, por las artes detectivescas del señor Phineas.

Ada, más tarde que Richard, se entera que el marido de Abbey Lancaster es el famoso detective Phineas Poirot. No se habla de otra cosa en el tren. Phineas había sido amigo personal de su padre muchos años atrás, antes del fallecimiento de su madre. Su padre le había hablado varias veces del gran hombre que era Phineas Poirot. De hecho, Phineas tenía planeado ir a ver a su viejo amigo durante su estancia en Estambul, pero se enteró de su fallecimiento algo tarde, sin poder asistir al entierro. Sabía que tenía una hija, pero no la había conocido ni, por supuesto, reconocido en Ada...

Ada estaba bastante afectada después de lo que había visto y algo confusa con el revuelo que se estaba montando a su alrededor. No supo muy bien cómo, pero en un momento dado terminó cerca de dos hombres y se dio cuenta de que los conocía de antes. Oh bueno, su padre los había conocido, para ser más precisos. Pero si eran conocidos de su padre no podían ser malas personas, ni, desde luego, los asesinos que habían hecho eso a la pobre Rottenmeier. 

Su voz sonó trémula cuando se dirigió a ellos en un susurro. Tenía miedo y no quería estar sola. - ¿P-podemos reunirnos? - Susurró, mirando a su alrededor, temerosa de que alguien se diese cuenta de que hablaba con ellos y pudiera pensar algo raro sobre ella.

Que un hombre joven mostrara demasiado interés por quien se había convertido ahora en una niña indefensa podría considerarse por determinados círculos por una amenaza por la seguridad de la joven. Sin embargo, lo que allí nadie sabía era que Richard ya había visto a esa encantadora muchacha antes: había conocido a su padre, el embajador, en varias ocasiones durante los meses que viajó repetidas veces a Estambul para organizar sus negocios personales. Le había parecido una niña educada y respetuosa, un claro ejemplo de educación inglesa, aunque pensó que su encanto se perdería en un país anticuado como aquel.

No la había reconocido en el vagón restaurante -los niños cambian mucho en cuestión de un año- pero cuando vio su nombre en la lista de pasajeros, reconoció el apellido de repente.

- Mi compartimento - respondió a la joven, como única respuesta, antes de volver a su vaso de ginebra.

Un joven de tan distinguida família no era fácil de olvidar, y Phineas Poirot tenía el don de una memoria prodigiosa, y un sistema de fichas que hacía un seguimiento exhaustivo de las personas más influyentes de la política internacional presente y futura. No había tenido muchos problemas en reconocer al heredero de los Lancaster, y se había divertido el día anterior, cuando éste les "asaltó", a su esposa y él mismo. Phineas, podía haber esperado que le reconociera en cualquier momento, pero como sabía bien, los años habían pasado más para el joven que para el adulto, pues la percepción del tiempo no es la misma a todas las edades. Así que, se había guardado sus recuerdos y su reputación dado el gusto a la intimidad, hasta que, al fin, en mitad de aquella reunión leyó el reconocimiento en la mirada de aquél joven aristócrata. 

Escuchó la petición de la niña cuando cruzó el vagón y estuvo cerca.

Para aquella cita improvisada el lugar estaba expuesto y el detective solo tenía que inclinar la cabeza para confirmar su asistencia, cosa que hizo cuando se acercó al bar situándose entre ellos a mitad de su alegato público. Eran dos jóvenes tan talentosos y de carácter tan singular y único que bien valía la pena de emplearlos. -Media noche.- Tan solo aportó de forma escueta, susurrando al joven Lancaster cuando se iba a arrodillar junto a la niña, como ya hemos leído. 

La señorita Birdwhistle había sido más complicada de reconocer, suerte del apellido y del país de procedencia que hablaban por ella. Era tan pequeña... cuando la conoció. Poco más que un infante que no era de extrañar. Pero por alguna extraña razón, ella, si lo conoció, o quizás era tan solo simple confianza lo que la había movido. Dejó su brazo y le dedicó un sutil guiño, que para los demás pasó desapercibido, en un ademán conciliador de hacerle saber que podía contar con él.

No hacía falta quedar con ella, pues él mismo la despertaría y le indicaría el momento de salir del compartimento para aquél encuentro.

Demasiado cansado ya y agotado para intrigas, el joven Lancaster se marchó directamente a su compartimento.

Pretendía ser uno de los últimos en retirarse del vagón restaurante, como si necesitase de reflexión profunda, o como si quisiera dilatar una muerte que podía sentir posiblemente próxima, o más plausiblemente como si no tuviese prisa alguna en volver al compartimento donde estaba tan presente el recuerdo de aquella niña otrahora llena de energía. Posiblemente así era, pero había otra poderosa razón para demorarse, esperaría que todo curioso se hubiese ido para acercarse a la puerta del aristócrata y hacerle deslizar una nota garabateada con prisas por debajo la puerta.

No obstante, cuando Lancaster se levantó para irse, pudo examinar con atención su rostro y leer sus ánimos. Era poco más que otro cascarón vacío, aquella muerte le había afectado con una profundidad y que necesitaría del tiempo para recuperarse o en su defecto otro golpe de la misma intensidad. En aquél estado, no le era de ninguna utilidad, así que prefirió dejarlo margen, sin siquiera despedirse en lo que podía ser la última vez que aquellos dos hombres se cruzaban en vida.

En su fuero interno, le deseo una pronta recuperación y una vida larga, al único que, si el destino lo permitía, sería en un futuro no muy lejano el más grande detective asesor vivo. "Un joven talentoso" afirmó para si. "El tiempo sanará sus heridas y liberará su potencial."