Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Compartimento 10

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06/11/2014, 21:34
Ada Birdwhistle

Ada dio un pequeño respingo con la exclamación del señor Poirot y se sintió un poco reconfortada al escuchar que no la dejarían sola en ningún momento. Desestimó inconscientemente la vocecilla que le decía que ella también había estado junto a la institutriz y no se había enterado de nada. Prefería sentirse protegida.

- Creo que si la señorita Bow fuese mala habría intentado parecer buena y habría votado con todos. - Resumió, encogiéndose de hombros. - Pero no estoy segura, claro. Es lo que dice Abbey. Si los buenos parecen malos... Debe ser que los malos están pareciendo buenos, ¿no?

Miró entonces al detective. - De acuerdo, interrogue usted entonces a la señora alemana. Y yo espiaré a la señorita Bow o al señor Lowell, a ver si podemos salir de dudas. - Miró a Abbey y a Richard. - ¿Cuál les parece mejor opción?

Notas de juego

Yo lo veo chachi ^^.

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06/11/2014, 21:41
Phineas Poirot Lansbury

Notas de juego

Pues voy, voy a publicar. Muchas gracias por el vistazo. ^^ y desead suerte a que cuele  XDDDDDDD

Al menos sabemos que siguen vivos, eso seguro.

Sí, eso es un hecho. ^^

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07/11/2014, 14:32
Abbey Lansbury de Kent

Contemplé a los dos hombres y a la pequeña muchacha hacer planes, y no pude evitar que una sonrisa apareciera en mis labios. Sus palabras, sus ideas, todo lo que estaban planeando era digno de grandes detectives. Ciertamente, Phineas había encontrado su sucesor. Sin embargo, yo me sentía algo fuera de lugar. Aunque quería aprender de ellos, y jugar al mismo juego, me sentía algo torpe e incapaz. Me costaba seguirles el ritmo, y llegar a las mismas conclusiones que ellos. Me sentía como en un juego de polo: ellos iban en poderosos corceles, y yo en un humilde burro.

Notaba los cerebros de aquellos amigos trabajar sin descanso, y yo intentaba hacer lo mismo con el mío, pero me costaba horrores. Eran muchos nombres, muchos datos, y yo me quedaba sólo con algo que me había llamado la atención, como la chaqueta blanca de alguien o la voz despreocupada de otro.

Suspiré, y sonreí. Sabía que aquella noche era decisiva e importante, y que debíamos dar el golpe de gracia, tal y como Phineas estaba dando a entender. Teníamos que ser cautelosos y precavidos, pero era vital tener éxito, y descubrir al alba si habíamos salido airosos.

—Creo que iré a por la señorita Eleanor— indiqué, seria, con el ceño fruncido—. Me molesta terriblemente su actitud tan fría, y se desentiende de los sucesos que están pasando. Por otro lado— hice una pausa dramática. Yo también quería sentirme sabia como ellos—, me pregunto si tendrá alguna relación con el hombre aquel… con...— chasqué los dedos con impaciencia—. Heath— dije con brusquedad—. Eso. Con Heath. Por cómo se comportan, digo.

Sabía que aquella afirmación era algo arriesgada, pero hacía tiempo que lo tenía en mi cabeza como un eco, y quería saber qué pensaban aquella reunión de sabios.

—Entonces, iré a por la señorita Eleanor esta noche— resumí.

Notas de juego

Siento haber tardado tanto en contestar D:

Tuve clase ayer a la tarde, y no volví a casa hasta casi las once U.U

Pero, vamos, que os seguí el hilo ^^

XDXDXXDXDXD

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07/11/2014, 15:05
Director

Notas de juego

Cuando lo tengáis claro, pensad que es en la escena de Poder de cada uno de vosotros (menos Richard, claro) dónde debéis especificar el objetivo para esta noche. Lo dicho aquí no cuenta.

Hasta que eso no pase, no puedo cerrar el turno nocturno.

 

Y otra cosa. Pensad que vuestras acciones van siempre en último lugar en la noche. Después de vuestras acciones, puede decirse que viene mi narración de lo ocurrido y el despertar. Dicho de otra manera, no tiene sentido que narréis que volvéis al compartimento después de realizar la supuesta acción (como hiciera Ada en el pasado turno nocturno), pues no sabréis lo ocurrido en ella hasta no tener mi relato por la mañana. Esto no es que tenga una importancia cabal, sólo es para hacer más fáciles las cosas y no tener que reescribir vuestros posts, si se diera el caso de alguna incompatibilidad severa. Si os apetece hacer una sugerencia de cómo transcurrirá la acción de poder (como hiciera Phineas en el pasado turno nocturno), por mí encantado, lo podré usar de base para el texto definitivo.

 

Por lo que planteáis, se augura una noche movidita ;) Suerte!

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07/11/2014, 15:22
Ada Birdwhistle

Ada escuchó a Abbey y finalmente asintió. - Entonces yo espiaré al señor Lowell. Y mañana por la mañana haré como hoy. Pediré té si es un malo malísimo y chocolate si es bueno como nosotros.

 

Notas de juego

Recibido, jefe ^^.

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07/11/2014, 18:34
Phineas Poirot Lansbury

Robó la pipa de sus propios labios para pensar ante aquellas palabras despreocupadas de Abbey, y le dedicó unos instantes de reflexión golpeándose suavemente la boca con la boquilla. 

-Pues quizás no estés errada, Bey. Es una buena teoría, que a falta de pruebas carece de peso, pero, explicaría una o dos cosas. Es decir.- Quiso aclarar por si no le seguían. -No sé  esa chelista (cuyo apellido me valga en la redundancia) puesto que su conducta se podría explicar muy bien sintiéndose sencillamente confusa y amenazada, como apunta a la perfección la señorita Birdwhistle, o quizás no. O es estúpida o es culpable...- Phineas se deshinchó al decirlo. -Pero hay tanto zopenco en este tren...- Apuntó recordando cuantas veces habían condenado a alguien por parecer culpable cuando tan solo resultó incompetente. -Pero, en cuanto al señor Heath, sea un chisme o no, que estuviese encendido por la pasión podría explicar un par de detalles. ¡Aaah! ¡Cúantos tonterías cometidas habré visto en nombre del amor! ¡Cúantos casos son movidos por su ceguera! Un par de detalles, sí. Por ejemplo, su empeño en descalificarnos cuando justo hemos arriesgado nuestras vidas para salvarle la suya. Huuuummm... -Rumió a la vez que su rostro se ensombrecía ante una delicada idea. -Creedme que la mera idea me incomoda. Mucho.- Y así parecía puesto que sudaba aunque también podía ser por la herida que seguía latente. -Me asusta, ¿y si eso explicase por su parte una salida nocturna que no quisiera explicar ni siquiera a coste de la vida de un inocente? ¿Y si estuviese confabulado con ella...  u otro- apuntó una realidad incómoda para la época pero una realidad al fin y al cabo- que resultase ser responsable de las muertes?

-No, no, no.- Negó fumando con densidad y apartando esa idea como una simple probabilidad a tener en cuenta, pero que no podía ser la principal, el núcleo donde girase toda la investigación. -Eso sería... ya muchas cosas en las que habríamos errado ¿verdad?- Se sentía cansado y su cabeza daba vueltas. -No me hagan caso, hoy recibí un balazo.- Manifestó algo que sobradamente sabían. -No tracemos tantas teorías o intentaremos ajustar los hechos a ellas y no al revés. Dejemos eso como una posibilidad. Una variable. Y busquemos hechos.- Terminó centrándose y volviendo al tema de la estrategia de aquella noche dejando otros elementos por descubrir en futuras ocasiones. –Vamos a ponerlo en limpio.

-Tu pequeña irás y echarás un vistazo a señor Lowell, y a ver que dicen tus artes deductivas. Querido amigo.- Dijo dirigiéndose al aristócrata. –Usted la acompañará para que esté protegida en todo momento. Abbey, a falta de tiempo a nuestro favor sacará de la ecuación a la arrogante señorita Bow, y un servidor irá a indagar a esa mujer alemana que tanto parece esconder detrás de su voraz apetito y espero tener más suerte que la última vez. ¿Es eso?

Dejó unos segundos en el que soltó humo.

-Luego de vuestras incursiones vosotras dos, volveréis aquí. Atrancad la puerta del dormitorio desde dentro, separadas del resto de este compartimento. El joven Lancaster irá ver si consigue escuchar cualquier detalle y nos queda en reserva con todo el material, por si todo nos saliera terriblemente mal. Y yo volveré, y vigilaré la entrada para que nadie nos importune. Si no sale lo suficientemente bien y la pesadilla sigue, mañana nos encontramos de nuevo aquí. ¿Alguna objeción? ¿Algún cambio?

Notas de juego

Recibido, jefe ^^.

Alto y claro. ^^

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08/11/2014, 23:41
Director

A pesar de los milimetrados planes realizados, cuando Ada quiso ir a espiar al señor Lowell, vigilada por Richard desde el pasillo, se encontró con la imposibilidad de hacerlo, pues la puerta de su compartimento estaba cerrada y no había manera de sacar algo en claro de allí. Así que volvió a su litera, dejando la actuación para otro momento y regresando el señor Lancaster a su propio compartimento al ver a Ada a salvo en el compartimento de los Poirot-Lancaster y convencido que la niña se iría a dormir, dejando las aventuras nocturnas para otro día.

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12/11/2014, 10:38
Phineas Poirot Lansbury
Sólo para el director

El fuego bailaba hambriento sobre el quebrantado y mancillado cuerpo de Ada, devorando su carne y aquél cerebro prodigioso y único que jamás llegaría a alcanzar todo su esplendor. Phineas se sentía furioso aunque intentaba reprimirse, no quería odio en su corazón en ese instante. Lamentaba lo que había perdido el mundo y él mismo como entusiasta de su oficio, había perdido a su digna sucesora y ni siquiera podía decirlo. Pero no era aquél el lamento más profundo de su ser. Solo quería llorarla, como a una hija perdida, velarla a su modo, y ofrecerle una única promesa, aunque nadie llegó para oírla o ser testigo de ella. ¿Para qué? No había podido cumplir las otras, pero esa… esa, se dijo que haría todo lo que pudiese y más para mantenerla.

Cuando el fuego hubo consumido todo lo que era capaz de consumir, el desventurado e infeliz detective salió del lugar para regresar, breves suspiros después, con una sábana “prestada” y pidió unas pinzas al carbonero, en un tono educado pero que no admitía discusión.

Le dio igual su atónita mirada. No iba a dejar sus restos pudrirse, romperse y sepultarse. Ni dejarlos en el olvido junto al resto de aquella gente, indigna y corrupta. Uno a uno, y repasando en su cabeza sus exactos y minuciosos conocimientos de anatomía, para asegurarse que no olvidaba uno, con la mayor delicadeza y reverencia los fue rescatando y descansando encima de la ropa extendida en el suelo lleno de hollín. Cuando hubo terminado, dobló el fardo con la mayor reverencia y respeto para llevarlo a su compartimento, donde  envolverlo con algo limpio y esconderlo. Si vivía lo suficiente, podría un día llevarlo a un lugar sagrado donde pudiese descansar lejos de aquella pesadilla, muy posiblemente de vuelta a Estambul. Con sus padres. –Lo siento.- Repitió una última vez acunando el macabro equipaje.

Notas de juego

Solo era este post ^^ Espero que se me permita, pero si lo ves fuera de lugar dimelo. gracias. 

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12/11/2014, 13:31
Director

Notas de juego

Por mí, no hay problema :)

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12/11/2014, 14:36
Phineas Poirot Lansbury
Sólo para el director

Notas de juego

^_______^  Pues ahí lo dejo, por si luego hay quién quiera leerlo XD

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14/11/2014, 15:13
Phineas Poirot Lansbury

Esa noche era más temprano, pero Phineas no había tenido ninguna prisa a volver a su compartimento. Caminaron por el pasillo como si les faltase algo, el fantasma de Ada estaba muy presente. -Esta noche no habrá reunión.- Anunció a su esposa dejándose caer sobre el sofá, luego estuvo rumiando un largo rato.

-Nuestro querido y noble Lancaster no se le veía con capacidad para contrastar ideas, así que dudo mucho que nos venga a visitar. Puedo entenderlo, es muy joven aún.- Objetó fríamente, la vida te solía enseñar de sus amarguras, sus dolores y sinsabores.

Suspiró pensando que le depararía el futuro a ese joven talentoso. El detective estaba silencioso intentando casar en su mente todos los hechos, pero había aún tantas cosas que se le escapaban... -Es como si a un albañil le pidieran levantar una casa sin ladrillos.- Se quejó amargamente con frustración tangible y como si olvidase que aquellas eran sus últimas horas de vida. 

Se encendió la pipa en un intento de conducir mejor sus ideas, y alargó la manos a aquél periódico ya exento de nueva información. Hasta que lo tiró, sin interés, olvidándolo a un lado. Y dejó su cabeza hacía atrás apoyándola contra la pared.

Podía recordar como menos de veinticuatro horas antes estaban en ese compartimento los cuatro juntos, codo a codo, debatiendo los intrínsecos caminos de aquél acertijo mortal. Podía oír la voz clara y aguda de la niña, sus ideas y sus preocupaciones, sus pies balanceándose en el vacío sentada en la litera de arriba, sus ojos grandes... -Fantasmas...- Susurró para sí mismo y sin ser consciente que lo hacía. -Este tren está lleno de ellos.- Confesó su lado menos escéptico con desazón.

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14/11/2014, 15:54
Abbey Lansbury de Kent

Me dejé caer en el asiento en cuanto aterrizamos en el compartimento. Por primera vez, me parecía grande. Enorme. Un espacio vacío gigantesco. Podría haber habido dos compartimentos ocupando ese, y aún habría sitio de sobra.

Suspiré, dejando mis pulmones vacíos, y seguí con la mirada a Phineas. Asentí ante sus palabras. No me sorprendía que no quisiera venir y hablar de lo sucedido. Su compañera iba a ser una botella de vino, y me parecía de lo más respetable. Suponía que yo también hubiera hecho lo mismo si no fuera por que Phineas estaba a mi lado. Soportar el dolor uno solo no era lo mismo.

—Pobre hombre— murmuré, torciendo el gesto—. Pobre Ada. Su pérdida nos ha afectado a todos— contuve un gemido que pugnaba por salir de mis entrañas, como si un monstruo acabara de despertarse, y miré a Phineas de nuevo—. Déjalo ya— dije, negando con la cabeza—. No le des más vuelta, Phineas. Todo se resolverá a la mañana.

Eso era lo que realmente esperaba. Que nadie apareciera herido o muerto. Que todo se solucionara pasando una noche. Unas horas. Suspiré de nuevo.

Contemplé el foco rojo que hacía de pipa de Phineas y me perdí en su llama, como si estuviera pronunciando mi nombre. No tenía ánimos ni fuerzas para continuar enfrentándome a ese día, por lo que me levanté, y me acerqué a Phineas cuando murmuraba.

—Duerme, querido— susurré, dándole un beso en la mejilla—. Duerme, y deja que el sueño se apodere de ti. Con suerte, cuando despertemos, todo habrá acabado. 

Contemplándolo por última vez, en lugar de irme a la cama, me acomodé a su lado, arrimándome hacia él, y cerré los ojos, tratando de conciliar el sueño junto a quien era mi atrapasueños. 

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14/11/2014, 16:48
Phineas Poirot Lansbury
Sólo para el director

-Sí, sí. Ya, ya.- Le contestó automáticamente Phineas, que se conocía esa letanía. Como si eso de desconectar su cerebro fuera a ser posible. De serlo, Poirot no necesitaría de alcohol y pastillas de Litio en sus estados de letargia y apatía.

Sabía que el sueño no acudiría a él con la misma facilidad que a Abbey, quién, minutos después, el agotamiento se cobró su precio y le ofreció paz. Por ello, fue que se limitó a asentir, ronronear un murmullo, pasarle el brazo sobre sus hombros para acercarla y acomodarla mejor contra su cuerpo. Y se inclinó levemente para besarle la frente con calidez y cariño. Luego, con la mirada perdida y sus pensamientos errando por en abismos insondables, los minuteros transcurrieron raudos hasta que hubo pasado la medianoche con el calor de su pipa encendida como única luz.

~

Las bandejas con comida que les habían traído y servido, se enfriaban a un lado en la mesa. Impolutas. No quiso despertar y sacar a su esposa de aquél sueño dulce, y él no quiso ingerir una comida que no iba a digerir. Era un hombre práctico, siempre lo había sido.

Alargó la mano y presentó delante de sí una hoja en blanco. Mojó la plumilla en el tintero y empezó a escribir:

Querida Bey,

Sé que estas palabras puedan resultarte crudas, pero ahora tienes que ser fuerte, para los dos. Es de máxima necesidad de alguien con dos dedos de frente, capaz de aguantar la tragedia y dirigir ésta investigación, llevándola a una conclusión venturosa. No, no podemos seguir contando con nuestro amigo Richard Lancaster, puesto que la muerte de Ada lo tiene sumamente afectado y no sé a ciencia cierta cuánto tardará en reaccionar, pero necesitará tiempo. Si no es que una nueva sacudida lo pone en su lugar. No sé qué suerte correré ésta noche, pero tenemos que estar preparados para lo peor.

Muchos cabos quedan por ligar en este caso, que no misterio. Si mañana no me cuento entre los vivos el responsable será en un alto grado de posibilidades el señor Stinson el responsable de ello. Aún así, hay que contemplar todas las posibilidades, no descartemos aún al señor Carmichael aunque el instinto nos dicte que no lo ha hecho. No ajustemos los hechos a nuestras hipótesis. Descartarlo complemente, ciegamente, sin más pruebas, podría ser un error. Pero apuntemos primero a las posibilidades más descartables, y esa es en primer lugar el señor Stinson.

Te debo una disculpa por mi torpeza. Lamento que mis artes no nos hayan sido de utilidad alguna y que tú tengas que pagar el coste. Los acontecimientos son los que son, y nada puedo hacer para cambiarlos.

En el compartimento escondí un fardo envuelto con sábanas blancas tomadas “en préstamo” de la compañía del Orient Express. Llévalo, con celo y esmero de vuelta a Estambul cuando puedas, tras tomarte tu propio tiempo, y haz que le den sacro sepultura junto a James, su padre. Tú ya me entiendes. Nuestra ahijada merece un digno descanso.

Sé que ambos encargos sabrás llevarlos a buen puerto, en ésta hora aciaga no me preocupan, pero no es ese mi postrero deseo. Sino, el de que te cuides. Por lo que tengas en más sagrado. Quiero que veles por tener una vida larga y lo más feliz posible. Yo estaré ahí, si tú lo deseas. En cada recuerdo y en el camino que recorrimos juntos. En ese sentimiento profundo y único compartido.

 

Siempre tuyo;

Phineas.

Dobló la carta, la introdujo en un sobre, apropiado para su tamaño, que lacró con la agilidad de dedos propia de un intérprete de orquestra, o del mejor violinista.

Se levantó haciendo crujir su espalda, y flexionó un par de veces sus piernas, desperezándolas para lo que estaba por venir.

Se acercó al sofá donde había reclinado, hasta tumbarla con delicadeza, a su alma gemela. Si es que podía dar crédito a esas niñerías. Y le legó dos cosas: la carta que dejó a su lado, y su pistola que se la escondió en su bolsillo para lo que pudiese ser.

Luego a pasos ágiles, mesurados y silenciosos cruzó el compartimento, lo cerró con llave y salió al pasillo. 

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16/11/2014, 00:50
Director

La espera fue larga. Tediosa. El tren en silencio. Los ronquidos y otros ruidos de los compañeros llegaban a los oídos del detective que, abrumado por la carga y el dolor, no pudo tardar más de una hora de pié, entonces se dejó caer y se sentó en el suelo, resbalando la espalda en la pared.

El fantasma de la niña rondaba alrededor suyo. El litio acumulado en su cuerpo, a veces le hacía malas pasadas, sobretodo si lo sumamos al cansancio que, aunque no quisiera admitirlo, le arrastraba a un mundo de penumbra, donde sus ideas se entremezclaban con la realidad.

El sopor venció la batalla. La irrealidad del sueño alcanzó a Phineas Poirot, contra su voluntad y a traición.

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16/11/2014, 01:10
Director

Una sombra se dirige, sin vacilación, al compartimento número diez, el asesino se encontró con algo completamente inesperado: un bulto en frente del compartimento. Al acercarse, sigiloso, se da cuenta que es el mismo Poirot, vestido con sus mejores galas, que está dormido, haciendo guardia frente a su propia puerta, con la evidente pretensión de proteger a su esposa que debía estar durmiendo dentro.

Pero no había nada que proteger a dentro. Pues la víctima iba a ser él mismo.

Un brillo corta la oscuridad. Un brillo metálico de puñal bruñido, al que le acompaña otro destello, el de una sonrisa maléfica. La sombra se acercó al detective, que no era más que otra sombra, pero yacente. Algún ruido hicieron sus pasos, ruido que desveló levemente a Poirot, que sintió la amenaza como si fuera un peligro que proviniera de un lugar lejanos, más allá del mundo de los sueños.

Para cuando el detective quiso reaccionar, el puñal se había hundido en su pecho izquierdo e hizo estallar su corazón en un último latido desgarrado.

Notas de juego

Phineas Poirot Lansbury ha muerto.

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16/11/2014, 01:51
Director

Notas de juego

Cuando tengas ánimos para volver al compartimento y abrir la carta lacrada, hazlo volviendo a esta escena y en ella te mostraré el contenido de la carta.

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16/11/2014, 01:54
Director

Notas de juego

Te daré paso al cenicero una vez el Carbonero haya obrado su oficio con tu cuerpo.

Seguramente, mañana, después que los demás hayan tenido tiempo de reacción.

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17/11/2014, 10:23
Abbey Lansbury de Kent

Cerré el compartimento con fuerza, y mis temores dieron paso a un enfado brutal. Estaba totalmente enojada, irritada por lo que había pasado. Phineas había muerto para enfadarme, estaba segura. Quería irse primero, y dejarme sola en un mundo que aún no estaba abierto para las mujeres que poseían conocimientos como los que yo tenía. Debía de quedarme relegada a un segundo plano para poder sobrevivir, y contemplar con asombro y gran regocijo cómo un hombre había hecho lo mismo que podría haber hecho yo con mucho mejor talento.

No era feminista, ni seguía a aquellos grupos de mujeres que pedían muchas cosas, sin estar seguras de su legalidad, pero tampoco me gustaba estar relegada a un segundo plano cuando podía hacer muchas más cosas que quedarme en mi casa hablando de cintas, de vestidos y de bailes.

Pero, ahora que Phineas había muerto, sólo me quedaba volver a la casa de mis padres, sola, humillada, y a la espera de que la desesperada de mi madre me encontrara un marido nuevo.

Suspiré y maldije por lo bajo. La culpa era de Phineas por dejarme sola. Sabía que iba a pasar eso, entonces, ¿por qué tuvo que salir del compartimento? ¿Por qué no se quedó conmigo, a mi lado?

Me llevé las manos a la cara, y me la arañé, tratando de sacar la rabia de alguna manera. Suspiré, y miré hacia la ventana. Blanca.

Saqué el sobre lacrado de mi bolsillo, y lo contemplé con los ojos húmedos.

Con las manos algo temblorosas, lo abrí, y, con el aire contenido en mis pulmones, escruté en su interior a la espera de una explicación. 

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17/11/2014, 10:43
Director

Es una carta escrita con puño y letra de Phineas:

Querida Bey,

Sé que estas palabras puedan resultarte crudas, pero ahora tienes que ser fuerte, para los dos. Es de máxima necesidad de alguien con dos dedos de frente, capaz de aguantar la tragedia y dirigir ésta investigación, llevándola a una conclusión venturosa. No, no podemos seguir contando con nuestro amigo Richard Lancaster, puesto que la muerte de Ada lo tiene sumamente afectado y no sé a ciencia cierta cuánto tardará en reaccionar, pero necesitará tiempo. Si no es que una nueva sacudida lo pone en su lugar. No sé qué suerte correré ésta noche, pero tenemos que estar preparados para lo peor.

Muchos cabos quedan por ligar en este caso, que no misterio. Si mañana no me cuento entre los vivos el responsable será en un alto grado de posibilidades el señor Stinson el responsable de ello. Aún así, hay que contemplar todas las posibilidades, no descartemos aún al señor Carmichael aunque el instinto nos dicte que no lo ha hecho. No ajustemos los hechos a nuestras hipótesis. Descartarlo complemente, ciegamente, sin más pruebas, podría ser un error. Pero apuntemos primero a las posibilidades más descartables, y esa es en primer lugar el señor Stinson.

Te debo una disculpa por mi torpeza. Lamento que mis artes no nos hayan sido de utilidad alguna y que tú tengas que pagar el coste. Los acontecimientos son los que son, y nada puedo hacer para cambiarlos.

En el compartimento escondí un fardo envuelto con sábanas blancas tomadas “en préstamo” de la compañía del Orient Express. Llévalo, con celo y esmero de vuelta a Estambul cuando puedas, tras tomarte tu propio tiempo, y haz que le den sacro sepultura junto a James, su padre. Tú ya me entiendes. Nuestra ahijada merece un digno descanso.

Sé que ambos encargos sabrás llevarlos a buen puerto, en ésta hora aciaga no me preocupan, pero no es ese mi postrero deseo. Sino, el de que te cuides. Por lo que tengas en más sagrado. Quiero que veles por tener una vida larga y lo más feliz posible. Yo estaré ahí, si tú lo deseas. En cada recuerdo y en el camino que recorrimos juntos. En ese sentimiento profundo y único compartido.

 

Siempre tuyo;

Phineas.

Antes no te habías dado cuenta, inmersa en el desasosiego, pero en el bolsillo de tu bata, al meter la mano para buscar algo para asir o algún pañuelo, encuentras la pistola de Phineas.

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17/11/2014, 11:23
Abbey Lansbury de Kent

Tras leer la carta, suspiré, y miré hacia el techo del compartimento. Lo sabía. No entendía por qué me sorprendía, pero debía de haber imaginado que si Phineas me escribía una carta y la recibía tras su muerte era para darme instrucciones sobre cómo seguir con el caso.

Puse los ojos en blanco, y releí la nota por segunda vez. Movía la pierna con nerviosismo, y no pude evitar sonreír. Por mucho que quisiera pensar lo contrario justo en ese momento, Phineas había velado por todos nosotros en aquel tren y, sobre todo, había cuidado de mí.

No debías de morir— dije en un susurro, como el ruido que hace un arroyo lejano—. No tú.

Dejé escapar nuevamente el aire con un suspiro, y traté de reprimir un gemido que pugnaba por salir de mi interior. Guardé la carta con cuidado, junto con la pipa que aún tenía en las manos, y fue entonces cuando me di cuenta de que mis dedos rozaban algo metálico.

Con el entrecejo fruncido, miré lo que guardaba mi bolsillo, y vi la pistola de Phineas. Eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, y pestañeé varias veces.

—Si tú hubieras tenido la pistola…— no pude acabar la frase. Tragué saliva con dificultad, traspasando un nudo bien afianzado en mi garganta, y miré de nuevo por la ventana.

Guardé en mi pequeño maletín la carta, la pipa y la pistola, y me senté de nuevo, esperando que el tiempo pasara.