Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Trayecto Estambul - Belgrado

Cargando editor
23/10/2014, 17:21
Edward Carmichael

El empresario se había cansado de leer el periódico, solo daba malas noticias. Además, los que trabajaban allí empezaban a retirarse. Era hora de hacer lo mismo.

-Un placer conocerles a todos- dijo antes de levantarse a los que aún no se habían retirado a sus aposentos- hasta mañana.

Se fue a su cama esperando que la amenaza de tormenta fuera solo eso. una amenaza.

Cargando editor
23/10/2014, 17:37
James R. Otterbourne.

Termino mi licor y me dirjio a François:

- Mire, me obnuvilado entre el licor y mis pensamientos, ya es tarde y estais recogiendo, ¿sería mucho pedir una cena fria a mi habitación?

Cargando editor
23/10/2014, 17:56
François du Vermont

- ¡Pog supuesto que no, caballego! Enseguida le tomo nota y la segvimos en su compagtimento. Si sois tan amable de decigme su númego... - Espera la respuesta, contrastándola con una lista de pasaje. - El onse, de acuegdo. ¿Es usted el señog Heath o el señog Ottegbougn? Ottegbougn, de acuegdo.

El maître toma nota del menú a servir y se dirige a la cocina para dar las órdenes oportunas.

Cargando editor
23/10/2014, 19:46
Phineas Poirot Lansbury

-Ju, ju, ju...- Rió entre dientes ante el nuevo comentario que Abbey propinaba respecto a los servicios de aquella compañía ferroviaria. Era obvio, que no olvidaría fácilmente ni estaba dispuesta a perdonarles con poco lo del pasaje de segunda clase. -El tiempo... es impredecible, mi querida Bey. No obstante, este frente. Mira cuan altas se desenrollan verticalmente estas nubes que densa es su copa y su base. Y no tengo la menor duda, por la dirección del viento levantin que arrastra esa nube en la misma dirección que nosotros. Nos depara una tormenta, incluso eléctrica, que dejará bien blancas todas esas montañas.- Aseguró señalando con el tenedor a la ventana. Podía casi imaginar, en el transcurso de la futura noche que les esperaba esa pobre niña escondida bajo sus sabanas. -Creo que el tren no sufrirá ningún daño, a no ser que esto termine en granizo, o nos alcance algún rayo. Lo cual, lo último es númericamente improbable dada la altura de las montañas que nos rodean. Si fuesen campos, estaría más preocupado. Mas los vagones son perfectos conductores de electricidad y creo que no habría lugar más seguro que en su interior.- La tranquilizó. -Aunque.- Ante aquél hecho que su esposa lo motivase a moverse y hacer algo, él mismo empezó a dudar. ¿Sería conveniente no sobrestimar las posibilidades del vehículo a vapor? Llegó el maître con sus pedidos y se acomodó ajustándose la servilleta dispuesto a atacar con hambre depredadora su plato. Seguramente podía ser peor de quedar aislados o colgados por la nieve, pensó encogiéndose y restando importancia. Era prácticamente imposible, para ello no solo tendría que seguirles todo el trayecto sino que además aquellas nubes deberían de bloquear a priori el camino delante de ellos. Eso solo era posible de verse atrapados entre dos tormentas.

Pasaron los minutos. La nieve se hizo patente mientras él ahogaba aquella voz que quería alarmarle. Estaba nervioso por la inactividad y aquello le hacía más sensible, y más exagerado ante las menudencias. Y lo sabía.

Los pasajeros se despedían para irse a descansar, a dormir o simplemente a buscar intimidad. Mientras aquella pareja alargaró un poco más la velada, entre postres y conversación. Saludó al Señor Carmichael, cuando pasó por su lado, levantando dos dedos de su manos a modo de despedida, y luego compartieron el mismo pensamiento de retirarse, cuando la música que amenizaba la noche cesó. Cuando, los ojos de Phineas se abrieron asustados. -Estamos aminorando.- Proclamó cuando el traqueteó constante de las ruedas contra las vías apenas había pasado de un Prestissimo a Vivacissimo.

 -¡Oiga!- Reclamó la atención de algún responsable del tren. -¿Pasa algo? ¿Le importaría llevarnos con el maquinista, caballero?

Cargando editor
23/10/2014, 20:36
Ferdinand Friedman Götze

- Buenas noches, señoras. -me despido. Aún me quedo un rato sentado en la mesa, saboreando de la soledad y de una buena pipa. Al poco rato, el cansancio comienza a amodorrarme y decido que lo mejor será retirarme ya a mi habitación.

El tiempo ha cambiado y los comentarios de los caballeros y señoras del vagón se hacen eco. Nada preocupado por ello me levanto del asiento y me dirijo con paso lento y cansado a mi aposento, donde espero que mi compañero -a quien aún no conozco- no sea de los que dan conciertos gratuitos de ronquidos por las noches.

Cargando editor
23/10/2014, 21:46
François du Vermont

- ¡Oh! No se pgeocupe messieur. Es nogmal que el tgen aminore la magxa con un tiempo como este. - Aseguró el maître - Cgeamé, tengo más viajes a mis espaldas que tazas en la alacena y nunca un temporal provocó catástgofe alguna.

Cargando editor
23/10/2014, 21:51
-Revisor-

- Así és, señor... Lansbury. - Añadió el revisor, que había acudido al vagón restaurante en medio de la conversación. - Alguna vez, si la nevada es tan fuerte que la acumulación de nieve dificulta el avance, se ha requerido parar a esperar un tren quitanieves. Pero pocos son los casos. Esperemos que este no sea uno de ellos. - La sonrisa perenne del revisor resultaba tranquilizadora. - Cuando eso sucede, no es más que un contratiempo, pero para nada un problema. El tren dispone de combustible de sobra, por si hubiera que esperar.

Cargando editor
23/10/2014, 22:10
Jhon Stinson

me había quedado con el vaso de wisky en la mano, moviéndolo como si estuviera lleno, había hecho algo que era muy propio de mi; quedarme absorto en mis pensamientos y "despertar" incluso horas después.

François esta noche no cenaré, no tengo mucha hambre. Espero que mañana el desayuno sea abundante, ya sabes que me levanto con hambre. Bromeé. Debido a que conocía bastante al maître podía permitirme tratarle como un amigo. Supongo que yo también me iré a dormir ya

Cargando editor
23/10/2014, 22:15
François du Vermont

- Bonne nuit messieur Stinson. - Respondió con una sonrisa.

Cargando editor
23/10/2014, 22:39
Phineas Poirot Lansbury

Miró a ambos hombres con la expresión fruncida. Como dudando unos segundos, hasta que la suave mano y un par o más de dulces palabras de Abby se pusieron sobre él.

Entonces, su rostro se suavizó de golpe, se llevó el pulgar y el indice de la mano izquierda a pinzar la nariz entre los ojos en un ademán de relajarse.

-Debo pedirles que me disculpen, caballeros. Están en lo cierto. Siento si me he alterado un poco, últimamente estoy algo nervioso.- "Nada que un par de pastillas no puedan calmar" pensó. -Sigan con sus quehaceres puesto que no debo importunarles más. Me temo que necesito de un buen descanso.- Se convenció a si mismo. -Si me disculpan de nuevo...- Phineas se despidió alejándose, a la vez que recogía esa mano, con la suya propia, que su esposa descansaba en su brazo.

Notas de juego

Mobil.

Cargando editor
23/10/2014, 23:32
Andrew Lowell

Después de una esplendida cena acorde a su gusto el señor Lowell decide retirarse a su compartimento para descansar, aunque el día en si no ha traído ninguna actividad agotadora para Lowell este siempre se sentía cansado después de tener que convivir algunas horas el con constante pero relajante traqueteo de los trenes. El señor Lowell siempre había achacado esta "dolencia" al hecho de que las personas no están hechas para desplazarse de una forma tan rápida.

Cargando editor
24/10/2014, 00:07
Director

Poco a poco, todos los viajeros acaban de cenar y se retiran a sus compartimentos. Los camareros y el maître pasan aun un tiempo recogiendo y dejando todo listo para el día siguiente. Luego apagan las luces y el vagón restaurante queda a oscuras. Una luz tenue ilumina la primera parte del vagón, la que corresponde a la zona de estar.

Mientras la tormenta azota el tren por el exterior, el interior se adormece y aletarga, prácticamente ajenos a lo que ocurre fuera.

Notas de juego

Acabó el jueves, acabó el día de transición, así que, como habría dicho mi abuela, ¡todo el mundo al catre!