Partida Rol por web

No utilicéis esta escena hasta el inicio del turno nocturno y hasta que os dé aquí mismo la descripción del lugar que habéis elegido para vuestra reunión.

Lugar de reunión para la primera noche: WC de Primera Clase.

La decoración lujosa del baño entona con el resto del tren, como no podía sera de otra manera. Además, es el baño que queda más lejos del vagón restaurante y linda con el compartimento 01, que es el compartimento de uno de vosotros, así que os da cierta tranquilidad para no ser interrumpidos. 

También es verdad que hay cierto riesgo, pues no deja de ser un lugar público y existe la posibilidad que alguien esté esperando en la puerta para entrar y verá salir a tres caballeros y una dama, uno tras otro, de un mismo servicio a las tantas de la madrugada. La posibilidad es remota, pero es un riesgo a tener en cuenta.

Por lo demás, no parece una mala elección.

Sea como fuere, aquí es donde os reunís para poder hablar libremente, entre vosotros cuatro, del complot que os ha traído aquí y de cual será vuestro proceder esta noche para llevarlo a cabo.

Jhon Stinson no llega con las manos vacías. Trae consigo un maletín de madera de roble, pintado en negro y sellado con un lacre. Cuando cerráis la puerta a vuestras espaldas y echáis el pestillo, Jhon pone el maletín sobre la encimera de los lavamanos, rompe el complicado lacre y lo abre. Tenéis ante vosotros un gramófono de maleta alemán Olimpia y hay un disco en la contra-tapa. Jhon coloca el disco y escucháis el siguiente mensaje, tras el carraspeo de la aguja al aterrizar sobre la superficie de microsurco:

"Si todo ha ido bien, y no dudo que así ha sido, estáis los cuatro escuchando este mensaje: Andrew, Elga, James y Jhon. Además ya habréis tenido ocasión de conocer a los pasajeros vagón de Calais del Orient Express." - La voz era grave, autoritaria y, además, conocida, pues se trata de vuestro jefe de la unidad Operativa del Partido. - "Eso es importante, pues en ése vagón hay un enemigo del Partido que debemos identificar y eliminar. Debéis investigar para saber quién es, pues hasta ahora nuestras investigaciones han sido infructuosas, pero sabemos que podría ser cualquiera de los que viajan en ése vagón." - Ahora todo comenzaba a tener sentido. - "Debéis ser diligentes y evitar que os atrapen, de lo contrario la misión fracasará y nuestro sueño de dominar Europa se irá por el sumidero." - Una pequeña pausa, donde se escuchan unas voces lejanas, pasos, como si alguien rasgase un sobre y desplegase un papel. - "Me acaba de llegar una notificación de la unidad de Inteligencia del Partido. Tienen pruebas tangibles que el enemigo se hace pasar por institutriz y viaja con una niña, para disimular... Muy inteligente... Parece que va a ser una misión fácil esta vez. Pero no olvidéis registrar el cadáver; el traidor a nuestros ideales porta una carta que debe entregar en su destino. Hay que encontrar esa carta y destruirla. Si, algo improbable, esta información no fuera cierta y la institutriz no fuera la portadora del documento, deberéis buscar al traidor en otro pasajero. ¡Encontradlo aunque debáis acabar con todo el pasaje!" - Se oye un golpe de talones. - "¡Larga vida al... " Un sonido estridente, de rallada de disco, evita escuchar la última palabra de vuestro jefe, pero no hace falta, pues todos conocéis como acaba.

La aguja topa con el final del disco y, justo en ese instante, un núcleo de pólvora se incendia, prendiendo el disco por el centro y consumiéndolo por completo en cuestión de segundos. La humareda que se levanta es negra y asfixiante, pero el pequeño incendio se autoconsume sobre el gramófono y no pasa de ahí. Uno de vosotros abre la ventana y la humareda se dispersa, aunque el frío helado de la ventisca de nieve, empujada por la velocidad del tren, se cuela por todo el reservado, así que os apresuráis a volver a cerrar. 

Seguramente el aparato habrá quedado dañado, pero eso no es importante. Del compartimento de discos, un destello revela un contenido adicional. Cuatro cuchillos con pomo de plata y el emblema del partido. Cada uno toma un cuchillo. Es el proceder habitual del comando operativo.

Asentí, cogí un cuchillo. 

- Caballeros, Dama, tenemos trabajo y nos pilla cerca. ¿vamos?

Cojo un cuchillo igual que ha hecho James y lo examino. miro al resto de compañeros y asiento "listo para la acción"

Pese a lo inadecuado del lugar de reunión Elga no se quejo por ello, dadas las dificultades para organizarse de forma discreta, pero era un lugar que no podía repetirse "una señora de mi edad ha de cuidar su reputación"

En fin, tras el revelador mensaje aclarando su misión actual, una muy onerosa, la mujer recoje su correspondiente cuchillo 

-la institutriz... en fin. Espero que sea realmente nuestro objetivo- sería una pena tener que masacrar a todo el pasaje, aunque unos cuantos parecían merecerlo -por la causa-

Lowell escucha atentamente el mensaje y espera que la miniexplosión de la cinta no haya logrado atraer la atención de nadie, luego coge uno de los cuchillos:

-Por la causa- Responde después de Elga- En fin si nos equivocamos de persona al menos libraremos a la pobre niña de semenjante solterona amargada.

Al entrar en el compartimento número dos del vagón de Calais, encontráis a la niña Ada Birdwhistle durmiendo plácidamente en la cama principal. Al tratarse de un compartimento de primera clase, no hay literas, sólo una cama principal, algo más grande que la de los compartimentos de segunda. La respiración de la joven dama da a entender que su sueño es profundo y pesado. Tanto mejor.

Abrís la compuerta que conduce a la sección diurna del compartimento y allí se encuentra la traidora, Fraulein Rottenmaier, durmiendo en el sillón convertido en cama. Sus ronquidos son suaves. Cerráis la portezuela tras vosotros y estáis a solas con ella y sin testigos incómodos a la vista.

Uno de vosotros le pone una mano en la boca, para evitar que pudiera gritar y, justo cuando la institutriz pretende despertar ante la oclusión de sus vías respiratorias, cada uno de vosotros le asesta una potente puñalada en el torso. No se sabe bien quién pudo asistirle la puñalada mortal definitiva, pero entre todas las zonas afectadas podrían estar los pulmones, el hígado y el corazón. Suficiente para que la vida se le escape a Fraulein antes que se diese cuenta de lo que estaba pasando.

Registráis el cadáver, pero no encontráis el documento. Registráis también sus pertenencias, por si pudiera estar oculto en alguna parte, pero no podéis dar con él. Tras un tiempo más que razonable de búsqueda, estáis convencidos que las informaciones recibidas no han sido todo lo precisas que debieran.

Habéis estado demasiado tiempo en el compartimento como para poder aventuraros a nada más, así que salís por la puerta que la zona de día comunica directamente con el pasillo y cada cual regresa al su propio compartimento, con el ceño fruncido y pensando en quién debe ser el traidor al Partido de entre el resto del pasaje. Quizá mañana, con las reacciones, podáis averiguar algo.