Partida Rol por web

Ada asintió una vez más con la cabeza. - Cuando salgamos de aquí podríamos pasar por el excusado, así tendremos excusa por si alguien nos ha oído venir.

Después se quedó callada un par de segundos y finalmente hizo un gracioso gesto arrugando la nariz mientras pensaba. - O también podría espiar al señor Stiltoon y así salimos de dudas. ¿Qué creen que sería mejor? - Preguntó, mirando a los dos caballeros alternativamente.

-Sería una excelente medida a tomar.- Respondió respeto al excusado, algo que no había observado debido a la inmersión en la que estaba sobre el problema. -Señorita Birdwhistle, ¡se nos está haciendo usted, indispensable!- Aseguró fuese para premiarla e invitarla a seguir opninado libremente, o fuese por completa sorpresa y admiración.

Cerró los ojos y meditó largamente aquella nueva propuesta y sus posibles consecuencias.

-No.- Deliberó al final. -Mañana junto todo el pequeño e improvisado jurado, tendremos que afrontar el misterio del compartimento once. Será mejor si podemos presentarnos sabiendo la respuesta y hacer que cale entre los demás pasajeros ¿no les parece?. Por lo contrario, si yo ahora diese...- obviamente se refería a eliminarlo de la ecuación- ...con el de los dos ocupantes que resulta inocente, nos conllevaría muchos problemas, y estaríamos más lejos de sentenciar al culpable además que la gente se preguntará si lo que hemos pretendido no era, sino, silenciarlo en vez de castigarlo. Además, para mayor obstáculo, estaría el señor Stiltoon para complicarnos el trabajo.^*

- ¿Y si aludimos a un caso de sonambulismo, y así podemos descartarlo ante el resto? - dijo Richard, que ya empezaba a notar los efectos del sueño - Que lo digan la señorita Birdwhistle o yo mismo quedaría extraño, pero viniendo de usted, seguro que se lo tragan como pavos.

La sonrisa de Ada se amplió al escuchar la felicitación del señor Poirot y después escuchó atentamente cada una de sus palabras para asentir cuando terminó.

- ¿Sabe? Si yo fuera una asesina iría a por usted esta noche. - Dijo al final, demostrando el poco tacto característico de la niñez. - No se preocupe, porque si eso pasa Abbey lo curará con su maletín de médico. - Añadió, esta vez con un brillo de fe y admiración en la mirada. - Pero creo que debería saberlo. - Terminó, poniéndose seria y tratando de parecer adulta al decirlo.

Después se quedó pensativa y se frotó la nariz con la palma de la mano antes de explicarse mejor. - Todos le hacen caso en el vagón y votan lo que usted dice. Además, si muere ahora que yo estoy en su compartimento, seguro que algunos me echarán la culpa y dirán que sólo se muere gente cerca de mí. - Hizo una mueca de tristeza con los labios al darse cuenta de que era cierto. La gente se moría a su alrededor desde que había nacido. Quizá alguna bruja le había echado una maldición antes de nacer o algo por el estilo. Había escuchado infinidad de historias en las que sucedían cosas así. 

Entonces recordó una especie de juego que había aprendido de su padre y que le encantaba cuando era más pequeña. En esas aburridas reuniones sociales en las que no se podía hablar, ni molestar a los mayores, James Birdwhistle se aburría tanto como su hija. Y simplemente por diversión habían inventado una forma de hablar sin palabras, tan sólo con gestos. Quizá algo así podría ser útil también en este lugar. - ¿Saben? Quizá deberíamos tener alguna forma de que les haga una señal. Para que sepan si el señor Heath es uno de esos malos malísimos. Para que no tenga que decirlo delante de todos. - Añadió, haciendo una pequeña mueca. Si los malos se enteraban de que podía descubrirlos, sin duda querrían librarse de ella pronto.

Pensó en qué señal podrían usar, no le daría tiempo de enseñarles todo el idioma inventado de su padre en una sola noche, así que tenía que ser algo más fácil. - ¿Qué les parece si cuando llegue al vagón por la mañana pido un té si es malvado y un chocolate si es bueno?

-El sonambulismo podría ser una opción que podamos guardarnos por si alguno de los pasajeros nos viesen y necesitásemos dar argumentos válidos para una de nuestras salidas nocturnas.-  Dijo rehusando, pero no del todo, aquella idea del noble. -Haremos lo que esta jovencita nos propone, espiaremos a ver qué podemos sacar en limpio de ese aparentemente despreciable señor Heath. Veremos que hay en el noble y desdichado enviudado repetidas veces, veremos que hay más allá de lo que mi entrenada observación pudo ver en el vagón restaurante, y mañana tendremos argumentos para dirigir la investigación sobre el misterio que ensombrece ese compartimento.

Sacó el reloj de bolsillo y vio que los minutos habían pasado más rápidos de lo deseado. -Bueno, irá siendo hora de que regresemos. Aun tenemos cosas por hacer y os seré sincero. No me gusta dejar tanto rato sola a mi esposa con varios asesinos corriendo sus andanzas libres por este tren. Así que, si nos disculpa, caballero. La señorita Birdwhistle y un servidor nos retiraremos. Por mi lado esta noche intentaré establecer una pequeña charla con nuestro amigo, el señor Stiltoon y esperemos que pueda hacerle entrar en razón. No emplearé la fuerza de no verme obligado a ello.

Sonrió con orgullo ante las osadas palabras de Ada que diagnosticaban su futuro casi como una sentencia a muerte. -Eres una niña muy, muy lista. Gracias por tus aviso, pero, me las he visto en peores, pequeña. Descuida, si van a por mí no serán los primeros y se llevaran una no muy grata sorpresa.- Habría sacado el revólver pero recordó habérselo prestado a la señora Poirot Lansbury para que tuviese algo con lo que defenderse. En su lugar, dio una calada larga intentando inspirar despreocupación. -Por otro lado, como señaláis ahí estará nuestra querida Abbey para cuidar de nuestras heridas si llega el caso. Así que nada de pensar en esas tonterías de que la gente muere a su alrededor, señorita.- La señaló con la boquilla de la pipa muy serio y le dijo: -No. Ha. Sido. Culpa. Suya.- Subrayó cada palabra por palabra. -¡En ningún caso! Solo ha sido víctima de una terrible sucesión de catástrofes desdichas, pero seguro que lejos de este tren encontrará una vida larga y llena de alegrías. Aún sois muy joven, "aun tenéis mucho tiempo para cambiar todas estas amarguras por dulzuras".- Osó profetizar citando a Dumas.

-En cuanto a lo demás, me parece perfecto su plan. Su padre era un hombre muy inteligente, seguiremos su legado. Este juego nos irá perfecto, así que por mí no habrá problema. "Té si es malvado y chocolate si es bueno".- Asintió. 

-Bueno, ¿nos vamos?- Preguntó levantándose y estirándose cual largo era. Se disponía a irse, pero no, sin antes dedicarle una mirada a su anfitrión, por si quería agregar algo de última hora.