Partida Rol por web

No te preocupes, Laia, yo confío en tí.

Inclino mi cabeza como agradecimiento a su gesto, o como sencillo respeto.

Sacrificaste mucho por evitar una muerte hoy. Esta noche podrás descansar tranquila, custodiaré tu sueño.

Hablo plenamente confiado, mirando a todos los presentes.

Antes que contigo, terminarán conmigo.

Me temo que por mi parte acabaré con los dos.

Azul miente, lo sé, no es capaz de protegernos. Lo dudo mucho. Muchísimo. Y no entiendo como Blanco confía ciegamente en ella.

Azul, has dicho que nos has protegido a todos de una masacre. Ja!

Jamás nos has protegido, tú solo quieres llevarte el tesoro y Blanco debe de estar ayudándote. Aunque en algún momento se confirmará mi teoría sobre Blanco, esta noche la figura de cobre te matará a ti, o por lo menos por mi parte.

Azul, no nos ha protegido, esas heridas son autoinfligidas. No le creais, tengo serias razones para pensar que miente. Escuchadme.

por favor, calmad el animo, dad vuestras opiniones, pero no es necesario más, no amenacéis, aquí solo se producirá la justicia del conclave, que pronto dará con los asesinos. 

pero al acusar  opinar en contra de otro, mostrad razones, argumentos no os limitéis a hacer ruido

-dicho esto me siento y cierro los ojos

Escúchame bien, Cobre.

Digo completamente tranquilo, omitiendo casi por completo su amenaza. De reojo miro al venerable y asiento con la cabeza.

Yo hablo de proteger, tú de matar. Yo de confianza, y tú de acusación. ¿Acaso eres tan necio que no te das cuenta de tu misteriosa herida y resurrección son, si caben, aún más sospechosas que las heridas de Laia? Podrías, perfectamente, ser un títere de la magia de alguno de nuestros enemigos, y sin embargo, también en tí creí tras tu resucitar.

Miro de reojo a Laia y añado unas últimas palabras, quizá un tanto duras, pero neutras en cuanto a tonalidad, o quizá incluso irónicas sin pretenderlo.

¿Para qué querría un jóven como yo vuestros tesoros? ¿Y por qué debería, en ese caso, compartirlo con alguien que, de cabrearse, con un sencillo gesto podría partir mi frágil cuerpo en dos?

Mis ojos se tornan inexpresivos, volviendo a mirar a Cobre, sin ira, resentimiento, o emoción alguna en ellos.

Sin embargo, dices tener razones, así que las aguardo con paciencia y, al parecer, no soy el único.

Mis ojos se clavan en Marino, hacia quien hago una ligera reverencia.

¿No es así, venerable?

Una lagrima se escapa de mis ojos y rueda por mi mejilla al escuchar las palabras de Laia la seco con el dorso de la mano a sabiendas que otras muchas bajarán a acompañarla:

- Me temo que Laia tiene razón, soy un ser enamorado. Sin embargo, al hacer esta revelación nos ha puesto en peligro no solo a mí, que no me importaría, si no a mi amado, que es lo que más me duele. Por eso quiero que sepas que aunque pienso apoyarte para que nos ayudes a encontrar a los culpables, si salimos de esta no volveré a dirigirte la palabra en todo lo que me quede de existencia.

- En cuanto al resto espero que tengáis en cuenta los resquemores de Bicéfalo y Cobre, hacia el primer dragón que  revela tener una habilidad que nos serviría para detener a los asesinos. Por mi parte también sospecho de Latón puesto que las dos veces que ha votado a alguien ese alguien ha muerto.

-Laia, has contenido bien el ataque de los dragones traidores. Yo creo en ti. Diferente es mi confianza en el dragón de Cobre Creo que todos hemos llegado a la misma conclusión: ¿Como puede haber escapado, en su momento, de la muerte? ¿Y porqué sus votaciones se han cumplido sin margen de error?

Miró a los demás y esperó mas respuestas.

La confesion de Verde confirmaron, por fin las palabras de Azul, ahora Bicefalo estaba mas tranquilo mas seguro.

-Bien puesto que Verde parece confirmar vuestras palabras, nosotros os daremos también un punto ha favor.

-Como bien dice Bronce todos creímos a Cobre cuando volvió de la vida. Así pues, por el momento confiaremos en que ambos, Azul y Verde, no estáis confabulados.

-Por lo tanto solo queda un posible acusado para nosotros.

-Laton esta noche reciviras nuestro voto. Confiare en Cobre al igual que confio en Azul, sus heridas son comunes. Aunque la diferencia es evidente.

Escucho todo volviendo a mirar a Cobre. Inexpresivo, tranquilo, natural. Finalmente decido añadir unas palabras a todo lo hablado, comenzando por mirar a de reojo a Verde.

Tú yaces con un traidor, pero no comprendo el peligro que mencionas... -desvío mi mirada de reojo hacia Bicéfalo y corrijo- Yo hablé de la confianza hacia aquel que dice, y mantiene, desear matarme y aún no me ha dado respuesta alguna acerca de su acusación, ni defensa ante mi insinuación, más aún, Bronce, no fué Cobre quien acertó, sino Latón. Por azar, creo yo, las posibilidades de ello son grandes.

Suspiro mientras ojos reflejan una indiferencia total en general hacia lo que sucede, pero no se apartan en ningún momento de Cobre. Su acusación es realmente grave y aguardo algún tipo de prueba o motivo real.

- ¿Sabes por qué te voté Blanco? Porque no parabas de hablar ni un minuto. Cada vez que intentaba pensar quien era el culpable aparecías tú hablando como si estuvieras enamorado de tu propia voz. Lo siento, pero si todos los presentes nos ofendemos porque alguno de nosotros nos vota aleatoriamente vamos bien. ¿Y quieres saber por qué no te respondía? !Porque entonces hablarías aún más!

- Lo que me encanta es tu argumento de que Latón acertó por azar, entonces si lo hace tres veces ¿Qué hacemos? ¿Recomendarle que compre un boleto de lotería para que aumente sus tesoros? Con la puntería que tiene no iba a fallar.

- Por otro lado, si tanto interés tienes Blanco te votaré cada vez que haya que hacerlo. Así podrás quejarte todos los días que alguien quiere matarte, porque sinceramente si los asesinos han podido aguantar todo este tiempo tus continuas berborreas y monólogos sin que les entren ganas de matarte tienen toda mi admiración. 

Suelto una sonora carcajada, y sólo una ante las palabras de Verde.

Si tanto deseas mi silencio, amante de un traidor, lo tendrás. Sólo tenías que pedirlo. Es normal que los jóvenes hablemos.

Sonrío irónico y, tras esas palabras, sencillamente aguardo en silencio, rebajando incluso mi propia respiración. ¿Qué se ha creído? Está enamorada de un traidor y encima el malo soy yo... Pienso, con ironía y diversión a partes iguales.

- Yo no soy amante de ningún traidor, mi supuesto amante apenas me ha hablado por nuestra conexión y mucho menos para decirmen que era un traidor. Sin embargo, tú parece que lo das por supuesto lo que me hace pensar que tú eres el traidor aquí. Supongo que tendréis una conexión propia donde te habla ¿no? Al fin y al cabo qué ha dicho Laia:

 

Pude ver un alma enamorada... solo una... supongo que tendrá su correspondiente amor en este conclave... Y esa alma si la reconocí pues estaba en forma humana y su figura le delató... ¿Acaso miento... Arilia?

- Aunque no sé si me conviene hablar contigo, ¿No era Plateado al que le gustaba discutir tanto contigo? Y ahora está muerto ¿verdad? Pero sabes lo que me diferencia de tí Blanco, que yo todavía no he participado en ninguna muerte y tú con todas tus buenas palabras y tus aires de nobleza tienes las manos manchadas de sangre. 

Agacho la cabeza, en verdad había supuesto demasiado las cosas y no tenían por qué ser así. me quedo meditabundo, intentando buscar el por qué he actuado así, la sangre joven me ha traicionado y ahora había discutido con algunos compañeros de un modo que no debía de ser. Sencillamente niego con la cabeza, sin decir nada. Ella ha pedido mi silencio, y mi silencio tendrá hasta mi muerte, la cual puede ser pronta debido al hervir de mi sangre y mi falta de experiencia al entender algunos detalles.

Dragón verde, mis acusados son Azul y Blanco, ellos nos están engañando y mucho más este último con su berborrea que comentas. Es insufrible estar todo el rato aguantando y escuchando, él lo cuestiona todo y no se cuestiona a él, ni si quiera ha cuestionado a Azul, y según digo yo que él es un traidor, solo se le ocurre acusarme a mi.

Sinceramente, voto por callarle. Si, si. Acuso, claro y conciso. Sin medias tintas. Ca-llar-te y si para eso las guardianas tienen que matarte que así sea.

Soy un dragón violento, pero violento con los que nos engañan y nos traicionan y si los demás creéis que soy yo el asesino pues allá vosotros, pero yo pongo en tela de juicio las palabras de Azul y las confirmaciones de Blanco. Tengo mis motivos, y mis razones, y quien quiera confiar en mi, adelante, y quien no, pues que me vote y me mate. Ya me da todo igual, aunque no entiendo la confianza ciega por estos dos...

Siento si mis palabras son crueles, que digo... No, no lo siento. 

Acabemos con Blanco y Azul. Mi voto fue a por Azul, pero creo que lo cambiaré estoy deseando que se calle el Blanco y que sea en el cielo de los dragones donde le aguanten.

Dragón verde, te apoyo contra blanco.

Me limito a asentir con la cabeza ante las palabras de Cobre. Me siento y recojo mis piernas, observando cómo todo se desarolla con una sonrisa tranquila en mi rostro. Al fin y al cabo, la muerte no podía ser tan mala si nos esperaba a todos.

Una pequeña aportación a todo este... parloteo encantador.

Creo recordar que Cobre nunca murió. Muchos de vosotros lo creísteis muerto y no era así. ¿Y por qué lo afirmasteis tan rápido? Quizá deseabais que así fuera.

Así que utilizar su supuesta resurrección como argumento en su contra es, sin lugar a dudas, absurdo e incoherente

somos, se supone, de las criaturas más inteligentes... y en cambio esto parese un consejo de humanos, donde no se decide nada, se grita mucho y los unos agredena a los otros para demostrar con fuerza que tienen razón...

quizas lo que sucede ahora es que nuestra raza, una sombra de lo que fue, se desvanece al haberse extinto la luz de la razón de nuestros antepasados... 

-Sí, somos seres superiores, pero pasa una cosa, cuando varios humanos se juntan a hablar gritan porque son seres inteligentes, y prácticamente todos poseen la misma capacidad. Los dragones somos los más inteligentes, pero solo se ve en una conversación con otras razas. Es lo mismo una conversación entre dos enanos que entre dos dragones o dos elfos... al estar equilibrados en cuanto a agilidad mental acabamos gritando y discutiendo para imponer nuestra opinión - digo, hablando en general.