Gracias, Arilia.
Volteo mi cabeza hacia todos los presentes. Cierro los ojos. Inspiro profundamente. Abro los ojos con una sonrisa tranquila y distante. Retiro mi mano de la cabeza de Laia con la esperanza de no hacerle daño.
Aún no me he enterado de si se me acusa de hablar demasiado, como acaba de hacer Cobre y estamos haciendo todos... O de confiar en un compañero así como confié en la... Salvación de Cobre, el cual también confía en alguien que se ha declarado un asesino, ergo un traidor ya que es lo que hemos venido a cazar aquí, asesinos de dragones, ni gente que habla demasiado ni ningún otro. Aunque tu capacidad, Cobre, dices que puedes usarla repetidas veces, una poción tiene un sólo uso, y ahora mismo con ella ha salvado dos vidas, la suya y la de su amado, aunque que yo sepa, que un alma esté enamorada no significa que la otra lo esté, ni comprendo cómo alguien puede morir por amor... Me resulta sencillamente ridículo.
Miro entonces a todos los compañeros y hago especial énfasis en Hueso y Negro.
Recuerda, Wyvern, que nunca acusé a Cobre. Ahora bien, Hueso, tranquilo, por favor. Negro nos ha hablado de la capacidad de los de su especie para matar, y no creo que Cobre pueda resistir dos embestidas seguidas, por muy defensor que sea. De modo que si él defiende a alguien, aunque sea él mismo, del voto del Cónclave, yo mismo estaré de acuerdo con que use la capacidad de su especie contra quien se opone al Cónclave.
Finalmente miro a Laia con una muy ténue sonrisa en mi rostro, casi deseando acariciarla pero temiendo lesionarla más.
Contra Wyvern irá mi voto, ya que es quien ha declarado abiertamente ser un traidor, y de Cobre sólo tenemos la omisión de ayuda a otros. Además de que no sé si al defender a alguien caerá el segundo culpable. Eso me recuerda...
Inspiro profundamente y alzo mi voz, de un modo claro y conciso.
Yo ya he estado entre los muertos, y no quiero que condenemos a quien no debe de ser condenado. Si alguien duda a quién votar que su voto recaiga sobre mí, prefiero mi muerte a la de otro hermano, más habiendo cazado ya a un traidor.
Mi voz suena fría y objetiva, incluso distante. Miro a todos los presentes, incluso ligeramente desafiante sin pretenderlo. Miro a Laia.
Sé fuerte, si has sobrevivido antes podrás volver a hacerlo ahora.
- Blanco, confundes las palabras, y por eso yo confío en Wylvern, él es venenoso y es capaz de matar, claro que lo es, como lo somos todos, no? Pero él usa su poder a nuestro favor, al favor de los que buscamos encontrar a los asesinos. Es cierto, no es el mejor medio, pero él no es un asesino y solo ataca cuando cree que es necesario. Por eso es al único que defiendo.
Verde, jamás he defendido a los demás, no lo entiendes, solo he dicho que Azul es culpable porque si ha mentido sobre su poder es porque tiene algo que ocultar y si oculta es porque es un traidor. ¿No os dais cuenta? Yo me he enfadado, porque cuando dije que Azul era un traidor, Blanco lo defendió y después me sentí traicinonado por ti, Verde. Pensé que acabarías con Blanco y al final me engañaste o yo me equivoqué o te entendí mal.
Así que si quieres que de un paso al frente lo daré, y es más diré que Wylvern no es un asesino, mi poder no nos protege de la decisión tomada en el consejo. Solo de los ataques de asesinos, y confío en las palabras de Wylvern, como ahora lo hago en las tuyas Verde. Sí sé que tienes esa forma de vivir es momento de confiar en ti y aquel que me de razones sobre lo que puede o no puede hacer me dará razón para confiar en él.
Pero os aseguro que yo no pongo la mano en el fuego por nadie, solo por mi mismo. Puedo sospechar más o menos de algunos, pero todos a mis ojos podéis ser culpables. Todos.
Y solo espero que aunque Wylvern sea capaz de acabar con nuestras vidas, en especial la de Azul que dice que lo verá morir lentamente no quiere decir que sea un asesino. Los verdaderos asesinos son aquellos que no dicen nada, que callan y que matan al instante, sin plazos, sin tiempos y siempre en la oscuridad de la noche.
¿Lo entendéis ahora?
Ante las palabras de Cobre acaricio mi mentón pensativo.
Aún no entiendo de cual de las dos cosas se me acusa... Si por hablar o por confiar...
Mis ojos se clavan en los de él.
Puede que no entienda bien las palabras, cosa de ser joven, supongo, pero además de que no me has demostrado que ella miente y si lo hicieses yo mismo me encargaría de ella, sí que entiendo los actos. Y aquí hemos venido a judgar mediante el Cónclave a aquellos que maten o condenen a los nuestros, y aunque puede que sus intenciones fuesen buenas, que personalmente lo dudo, no deja de ser una muerte o condena enfrente de todos nosotros. Todo aquel que mata es un asesino, y aún siendo bajo el propio Cónclave, terminé con el dragón de la vida, Montaña.
Me cruzo de brazos y parpadeo un par de veces antes de seguir hablando.
Tampoco te entiendo a tí, más aunque también creí en tu resurrección, o no muerte tal cual defiendes ahora mismo, no has defendido a nadie más, pudiendo haber desvelado tu poder al principio a todo el Cónclave y unificando votos, defendiendo constantemente a todos del ataque de los traidores y judgando mediante el poder de todos, siendo claramente culpable todo aquel que tuviese el valor de votarte. Me resultaría más sencillo pensar que o bien te ha faltado valor, algo que no pretendo reprocharte, o que puedes anular sus ataques por ser uno de ellos, cosa que espero que no sea así, o tendremos serios problemas si te creemos.
Sonrío ténuemente para concluir.
Dices que tu poder es el de defender, no el de matar. Mis manos son pequeñas. No todos aquí poseen el poder de matar. Respecto a mis capacidades... Acabo de volver de los muertos, así que dudo que mi cuerpo sea capaz de responder ante ellas. Pero como dije inicialmente, el frío es nuestro ambiente natural y nuestra arma y la soledad nuestra compañera.
Tras mis palabras cierro los ojos para sonreir mostrando, sin pretenderlo, mis dientes. Acto seguido mi rostro se torna preocupado de nuevo para mirar a Laia y evaluar su estado.
- De acuerdo Cobre, confiaré en ti y esperaré a que quien tenga el poder de hacerlo mire en tu interior. Sin embargo, no puedes pedirme que confíe en Wyvern no después de las amenazas de toda esta semana, no después de decir que es un sádico que quiere vernos muertos y que matará lentamente a aquellos de los que desconfía. Mi voto irá para él y pido a los que confíen en mí que también le voten. Sé que podemos equivocarnos pero prefiero equivocarme yo a ver cómo los que guardan silencio acaban con otro de los nuestros sin mediar palabra.
¡Ja! Tomad mis palabras, cambiarlas y soltarlas por vuestras fauces. No he dicho que envenenaría a todo aquél que me contradijera. Ni lo más mínimo. Atacaré a todo aquél a quien considere un ladrón.
Y no digo asesino porque todos aquí lo somos, sabíamos a lo que veníamos.
Considero que Azul es un ladrón mentiroso. Y disfrutaré cuando mi veneno haga efecto sobre ella. No tengo ninguna compasión por los ladrones, qué se le va a hacer. Si han sido capaces de vendernos por un puñado de tesoro, no se merecen nada de mí.
Matadme, adelante, matadme. Me llevaré a uno de vosotros a la tumba. ¿Alguien tiene especial interés?
Es una lástima, mi veneno es tan mortífero como poderoso remedio para tantas cosas... Pero es tarde para mí, por lo que veo.
No soy un ladrón, pero nunca he temido a la muerte. Aunque prefería morir de viejo, la verdad.
Mi cuerpo se marchita poco a poco... No tienes porque preocuparte hijo del Cobre... pues mi vida se consume...
Yo nunca dije que fuera la protectora... sino que en mi habilidad del trueno podría protegeros a todos... ¿o acaso gracias al elemento que te rige no tienes un don especial?
Miro a Wyvern y le digo:
No te preocoupes... por el veneno que inoculaste en mí... sino por la mancha que ese veneno puede dejar y delatarte... recuerda... ningun crimen quedará impune...
Miro a Arilia y a Adonai y les digo:
Ayudaros y recordad lo último que os digo.... El protector nunca protegería a la misma persona dos veces seguidas pues caería en su conciencia que alguien pudiera salir malherido por ello... por eso aflije su poder con la suerte del azar...
No creais las palabras del falso protector y buscar entre vosotros a aquel que su corazon puede incluso proteger a los demás...
La doncella oscura se cierne poco a poco sobre mi vida... puede que el veneno me llevé o que la furía de los aquí reunidos acabe conmigo... asi que no os obcequeis conmigo y salvarme a mi e intentar salvaros vosotros...
Volví a callar y mi mirada se poso sobre el cielo azul...
- No se por que se piensa que soy un traidor si lo unico que hago es seguir la causa que creo mas justa, pero bueno si a akguien le queda alguna duda sobre mi, como muestra de fe votaré directamente a quien determine Verde, que creo q en este caso es Wybern, si no es así hazmelo saber pronto. Espero que asi se despejen las dudas sobre mi.
No te preocoupes... por el veneno que inoculaste en mí... sino por la mancha que ese veneno puede dejar y delatarte... recuerda... ningun crimen quedará impune...
Vaya Azul. Pues espero que no te manches nunca las manos con sangre, porque tus palabras deberían servir para ti también. No sabes cómo me alegro de que vayas a morir gracias a mi veneno. Lo he utilizado bien.
Tarde o temprano os daréis cuenta de que habéis matado a un inocente, y un inocente muy poderoso. Lástima