Partida Rol por web

Lo que escucho de la boca del marino le tranquilizo en parte, hay una pauta y es conocida la aviricia de unos dragones por encima de otros, pero aun era pronto para acusar sin fundamentos, solo por esterioticos, ¿Pero acaso los esterioticos no solian siempre ser verdad?

-Eso esta mejor. Ahora solo debemos decidir entonces.

-Y quien estaba cerca del ultimo robo y asesinato.

-Si alguno de los presentes vio algo numero de atacantes por ejemplo esos no ayudaria a saber contra cuantos de los nuestros estaban luchando.

-Cuanto antes hablamos lo que sabemos todos antes acabaremos.

Aaw...

Digo, un tanto molesto ante las últimas palabras. Sin embargo mi sonrisa no se borra.

¿Son varios? Creí que sólo era uno. Si son varios mi teoría de alguien grande y fuerte no sirve para nada...

Mi voz, al contrario de mostrar algún tipo de decepción, suena divertida, como si el hecho de equivocarme fuese algún juego del cual aprender algo.

Yo no he visto nada, como ya dije, a los dragones blancos nos acompaña la soledad.

Desvío mi mirada hacia el suelo y no añado nada más, dejando de mover los pies. Mi voz no muestra nada, ni pena, ni odio, ni resentimiento. Sencillamente un hecho objetivo.

Entre los Dragones Azules tampoco se ha hablado nada... nadie conoce su número ni su identidad... creo que estar en la sombra es uno de sus puntos suertes...

Espero que alguien pueda dar algo de luz a este asunto...

Me pongo en pie y me pongo tras Laia, tirándole levemente del brazo para que me mire.

Con una amplia sonrisa, tanto si se vuelve como si no para mirarme, y con una voz que espera ser tranquilizadora.

No te preocupes, daremos con ellos. Somos muchos y muy inteligentes.

Cierro los ojos para ampliar mi sonrisa en pos de darle algo de esperanza.

Ya lo creo... sobre todo tu... pequeño... sobre todo tu...

Digo con una gran sonrisa mientras abrazo al pequeño que una y otra vez exaltaba su soledad... Creo que a partir de ahora... le hermandad entre diferentes razas podría ser algo a tener en cuenta...

Mejoraría los conocimientos de los demás y sobretodo eliminaría algunas parias como la soledad...

Me quedo quieto cuando siento cómo sus brazos me rodean para abrazarme, incluso tenso, sin poder evitar pensar en una batalla, un agarre, o incluso un mordisco traicionero.

Siento cómo ella está cálida, al contrario que yo que mi tacto debe de ser similar al del mármol y, de seguro, le desagradará. Extiendo mis dedos intentando calmarme, sin demasiado éxito, mientras al menos, eso sí, consigo articular unas palabras que, pese a todo, suenan tan tensas como se vé mi propio cuerpo.

Gracias... Pero no soy tan... Inteligente.

Murmuro, muy bajo, como si las propias palabras hubiesen costado de salir de mi garganta.

Si no lo fueras... no te habrían elegido los ancianos del hielo para que los representaras en este concilio, Adonai...

Todos hemos sido elegidos por algo... y seguro que tu mente es algo que vieron los ancianos...

Escucho cómo me llama por mi nombre, en lugar de Blanco, y eso hace que sonría muy ténuemente, orgulloso de ello, sin embargo, no deshace su extraño y cálido abrazo y no consigo relajar mi cuerpo, la miro hacia los ojos, extrañado de que sea capaz de soportar mi frío contacto tanto tiempo sin retirarse.

Puede... Que tengas razón... Pero vosotros... Tú... También lo eres...

Mi voz sigue sonando baja y ténue mientras mi cuerpo se niega, por más que se lo ordeno mentalmente, a relajarse, preparado para una reprimenda de algún adulto, quizá sencillamente estaba en medio, o por que a ella realmente le moleste mi tacto.

Veia al pequeño Dragón Blanco algo incomodo con el tacto solté mis brazos y espere que los demás hablaran...

Cuando su calor se separa de mí, me quedo mirando sus brazos mientras mi cuerpo se relaja considerablemente.

¿Estás bien? Lo lamento si te he hecho daño...

Comento, sin dejar de mirar los brazos que segundos antes me habían estado rodeando de un modo protector, quizá los primeros desde que tengo uso de razón.

depues de estar horas escuchando sinsentidos, alzo el vuelo y compruebo los alrededores del lugar sagrado...

El resto de los dragones parecían muy callados, demasiado y eso no era bueno, es como si no desearan encontrar a los culpables, pues el tenia claro que el problema no se iría por si solo, y como hizo Laia el también daría ejemplo.

-Veo que muchos aun no os atrevéis a hablar.

-Eso no ayuda en absoluto.

-Nosotros al igual que el Azul estamos seguros de no ver nada, nosotros no nos relacionamos con el resto.

-No sabémos si alguno de los nuestros a sufrido algo parecido.

-Somos pocos y mucha distancia entre nosotros.

Como siempre Bicefalo usaba demasiado el termino que mejor conocía

Poco a poco la luna comenzó a hacerse de notar en aquel cielo de tonos ocres.Los dragones fueron a descansar para estar listos para un nuevo día