Karakuri estaba picoteando suavemente a Mr Clown. Intentaba quitar un par de trozos de plástico que tenía cosidos a la sudadera. Parecía que a Karakuri le gustaban mucho las cosas brillantes, ahora.
Mire a Karakuri subirse a mi hombro, la mire con algo de incomodidad evitando el contacto visual aun me incomodaba la presencia de la pequeña pájaro despues de ese repentino encuentro, movía mi rostro evitando cualquier tipo de contacto con el ave mientras conversaba con los demás -Suena aterrador, agradezco haberme quedado aquí adentro, ojala hubiera mas sobrevivientes- Mire por las ventanillas muy preocupado -Claro que Mr.Clown no es solo una marioneta, es mi amigo, yo soy inocente he hecho todo para demostrarlo- Mire a los demás muy preocupado además de asustado -Yo pude comprobar la identidad de uno de nuestros compañeros aunque por ahora solo quiero saber quien es el fantasma- Mientras suspiraba mirando al resto caminaría retrocediendo hasta quedarme al lado de Mitsuo mirando al resto -Esto es espeluznante solo quedamos nosotros, no se porque Daito revivió a la delegada pero sin su armadura es inútil- Al sentir como Karakuri intentaba picotear su cuerpo Mr.Clown le daría una bofetada para que se alejara.
Negó con la cabeza, incrédula, al ver que Arthur no decía nada sobre la curación. Tampoco entendía que no hubiese mencionado las palabras de Caneda.
Cría cuervos...
- Por lo visto Caneda podía saber que le quedaba poco tiempo entre los vivos, cuando dijo eso también nos mencionó que podía traer a alguien de vuelta, resucitarlo por completo, no temporalmente. En un principio iba a traer a los hermanos, pero cambió de idea porque según él podían ser un blanco fácil y no sabía si podrían hacer uso de su habilidad antes de que les atacaran de nuevo, así que trajo a alguien que en su opinión podría hacer más contra el fantasma. -Señaló a la delegada-. Entiendo que es por su triple voto, que además podría usarse pronto al haber votación el mismo día.
Tomó aire, como cogiendo fuerzas para rememorar en su cabeza lo ocurrido la noche anterior.
- Los hermanos Sokumen murieron casi a la vez de que me encontraran en la azotea. Se desplomó Hidari y al segundo, Migi. Por lo visto él tenía un hilo rojo rodeandole el cuello. Este hilo venía desde la puerta y seguía bajando por las escaleras... -Volvió a hacer una pausa, esta vez para recordar la muerte que más le había afectado debido al cómo había ocurrido-. Pasó un tiempo y escuchamos el timbre de la escuela, nos pareció raro, y como es un timbre manual, fuimos a ver quién lo había hecho sonar. Al abrir la puerta del despacho del dire hubo una luz blanca super molesta y un ruido que nos dejó descolocados unos segundos. Entonces algo empujó a todos menos a mi... ese algo era Galatea. Tenía una soga alrededor del cuello y pendía de una tubería, y al intentar librarse les dio con la cola. Yo fui corriendo a la enfermería, que estaba al lado, y cogí unas tijeras y entre todos intentamos cortar la cuerda que la tenía colgada. Caímos todos al suelo, unos por el esfuerzo de sujetarla para que no se ahogara y otros porque habíamos estado haciendo equilibrio encima de otros para alcanzar la cuerda. Fue entonces cuando vimos que aún no tocaba el suelo... y que la sangre empezaba a brotar de su cuello. Tenía un hilo fino que lo rodeaba y parecía lo suficiente fuerte como para haberla degollado. Pensábamos que la habíamos salvado... estábamos seguros de ello... fue horrible ver que no.
Cerró los ojos varios segundos, intentando guardar esos recuerdos nuevamente en el fondo de sí misma. No podían nublar su juicio ahora.
- Ninguna, creo. -Contestó ante la acusación de Mitsuo sobre que o bien mentía ella o mentía Maneshi-. Por lo que dijo Toko, entendí que decía que alguien me había sacado físicamente del lugar. Y nadie hizo eso, me fui yo. Pero es cierto que lo que sentí pudo haber sido provocado por alguien. Desde luego dormir no pude dormir...
Luego señaló a Karakuri.
- Tiene razón Arthur, deberíamos buscar la armdura de Karakuri-san. Nakiri-senpai dijo que pudo ver distintas zonas según las cámaras que había en la oficina del director, entre ellas el almacén de la cocina. Según sus palabras allí encontraremos la armadura de Karakuri-san y... el cuerpo de Nakamura.
Mr. Clown ahuyentó a Karakuri con éxito. Saltó del hombro de Arthur y se alejó de él. Los miró a los dos fijamente y dio media vuelta.
Ahora se posó en el borde de una papelera. Karakuri comenzó a rebuscar dentro de la basura. Levantó papeles, lápices rotos, pieles de frutas variadas... y sacó un papelito arrugado y sucio. Contenía una lista con todos los nombres de cada uno de sus compañeros de clase. Los que quedaban en la habitación podían reconocerla: Karakuri la había usado para tomar nota de la asistencia. ¡También la había usado el primer día, para anotar las parejas de viaje! ¿Os acordáis de todo eso?
Karkuri hizo un agujero con el pico al lado de un nombre y transportó ese papel hasta la pila de votos que se estaba formando.
Parecía que aún en ese estado, Karakuri tenía algún instinto. Aún podía votar. Los córvidos son unos de los animales más inteligentes que hay.
Mi única respuesta a las preguntas que me lanzo Sunako sobre si no confiaba en nadie mas, sobre si ignoraba todas las palabras, razones y opiniones que habían dado antes de quienes podían ser inocentes y quienes no fue que la mirara en silencio con ambas manos en los bolsillos- Si me equivoco me moriré y todo esto por fin acabara... Llegados a este punto ya no me importa.
Realmente me parecía que todo seguía igual que durante todo el tiempo que llevábamos con este fantasma, todas las muertes no habían cambiado la actitud del resto si no para crear mas desconfianza por lo que escuchando las opiniones de todos me mantuve al margen de lo que quisieran hacer sin darle demasiada importancia.
Mientras todos discutían y veían por quien votar, Mitsuo Shimizu sacó un pequeño Botiquín que usó para curar sus propias heridas, o al menos la herida que tenía en la parte trasera de su cabeza, aún algo fresca desde su viaje en el bosque. Realmente no había sido idílico.
El único que parecía reticente a emitir su voto era Koguma Kyoki, pese a que ya había hecho un tipo de ápice con darse a conocer o al menos a entender su punto de vista respecto de todo esto y, aún así, no emitió su voto. Tan solo estaba ahí, sentado, esperando a que todo pasara...
Al parecer la mayoría de los votos fueron en contra de Tsuyuri Sunako, pese a todo, ninguno de los presentes se apresuró a retenerla ni a atacarla, tan solo se quedaron ahí, mirándola con cierta desconfianza. Quizás alguien, algún valiente saltaría sobre ella, pues los ojos de los presentes seguían encima de la joven.
Paseándose por la estancia, esta sintió el ligero deseo de marcharse de aquella sala en la que estaban, a fin de cuentas, se quisiera o no, todos los votados habían terminado muertos, por lo que quizás largarse de ahí le daba más posibilidades de sobrevivir.
Una masa de ceniza comenzó a generarse en la cocina, poco a poco esta masa amorfa se convirtió en... una masa amorfa algo más familiar. Tras un par de segundos esta masa amorfa familiar empezó a disparar rayos caloríficos que prendieron fuego a los alrededores y este monstruoso ser, poco a poco fue transformándose en alguien más familiar aún, en Aki Takeda Sato.
Mientras este se levantaba del suelo, este tan solo se agachó para recoger sus gafas...