masterscar
skow, son como ewoks vampiro que se alimentan de sangre caliente. No son ewoks, uno nunca manciollaria a los ewoks con seres sanguinarios pero los skows serian adorables y MORTALES
Recopilatorio Siatha:
Tipos de hombres serpiente:
Los Primeros: aquellos Antiguos que fueron salvados por Koawari de la destrucción de Nabudum y enviados a Gea.
Los Antiguos: aquellos que con el paso de los eones retornaron a Nabudum y fundaron una nueva civilización. Se dividen en líderes y esclavos y estos esclavos en selváticos y desérticos aunque de esta división los esclavos no tienen conocimiento.
Los líderes de la raza viven en el interior una montaña que se cree que es sagrada. Dicha civilización es super desarrollada. Tiene siervos drogados y depende de los que viven fuera para su supervivencia. Actualmente no hay relación entre líderes y esclavos. Ocultos en la montaña que nadie debe pisarla controlan y observan a los esclavos y cuando alguien se aproxima demasiado, cae fulminado por armas de ciencia.
Cultura meritocrática.
Se trata de una raza cuyo oído malo, solo escucha las más bajas frecuencias, su olfato es decente y tiene una buena vista. Son seres de sangre fría, así que según la temperatura se puede aletargar. Cada hembra puede fecundada por varios machos. No existe noción de padres. Los huevos son frágiles y deben permanecer inmóviles.
Los Antiguos son criados todos en colectivo, nacidos de nidos de huevos colectivos, por ende no existe la cultura de un padre único, sino en algunos encargados de cuidar de los infantes al nacer. La esencia del Nido y crecer en él, causa la unidad de la raza y además evita mutaciones. Aquellos nacidos fuera del Nido son inconscientes de esta unidad de la raza. Toda la raza está en sintonía con la noción de una mente única relacionada con el líder.
Los grandes líderes abandonan su nombre y asumen el nombre de su cargo y a través de un ritual abandonan su antiguo ser para hacerse uno con aquellos que ocuparon su cargo anteriormente. Muchos de los Antiguos al realizar la primera muda se convierte en versiones menores que son llamados culebras y se encargan de servir a los demás. Esto conlleva una política de genética por selección que ocurre cuando los débiles sólo se reproducen entre ellos y los fuertes entre ellos, separando más las diferencias entre las castas.
La raza está dividida en tres castas sociales: Yaalla – Magos, Veedah – Religioso y guerreros. Los Yaalla son los conocedores de los saberes ocultos, son los maestros de la magia. Los veedah son los guardianes de las escrituras y del saber, filósofos, observadores e intérpretes de los cielos, son los guías de la raza. Debido a que la religión se centra alrededor de Ella, los sacerdotes de la raza son hábiles astrónomos, observando el cielo para comprender el futuro. Los guerreros son los soldados y exploradores, los protectores de la raza contra sus enemigos.
Todo Antiguo nace en un huevo en el Nido, un lugar colectivo oculto bajo tierra donde todos los huevos están alocados. Este lugar es el más sagrado de la raza, y por ello solo los Veedah pueden acceder a él. Los propios Veedahs de bajo nivel atienden las necesidades de los jóvenes desde su nacimiento hasta su primera muda. Tras el ritual de la primera muda, la casta del Antiguo queda decidida y comienza su aprendizaje en tal casta, hasta el ritual de la segunda muda que es cuando el periodo de aprendizaje del joven termina y es aceptado dentro de su casta como un adulto más.
Hace muchos años una generación completa nació con mutaciones y fue rechazada por la raza, enviada al desierto a morir. La mayoría no sobrevivió, pero aquellos que si lo hicieron se fortalecieron, y buscan venganza hacia la raza que los expulsó, desde entonces luchan contra los que viven en las junglas.
Siatha:
Como los demás Antiguo, Siatha nació en lo profundo del Nido, sin conocer padres, sin la noción de que son padres. Despertó rodeado de otros Antiguo, creció junto a ellos en comunión, olvidándose de la unidad y aprendiendo la dedicación al colectivo por encima de todo. Cuando llegó su primera muda, la piel de Siatha se tornó negra, y una capucha se desarrolló alrededor de su cabeza, Ella le había elegido.
Durante los años siguientes la vida de Siatha fue como la de los demás aprendices de Veedah, hasta poco antes de su segunda muda, cuando el joven Antiguo se encontraba recolectando alimentos en la jungla. Sintió un susurro a su alrededor, una llamada sutil que mecía las hojas más ligeras de los grandes árboles que cubrían la jungla. Su piel sintió una ligera calidez, la humedad del aire pareció desaparecer y una fragancia solemne como la del interior del templo le embriagó. Siatha siguió los susurros, hipnotizado, hasta una parte inexplorada de la jungla que se abría ante su paso, hasta un templo olvidado y engullido por los árboles y enredaderas. Nada recuerda el Antiguo de su estancia en el templo, ni de cómo llegó hasta los lindes del poblado, pero cuando salió de allí ya había realizado la segunda muda, sin la necesidad del ritual divino de los Veedah. Alrededor de su cuello colgaba un collar enredado, con piedras rojas brillantes que simulaban ojos, y su comprensión de Ella parecía única, distinta a la que los demás chamanes y sacerdotes tenían.
Como sacerdote reconocido, la primera de las labores de Siatha fue la de cuidar de los huevos del nido. El cuidado de los huevos, extremadamente delicados, enseña a los iniciados a tener paciencia, delicadeza, compasión... también el peso de la vida en las manos de cada uno. Los iniciados deben cuidar que la zona este limpia de depredadores tan minúsculos como hormigas y bacterias, a limpiar los huevos sin quebrarlos, a mantener las plantas lejos... La tasa de supervivencia de un nido de un iniciado no suele rondar más del 60%, sin embargo para Siatha no solo sobrevivieron todos los huevos nacidos, sino que además sus oraciones y plegarias hicieron que naciera una generación de Antiguos como nunca antes se habían visto, más grandes, inteligentes, ágiles. Esa primera generación de huevos que cuidó Siatha resultó bendecida.
Una tercera y nunca antes vista muda en Siatha, lo colocó por encima de los demás Antiguos y causó envidia en ellos. Tuvo una visión por parte de Ella. Le mostró que antes de la destrucción de su mundo, los Primeros se habían convertido en una raza super tecnológica. Se trataba de una sociedad muy avanzada que había creado ingeniosos y mágicos artilugios que hacían más fácil su vida y sometían a todo aquel ajeno a su linaje. Eran buenos mezclando ADN y creando híbridos para obtener así razas esclavas. A punto estuvieron de crear portales estelares que podían conducirles a mundos muy distantes tanto en la distancia, como en la dimensión a la que pertenecían o incluso en el tiempo, aunque estuvieron cerca de conseguirlo no alcanzaron la sabiduría suficiente, pero ese conocimiento olvidado sembró las bases de lo que eones después conseguirían los descendientes de esa raza. Crearon armas de energía y finalmente armas vivas que no gustaron a Ella y por eso decidió castigarles.
Ella se mandó a Seyran destruir a los pobladores de Nabudum con su fuego. Koawari se apiada e sus hijos y consigue salvar a alguno de ellos enviándolos al exilio en Gea. Allí la raza se ocultó durante edades del universo hasta que eones después, alguno de esos Primeros consiguieron a través de ese conocimiento olvidado el manejo de los portales planares y con ese conocimiento retornaron a Nabudum poblando de nuevo las selvas a las que dio lugar la destrucción del mundo. La intención primera de aquellos retornados era la de convivir pacíficamente con la naturaleza de su mundo primigenio y tratar de no caer en los mismos errores que sus ancestros.
Sin embargo, algunos de aquellos que regresaron decidieron explotar el antiguo conocimiento y retornar a aquella sociedad tan avanzada tecnológicamente convirtiéndose en los líderes de la raza. Aquello propició una guerra que sumió al mundo en la destrucción y el caos. Los líderes se ocultaron las entrañas de la montaña sagrada mientras que los esclavos vieron como las selvas retrocedían tras el cambio climático y los desiertos ganaban cada vez más terreno.
Fue así como Siatha entendió que los enemigos de los Antiguos de las selvas no eran los desterrados del desierto, sino los seres tecnológicos que se escondían en las montañas y que les controlaban a todos desde la sombras. Usaban la tecnología y eso conllevaba una nueva amenaza, la amenaza de que si Ella despertaba volvería a destruirles y eso no podía permitirlo.
Cara incomprensión de nagaz confirmó las peores sosoechas de chcath. Era idiota.
Negocia bien con trasgos
Viajes de Ediberto.
Capítulos sobre flota aliada y flota oculta de Imperio Rojo.
Chcath descubre que Nagaz le ha ocultado información. Naves perdidas.
De repente y sin previo aviso una vívida imagen atenazó todos los sentidos de Chcath. Se trataba de una imagen que evocaba recuerdos enterrados por el paso de las eras. Recuerdos de una tierra muy diferente a la que se encontraba en aquellos momentos. Una tierra verde donde imperaban las selvas, una tierra propiedad de una única raza dominante. Una ancestral raza de seres inteligentes y tecnológicos que gracias al estudio y la experimentación habían sido capaces de desvelar los misterios de la vida misma. Una raza que creó otras razas para que les sirvieran. La raza que le creó a él
La mente del constructo quedó aturdida durante unos instantes. No sabía si lo que estaba experimentando era fruto de sus recuerdos, de una extraña alucinación o de un poderoso conjuro que le estaba afectando en el momento más inoportuno.
Lo cierto era que aquella imagen simulaba algo mucho más real que un mero efecto producto de su mente.