Partida Rol por web

Las bestias parecen sentirse cómodas en la situación en la que se encuentran actualmente. Una de ellas se lanza contra Xin y otra contra Lisa. Ambas mujeres reciben una nueva mordedura por parte de los afilados colmillos de las bestias. Lisa está gravemente herida pues el animal se ha llevado un gran trozo de carne con su último bocado.

La respuesta de las mujeres no es tan efectiva y solo Xin consigue clavar su cuchillo en uno de los animales que, aún malherido, sigue lista para combatir.

La situación escapaba de nuestras manos, ambas estábamos gravemente heridas y, si no me equivoco, Lisa caería en breve. Las dos bestias nos miran con cara de pocos amigos, olisqueando la sangre que hemos derramado, relamiéndose ante el festín que somos para ellas.

No, no puedo morir, no al menos todavía.

Lisa, creo que ha llegado el momento de tomar medidas arriesgadas, de hacer locuras -digo sacando de entre mis ropajes una extraña jeringuilla llena de un extraño líquido verdoso -este lugar es el laboratorio de una mente enferma, loca, pero cuyos descubrimientos parecen ser algo increíble. Voy a probar si eso es verdad pues necesitamos algo que nos salve -concluyo clavándome la jeringa en la pierna e introduciendo el líquido en mi cuerpo.

Xin se inyecta el extraño suero y a los pocos segundos comienza a marearse. Sin poder evitarlo cae al suelo y comienza a tener convulsiones. Las bestias, cautelosas ante lo extraño de la situación, aguardan sin atacar. La mujer siente como su cuerpo comienza a elevar su temperatura y como los huesos crujen, siente una gran presión en las articulaciones y un extraño picor en las uñas.

El dolor es tal que Xin se siente atacada por cientos de agujas que atraviesan su cuerpo al unísono.

Mientras tanto Lisa ve como las uñas de Xin crecen unos centímetros, asemejándose a garras, y se tornan más gruesas y su aspecto es más duro.

Xin se levanta y siente una gran furia que recorre su cuerpo. No duda un segundo en atacar a las bestias y lanza sus garras contra una de ellas. Las nuevas armas de la mujer se clavan con fuerza en el cuerpo del animal, introduciéndose en su interior hasta matarla.

Lisa abrió mucho los ojo al ver como Xin se inyectaba aquello y se convertía en una especie de semi-bestia que no se diferenciaba mucho de las que le había atacado. Habría sentido pánico de no estar entre la vida y la muerte, pero el instinto de supervivencia era más poderoso y si el monstruo estaba de su lado, era su única oportunidad de sobrevivir.

Si no acababa rápido con la bestia que quedaba... ella podría ser la siguiente víctima. Y no había llegado allí para morir antes de poder hacer nada. Se escabulló como pudo tras la criatura que quizás le prestaría más atención a la nueva Xin que a ella y le propinó su mejor cuchillazo.

La última de las bestias no puede hacer nada contra el ágil golpe de Lisa que le rebane el cuello. En animal muere lentamente mientras se desangra y sus aullidos se van apagando lentamente.

Una voz resuena por toda la sala, una voz que ya conocéis de sobra, esta vez sin ningún tipo de distorsión robótica. Distinguís claramente que quien os habla es una mujer.

Espero que las pocas horas que lleváis en este laboratorio sean de vuestro agrado. Podéis creerme cuando os digo que vosotros estáis aportando más por la ciencia que cualquiera de esos burócratas o engañabobos que reinan en las ciudades. Gracias a vosotros lograré desvelar numerosos enigmas, ascenderé un nuevo escalón en la comprensión de la ciencia. Y la ciencia, como es obvio, lo es todo. Es el cosmos y el vacío, la tierra y el cielo, es lo que explica vuestra necesidad de comer, vuestra agresividad o vuestro impulso para amar. Y también es la causa de que seáis como sois, de que penséis como pensáis, de que actuéis como actuáis. La ciencia es la llave que abre todas las puertas y gracias a vuestra aportación aquí estaré más cerca de completar su construcción.

La voz se detiene, dejando un silencio triunfal para que reflexionéis unos segundos. Dicen que la noche altera las acciones de la gente, que hace que vuestras emociones tiendan a los extremos. Veremos si esto es verdad.

Jadeando y muy dolorida, la peliblanca se apoyó en su rodilla para recuperar el aliento con una mano para cubrirse las heridas con el brazo. Mientras la adrenalina se diluía en sus venas la alcanzaba el miedo por aquella cosa en la que Xin se había convertido. Sin embargo, sabía que no de ser por ella no habría salido de aquella...

...y de no ser por los demás no se habría visto en esa situación. Grabó a fuego sus caras en su mente y juró que les retribuiría aquel acto de cobardía. Sabía que allí todo el mundo intentaría salvar el propio pellejo pero eso no servía para aplacar su ira.

Lanzando una mirada a Xin torció el gesto, preocupada tras escuchar la voz femenina que le había hablado antes de entrar al laboratorio. Al principio había tenido unas 'buenas' palabras pero ahora estaba cuestionando seriamente el estado mental de la mujer al otro lado del interfono.

- ¿Que ha sido eso? - murmuró, mirandola - No quiero decir que no te lo agradezco, pero entiende mi recelo... -

No pudo evitar sentarse, haciendo una mueca al sentir el dolor que implicaba moverse. - ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Y cuál es el tuyo? Gracias por no salir corriendo como esa panda de alimañas. -

Me detengo tras la última muerte de las bestias y trato de contener mi agitada respiración -Eso, no se, el que nos metió en esto me lo ofreció junto al cuchillo, dijo que me haría más fuerte pero hice caso omiso hasta ahora, que nos ha venido bastante bien. Me siento más fuerte, no se, como si mis huesos ahora fuesen más duros. Mi nombre es Lisa y no me des las gracias, creo que hemos sobrevivido por los pelos. Joder, este sitio es una mierda ¿que hacemos?

- Pues no lo sé... - dijo Lisa un poco abatida, torciendo el gesto - Habías dicho que en una pared de esta sala había un hueco que podríamos atravesar si tuviéramos algo lo suficientemente potente... quizás sea lo que necesitemos para acercarnos a la sala S. Quizás sea momento de dirigirnos a otra sala para ver si encontramos algo. No quiero ir a la 4, porque allí estarán todos los cobardes que han huído de aquí, así que quizás la 2 sea la mejor idea. ¿Qué te parece? -

Si, busquemos explosivos o algún arma contundente para romper ese falto muro. Y por mi perfecto, vayamos a la sala 2, no me fío de esa gente pues mi aspecto ahora es algo diferente -digo mostrándole las garras de mis manos. 

Lisa y Xin abandonan la sala.