Partida Rol por web

WILFREDO

El mundo es una mierda, Wilfredo lo tiene claro. Todos ven a Atlas como a los salvadores de el mundo pero para el no son mas que unos dictadores. Debe reconocer su lado bueno, pero están privando al hombre de aquello que le es mas preciado para el: Su libertad.

Puede que los antepasados del hombre se mataran entre ellos de forma estúpida y por eso todo haya degenerado en esto, puede que Atlas fuese la única solución posible pero, aún así, no deja de ser todo una grandísima mierda.

Por estas actitudes, muchos pensarían que el bueno de Will es un rebelde de esos que se oponen al sistema o incluso un adorador de el corrompido. Pero bueno, ¿estamos locos o qué? Wilfredo nunca ha sido el mejor estudiante de la clase, ni siquiera el décimo mejor, pero no es idiota, o al menos no del todo. Puede no agradarle demasiado la situación con Atlas pero el resto no aporta nada mejor así que no piensa ir en contra de ellos. El a veces es feliz y todo, aunque a su manera, claro.

Ha sido catalogado, como no, trabajador de bajo nivel. Nunca destacó, ni quiso hacerlo, en los estudios, metido en peleas habitualmente y siendo siempre todo lo contrario a un niño modelo. Sin embargo, era fuerte como pocos y no mostraba signos de rebeldía hacia Atlas, así que simplemente le consideraron un tipo con pocas luces y mucha fuerza. No se equivocaban demasiado.

Su trabajo concreto es el de la construcción, en el que incluso logró destacar. De ahí esa servoarmadura que siempre le acompaña. Aparte de proteger al obrero, le permite cargar con pesos superiores a los que soportaría un humano. No todos los de su clase pueden llegar a conseguir una, así que no duda en pasearla con orgullo. En el fondo hasta a el le gusta pavonearse, como a esos tipos trajeados de clase alta pero al estilo Wilfredo.

Está casado con Isabella, una bella mujer, perteneciente, obviamente, a la misma clase que el, encargada de trabajar en uno de los supermercados de su barrio. Tienen un fuerte y hermoso niño, Nicolás, que a sus ocho años ya tiene las malas pulgas de su padre. No pudieron tener más, pues Atlas no lo consideró necesario.

A pesar de que la estabilidad parecía encontrarse en su vida, Will era un hombre de acción. Habitual en bares y gran protagonista de peleas, en las que nadie le ganaba, así como un fumador y bebedor nato. Antes se sacaba un gran dinero extra, pero cuando se cambiaron los músculos por el poker, comenzó a perder dinero a una rapidez espeluznante, quedando endeudado hasta la médula. Contó con la suerte de que sus acreedores le debían bastantes favores por lo que decidieron no ponerse agresivos. Sin embargo, para los de su clase las deudas son sagradas, así como las promesas, y no pueden ser rotas.

Ya nadie estaba dispuesto a apostar contra el en nada, cuando se enteró de esa propuesta extraña de una especie de conejillos de indias para un laboratorio de los de Atlas que ofrecían un puesto de estatus superior. Le causaba risa imaginarse a si mismo como uno de esos hombres remilgados y trajeados pero debía conseguirlo, pues no solo saldaría sus deudas sino que además le daría una mejor vida a su familia e incluso puede que Atlas le permitiera tener la hija que tanto deseaban.

Puede que no creyese en el sistema pero lo respetaba, mas que nada porque no se le ocurría uno mejor.

Wilfredo no era muy listo pero tenía un gran corazón (y deudas, y era un bocazas, y estaba todo el día metido en peleas, y le encantaba la bebida, y fumar y... ¡Dejémoslo en lo de que tenía un gran corazón y ya está!) y por eso hoy estaba aquí, en este maldito laboratorio...

Objetivos:

-Sobrevive a los experimentos.

-Encuentra una estación de combate o una armadura similar.

Atributos: 

Fuerza: +2

Destreza: +0

Inteligencia: +0

Resistencia: +1

Salud: 4/4

Habilidades: 

¿Qué me has dicho?. Wilfredo es un hombre acostumbrado a las peleas en todo tipo de establecimientos, combates múltiples o uno contra uno, su especialidad. Si entra en combate puede escoger a un jugador como objetivo. Durante dos turnos nadie podrá intervenir en el combate ni podrán atacar a otros personajes. Wilfredo recibe, durante esos dos turnos, un bonificador de +2 a la destreza y a la fuerza.

Equipo:

-Cuchillo. +1 ataque/+0 daño.

-Ración.

Experiencia: 2/2

El mundo es una mierda, Wilfredo lo tiene claro. Todos ven a Atlas como a los salvadores de el mundo pero para el no son mas que unos dictadores. Debe reconocer su lado bueno, pero están privando al hombre de aquello que le es mas preciado para el: Su libertad.

Puede que los antepasados del hombre se mataran entre ellos de forma estúpida y por eso todo haya degenerado en esto, puede que Atlas fuese la única solución posible pero, aún así, no deja de ser todo una grandísima mierda.

Por estas actitudes, muchos pensarían que el bueno de Will es un rebelde de esos que se oponen al sistema o incluso un adorador de el corrompido. Pero bueno, ¿estamos locos o qué? Wilfredo nunca ha sido el mejor estudiante de la clase, ni siquiera el décimo mejor, pero no es idiota, o al menos no del todo. Puede no agradarle demasiado la situación con Atlas pero el resto no aporta nada mejor así que no piensa ir en contra de ellos. El a veces es feliz y todo, aunque a su manera, claro.

Ha sido catalogado, como no, trabajador de bajo nivel. Nunca destacó, ni quiso hacerlo, en los estudios, metido en peleas habitualmente y siendo siempre todo lo contrario a un niño modelo. Sin embargo, era fuerte como pocos y no mostraba signos de rebeldía hacia Atlas, así que simplemente le consideraron un tipo con pocas luces y mucha fuerza. No se equivocaban demasiado.

Su trabajo concreto es el de la construcción, en el que incluso logró destacar. De ahí esa servoarmadura que siempre le acompaña. Aparte de proteger al obrero, le permite cargar con pesos superiores a los que soportaría un humano. No todos los de su clase pueden llegar a conseguir una, así que no duda en pasearla con orgullo. En el fondo hasta a el le gusta pavonearse, como a esos tipos trajeados de clase alta pero al estilo Wilfredo.

Está casado con Isabella, una bella mujer, perteneciente, obviamente, a la misma clase que el, encargada de trabajar en uno de los supermercados de su barrio. Tienen un fuerte y hermoso niño, Nicolás, que a sus ocho años ya tiene las malas pulgas de su padre. No pudieron tener más, pues Atlas no lo consideró necesario.

A pesar de que la estabilidad parecía encontrarse en su vida, Will era un hombre de acción. Habitual en bares y gran protagonista de peleas, en las que nadie le ganaba, así como un fumador y bebedor nato. Antes se sacaba un gran dinero extra, pero cuando se cambiaron los músculos por el poker, comenzó a perder dinero a una rapidez espeluznante, quedando endeudado hasta la médula. Contó con la suerte de que sus acreedores le debían bastantes favores por lo que decidieron no ponerse agresivos. Sin embargo, para los de su clase las deudas son sagradas, así como las promesas, y no pueden ser rotas.

Ya nadie estaba dispuesto a apostar contra el en nada, cuando se enteró de esa propuesta extraña de una especie de conejillos de indias para un laboratorio de los de Atlas que ofrecían un puesto de estatus superior. Le causaba risa imaginarse a si mismo como uno de esos hombres remilgados y trajeados pero debía conseguirlo, pues no solo saldaría sus deudas sino que además le daría una mejor vida a su familia e incluso puede que Atlas le permitiera tener la hija que tanto deseaban.

Puede que no creyese en el sistema pero lo respetaba, mas que nada porque no se le ocurría uno mejor.

Wilfredo no era muy listo pero tenía un gran corazón (y deudas, y era un bocazas, y estaba todo el día metido en peleas, y le encantaba la bebida, y fumar y... ¡Dejémoslo en lo de que tenía un gran corazón y ya está!) y por eso hoy estaba aquí, en este maldito laboratorio...

Wilfredo es perfecto jefe, bastante realista la verdad, me gusta. Te voy indicando cuando avancemos pues no tienes que cambiar absolutamente nada.