Partida Rol por web

Una voz resuena por toda la sala, una voz que ya conocéis de sobra, esta vez sin ningún tipo de distorsión robótica. Distinguís claramente que quien os habla es una mujer.

Espero que las pocas horas que lleváis en este laboratorio sean de vuestro agrado. Podéis creerme cuando os digo que vosotros estáis aportando más por la ciencia que cualquiera de esos burócratas o engañabobos que reinan en las ciudades. Gracias a vosotros lograré desvelar numerosos enigmas, ascenderé un nuevo escalón en la comprensión de la ciencia. Y la ciencia, como es obvio, lo es todo. Es el cosmos y el vacío, la tierra y el cielo, es lo que explica vuestra necesidad de comer, vuestra agresividad o vuestro impulso para amar. Y también es la causa de que seáis como sois, de que penséis como pensáis, de que actuéis como actuáis. La ciencia es la llave que abre todas las puertas y gracias a vuestra aportación aquí estaré más cerca de completar su construcción.

La voz se detiene, dejando un silencio triunfal para que reflexionéis unos segundos. Dicen que la noche altera las acciones de la gente, que hace que vuestras emociones tiendan a los extremos. Veremos si esto es verdad.

Cuando el momento de abandonar la habitación pasó y Máscara no había logrado abrir la puerta se apartó de ella despacio. Aquello lejos de decepcionarle había hecho crecer sus ganas de saber qué se ocultaba allí.

Lentamente volvió a pasear por la habitación, acercándose a observar de nuevo los monitores. Quizá el ser cuadrúpedo que les había atacado era el castigo impuesto por no presionar ninguno de los botones, tal y como decía el mensaje. Con calma observó una vez más la estancia. La marcha de Firior le había pillado por sorpresa, pero aún así era comprensible.

Al ver a Klaus con los cables se acercó a Roger, dispuesto a ayudar con respecto a la cabina de cristal.

- Os echaré una mano. - Dijo con su característica voz grave y rasgada, desde detrás de su máscara. Se acercó entonces a la urna. Independientemente de que el hombre de allí les pudiera ayudar o no, era imperativo liberarle.

Cuando el mensaje les interrumpió él se quedó quieto, escuchando, y no hizo nada hasta que la voz terminó de hablar. Con un leve gruñido retomó los esfuerzos.

- Démonos prisa. - Sugirió.

Entre varios conseguís levantar el cristal en el que está encerrado el hombre gracias a la inestimable ayuda de Máscara que toca un par de botones que rompen el anclaje. Una vez abierto veis que es una persona normal y Roger no duda en quitarle el tubo que le llega a la boca, para ver si es capaz de respirar por si solo.

Poco a poco el hombre se despierta y os mira aún adormecido.

¿Que? ¿quienes sois vosotros? Mierda, sigo en este puto sitio por lo que veo -dice mirando a un lado y otro de la habitación -mi nombre es Julius, encantado, gracias por liberarme, ese puñetero sueño no paraba de repetirse y bestias extrañas me acechaban a cada esquina, dándome caza.

La voz surge de nuevo de algún lado de la sala. Las reglas están para cumplirlas pues, si no se hacen caso, el experimento no sirve de nada. Debísteis elegir un botón en los ordenadores cuando tuvísteis oportunidad. Por ello debo castigaros pero no temáis, tal vez en el interior de vuestros problemas encontráis vuestra mejor arma.

Las rejas que cierran uno de los tubos se abren y de su interior vuelve a escucharse el rugir de bestias, aunque en este caso parecen más. Para empeorar aún más las cosas escucháis como algo se mueve de el suelo de la habitación y un grupo de losas se mueven, dejando un hueco por el que entra un extraño ser. Parece un crío mutante al que han injertado ciertos útiles y armas que le dan un aspecto terrorífico.

Sin más dilación un total de cuatro bestias y el extraño ser se lanzan a por vosotros.

Una vez abierta la cápsula, Máscara ayudó a dejar a un lado el gran cristal que la cubría. Su respiración, ligeramente alterada por el esfuerzo, sonaba a través del objeto que cubría siempre su cara.

- Bien Julius... - Comenzó, cuando la llegada de las bestias le interrumpió. - ... Espero que puedas luchar. - Dijo entonces, dándose la vuelta y alzando de nuevo la pata que había arrancado antes, dispuesto a utilizarla como un bate.

- Los sueños entrañan grandes peligros... - Citó a la voz robótica que había sonado un rato antes, al apretar el interfono que había junto a la cápsula. - Espero que podamos ver esa recompensa. - Y dicho esto se lanzó a por una de las criaturas cuadrúpedas. Fuese lo que fuese lo otro que había entrado, prefería deshacerse antes de las amenazas conocidas.

Unas trampillas se abren bajo los pies de Noah y Máscara. El primero logra sujetarse y volver a subir antes de que esta se cierre pero el segundo, armado con su pata, no logra sujetarse y cae por el agujero.

¡Maldita sea! exclamó el enterrador enfurecido, aferrando el machete con la sana intención de destripar al bicho que se le echara encima Os dije que teníamos que haber pulsado el maldito botón.

No volveré a cometer este error. La próxima vez lo haré sin concultar a nadie...
 

En alerta, Klaus se agazapó, colocándose con la espalda pegada a la pared para que esos monstruos no le rodearan, buscando con la mirada un modo de salir de allí.

Las bestias se abalanzan contra todos vosotros sin pensar demasiado. Una de ellas tira a Roger al suelo y le arranca grandes trozos de carne de un brazo. Milkana por poco sigue su destino pero logra no caer ante el mordisco de uno de los mutantes, que entinta sus dientes con la sangre de la mujer. Klaus esquiva con cierta tranquilidad el ataque de uno de los perros pero no logra acertar con su arma al animal. Julius saca una espada de la cama en la que estaba dormido y corta por la mitad a una de las bestias con relativa facilidad. Estrella por su parte casi cercena el cuello del animal que estaba atacando a Roger pero no logra acertarle.

El monstruo parecido a un crío mutante aprovecha que Roger está tirado en el suelo y le cercena el brazo herido con una de sus cuchillas.

Julius arremete con su espada contra el niño deforme que ha cercenado el brazo de Roger. Con una fuerza brutal el hombre golpea el cuello de la criatura, separando la cabeza del cuerpo con un tajo limpio.

¡Vamos! ¡salgamos de esta habitación antes de que sea demasiado tarde! -grita mirando a las dos puertas que es posible atravesar -venga, vayamos a la sala 8.

La alarma comienza a sonar y las puertas comienzan a abrirse. No tardáis demasiado en separaros en grupos, buscando alejaros de aquellos en los que desconfiáis.

Pero algo cambia respecto a la vez anterior en la que sonó la alarma. Las luces se apagan de golpe y, durante unos minutos, no veis nada más que oscuridad mientras que un fuerte estruendo oculta todos los sonidos.

Cuando las luces vuelven a encenderse cuatro de vosotros tratáis de salir de la estancia. Klaus escapa por la puerta sin ningún problema al igual que Julius. Estrella y Noah tratan de seguirlos pero dos mutantes cuadrúpedos se lanzan a por ellos, tirándolos al suelo. Estrella logra golpear a su atacante y quitárselo de encima, saliendo de la habitación. Por desgracia Noah no tiene la fuerza suficiente y se queda en la estancia junto a los gravemente heridos Roger y Milkana.

Dos de los tres perros que quedan se lanzan a por Roger, descuartizándolo. Milkana es mordida por otro perro, que le arranca una mano de cuajo mientras su cuchillo se clava en el costado del animal. Noah aprovecha la situación y remata a otra de las bestias.

Las dos bestias no pierden tiempo quedándose para devorar a Roger si no que se lanzan a por Milkana, partiéndole el cuello. La muchacha no puede hacer nada mientras los animales devoran su carne.

Noah, que se ha quedado completamente solo, no puede acertar un golpe contra las bestias.