Partida Rol por web

¡Una gran masa de sincorazón aparece por las escaleras y avanzan en dirección al camino de la izquierda!

Antes de poder decidir nada aparecen sincorazón por uno de los lados de la fuente. Sin pensarlo dos veces hago aparecer la llave espada y apunto hacia ellos. La punta de la llave espada empieza a brillar pero de repente el brillo se vuelve anaranjado y empieza a crepitar hasta que se forma una bola de fuego como un balón de diámetro.

-¡Piro! -grito con una amplia sonrisa en mis labios mientras la bola salía disparada en esa dirección. Ahora entendía a lo que se refería el Genio cuando mencionó lo del regalo.

Una bola de fuego sale volando del extremo de la llave-espada de Kamikoro y golpea de lleno a uno de los pequeños sincorazón, haciéndolo estallar en sombras al instante. Los otros sincorazón, sin embargo, siguen su camino y toman el pasaje de la izquierda, desapareciendo de vuestra vista rápidamente.

Eran bastantes, unos diez o doce.

Abrí los ojos como platos al ver la esfera ígnea lanzada por mi hermano contra aquel nutrido grupo de sincorazón, me temí que nos sobrepasaran en número, pero simplemente siguieron su camino, sin percatarse de que habían perdido a uno de los suyos. ¿Acaso no sienten nada? Supongo que con el nombre que tienen... Quizá no sientan la pérdida de un congénere, por decirlo de algún modo... Es triste.

Sumida en mis pensamientos, sacudo la cabeza volviendo a la realidad. -Qué extraño, siguen su camino como si nada... - Musito a mi hermano mirándolos marchar por el camino de la izquierda. -Venían de aquellas escaleras, ¿que estarán haciendo? - Pregunto interrogante, era de esperar que nos aguardaban problemas. Si esas criaturas andaban cerca, nada bueno traerían.

-¡Ah! Y felicidades hermanito, ese es el regalo del genio, ¿cierto? - Comento con una sonrisa cómplice felicitando a Kamikoro, sin duda ahora era mucho más fuerte aún que antes. Y no puedo evitar recordar con cariño al niño que me dió como regalo Aero, sonrío entrecerrando los ojos y dejando escapar una risita alegre.

-Gracias. -respondo sonriente. También estaba feliz por la nueva mágia que había conseguido gracias al Genio pero no era momento para eso. Hago desaparecer la llave-espada y me giro hacia Eri.

-Deberíamos seguirlos para saber que está pasando. -digo después de haber pensado en las diferentes opciones. -Si se dirijen allí será por que tienen algún objetivo. ¿Que te parece? -añado. Me gustaba analizar las situaciones y buscar las mejores estratégias pero lo que nunca hacía era imponerlas a la fuerza y, menos, con mi hermana.

Pensando en las opciones que teníamos, preferí confiar en el criterio de mi hermanito. Él nunca solía equivocarse, y seguro que tenía un plan. Así que para no tardar más y perder la pista de aquel grupo de sin corazón, asiento varias veces ante mi hermano, conforme con su idea.

-¡Síi! Veámos que traman esos bichos, te sigo hermanito. - Dije sonriendo ampliamente más animada, estando a su lado no podía tener miedo, me sentía mucho más segura.

Al escuchar la respuesta afirmativa de mi hermana empiezo a andar a paso rápido hacia donde se han dirigido los sincorazón intentando no hacer ruido para que no se diesen cuenta de que estaban siendo perseguidos.

Bajáis las escaleras y llegáis a la fuente, donde os parece ver unas sombras que giran por un camino a la izquierda, con el suelo de piedra, como el resto de la plaza.

Sin demorarse en contemplar la bella estampa que yacía frente a ella, Tsubaki se apresuró en seguir la estela que dejaban los Sombra tras de sí. No podía permitirse el lujo de perder su rastro así como así.

Sigo corriendo a buen ritmo tras Tsubaki.

---* Si que está empeñada en ir sola la tia...*- pienso mientras tomamos el camino de la izquierda del lugar donde aparecí