Partida Rol por web

El sincorazón recibe un nuevo golpe y se nota que está bastante débil... ¡pero no se da por vencido!

Ignoraba que hacía el resto, tan concentrada como estaba en el gigante, pero si era capaz de oír sus voces por encima de los rugidos que emanaban de las grandes fauces de la criatura. Justo a tiempo, fue capaz de agacharse para esquivar el golpe que éste dirigió hacia la posición en la que se encontraban tanto ella como Daichi, y dirigió sus esfuerzos en seguir manteniendo su ritmo ofensivo y no retroceder un milímetro ante la presión que pudiera ejercer sobre ellos el sincorazón. Sin embargo, su compañero no fue capaz de evadir el ataque que le envió por los aires. Aquello, mas que preocupar a Tsubaki, solamente consiguió encolerizarla por la mera impotencia de no haber podido hacer nada para ayudarle. Tal rabia se canalizó en la fuerza con la que sus manos asían la llave espada, con la que volvió a tratar de impactar contra el talón del pie del monstruo al mismo tiempo que dejaba escapar un grito de furia.

El Lado Oscuro recibe el golpe una vez más, y parece que se resiente de ser atacado siempre en el mismo lugar.

No pude evitar dar un grito ahogado, mezcla de miedo y preocupación al ver cómo Daichi salía despedido por los aires del golpe que le propinó la sombra gigante. Intentar distraerlo para que no dañara a mis amigos no resultó.

-¡¡¡Daichi!!! - Grité cuando le golpearon. Esto debe acabar ya, no quiero que les haga más daño... A ninguno.

Así que siguiendo el ejemplo de Tsubaki, me metí entre las piernas del monstruo y dirigí mi arma contra el talón, haciendo fuerza con mi propio peso. Al hundir mi espada o lo que fuera en la herida que le habian causado antes, alzé la vista hacia la lejanía y mis ojos contemplaron con terror lo que se cernía sobre la ciudad. No puede ser.....

El Lado Oscuro parece estar desbordado de ser atacado tantas veces seguidas. Ruge sin parar y mueve sus manos a un lado y a otro sin saber a quien golpear. El cielo está totalmente oscuro y, aparte del ruido de los sincorazón y de la batalla que estáis librando, no se escucha nada más...

Un buen golpe, pero no es suficiente. Pero estoy empezando a flipar, aqui parece que todos hemos soñado lo mismo. Ademas...Kami esta lanzando una especie de proyectiles...¿Como es posible?

- Tranquilos, estoy bien. Seguid luchando y no os preocupeis por mi...

Arremeto con mi segundo golpe a la sombra.

El enorme sincorazón enfurece y ataca con ambos puños.

Sonrío levemente al ver como los ataques van haciendo huella en la criatura pero, de repente, mi rostro se torna sombrío cuando veo como uno de los ataques del gigantón le da de lleno a mi hermana.

-¡¡ERI!! -grito lleno de rabia en mi interior. -¿Que te crees que haces, maldito? -vuelvo a gritar mientras una intensa bola de luz surge del arma y sale disparada hacia la cara de la bestia.

El enorme sincorazón recibe los ataques uno tras otro, y es evidente que cada vez está más dolorido y confuso, pues no deja de miraros alternativamente y girar sus brazos intentando decidir a quién golpear. Hasta que en cierto momento, tras el proyectil de luz de Kamikoro, el Lado Oscuro alza su mirada a la esfera oscura que antes era la luna y, con un rugido de dolor, empieza a decomponerse en fragmentos de sombras.

Pero no se desaparece, si no que los fragmentos de sombras comienzan a girar en torno al lugar donde había estado el Lado Oscuro instantes atrás, formando un remolino oscuro que comienza a absorberos. Intentáis agarraros donde podéis: un banco, una farola, el columpio. Pero estos también están siendo absorbidos por el remolino y notáis que comienzan a ser arrancados del suelo.

El primero en salir volando es Rin, que se había agarrado a un banco que sale disparado hacia el remolino arrastrándolo a él también. Daichi, que se encuentra agarrado a una farola, extiende su mano para cogerle, pero nota como se le escapa entre los dedos e, instantes después, es incapaz de sostenerse y sale volando hacia el remolino también. Kamikoro nota rápidamente que su fuerza se desvanece y es arrastrado a gran velocidad hacia el remolino y, aunque Eri se lanza a por él,  ambos son absorbidos junto a Tsubaki, quien había intentado sujetarlos a ambos.

El remolino gira y os hace subir hacia la enorme bola oscura que flota en el cielo hasta que la luz os ciega y... desaparecéis.