Partida Rol por web

A la mañana siguiente con el cielo comenzando a abrir tras una noche de intensa lluvia el grupo abandonó El Pony Pisador. Llevaban una carreta que Woodrow les había prestado con un depósito de diez piezas de oro. Si se la devolvían de una pieza recuperarían el dinero. De alguna manera al tabernero le interesaba quitarse de encima la presencia de la banda de Tharnaros de ahí que se mostrase tan colaborativo.

A los mandos de la carreta iban Arael y Dan, mientras que los demás iban en la parte de atrás en cuclillas con una lona por encima simulando unos bultos de viaje. El plan era sencillo: ser asaltados, revelar el cargamento sorpresa y acabar con los bandidos.

Después de medio día de viaje, quedó más que evidente que igual ese no era el mejor plan, pero rastrear campo a través había sido duro, muy duro. Había zonas embarradas en las que el carro en ocasiones se atascaba y el día todavía era húmedo y frío. Si ya costaba moverse por los caminos, peor habría sido hacerlo por el monte.

Lo peor fue que durante ese día no hubo rastro ni de Tharnaros ni de nadie.

La noche fue fría y nadie habló mucho. Iba a ser difícil encontrar a esos bandidos, pero habían decidido un plan de acción y tendrían que seguirlo hasta el final.

A la mañana siguiente, reanudaron la marcha. El Macizo del Norte se veía en le horizonte, blanco e imponente y poco a poco se acercaban al cruce que unía los caminos a Sartor, Mesné y Aguascálidas. Una vez llegados allí si seguían sin tener noticias de los bandidos, seguirían el plan de Klaus y buscarían su rastro a las bravas.

Pero todavía quedaban cosas por pasar.

Arael iba a las riendas del carromato y de momento todo iba tranquilo. A la derecha del camino había un alto terraplén que tanto ella como Dan vigilaban. Era fácil y plausible que si ocurría un ataque viniera de ese lado. Y fue de ahí precisamente de donde vinieron los problemas, pero no como esperaban.

Primero aparecio un enano gritando que empezó a caer rodando por la rampa. Después  otro enano y una humana que saltaron cayendo al camino. Y después tres hombres más. Uno de ellos saltó como sus compañeros y dos bajaron patinando intentando mantener el equilibrio. Y por último otros dos hombres y una mujer seguidos de un terrible león que rugió al saltar y de un mordisco la partió a la mujer en dos regando el suelo con su sangre.

El mulo dio un frenazo en seco encabritándose mientras Arael se esforzaba por mantener el control y que este no se lanzara desbocado contra la criatura. Porque ese león un animal normal no era. Tenía protuberancias óeas en cabeza y hombres y una cresta de espinas a lo largo de la espalda. ¿Qué clase de animal era ese?

Mapa del combate.

Tira iniciativa, si sacas más de un 18 te toca. Si no puedes poner un post en el que flipas en colores porque yo fliparía.

El segundo día de viaje empezaba a ser tan aburrido como el primero. Demasiado. Pero no había un plan mejor. En esos momentos habían recibido un aviso por parte de Arael y Dan de que estuvieran atentos porque estaban en una zona propensa a un ataque y todos estaban alerta. Y entonces aun sin verlo algo sucedio.

Primero fue el grito de alguien seguido de unos golpes como quien cae al suelo. Luego más gritos y caídas. Después más gritos y más caídas aún. Y por último un aterrador rugido y el ruido de agua al caer del cielo desde cierta altura. Unido a toda esa algarabía el carro paró en seco y mientras intentaban mantener el equilibrio todos escucharon a Arael forcejear por mantener el control.

¿Qué estaba pasando?

Habida estado algo receloso durante todo el viaje, no le parecía la mejor de las ideas pero el grupo había decidido la ruta de acción y él tenía que plegarse a ello. A la mitad del primer día había decido empezar a repasar sus lecciones de rúnica, no tenía nada mejor que hacer y parecía que pasarían allí mucho tiempo sin tener noticias de nadie.

Cuando escucho el silencio del bosque para tras aquello recibir los sonidos atronadores de todos lados, de agua caer y la brusquedad de objetos terminar en el suelo con gran estruendo no pudo evitar sentir como se le erizaba el vello. Termino por asomar la cabeza sin poder evitarlo. ¿Sera un dragón?

Durante el camino bajo la lona que los cubría, Kilian se sentía como en letargo. Había poco que hacer así que básicamente en ese par de días que llevaban de travesía, se mantenía distraído la mayor parte de la misma pensando. Estaba cerca de casa, hace muchos años, él ya atravesó el cruce al que se aproximaban con dirección a Luthgil y recientemente lo había vuelto a cruzar con destino a Sartor. Ahora sin siquiera saber qué rumbo tomarían, probablemente lo volvería a atravesar en busca del meteorito.  Se hacía muchas preguntas: ¿Les depararía el destino llegar a Mesné? ¿Seguiría en pie el Tintineo? Pero, sobre todo, en quien más pensaba desde que adentraron en el gran bosque era en Zura.

Andaba absorto en sus pensamientos cuando escuchó el aviso de Arael y de Dan, puso la mano sobre la empuñadura de su espadón, que descansaba a su lado y entonces sucedió; Gritos, ruido de golpes y lo que más le sorprendió, aquel ruido era como si se encontrasen bajo una espontánea tromba de agua. Con toda esa amalgama de sonidos, el carro se detuvo, agarró fuertemente el arma y cuando iba a asomarse a ver que sucedía, fue Klaus quien se adelantó.

- Klaus ¿Qué ves? ¿Qué es lo que ocurre?  –dijo susurrando y preparándose para un posible ataque.

Arael miraba atónita lo que pasaba, como iban bajando los enanos y los humanos intentnado encontrar un porqué en esos segundos. Cuando por fin vió a la bestia partir por la mitad a su víctima, no puedo contentener un grito de impresión y miedo. —¡AAAH...! ¿PERO... PERO QUÉ COJONES ES ESO?

Con torpeza por la adrenalina de la situación, tomó el arco y las flechas que tenía a sus pies. —Arco, seis flechas, daga. Sí, esta todo. Tranquila, respira.—Con esos pensamientos de vano autocontrol, la elfa se dispuso a saltar del carro. Quién sabe si para salir corriendo o para lanzarse en plancha a las fauces de la bestia.

Klaus asomó la cabeza por el carromato y aunque se había imaginado lo peor, lo que vió superó lo que esperaba. Había un león más grande que un caballo. Tenía protuberancias óeas en cabeza y hombres y una cresta de espinas a lo largo de la espalda. Y las fauces chorreando una sangre que posiblemente fuera del femenino cuerpo que había a sus pies partido en dos.

El druida había oido hablar sobre esa clase de bestias pero nunca se había encontrado con una. No eran animales normales sino que su brutalidad y fiereza era tal que rozaban la monstruosidad. Y en esos momentos ese animal no era más que una criatura sedienta de sangre y muerte.

El león avanzó hacia el humano que tenía más cerca dando un salto y estando en el aire le propinó un tremendo zarpazo. La garra rajó la cota de mallas como si fuera tela y el hombre a duras penas aguantó el golpe pero quedando a las puertas de la muerte. A Arael le quedó claro que esa bestia era cuanto menos tan fuerte como el oso lechuza.

La mujer humana con aspecto de arcana (al menos por sus ropajes) miró al que parecía el líder de ellos.

—¿Qué hacemos?—le preguntó con una voz jadeante y desesperada en busca de respuesta—¡Huir no sirve de nada!

La humana no fue la única que parecía estar perdida. Todos miraban al que era su líder buscando consejo. Y este con el estoque en la mano apuntó al león respondiendo con la misma voz desesperada y jadeante que su compañero.

—¡ATACAD!—y entonces se fijó en Arael y Dan y vio que la elfa tenía un arco en sus manos—. ¡Por favor! ¡Ayuda!

A la orden de su líder todos se lanzaron al ataque de forma sincronizada. No había duda en sus movimientos, estaba claro que para bien o para mal confiaban en él y no les quedaba otro camino posible.

La mayoría de los golpes fueron repelidos por la gruesa piel que el león parecía tener, pero no todos. Uno de los humanos fue capaz de golpearle con su espada larga, uno de los enanos con su hacha, la humana lanzó un proyectil mágico similar a los de Kelrin y el líder demostró por qué todos confiaban en él. Una certera estocada le profirió al animal una sangrante herida, la más grave de todas.

Pero a la bestia todavía le quedaba guerra por dar.

Mapa del combate.

Me vais a permitir que con tantas tiradas no haga un resumen pormenorizado de lo que ha ocurridoa nivel de reglas. Si alguien quiere puede mirar las tiradas que he hecho para sacar sus conclusiones.

Klaus, bajarte del carro costará como moverte diez pies (dos casillas).

Iniciativa: Klaus -> Dan -> Arael ->  León Terrible -> Aventurera arcana -> Aventureros enanos -> Aventureros combatientes -> Aventurero líder.

¡Es vuestro turno!

Antes de que Klaus respondiera sobre lo que veía, nuevos sonidos llegaron a oidos de los que estaban ocultos. Lo primero fue el ruido de un golpe y a continuación un puñado de palabras que formaban una escueta conversación de voces desesperadas y jadeantes, como de quien ha corrido una larga carrera.

—¿Qué hacemos? ¡Huir no sirve de nada!

—¡ATACAD! ¡Por favor! ¡Ayuda!

Viendo a la temible criatura, a Arael solo se le venía a la cabeza el oso lechuza que casi la mata en el bosque. —Joder, no me quiero morir.—La adrenalina se disparaba. Era esa adrenalina, como siempre, la que le empujaba a actuar, no su pensamiento. —Al final, van a tener razón en lo de que estoy medio loca.

—¡Dan, será mejor que vayas desenfundando!— Gritó, con una risa nerviosa. Seguidamente saltó del carro y, con un grito medio agresivo, medio desesperado, corrió hacia el León mientras tensaba su arco. Una vez en una posición medio aceptable, disparó.

—¡Dan, será mejor que vayas desenfundando!— Gritó, con una risa nerviosa. Seguidamente saltó del carro y, con un grito medio agresivo, medio desesperado, empezó a correr.

No se había esperado ver aquello y que le hizo tragar rápidamente saliva mientras sentía como las manos empezaban a sudarle seriamente, seguidamente su cabeza se escondió y miro a los demás con aire circunspecto. –Tenemos que salir y ayudar, hay un León enorme fuera y gente en apuro...!Vamos!... – Tras aquello volvió a sacar no solo la cabeza sino el cuerpo entero desenfundando la honda y las piedras para recitar el hechizo sobre las mismas parándose a mitad del camino y echando la cabeza hacia atrás esperando a los demás.

No se había esperado ver aquello y que le hizo tragar rápidamente saliva mientras sentía como las manos empezaban a sudarle seriamente, seguidamente su cabeza se escondió y miro a los demás con aire circunspecto-.Tenemos que salir y ayudar, hay un León enorme fuera y gente en apuro...!Vamos!... 

Kilian y Kelrin tiran iniciativa. Si sacan más de un 18 actúan.

Mapa del combate.

Los hechos se iban sucediendo y al oír a Arael, no aguanto más. Echó la lona que lo cubría hacia un lado, se puso en pie y dio un salto desde la carreta hacia el exterior por la parte posterior de la misma. Ya en el suelo, suspiró y comenzó a caminar hacia la parte delantera mientras empezaba a vislumbrar todo lo que estaba ocurriendo. Mientras sujetaba su espadón con la mano izquierda, pasó la mano derecha por su flequillo para atusarlo y una vez hecho esto, se colocó en posición y dijo:

- Pues bien, comencemos.

El viaje en aquella carreta era tedioso, cada cierto tiempo resoplaba aburrida y se reacomodaba. Empezaba a pensar en qué diría la matriarca si la viera en aquella carreta haciendo nada.

Cuando los gritos se escucharon, el corazón le dió un vuelco ¡Acción al fin! Estaba impaciente por dar un salto y salir de su escondite, pero tuvo que conformarse con erguirse un poco y esperar a que se le desentumeciera la pierna. Escuchó con atención todos los ruidos que provenían de fuera de la carreta, acercando la oreja a la lona y moviendo nerviosamente las piernas. "Un león" dijo el niño... aquello parecía ir mejorando por momentos.

 Cuando Kilian apartó la lona la luz le cegó unos segundos, que aprovechó para ponerse en pie torpemente y comprobar su estabilidad. Entonces buscó con la mirada al león: la grotesca escena le resultó en cierto modo gratificante, como estar en casa. Saltó por un lateral del carro y extendió grácilmente una mano hacia el león de la que surgió un brillante proyectil esmeralda.

Arael, como era habitual en ella, se tiró del carro sin pensarlo y dejando las riendas y por tanto los designios del mulo en manos de Cerastes, Alcor o quién sabe que dios. Mientras la elfa disparaba una certera flecha que pasó entre dos de los aventureros clavándose en su lomo, Dan tuvo que arrojarse en coger las riendas para evitar que el mulo de Klaus saliera desbocado.

—¡Rápido! ¡Bajáos todos!—gritó mientras intentaba controlar al animal.

Kilian echó la lona a un lado y todos pudieron ver la escena. Un terrible león con protuberancias óeas en cabeza y hombros y una cresta de espinas a lo largo de la espalda. Sus fauces chorreaban una sangre que posiblemente fuera del femenino cuerpo que había a sus pies partido en dos.

Kelrin fue la primera que se bajó del carro y tomando posiciones conjuró uno de sus proyectiles mágicos, el cual fue directo hacia el monstruoso animal.

Dan se encarga de controlar el carruaje.