Partida Rol por web

La noche se habia echado encima de tu patrulla cuando regresabais a la ciudad Matsu. Alla donde se encontraba el Castillo Matsu, lideres de las Tierras León. 

Pero una sornisa se dibujaba en los rostros de los samurais, de aquella patrulla que regresaba a casa.

-Que bien, cuando lleguemos nos esperara la fiesta de cada año para recibir el invierno. Es una suerte que la hayan adelantado, debiado a la corte de invierno que se va a celebrar en las Tierras Fenix., por cierto ¿Sabes quien irá? ¿el Daimyo ha decidido ya?

Dijo uno de tus compañeros, y te miraba pensando que podrias saber algo, al ser tu uno de la familia del Daimyo.

-Segun he oido irá Matsu Akio, uno de los generales del Daimyo, pues quiere pretender a la hija del daimyo Fenix. ¿Os imaginais? - dijo otro de la patrulla.

Akio era un primo hermano tuyo, su madre y tu madre son hermanas. Sabias de su intencion de pretender a Isawa Yua, la hija del daimyo Fenix. Y tambien sabias que él yaetaba alli, con uno de los lideres Akodo. solo quedaba uno o dos por ir. pero aun no se habia decidido nada.

Como bien predijo uno de tus compañeros, la ciudad estaba en fiesta, la musica rebosaba por cada poro de las casas, la alegria y los juegos de los niño, el olor a la comida caliente y el alcohol ya recorriendo los cuerpos de algunos samurais ebrios.

 Matsu Mayoken sentía el dolor en cada parte de su cuerpo tras tan larga patrulla, pero como buén León le habían enseñado a hacer caso omiso, el dolor era un compañero habitual, ya en su entrenamiento.

Ya habían pasado sus días como cachorro, pero llevaba poco tiempo como "adulto" dentro del clan León, más Matsu MeyoKen estaba decidido a demostrar su valor. El viejo alfarero, aquel que tanto tiempo le había dedicado a él y a los chicos del pueblo durante su infancia, se mostraba nítidamente ahora en su cabeza, cuando le había contado aquella historia en la cual los kamis habían decidido elegir un rey entre los animales, y la historia particular de aquel que le daba nombre a su clan...nunca la olvidaría.

Él, Matsu de familia, MeyoKen de nombre, estaba dispuesto a demostrar su valía y la de su clan, y no solo eso, si no a dar a conocer al mundo la grandeza de un León, pues no eran solo un gran ejército, eran grandes estrategas y personas con mucho honor...no cometería el error de aquel animal del cuento, y protegería la bella flor, hasta el día de su muerte...ese era el sentido de su vida. Él era un auténtico León, y rugiría como tal!!, para que todos pudiesen escucharlo.

Los comentarios de sus compañeros de patrulla, y los sonidos de la cercana fiesta hicieron que el alfarero se disipase de su mente y le hizo volver al mundo, una sonrrisa se iluminó en su cara:

-Si es una suerte que se haya adelantado la fiesta, hoy comeremos y descansaremos bien, -cambió a un semblante mas serio- pero eso significa que mañana hemos de trabajar mas para compensar, no lo olvidéis, un León es un León por su trabajo, no por sus ganas de fiesta, samuráis sama...-despues de la pausa esbozó una leve sonrrisa- aunque hoy nos la merecemos.

Y omitiendo los demás comentarios, pues detestaba la política y las especulaciones, sigió el ritmo de sus compañeros, con el deseo de llegar pronto al banquete.

 Pero tu gozo quedó en un pozo, pue s amitad de camino hacia tu casa, un mensajero Matsu te llega con un mensaje.

- Matsu MeyoKen, nuestro señor desea verte con urgencia

Tus compañeros te miran como pensando ¿Que has hecho? 

Pero no te da tiempo a contestar pues el mesajero te insta a ir. Te acompaña al castillo, y tu estabas sin afeitar, sin bañar, despues de una dura jornada. Pero si el Daimyo queria verte, asi seria.

El mensajero te conduce por cada pasillo del castillo hasta llegar a uno con un enorme salon, donde Matsu Yoshino,estaba sentado tomando el té. 

Se hace una señal para que te sientes en un cojin que habia frente a él y sirve una taza de té. Pero sus palabras no decian nada aun. 

Matsu Yoshino

Si puedo, de camino a ver al daimyo, cojo agua de la cantimplora y me aseo un mínimo, quitarme el polvo de la cara y esas cosas. Me sacudo también la armadura intentando pasarle un trapo húmedo con el mismo fin, quitarle el polvo y algo de suciedad. No limpiará mucho, pero algo es algo.

Según llego me siento donde se me indica, intentando no manchar demasiado. Me quedo callado a la espera de órdenes. En cuanto me sirven el té lo cojo con una mano, le doy un par de suaves meneos, bebo un pequeño sorbo, y haciendo una pequeña reverencia digo "ari gato, daimyo". Me quedo con el cuenco del té entre las manos, sentado sobre las rodillas, callado, a la espera de que el daimyo hable.

 Yoshino te mira desde la profundidad de las fauces de su yelmo.

-Bien sé, que se rumorea que voy a enviar a alguien mas a las Cortes de Invierno de las Tierras Fenix. Y sí, asi es. El emperador me ha enviado una carta, para que envie a mis mejores hombres. Y alli ya se encuentra el General Akodo Chikafusa, y tu primo, el General Matsu Akio. ahora quiero que tu te unas a ellos. Se que Akio te tiene en estima y voy a darte esa oportunidad cachorro.

El Daimyo Leon tenia una extraña manera de ver a sus samurais, es como un gran Leon, tiene a sus cachorros bajo control. Pero a los samurais no les importaa demasiado aquello.

-Pero antes de eso, Gan venido cangrejos a nuestro castillo MeyoKen-san. Una cena será celebrada esta noche, para que no se quejen de nuestra hospitalidad. Quiero que tu tambien asistas. asi continuaras y vigilaras su viaje por las Tierras Leon. Y tendrás un buen apoyo soi os encontrais con algo desprevenido en el camino.

Luego queda esperando a que hables, y dieras tu opinion.

 Matsu MeyoKen pensó para si mismo en el hambre que tenía.

- Claro Yoshoni-san, lo que digas será cumplido - dijo con serenidad y solemnidad - si me disculpáis, me retiro ahora mismo a la cena, a conocer a los samurai-samas del clan Cangrejo. He de pasar a veros tras la cena para nuevas órdenes?- dijo preguntando educadamente-

 Tras tu reunion con el Daimyo fuiste hacia el salon, aun no habia nadie, pero los sirvientes ya estaban metiendo las mesas suficientes para los invitados. Y al verte, te hicieron sentar en uno de los sitios mas privilegiados de la mesa, junto con el Daimyo.

- Ya fuimos informados de su presencia Mayoken-sama, sientese.

Parecia que os invitados estarian tardones, pues la hora de la cena ya llegaba y las mesas ya estaban casi listas. Quizas estaban en sus aposentos descansando para llegar en el momento en que las mesas estuvieran del todo.

-Le apetece algo de beber mientras espera, samurai-sama- una joven hermosa te miraba con unos extraños y azulados ojos y una hermosa sonrisa.

 Sin apartar la mirada de la puerta, atento a quien entraba y quién salía, con una expresión seca, Matsu Meyoken dijo:

-Sake