Partida Rol por web

Estuvo a punto de estrellar el móvil contra el suelo al escuchar repetidas veces el mensaje, pero de nuevo tiró de autocontrol, algo que estaba teniendo que hacer más de lo que hubiera deseado en las últimas horas.

Y todo tenía un límite.

Tenia que moverse, actuar, hacer cualquier maldita cosa para no pensar en ella, en la que ya no estaba, en la que había visto morir justo delante suya, en aquel ser de la oscuridad ofreciéndosela de vuelta...

Una pequeña embolia...

No le extrañaba que le hubiera costado reconocerlo, manchado de sangre, con mucho peor aspecto que hacía un rato. Le preguntó si estaba consciente, sino era así, de nada le serviría visitarlo, aunque por otra parte, había decidido quedarse a esperar a Elena un rato, tenía que averiguar quien le había dicho que le habían visto saliendo con Amalia del hospital. Por otra parte sentía angustia por la situación de Rafalín, pero si algo había aprendido con los años, era que el hombrecillo era muy capaz de cuidarse solo, aún así, tenía que asegurarse...

Si el chico no estaba consciente, esperaría en la entrada del hospital el tiempo que consideraba que se podía tardar desde la casa de Elena hasta el hospital contando con atascos...

Llegaste hasta la habitación del chico, que a decir verdad, tenía bastante mal aspecto. La compartía con una mujer de avanzada edad que estaba intubada, sedada hasta arriba seguramente, con una venda en la cabeza, y un montón de electrodos pegados al cuerpo. 

En cambio, él, apenas tenía un par de vías. Parecía estar en medio de una especie de duerme vela, y se fijó en ti nada mas entraste por la puerta- Has...¿Has podido?- musitó apenas en un susurro ahogado por unas emociones que no comprendías, pero que bien podían ser angustia mezclada con ansiedad. 

Las palabras del chico hicieron que Marc reaccionara de la misma manera que si hubiera recibido un puñetazo en su estómago. Se dobló un poco hacia adelante, abrió la boca como si necesitara aire con urgencia y sus ojos se cerraron durante unos breves instantes.

La sangre de su camiseta había comenzado a secarse, restos de la mujer que más había influido en su vida, amiga, a veces madre, a veces hermana...él había ayudado a mucha gente, pero aunque cada fracaso siempre le había pesado el doble, había encontrado siempre fuerzas para seguir a flote. Este amenazaba con hundirle...ella, que nunca le había pedido nada...cuando lo hizo, le había fallado.

Me alegra ver que estás mejor...

Negó con la cabeza, bajando la mirada. El mago era un hombre que se estaba ahogando lentamente en culpabilidad y dolor le habían convertido en algo que desconozco, atacó a una persona y la mataron... confesó sin atreverse a levantar los ojos, fijos en una mancha oscura del tamaño de una moneda que había en su pantalón, a la altura de la rodilla derecha.

Lo siento...

Musitó casi para si mismo y buscando una desvencijada silla con el forro roto para sentarse en ella antes de que sus piernas decidieran rendirse a todo lo que sentía en su interior. La colocó a los pies de la cama y se dejó caer en ella.

Cerró los ojos con el dolor reflejado en su ceño que fruncido formaba extrañas colinas- mierda....-musitó por lo bajo, como si el también hubiese fallado. 

El sonido al dejarte caer sobre la silla lo traje de nuevo al mundo del pensamiento, mirándote como si fueses un fantasma, asustado, por unos instantes- ¿Matarla? No...no estará muerta. No lo están, volverán y volverán...se acercan a las personas que quieren, para llevarlas consigo.- un susurro comedido. Un secreto. 

Alzó el rostro y sus ojos se centraron en los del muchacho cuando esté habló, había en ellos una pizca de compasión y mucho de dolor está muerta, la vi morir, la he traído en mis brazos y estaba muerta lo que había dicho el chico le inquietó, una vez su maestro le dijo que había cosas mucho peores que estar muerto... y aunque había visto algo de esto, hasta ahora no se lo había planteando realmente.

¿Quién volverá? Preguntó ¿quién se acerca a las personas que quiere para llevarlas consigo? Necesitaba aferrarse a cualquier cosa, una pista, algo que diera sentido a lo que acababa de suceder, si es que eso era posible... quiero ayudarte, quiero averiguar que es lo que está pasando, cómo sacaron a Amalia del coma y porqué la eligieron a ella había un toque de desesperación en su tono.

No mueren, el ciclo no existe, no esta noche. Irá a por lo que mas quiera, un hermano, un novio, un hijo o un padre...lo que sea- sus ojos se abrieron con tal pavor que rapidamente la máquina empezó a emitir pitidos mucho mas altos de lo recomendado- NO SE VAN! NO PUEDEN!- Te aferró del cuello de la camiseta, escupiendote en cada palabra- AYUDANOS, AYUDALOS, AYÚDANOS!!- el mismo olor nauseabundo que notaste en ella...estaba ahora en su aliento. 

Su instinto hizo que apartara los brazos del muchacho con un sencillo movimiento al mismo tiempo que se ponía de pie, retrocediendo pero sin mostrarse agresivo con el muchacho. No estaba asustado, no por su reacción, sus palabras ya eran otra historia, simplemente no comprendía demasiado lo que quería decir.

No te entiendo, no entiendo lo que quieres decir con eso del que el ciclo no existe, de que no mueren...

Ese aliento... a este chico parecía que le había hecho algo parecido a Amalia, y él estaba bien, dentro de lo que cabe...la imagen de la cabeza destrozada a golpes del tipo que disparó a su amiga se le apareció con una nitidez nada aconsejable en su desgastada mente.

Elena...

¿Cómo puedo ayudarte? ¿Cómo puedo ayudaros?

No disponía de mucho tiempo, el ruido de la máquina seguramente atraería a alguien.

Por mucho que pensabas no salía nada, no te acordabas o no lo entendías debido a todo el estrés de aquel maldito día. Al final las enfermeras entraron mientras el empezó a balbucear algo en un idioma que no comprendías, sonaba tosco, con las erres demasiado marcadas y una pronunciación gutural. 

Te echaron hacía atrás mientras lo ataban a la cama, entrando en un bucle sin fin donde al final, tuvieron que sedarlo debido a lo altas que estaban sus constantes, al borde de un colapso. Tuviste que salir de la habitación.

En el pasillo las luces fallaron, crepitando ligeramente. Como un efecto que habías visto no hacía demasiado.  

El día estaba comenzando a superarlo...

Mierda, mierda

Las luces parpadeantes le pusieron en alerta, pero sin saber demasiado bien que podía esperar, aunque la última vez encontró a Amalia y un puto asesino. Se puso en guardia... ¿y si esa cosa que adoraban necesitaba un cuerpo o algo así? La visión...diferentes lideres, un monstruo, un cuerpo que sentí como una cárcel...parece tratarse de algún tipo de posesión, quizás lo que sea se está apoderando del cuerpo del chico, o lo está abandonando, ha dicho que no se puede matar, que no mueren...joder...

Sus reflexiones solo le ayudaron a sentirse todavía más confuso e inútil, y toda su obsesión estaba ahora en proteger a Elena, pero no sabía donde estaba, no sabía si realmente estaba viniendo hasta aquí, si había podido llegar... pero esas luces parpadeantes irán a por lo que más quiera, ¿a lo que más quiera quien? ¿Amalia? No podía hacer mucho más por el chico, lo habían echado de la habitación y seguía pendiente del parpadeo que no sabía si indicaba la llegada o la partida de algo, aunque basándose en los antecedentes de la casa, parecía más bien la partida...

Bajó a toda prisa hasta la entrada del hospital, por las escaleras, con la esperanza de encontrar a la hija de su amiga, atento a cualquier otro parpadeo de las luces e intentando concentrarse en sentir alguna cosa a su alrededor, aunque probablemente estaba demasiado nervioso para eso.