Partida Rol por web

La navaja de Ockham -Sangre en las calles (Cap-II)

Prólogo II

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12/12/2017, 07:20
Director

No se giró pero si te respondió mientras que te notabas un poco extraña, miraste abajo...y no habías cambiado casi nada. No podías volverte homínida. Lo que te faltaba. Osease, había cambios, tu rostro estaba en gran parte cambiado, pero seguía habiendo pelo de más. Tus garras no habían cedido para nada, aunque tus piernas si. Te habías quedado a la mitad. 

Solo te he usado como cebo, no te consideres especial, con el atentado mucha gente ha optado por las historias extrañas y eso es una buena pieza para algunos. No trabajo para nadie, pero la información que te he dado es verídica, tómalo como un pago por las molestias de haberte hecho venir y la recompensa por no aceptar los tratos de un ser corrupto.- No sabías si era la condescendencia que parecía emanar del ser o simplemente que estabas como que un poquito hasta el moño de la situación pero igual aquel al que hablabas era un gilipollas redomado. El no pareció querer hablar de nada más, y no lo haría al menos que insistieras. 

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13/12/2017, 04:39
Lu

Lu bufó. Bien podría haber sido por la inconmensurable condescendencia paternalista del tipo o por lo bien que estaba respondiendo su cuerpo. Iba a tener que ir a urgencias o algo, y a ver que cuento montaba. 

-Pues nada. Que te vaya la vida bonita -replicó mirándose el dorso velludo de la mano, frunciendo un entrecejo que, seguro, estaba igual de poblado.

No pudo evitar mirar brevemente hacia el árbol donde había estado aquel demonio. No se arrepintió de la elección de vida que había hecho, y no se molestó en pensar en 'y si...'. No tenía uso alguno perderse en caminos ya cerrados, así que se sentó en la moto, contemplando el andar pesaroso con el que se alejaba, y procedió a quitar el seguro y a sacar el móvil para pagar la grabación y mandarle un mensaje a Gwilherm. Pensaba sacarle fotos al lugar antes de irse, pero no estaba segura de si iba a haber resquicios o lo que fuera de lo allí sucedido.

L: Era una trampa. Estoy bien, kind of, pero necesito ir a urgencias y dar parte. Pinta muy turbio todo esto.

Quería, por una vez, hacerlo bien. No había hecho nada mal allí. No había atacado ni se había involucrado. Había dejado que un asesinato tuviese lugar, sí... ¿Y quién se habría metido de por medio? Ese no era su trabajo sino el de la policía, que debía de mantener bajo control a una población sobrenatural que no se podía controlar. Pero, eh, de ilusiones se vivía en todos los lados. No iba a denunciar; no era tan tonta como para llamar la atención del tipo ese. Pero quería dejar constancia en papeles oficiales que allí la que había terminado peluda y escupiendo sangre era ella. Todavía le daban garrampadas al moverse, especialmente en los hombros lo que no iba a hacer nada bonito el conducir hasta el hospital, pero no iba a dejar la moto en aquel barrio de mierda mientras ella se iba en ambulancia. Para cuando volviese no habrían quedado ni las marcas de las ruedas sobre el asfalto.

Con un suspiro acortado por el dolor, se acercó al árbol apuntando de nuevo con la cámara del móvil. Vio que saltaba en la pantalla un mensaje de Gwilherm, y después otro, diciendo que fuese a casa. Los ignoró deliberadamente, buscando con la mirada cualquier rastro que pudiese atestiguar sobre lo que había ocurrido allí. Contaba con que algún vecino hubiese llamado a la policía y, si no tocaba algún incompetente absoluto, no les iba a ser muy complicado rastrear su llamativo vehículo. Pero, de nuevo, no es como si la policía fuese particularmente efectiva. Había que tener un poco de fe. O mucha. Lo único que Lu sabía es que todo aquello no podía empezar por ella o se iba a buscar muchos más enemigos.

Minutos más tarde, el viento repiqueteaba contra el casco de la moto el cual, más por discreción que otra cosa, ahora sí llevaba puesto. No tardó demasiado en llegar al edificio privado de Sanitas que, desde luego, era más rápido y eficiente que la salud pública. Los beneficios de tener seguro privado y dejarse un riñón por él. En media hora estaba en una camilla -siempre tenían que esperar de más hasta que daban con el personal adecuado que pudiese atender a un garou- y evidentemente decidieron no atiborrarla a calmantes porque la cantidad que un cambiante necesitaba para paliar el dolor solía resultar absurdamente elevada. Además, no era como si Lu no acostumbrara a recibir heridas, aunque de eso ya hacía algún tiempo.

Mientras descansaba acudieron a tomarle declaración, donde se limitó a decir que había acudido a resolver unos asuntos privados cuando un individuo que desconocía apreció sin previo aviso. Entonces sufrió una transformación inesperada que, en su opinión, y tras haber experimentado increíbles dolores y heridas internas, se debía a una influencia mágica desconocida. ¿Qué más podía ser? Tras eso, se había dirigido a urgencias ante la imposibilidad de volver a su forma homínida completa. Le importó un comino el asombro y las preguntas inquisitivas sobre quién o por qué, y se negó en rotundo a hacer una denuncia o a proveer una identificación alegando que estaba oscuro, que no llegó a verle y toda clase de excusas absurdas que se le ocurrieron, cuidándose de remarcar que había dolido horrores y que eso, en todos sus años de garou, no le había ocurrido en la vida.

Para cuando le dejaron irse tenía una serie de interminables mensajes y llamadas perdidas de Gwilherm, a las que no respondió. Sólo tenía ganas de llegar a casa y echarse larga en el sofá, y con suerte las pastillas que le habían dado harían menos pesado el sermón que su camarada debía estar preparando. Con casco y gafas enfundadas, dejó que la ciudad se difuminase en una estela de colores y ruidos inalcanzables más propios de un cuadro de Van Gogh. Su apartamento, un ático cristalino en la planta alta de uno de los rascacielos de Gunda, era una divina ensoñación minimalista que se alzaba sobre la ciudad con soberbia y explendor. Era amplio y cómodo, con un balcón verde que preservaba un retazo de Gaïa en aquel lugar contaminado, y dejaba entrar la luz y el calor de Sevilla con los brazos extendidos. La planta baja era un espacio abierto que recogía cocina, salón y recibidor, además de un estudio aparte donde la pared consistía en una estructura de libros perfectamente alineados. La parte de arriba eran dos dormitorios separados, cada uno con su baño. El de Lu en particular, contaba con una ducha abierta y una bañera que era un regalo de los dioses y desde la cual se podía contemplar toda la ciudad con una botella de champan. Aquel sitio había costado una fortuna, y la hubiese pagado de nuevo con mucho gusto.

-Estoy viva. No me mates todavía -anunció nada más entrar, tirando las llaves al bol de cerámica y fallando estrepitosamente en el intento (algo que pasaba alrededor de un 80% de las veces). Después volvió a introducir el código de la alarma antes de que se volviese loco el aparato.

Notas de juego

Apartamento

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13/12/2017, 20:54
Gwilherm

El hecho de que no le respondieses solo hizo que en cuanto tu entrases tuvieses delante, pero al fondo del pequeño pasillo a tu compañero sentado tan tranquilamente en una de las sillas de mimbre con los cojines que tanto le gustaban. Para ti, que era porque estaban rellenos de plumas y todo el mundo sabe que a los garous les gusta hacer como que cazan a veces...cosas de que el sea Lupus lo cual suele traer algunos momentos divertidos. Aun así hace bastante que dejó esa parte suya, o al menos, ya apenas lo ves así desde que ocurrió lo de la manada...Una de las cosas que mas le gustaban en su momento, hacía ya tiempo era irse a cazar pájaros, pues le resultaban los mas complicados. Su forma verdadera es más parecida a un lobo común, sin ningún tipo de pelaje extraño ni excesivamente bonito. Casi que tiene cara de tonto y todo. 

Te miró enarcando una ceja con los brazos cruzados al verte...así- ¿Qué ha pasado?- se levantó con cierta rapidez no para acercarse si no para deslizar el mueble un poco mas y que pudieses pasar sentandose con su pantalón ancho y largo de pijama y esa camiseta de tirantes blanca que estaba ya rota por mil lados- Te parecerá bonito, me has tenido preocupado, ya podías al menos haberme enviado un mensaje- porque a veces, era un verdadero pesado- ¿Por qué estás en esa forma?-alargó la mano para que te acercases y poder tocarte la cara, mas por cierta curiosidad que otra cosa. Si te dejaste incluso te sentaría encima. Olisqueó un poco alrededor y frunció el ceño- hueles a hospital- pues claro. A que demonios ibas a oler. Sea lo que fuera no olías a casa, ni a ti, y eso, no le gustaba, porque no debía de ser así. 

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13/12/2017, 21:16
Lu

-Yo también te quiero -replicó con sorna, agitando la mano después para alejarle a él y su pertinente olfato. Que para ser de la tribu de los Moradores del Cristal, seguía teniendo ciertos comportamientos nada urbanos-. ¿Cuándo vas a tirar ese trapo que llamas camiseta a la basura?

Que no venía al caso, pero era una excusa para cambiar de tema tan buena como cualquier otra. Tampoco le interesaba su respuesta.

Lu se deshizo de la chaqueta no sin muecas de dolor que procuró esconder, arrojándola después a uno de los sofás sin muchos miramientos. Después se dirigió a la nevera en busca de algo fresco que beber y que no fuese agua corriente.

-Era una trampa -explicó, abriendo el frigorífico y dejando que una oleada de fresquito le erizase el abundante vello que ahora cubría sus brazos desnudos. Llevaba una camiseta de tirantes ligera y vaporosa que, en circunstancias usuales, le habría quedado bien. No era una mujer de carnes abundantes, pero el ejercicio y su condición de depredadora nata lograba que con poco se apreciaran las líneas de un cuerpo fibroso y en forma-. No para mí, sino para el contacto. Se llamaba Arak: era un demonio menor o algo por el estilo. Sabía cosas de Tatiana pero antes de que pudiésemos llegar a ninguna parte apareció un Cazador. No se metió conmigo directamente. Sólo le interesaba el demonio, pero quise cambiar para quizás defenderle y, bueno, no estoy segura de qué pasó pero fue como cambiar por primera vez de nuevo: un dolor horrible por todo el cuerpo, como si me clavasen cuchillos, y me he quedado atascada en medio-Glabro. -Encontró un frasco de leche al que le faltaba un cuarto por terminar, y lo vació de un trago largo, secándose la boca con el dorso de la mano después-. Por eso he ido a urgencias, que tampoco me han dicho nada, pero quería dejar parte. Mira.

Dejó el frasco vacío a un lado y sacó el móvil buscando la grabación para pasársela.

-El sonido seguramente sea basura, pero he podido pillar al tipo, el Cazador. No se ve nada, pero ahí, al principio, está matando al demonio. Ha dejado claro que nos volveremos a ver. No me gusta como pinta todo esto, Gwilherm.

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13/12/2017, 21:49
Gwilherm

Pasaste de él, y su cara no tuvo desperdicio mientras miraba la camiseta de la que hablabas- nunca- al menos estaba seguro de eso. Se levantó mientras se acercaba por detrás para ver mejor la forma tan...peculiar, pero se dio cuenta además de que algunos lugares debían de ser dolorosos, por la forma que tenían. 

Se apoyó en la encimera mientras tu te bebías de un trago la leche, tras haber hablado de la trampa mostrándose bastante confundido en el momento- Pero no es Martes...puede que sea un buscado- te miró de arriba abajo con mas cautela- ¿No puedes volver a tu forma? - La respuesta era clara a lo que solo suspiró con cierta preocupación por su parte. Y mientras ella, cabezona, terca y estúpida a su manera me intentaba enseñar lo que había gravado con el video yo ya estaba pensando en otras cosas. Lo miré, atendí a ver si veía algo, que era mas bien nada pero si escuché. Era cierto, se volverían a ver.- No me gusta no, ¿podrías mañana cuando estés mejor describírmelo? Porque ahora no estás para nada, si no para relajarte e intentar descansar...- era una petición pero a su vez acabaría siendo una orden si no le hacías caso. Hasta tu lo notabas, estabas para el arrastre. El dolor era sordo, bajo pero siempre presente, sobretodo al respirar. 

 

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13/12/2017, 21:59
Lu

No hizo comentario alguno; se limitó a asentir dejando caer los hombros ligeramente y, con el gesto, también el resto de la fachada. Sencillamente no tenía ganas de discutir ni de ser cabezona. Estaba en casa y estaba con Gwilherm, que era cuanto realmente importaba al final del día. Fuera, a través de las infinitas ventanas, la luz del cielo había muerto hacía horas, viéndose suplantada por un arrecife de colores artificiales que nacían del asfalto de la ciudad y que llegaba hasta allí con un leve resplandor de neón.

-Tranquilo, me voy a ir a dormir en breves -concluyó en un tono mucho más conciliador y suave, cansado, incluso-. También me han dado unas pastillas con las que igual alucino un rato. Por si me despierto o algo. Pero estoy bien.

Esbozó una sonrisa torcida, una que decía 'podría haber sido peor, pero no lo ha sido', y alargó la mano hasta su rostro acariciándole la mejilla brevemente.

-¿Qué tal la entrevista, por cierto?

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13/12/2017, 22:15
Gwilherm

Unas pastillas- claro que vio como todo caía, era cuestión de tiempo- y alucinaciones...me veo que vas a soñar que persigues coches- una broma, acompañada de una sonrisa leve pero genuina.- te echaré un ojo por si te remueves demasiado, y te haré un fuerte de almohadas y cojines para que no te caigas. 

Tus dedos tocaron su mejilla y el alzó la suya para que no se deslizaran o se marcharan huyendo con un brillo un tanto especial en la mirada. Un beso en el dorso, con cuidado, antes de hablar- es muy interesante...no se como ha sobrevivido todo este tiempo así en esta ciudad, y aunque tiene la estima por los suelos aun se pelea con el mundo. Me gusta, quizás acepte, aunque...-frunció el ceño- va a ser raro- una risa baja mientras te llevaba con esa misma mano hacía tu cama- tu tienes a un interesado mañana por la noche...es nuevo, quiere probar cosas. No se demasiado de él, pero ha conseguido los contactos para una cita.- fue recogiendo cojines por el camino. 

Te soltó para ponerse a hacer lo dicho, un fuerte a base de almohadas menos la tuya que usabas para la cabeza, los cinco cojines formaron las partes más bajas de la muralla, cimentadas por dos almohadas a los lados. Había abierto la cama antes, claro estaba-¿Has comido algo? ¿Te puedo hacer unos cereales con frutos y yogurt o traerte un helado. No creo que sea bueno que te tomes las pastillas con el estómago vacío- Susurró pensativo mientras empujaba con suavidad el último cojín, apretándolo contra el colchón No fallaba, cuando alguno de la manada, la antigua o tu estabas mala o herida, cuando eso ocurría sentía la necesidad imperiosa de llenaros de comida y agua. Sustento y alimento, calor y compañía. 

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13/12/2017, 22:44
Lu

Galliard, por supuesto. El que mantenía los ánimos y la manada unida, el que recordaba y ensalzaba las hazañas comunes, los retos y victorias, y también las pérdidas. No podía esperar menos de su auspicio y, sin embargo, con los años Lu había descubierto que no era tanto la posición de la Luna durante su nacimiento como algo inherente en su personalidad. Quizás por eso se planteaba seriamente acoger a aquella chica de baja autoestima, algo ante lo que Lu no pudo sino arrugar la nariz. Necesitaban gente guapa de cara al público; era política de empresa. Se dedicaban a vender apariencia y vicio, no podían tener a alguien mediocre de frente, a no ser que tuviese una personalidad arrolladora, que lo dudaba si hablaba de baja autoestima. Pero siempre había puestos disponibles detrás de las cortinas. La contabilidad, por ejemplo, no era uno de sus fuertes. O la decoración. O los shows. O, en general, todo lo que no incluyese enseñar a las chicas, hablar con los clientes y mantener a los manos largas fuera de la puerta de su casa.

Fue caminando, arrastrando los pies hasta su habitación, rumiando lo que él iba diciendo. Ni siquiera mencionó su cita particular, limitándose a poner los ojos en blanco. Los curiosos eran los más difíciles de encajar, y a ella la volvían loca en el mal sentido, sobre todo cuando llegaban con ideas raras y retorcidas de lo que allí hacían en realidad. Aunque siempre era divertido abrirle los ojos a un novato con la abrumadora y amplia gama de servicios que ofrecían.

-¿Y qué solicita la chica? Isolda, ¿no? ¿Qué habilidades tiene? -preguntó, dejándose caer en la cama sin cuidado para después darse cuenta de que igual habría sido una mejor idea quitarse las botas primero. Hizo palanca con la punta del pie en el talón opuesto, y viceversa, y después deshacerse de todo lo demás fue mucho más fácil-. Yogur. O lo que haya por la cocina. Y súbeme la chaqueta ya que vas, que están las pastillas ahí. Gracias.

Le tiró un beso ficticio antes de enrollarse en las sábanas, dolorida, pensando que o iba a ser una noche de esas en las que caía muerta enseguida, o de las que no había forma de conciliar el sueño ni a patadas.

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14/12/2017, 10:38
Gwilherm

Isolda si...-Había algo en el tono de el que te mantenía alerta o simplemente igual era el dolor que te volvía tonta, pero para ti, que había sonreído- pues la verdad es que quería ser clienta en primer lugar, pero- frunció un poco el ceño- supera lo que puede pagar. Así que me preguntó si había algún trabajo libre, comprendía sus limitaciones desde luego, no quería nada de cara al público, es tímida- se te quedó mirando unos segundos- tiene buena cabeza con los números, está en el último curso de una escuela publica de finanzas. ¿Que te parece? Negó con el beso ficticio mientras sonreía.  

Se marchó tras asentir cuando le comentaste el yogurt y las pastillas subiendo al par de minutos con un bol enorme de yogurt... galletas desmigajadas y tu chupa en el antebrazo. Dejó esta a tu lado y te tendió el bol- toma- Se sentó fuera de la muralla de cojines a esperar a que comieses algo, más te valía o si no, acabaría dándote de comer al menos la mitad, y cuando el te daba de comer, ya le podías matar que iba a seguir intentándolo y acabarías cediendo si o si. 

No hablaría demasiado, solo se quedaría por allí por si tenías una mala noche. Que algo te decía que la ibas a tener. 

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14/12/2017, 17:18
Lu

Lu, con los ojos cerrados, emitió un gruñido suave que, aunque no sonó particularmente bien, en el idioma garou era plena aceptación.

-Podría empezar con las cuentas del bar, ver qué tal va. -Eso podría ser de gran ayuda. El bar generaba una buena cantidad de los ingresos y no tocaba la información sensible del local: los clientes reales. Era una de las pocas cosas que había aprendido rápido, negocios separados necesitaban libros separados, y el suyo constituía dos partes bien claras y definidas que nada tenían que ver la una con la otra. En principio, claro. Además, en la segunda categoría era donde se incluían los clientes que, bueno, no deseaban quedar registrados en ningún lado y eso no lo sabía nadie salvo Gwilherm, claro estaba, y el implicado en cuestión. Al final, como le había pasado a Capone, lo pillaron por su contable, así que no iba a poner a nadie que no gozase de su plena confianza por muy coñazo que fuera hacer la contabilidad-. Ya me la presentarás.

Dejó que se fuese a buscar comida, aprovechando para deshacerse del pantalón y la camiseta, y echándose por encima un edredón liviano. En verano. Pero después de haber pasado largas temporadas en forma de lupus uno aprendía a apreciar las virtudes y desventajas del tupido pelaje. Y a veces lo echaba en falta. Además, allí en lo alto con abrir las ventanas bastaba para que el fresco de la noche inundara el piso. Cuando su compañero regresó comió despacio y en silencio, agradeciendo la suavidad de las sábanas y lo mullido que era el colchón, que aliviaban el dolor sordo y constante que se había quedado alojado en el fondo de su mente. No llegó a terminar todo el cuenco, pero devoró la mayoría antes de tomarse las pastillas y regresar a una posición de hibernación.

Tras varios segundos, añadió:

-Hazte una bola de pelo y sube. Pero no me rechupetees.

Era lupus. ¿Qué más se podía pedir?

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14/12/2017, 17:48
Gwilherm

Dejó el bol casi terminado en la mesita de noche y se te quedó mirando con el rostro ladeado y las manos en la cintura, oteando el pequeño desastre que estaba en la cama.-Sabes que te lameré, así que no hoy- Simplemente se sentó en el filo de la cama con la espalda apoyada en el cabecero y esperó a que te quedases dormida. Cosa que no tardó demasiado, una vez las pastillas empezaron a hacerte el efecto deseado, apenas diez minutos después. 

La alarma suena, son las siete de la mañana, estas a saber donde, y una gallina revoloteando por el patio te despierta, era un día de no hacer nada, de olvidarse de si mismo. Los colores azulados y naranjas te llevaron en volandas con un peso que no notabas, por pasillos largos y de olor agradable, a naranjas, pomelos y limones dulces. 

Una niña juega en la calle, la ves por una de las ventanas. Una sonrisa de ella hace que el día sea mas agradable, te hace ver la bondad de las personas. Desayunas un plato de frutas frescas y un café con leche, con tranquilidad y sosiego. Hay alguien más contigo, lo sabes porque lo hueles y huele familiar, huele bien, a noches frescas y simiente deseada. Habla pero no lo entiendes, o no lo oyes, no estás muy segura de ello, pero aun así le asientes, le respondes palabras mudas en mitad de un día de verano. 

Solo salir de casa, me encuentro una mañana soleada, con un olor a fresco, ese típico aroma complaciente que te entra hasta lo mas profundo de tu cuerpo. Se nota que por la noche ha llovido. Como estas cerca de la Basílica, decides entrar, en la entrada del recinto, hay toda una serie de gente muy humilde, a lado y lado, pidiendo limosna, son gente enferma, pero, con una sonrisa en la cara. Un desliz, una mirada de reojo y sus ojos se vuelven huecos, profundos, de los que sesgan las voluntades con colmillos largos y sin forma definida. 

Al entrar dentro de la Basílica, otra vez porque has entrado como tres o cuatro veces en ese mismo momento, como una repetición, el vello se te pone de punta, te invaden los recuerdos que no son tuyos y los momentos que has pasado allí dentro. El olor del incienso se mezcla con el del sudor, de fondo, un pequeño grito en la sacristía, de una mujer, o una chica. Las puertas se cierran, la carne podrida empieza a oler con el dulzor demoledor de la muerte. Se hace oscuro, se hace de noche. Y empiezas a cambiar sin poder controlarlo, primero las piernas, que se rompen en mil pedazos desgarrando los músculos, desdibujando tus ojos con mil lágrimas. Luego los brazos...espera ¿Los brazos? La rabia te inunda, se funde contigo, y ya nada es mas racional. Solo carne, sangre, ira y la voz de Gwilherm que se acerca sin saber que lo que encontrará será su propio cuerpo abierto en canal. 

Despiertas, o no, solo sabes que las luces de la ciudad se reflejan en la habitación, aun de noche. Y estás sola. Porque él, no está allí. No ahora. Era solo un sueño ¿Verdad?

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14/12/2017, 18:21
Lu

Lu abrió los ojos con una sensación de repentina urgencia, alcanzando una bocanada de aire que se le escapaba con rapidez. Mala idea, sin embargo, lo de incorporarse seguidamente, pues la cabeza empezó a bailar en un ángulo extraño que no se correspondía a su equilibrio auditivo, agarrándole una sensación nauseabunda en la garganta que hizo que se doblase sobre la esquina de la cama temiendo ir a vomitar. No llegó a ocurrir, pero conforme la angustiosa sensación se fue degradando paulatinamente, se vio sustituida por los resquicios de aquel sueño despedazado y las impresiones grabadas en su memoria; sensaciones difusas y mezcladas, entre olores ajenos y sonidos familiares, o quizás al revés. Y de repente, miedo. Una emoción visceral cuyas garras se clavaron en su estómago e incluso más al fondo, aguda y punzante y persistente, acompañada de una oleada de Rabia que le devolvió la fuerza para levantarse de la cama.

-¿Guille? -preguntó en tono quedo, dándose cuenta de que no le salía la voz. Carraspeó con fuerza-. ¡Gwilherm!

Y para sí, o quizás en voz alta -no estuvo segura- sólo se le ocurrió espetar un 'putos chupasangre'. O algo por el estilo.

 

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14/12/2017, 18:26
Gwilherm

Apareció por la habitación bastante rápido en cuanto lo llamaste por segunda vez. -¿Qué? ¿Qué?- se te quedó mirando extrañado, ladeó un poco el rostro y soltó una especie de bufido extraño mientras se acercaba a ti preocupado. Estaba allí, entero, seguía estando. Y tu aunque notabas el cuerpo apenas como un pañuelo de pesado también seguían los nervios pululando por tu estómago como si fuesen anguilas. 

Los colores de la habitación iban variando, lentamente, como objetos estelares o especiales, cargados con algún tipo de energía. También olías aun esos cítricos que no estaban allí, e incluso creías que podías ver mejor que antes. Estabas segura de estar observando una mota de polvo entre los dos, que bailaba con armonía y vida propia en el aire. 

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14/12/2017, 18:31
Lu

Se quedó mirando un punto indeterminado, como si allí hubiese algo de gran fascinación que había robado su atención plena. Era extraño, la clase de extraño que no terminaba de decidir si era buena o no, y que sólo podría descubrir cuando llegase la mañana. Olisqueó levemente; no recordaba una época en su vida donde los olores no hubiesen sido algo esencial. Eran naranjas y limones, como en la huerta.

-Tengo sed -se quejó tras casi medio minuto anonadada, arrastrando las sílabas sin querer-. Y huele a naranjas. Y estoy en esa escena de American Beauty, donde la bolsa baila sola en la cámara. Joder. Que follón. A saber qué cojones me han dado para estar flipando de esta manera.

Por eso era mala idea hacerse adicto a nada siendo garou. Tu propia constitución hacía que tuvieses que dejarte ambos riñones en cualquier cosa para que fuese medianamente efectivo.

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14/12/2017, 18:57
Gwilherm

Daba igual que la llamase, o que la cogiese de los hombros, que la zarandease un poco. No, ella estaba en otro mundo y ni se daba cuenta. Dijo que tenía sed, y no me extrañaba, había estado con la boca abierta un rato, incluso ya se le deslizaba la baba por donde no debía- vale...-meditativo, un gesto y la baba desapareció en su dorso- vamos a hacer una cosita- empezó a hablar mas lento, porque seguro que te costaría prestarle atención- tu te vuelves a sentar en la cama...y yo te traigo un vasito de agua del tiempo ¿vale?- era como si le hablase a un crío, igual. 

A ti lo que te fascinaba ahora era el brillo de cada maldito vello de Gwilherm ¿se vería en ti igual? - Ahora vengo- se dispuso a bajar abajo, rompiendo esa maravillosa obra de arte. Maldita sea! No se podía estar quieto?!

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14/12/2017, 19:13
Lu

Lu parpadeó con insistencia, apretando tanto los párpados que incluso con los ojos cerrados pudo llegar a ver pequeños destellos blanquecinos en aquella perpetua oscuridad. Después los abrió y la habitación entera tenía un extraño gusto metálico y dulzón que se había pegado a su lengua, como una cucharilla llena de azúcar glass. A algún nivel era consciente de que estaba drogada, de que nada de eso era real y que todo era una amalgama de sensaciones y olores y ruidos lejanos y quedos como el zumbido retrógado de la ciudad o los pasos livianos de Gwilherm en el piso inferior. Le dolía el cuello y las sábanas resultaban cálidas como el agua tibia, y se le ocurrió que la luz debía ser increíblemente hermosa reflejada en miles de burbujas de espuma de jabón. Tambaleándose, se fue hasta el baño donde abrió el grifo de la enorme bañera. Ya no recordaba que tenía sed, embelesada por el agradable y rítmico sonido de una cascada repiqueteando sobre la superficie pulida. Pensó en Barcelona, en el mar, en las olas rompiendo contra el muelle y las piedras y el gusto salado y lo pegajoso que era el salitre sobre el pelaje lobuno. Pensó que igual había sido feliz, como las naranjas y los limones, cuando todos eran cachorros que apenas conocían lo que era el pecado y, sin embargo, teniendo ya las manos más que manchadas de sangre. Y todos habían sangrado. Gwilherm, Aura, Julián... Ahora sólo eran recuerdos borrosos, olores familiares y sensaciones olvidadas, como lo mullidos que eran los rizos rubios de la Theurge, o aquel olor tan característico, como a barro y a viejo y a roble, con matices salados, que había sido su Ahroun. Ninguno de ellos estaba ya, y aunque la pena pareció una pesada losa, en cuanto Lu metió los pies en el agua todo eso se esfumó con la rapidez del humo.

Echó lo que pareció un litro de jabón en el agua, generando un manto infinito de reflejos diminutos, y maravillada por su coordinación, fue capaz de poner algo de música que resultó ser jazz. Jazz en una noche perdida en una ciudad cualquiera en el piso más alto de uno de los rascacielos pijos que los chupasangres habían construido. Y no pudo más que reirse, contemplando con las pupilas dilatabas, en la oscuridad brillante del baño, cómo la ciudad se extendía ajena a sus delirios e historias, tranquila e inquieta a un mismo tiempo, sin que a nadie le importara demasiado que Tatiana había muerto y que ella los iba a matar a todos. Algún día.

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15/12/2017, 22:20
Director

Notas de juego

Prólogo finalizado