Partida Rol por web

Un tremendo temblor hace que el mundo se tambalee. Mientras intentábais extraer de debajo de la criatura a Coogar una violenta onda de choque os hace desequilibraros y chocar unos contra otros acabando con Edward boca arriba y la fantasma encima de él cruzada. Por fortuna la pose no es demasiado indecorosa, y no será necesario eliminar a nadie mientras mantenga la boca cerrada.

Por suerte el impacto también a desplazado el enorme cadáver del xenomorfo, que ahora se apoya contra la pared más baja y ha dejado a la vista parcialmente el cuerpo de Coogar, el cuál, libre de opresiones respira con normalidad aún estando inconsciente. No hay más rastro de sangre que el dejado por la criatura, que ahora podría serviros para alcanzar más fácilmente la compuerta de salida. Claro que para alzanzar el control de apertura manual aún quedaría un metro estirando la mano una vez encima del xenomorfo.

En ese instante captas por el comunicador un mensaje abierto de onda corta con amplia distorsión. Tras el impacto del temblor, consigues entresacar algunos datos del mensaje:

- .... moved el culo!..*****..**. sur-sudeste......resistiendo en las barricadas, aún no...****.....mantenemos en el taller.....¿Los....Alpha....? Repartid leña, esos..... plasma indiscriminado chavalines...****...El..... Alpha.........las naves....traedlos aquí!.......***

La estática es insufrible, la transmisión tiene mala recepción dentro del centro de mando, por lo que la señal debe ser lejana y estar amortiguada. Tal vez con un receptor más potente fuera posible entablar comunicación e incluso responder, tal y como te informa la computadora integrada de tu armadura. Sin embargo la voz es claramente reconocible, y el tono jocoso entremezclado entre la estática y constante sonido de fondo correspondiente a un tiroteo a gran escala no deja lugar a más dudas: se trata del Sargento Troilo Razcjenko.

Se quedó unos segundos en silencio, estática hasta que tomó una decisión.

- Colono, ayúdame a sacar a Coogar de debajo del xenomorfo, aún le necesito con vida. Después tenemos muchas cosas por hacer. - Dijo con la voz gélida e inexpresiva tan propia de los Fantasma. No preguntó, no esperó opinión, simplemente ordenó al fin y al cabo él era un colono y ella una Fantasma... Sin duda la humildad no entraba en la apretada de entrenamiento Fantasma.

El civil mira con detenimiento a la fantasma por un instante, y asiente. Apartando a patadas y empujones los restos del enorme cadáver vermiforme y tirando de él hacia afuera liberan finalmente a Coogar. Examinándole más a fondo determináis que ha sufrido una contusión en la cabeza a causa de la caída del xenomorfo que le ha dejado inconsciente, pues por lo demás su aspecto está tan maltratado como antes y se le veía capaz de sobrevivir a ello.

Mientras hacen una pausa para ir recuperando el aliento varios golpes se escuchan a unos dos metros por encima:

- ¿QUIEN ANDA AHÍ? - Grita una voz, igualmente amortiguada por el grosor de la puerta. Un cuchicheo amortiguado y nuevamente varios golpes.

- ¿ALGUIEN ME ESCUCHA? - vuelve a gritar una voz de tinte conocido.

-¡EH! ¡SACADNOS DE AQUÍ!- Grito a todo pulmón, posiblemente a la mujer no le guste la idea, pero joder, necesitamos ayuda para salir de aquí. Ni siquiera sabemos si bajará alguna cosa más de estas.

- DE ACUERDO. A VER, LOS DE AHÍ ADENTRO. ¿QUIENES SOIS? OS SACARÉ DE AHÍ ENSEGUIDA.

Es la respuesta que recibe el grito del colono. Al parecer del otro lado de la compuerta hay alguien dispuesto a ofrecer su ayuda. No sabéis bien que hacer, pero esperáis que sea quien sea esté de vuestro lado, o al menos podáis emplear su ayuda mientras la necesitéis.

- Dí que estás con un herido, que sóis colonos... Aún sigo sin entender porqué el Coronel Huge os hizo venir, pero eso por ahroa puede esperar. No menciones mi presencia, no sabemos quienes son ni sus intenciones reales. - Susurró y descolgó de su espalda el enorme rifle en un fluido movimiento y se situó en una esquina, con una rodilla en tierra para fijar mejor el blanco, apuntando a la puerta. En el momento que esta comenzase a abrirse, se haría invisible.

- ¡SOY UN MINERO! ¡ESTOY ATRAPADO AQUÍ DENTRO CON UN HERIDO!¡AYUDA POR FAVOR!

Respondo a voz en grito, tal y como la Fantasma me sugiere. Espero que se trate de ayuda, ya hemos tenido muchos problemas. Sosteniendo a Coogar le dejo cerca de mí, empuñando la pistola de manera que quede oculta bajo su chaleco, de forma que parezca que le sujeto con ambas manos.

Toda precacución es poca.

Pasa un minuto, tal vez dos, en los que apenas podéis oir las voces al otro lado de la compuerta.

Y entonces un pesado chasquido metálico resuena, seguido por un sordo silbido neumático. Pero la puerta permanece cerrada en toda su extensión.

- BIEN, MINERO, LA PUERTA ESTÁ ABIERTA. AHORA SOLO DEBEMOS TIRAR Y ESTARÉIS LIBRES.- Os informa la voz al otro lado, que por su forma de hablar os resulta vagamente conocida.

Varios chirridos de rueda dentada se escuchan según veis que un diente inferior de la compuerta desciende hacia abajo a golpes. Con cada chasquido se acerca el encuentro con vuestros "salvadores".

La armadura de la fantasma se vuelve translúcida y finalmente desparece ella en cuestión de un segundo cuando por fin se detienen los movimientos de apertura. Desde abajo no se alcanza a ver más que un hueco metálico por el cabría un hombre agachado.