Partida Rol por web

Las hermanas reandaron el camino en dirección contraria sorteando, nuevamente esos grupos de gente, de operarios y trabajadores... Nuevamente os miraron confundidos algunos y otros os ignoraron al estar bien centrados en su trabajo; pero si que hubo una extraña sensación, de como quien te perfora la nuca con una mirada bien fija, pero en seguida surgió la voz de Irelia por el comunicador y cargada de estática...

- ¡Ha... c...ado! ¡Ha can...do! - otra gran carga de estática bloqueó parte del mensaje - ¡Se ll...ma... as! ¡Repito! ¡...as!

-¡Maldita sea Irelia repite el nombre!.-La voz de la sororita hizo un intento de alzarse por encima del bullicio y la estática, como si fuera posible que una comunicación reaccionara ante una orden. Inmediatamente, se dio la vuelta y comenzó a escudriñar los rostros de la gente. Esa sensación era familiar...y demasiado peligrosa. Pero como ella misma dijo antes, era como buscar una aguja en un pajar.

Reaccionando cual resorte  ante la conversación de Aurelia con  la novata sororita que tenían a su cargo, Eva desenfundo sus dos bolters y comenzó a escudriñar e lugar haciendo seguir sus armas a su mirada. Se fue acercando poco apoco a Aurelia hasta quedar espalda contra espalda, en un intento  fútil de evitar ser un blanco sencilla. En un débil susurro  anuncio a su compañera: 

- Será mejor que  nos dispongamos a recoger a nuestra subordinada, Hermana.-  frunció el ceño intentando   visualizar  un camino mas seguro:- Aquí no  le resultamos útiles al Emperador.-

Aurelia sintió la necesidad de dividirse, de efectuar una mitosis de si misma y dividirse en dos para poder cubrir mas terreno, pero no podía. Echó a correr hacia la sección de los escudos esperando acertar en su corazonada y encontrar allí al responsable antes de que otra nave resultara destruida. -Eva, vigila cualquier movimiento de los técnicos. Si intentan desconectar los escudos dispara y luego pregunta.-El corazón le latía al cien por cien.-¿Konrad me recibe?, necesito que haga de intermediario entre dos señales, le envío la banda de frecuencia.-La inquisidora me matará por esto.-Pensaba mientras no paraba de observar las manos y mecadendritas de los técnicos para ver que estaban tocando. 

Asintiendo a la orden de Aurelia, Eva martilleo sus bolters  y las alzó una vez mas sin dejar de  observar a los pocos operarios que se afanaban en mantener  operativas las enormes máquinas de la nave.

Con cara de pocos amigos  revisó toda la estancia  girando sobre sus talones, sin perder la posición cercana a la hermana Aurelia. Sus ojos negros lanzaban severas y  milimétricas miradas a los presentes intentando descubrir el mínimo detalle que le indicase cuando disparar.

Habíais perdido tiempo.

La voz del piloto sonó en respuesta a la petición de Aurelia, todo bastante rápido y eficiente... - Irelia esta como loca, no para de repetir el nombre de Vargas, dice que el operario cantó y dijo ese nombre, Vargas - y como si todo fuera magia, Aurelia no pudo evitar mirar a los hombres a ese hombre... "Vargas" ponía en su pecho...

Aquel hombre, ojeroso os sonrió, agitó la mano y dobló una esquina, lejos de vosotras.

¡VAMOS!-La voz de Aurelia atronó en el pasillo. Su mano alcanzó la empuñadura del bolter mientras corría en dirección a aquella esquina, donde se paró para asegurarse de que no la esperaba para dispararla a bocajarro mientras, confiada, le perseguía.

Como un resorte, Eva saltó  ala orden de Aurelia. Había visto como ese individuo se reía en sus caras y se había dado a la fuga, y no iba a consentirlo. Con sus dos bolteres agarrados con fuerza en ambas manos, la sororita giró la esquina por donde se había  escurrido el tal Vargas.

Con el rabillo del ojo se percató de que su compañera ralentizaba un poco su avance, temerosa de que le tendiesen una emboscada. Por suerte para Eva, era lo que esperaba de los viles servidores del caos. Así que giró la esquina a la misma velocidad y apunto los sendos bolters  al camino mientras prestaba atención a algún posible recoveco que sirviera de  parapeto...

Síguele Eva, intentaré rodearle o ver hacia donde se dirige.-Aurelia sacó los planos facilitados por el Adeptus de la otra nave y escudriñó la pantalla en busca de algún indicio que le dijera a donde se dirigía su presa...

Con un leve movimiento de cabeza asintiendo las ordenes de Aurelia, Eva salió como alma que lleva el diablo por el pasillo donde había visto por ultima vez escabullirse a Vargas. Todavía con sus dos bolters en la mano, la sororita parecía sonreír y disfrutar del  éxtasis de la caza. En pocos segundos desapareció del angulo visual de Aurelia....

Girando el pasillo ves a Vargas por la mitad del mismo corriendo sin parar...

Dos secciones más hacía babor (unos cuatrocientos metros) están las cápsulas de escape.

-Oh no, otra vez no.-Tras ver en los planos y la posible situación en la que se hallaban, corrió hacia uno de los comunicadores empotrados en la pared que daban acceso a todas las líneas de la nave, manteniéndola en constante comunicación.
-Puente de mando, les habla la hermana superiora Aurelia Sanctum Cordis de la santa inquisición, desactiven inmediatamente todas las cápsulas de escape de babor de las secciones correspondientes a la sala del generador de escudo, repito; Desactiven todas las cápsulas de escape de babor de las secciones del generador de escudo, posible contaminación xénica.-

No sabía si la responderían o simplemente la harían caso y desactivarían las cápsulas de escape, pero no se quedó para averiguarlo. Esperaba que la "posible contaminación xénica" fuera motivo suficiente para que desactivaran las capsulas y preguntaran después, amén de, si el capitán era un tipo precavido, mandar un par de patrullas de guardia como apoyo. 
Si se hubiera saboteado el generador Geller del mismo modo que en la Callisto, a esta nave le quedaba poco de vida y solo había un tipo que sabía como impedirlo. Aurelia corrió con todas sus fuerzas siguiendo la estela de la hermana Eva. Si el hereje decía donde había puesto las cargas explosivas, los soldados de la guardia podían ayudar a encontrarlas.
Aurelia elevó una pequeña plegaria para que el emperador las ayudase y no muriera mas gente leal.

Por increíble que parezca, aquel hombre corría más veloz que Eva. Giró otra esquina y siguió corriendo sin parar... Eva le estaba dando alcance, pero se mantenía la distancia...

Un fuerte golpe sacudió la nave... algunas alarmas saltaron pero parecía que no eran daños graves