Partida Rol por web

- ¿Mamones? Lo que son es gilipollas si pretenden asustar a alguien pintándose la cara así.- se carcajeó.

Con un solo vistazo intentó abarcar todo el panorama que bajo él había. La situación era seria, y sin duda no habían ido a allí para enseñarles sus nuevas motos, pues de ser así deberían ser unas de las que sentirse orgullosos. Su vida en ese momento no le importaba, es más, seguramente no fuese del todo consciente de que realmente peligraba por esa actitud chulesca, orgullosa, que ya había interiorizado y que de no haber desarrollado seguramente hace tiempo hubiese sido engullido por el mundo cainita e impío en el que ahora vivía la humanidad. Su mayor preocupación eran los enfermos a los que debían sacar de allí.

Debían actuar ya y poner fin a ese cerco fuese como fuese, y lo antes posible.

- Sarah, ¿ves esos dos coches parados? Allí.- señaló con cierta discreción temiendo que precisamente desde los coches observasen qué era lo que hacían. -Manda a "1" y a "2" al de la derecha, y a "3" y a "4" al de la izquierda. Si la cosa se pone fea que se encarguen de todos los que vayan dentro y cuando terminen que vayan a por lo imbéciles de las motos. Que tengan cuidado, más vale que no les vean.- aquello seguramente fuese lo más difícil y por ello había intentado elegir a aquellos que creía más capaces de llegar hasta los coches sin ser detectados. - Cuando termines avisa a 5 y reuníos los dos conmigo abajo.- añadió completamente seguro de las órdenes que daba. - Si han venido a dar por culo van a ser ellos los que van a salir mal parados.

Los acontecimientos se estaban desarrollando demasiado deprisa, como si algún factor exterior estuviera influyendo en ellos. Tenía a una posible enfermedad de diseño, una enfermedad a la cual habían llevado al Gimnasio para potenciar sus cualidades y menguar sus puntos débiles, por alguna extraña circunstancia estos nómadas se habían visto infectados por ella ¿Casualidad o por el contrario un acto deliberado? Habían demasiados semejanzas con una gripe normal que de bien seguro que alguien menos cualificado pudiera haberlas confundido, pero al mismo tiempo eran demasiado diferentes.

Los nómadas habían reaccionado con nerviosismo y experimentada práctica ante el ruido de los motores trucados que se oían en el exterior  le indicaban que estaban dando vueltas alrededor del almacén. Parecía que estaban buscando un punto débil en la estructura, algo de lo que poder aprovecharse. Leonard parecía sobrepasado por las  circunstancias, su lenguaje corporal y sus palabras no pasaron desapercibidas para ella, era evidente que carecía de la experiencia necesaria para enfrentarse a un asunto como este, por suerte había dado el visto bueno para que le prepararan el vehículo que ella necesitaba para hacer el traslado.

Echó observó como Benjamín estaba sacando los asientos para poder meter a Jane en el vehículo, el chico iba demasiado despacio para el gusto de Eiren. Las cosas pronto se iban a calentar, y preferiría que Jane estuviera lejos de este lugar cuando eso sucediese, el chico parecía nervioso ante su presencia allí.- debería concentrarse en la labor que tiene entre manos en lugar de dispersarse. Esta gente esta en un grave apuro, no creo que estén preparados para enfrentarse a un problema real, solo espero que esos tipos de fuera no sean tan duros como me temo. –Se preguntó mientras observaba como el caos parecía imperar a su alrededor.

Observó como Leo subía deprisa al piso superior, supuso que para pedir ayuda, mientras, una loca parecía disfrutar con la situación.

-          Alguien reconoce a esos tipos? Quizás lleven algún en sus ropas algún tipo de identificativo y también deberíamos saber que intenciones tienen. Tengo que sacar de aquí a Jane lo antes posible.

Quizás no les gustase que se metiese en esto, pero lo que quizás no tenían en cuenta es que ya estaba metida en esto y no iba a dejar la piel, ni dejar que la perdiese su paciente sin hacer algo al respecto.

-          Para saber que quieren quizás alguien debería hablar con ellos

Upper Marina, 13:10 (almacén de Roy)

El recuento en el exterior era de 5 motos con un total de 8 ocupantes, a parte de los dos coches que se mantenían a cierta distancia de la puerta principal. El problema de indetificar a las pandillas era simple: se multiplicaban como las moscas y morían con la misma rapidez. Unas cuantas de ellas se mantenía en la brecha a golpe de violencia, o de un líder con algo de materia gris en la cabeza. No estaba claro qué tipo de grupo era aquel, por eso las precauciones debían ser altas. Una nueva banda podía llegar a ser tan peligrosa como una experimentada, más que nada porque la ignorancia y el ímpetu no eran buenos consejeros.

Las ideas de Eiren se quedaron en el aire esperando que alguien las recogiera, lamentablemente todos iban de un lado a otro con demasiada prisa para transmitirlas. Ni siquiera la desvalida Jane era consciente de ellas debido a su extremo estado. Por lo que la doctora intuía, o más bien había visto, los cabecillas de la familia Nómada se encontraban en unos cuartos de la planta superior. Lo más probable es que estuvieran buscando alguna solución al problema.

Sarah movió la cabeza haciéndote ver que había entendido tus órdenes, sólo esperabas que se movieran con la mayor celeridad posible. Estábais armados, érais bastantes, además de estar a cubierto. El número en el exterior era inferior, de momento, y ese era el problema. "Desconocer datos del enemigo era un handicap en cada batalla", había repitido en alguna ocasión Tolstoi. Hablando de él... ¿dónde estaría?¿estaba haciendo algo al respecto? Seguro que sí, pero no sabías el qué. Una ojeada enderedor te dio la ubicación de una pequeña sala donde se reunía un grupo. Allí estaban los hombres y mujeres más destacados de tu familia.

Con una amplia sonrisa de satisfacción Benjamín tiró a un lado el asiento trasero que estaba desmontando. Sacó además algunas cosas más y las dejó a un lado también. Ahora sólo quedaba acomodar a Jane en la parte trasera para cuando fuera el momento adecuado de abandonar el almacén.

- Ya está -dijo el joven a la doctora- ¿Y ahora?

Tolstoi hizo una seña a Leo para que se acercara. Tenía colgado al cuello unos binoculares a los cuales seguro que les había echado mano para observar la situación.

- Pasa hijo -dijo con su característico acento- No está tan mal como parece.

A través de la ventana se podía ver perfectamente a los dos coches aparcados en el exterior, a la par que las motos dando vueltas alrededor del lugar. Un momento después un joven salió de uno de los coches, se sentó en el capó y ondeó un trapo blanco con hastío. Había dejado de llover, motivo por el cual salió del coche. No se sabía cuando la lluvia volvería a apoderarse de las calles, pero ahora resultaban un campo libre para ambos grupos.

- Es un riesgo... -comenzó a decir el cabecilla- Podría salir un coche con blindaje que se mueva rápido, y apostar unos cuantos hombres aquí arriba para cubrirte, Leo. Te ha tocado -afirmó con una sonrisa- Mira a ver qué quieren esos imbéciles. Llévate a dos contigo.

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Eireen podía entender que los nómadas tuvieran problemas, lo cual les había obligado a priorizar, pero a ojos de ella le pareció que estaban desconcertados.  Los hombres y mujeres corrían de un lado a otro sin que pareciera tener un orden o explicación salvo el miedo.
Eireen observo a algunos de los hombres y mujeres, y en sus caras se veía una especie de sonrisa, o quizás fuese su mirada, que no le gustaba. Esa gente no traerían nada bueno.
se contuvo de ladrar las órdenes, respiró hondo un par de veces y volvió a repetirlas, pero no pareció que la cosa hubiese servido para nada .- ¿ Es que acaso nadie se daba cuenta de la importancia de sacarlos de aquí? .- Se preguntó

Cuando Sarah movió la cabeza para hacerle entender a la doctora que la había entendido, Eireen respiró más aliviada, echo otro vistazo esperando que se dieran más prisa. No pudo evitar fijarse en las cinco motos y los dos coches que habían provocado este desconcierto, parecía que la lluvia había dejado de caer, no sabia si eso era bueno o era malo.
Cuando el joven Benjamín la interrumpió. - Ya está -dijo el joven a la doctora- ¿Y ahora?.-  Recibió la noticia con alegría.-Por fin.

Ayudame a ponerla con cuidado en el vehiculo.- Le dijo al chico
Mientras ayudaba a poner a Jane en la parte trasera, echo un vistazo a la pequeña sala donde se habían reunido un grupo de hombres y mujeres. Eireen dedujo que debía tratarse de algún tipo de consejo o algo similar y que debían estar meditando una acción a tomar, asi que cuando poco después decidieron que Leo saliera fuera, no le sorprendió.- Solo espero que ese chico no provoque la muerte de todos, es demasiado nervioso e impulsivo

Upper Marina, 13:50 (almacén de Roy)

Por mucho que quisieras salir del lugar tenías el destino en mano de los Nómadas. La realidad es que fuera había problemas, y aunque parecían estar capaces de enfrentarse a ellos la moneda podía caer del lado no deseado. Por desgracia para ti, o más bien para la paciente, hasta pasado media hora no se disipó el problema.

Las sirenas de varios coches alertó a los merodeadores, y era sorprendente que la seguridad (privada o no) saliese al encuentro. Pensando un poco más sobre ello no era de extrañar: la zona estaba llena de almacenes que, posiblemente, tuvieran contratado seguridad privada. Lo complicado de enfrentarse a la nueva policía no era en sí su autoridad, era lo bien o mal equipado que estaban. No se andaban con chiquitas: disparaban primero y preguntaban después.

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Upper Marina, 13:55 (almacén de Roy)

El hombretón bajó por las escaleras organizándolo todo a su alrededor. Era evidente su don de mandos, y estaba claro que a su alrededor se movían por respeto y no miedo. Pareció reparar el la doctora en un momento dado y se dirigió hacia ella.

Sus pasos eran calmados, y hasta graciosos por su forma de caminar con aquella panza. Era algo así como… ¿Santa Claus? Puede, si es que ese mítico personaje fuera repartiendo los regalos con una Sternmeyer 35.

- Señorita, prepárese para salir –te dijo con acento ruso- Le acompañarán cuatro de mis hombres.

Aunque su acento era marcadamente ruso sus gramática era perfecta, tanto o mejor que un nativo. Era posible que aquel hombre se hubiera negado a dejar de lado sus raíces.

Eiren, respiro lenta y pausadamente, una ligera sonrisa se asoma tímida en su cara, parece contenta . Dirigió una mirada hacia Alexei que en esos momentos bajaba por las escaleras . Eiren estudió los movimientos de ese hombre, asi como la reacción de los presentes hacia el,  lo observaba con esa mirada que solo los médicos y científicos poseían, le estaba estudiando, se dio cuenta del respeto que sentían todos por el, sintió admiración por ese hombre, y como si  en ese momento el le hubiera leído la mente, Alexei reparó en ella

Cita:

Upper Marina, 14:05-14:40 (Night City)

Diez minutos después un pequeño convoy compuesto por el coche adaptado y dos motos salieron de Upper Marina. Hasta los límites del Distrito fueron acompañados por dos coches más por si aquella pandilla surgía de un rincón, pero todo estaba en calma. Como había prometido el Patriarca de la Familia Nómada cuatro de sus hombres irían con la Doctora hasta la Clínica, incluyendo Leo, que al parecer no era un simple mandado.

Eiren observó al atractivo copiloto que se llamaba Dieter. Tenía la piel bronceada, era alto y delgado con el pelo y la chiva bien recortados. Las motos estaban conducidas por mujeres, de las que no sabías su nombre. Una de ellas tenía la cabeza afeitada y llevaba los ojos muy destacados por una franja de maquillaje azul y labios negros. La otra mujer tenía el pelo oscuro, no demasiado corto, de mirada tan afilada como su belleza.

La ciudad bullía por doquier, ya que Night City tenía muchas horas punta al día. De hecho, para un extraño, el movimiento de coches y personas resultaba abrumador. Sin problema alguno el pequeño convoy llegó a la clínica. En el exterior un AV (coche aéreo) se encontraba aparcado custodiado por un tipo que olía a problemas, siempre y cuando se te ocurriera acercarte al coche.

Leo aparcó cerca, lo más cerca de la entrada. De inmediato las motos flanquearon el coche y las moteras estuvieron alerta al “guardaespalda”. Por lo visto, éste último, había avisado a alguien que salía del interior de la Clínica para echar un vistazo. Rose, un amigo de “Gusano” salió tras él.

- Venga, entrad, son sólo unos putos cabrones –dijo el irlandés pelirrojo y obeso, mientras tenía una recortada en la mano.

Una vez dentro, no sin cierta desconfianza, los gritos de “Gusano” se escucharon desde su estudio privado. Estaba cabreado, bastante, y no se cortaba en un pelo a la hora de insultar a alguien que estaba con él dentro. En el pasillo, a la vista, había otro hombre de apariencia peligrosa.

Eiren se subió al vehículo acondicionado de forma momentánea como ambulancia. El vehículo no era nuevo, ni demasiado cómodo y hacía olor a tabaco y a algo más que no podía reconocer. Se ajustó el viejo cinturón de seguridad, pero no dejaba de prestarle un ojo a la enferma, no iba a permitir que condujeran como locos.

Cuando el conductor se puso al volante del vehículo Eiren le lanzó una mirada .- Será mejor que conduzcas con cuidado, su estado es delicado.- Pensó en añadir algo más pero al final cambió de opinión y se calló.

Dio gracias ser una chica y que su visión le permitiera escanear al piloto sin que el se pudiera dar cuenta, observó su  piel bronceada, su pelo y barba bien cuidados…  No dijo nada más, se giro hacia las moteras que harían las veces de escolta . Era claro que eran mujeres duras, curtidas en el duro terreno de la calle, su mente se perdió en sus propios pensamientos y no fue hasta que el coche arrancó, que el ruido del motor la devolvió al mundo real.

El viaje se le pasó rápido, ya que la chica requirió un par de veces su atención y eso la mantuvo entretenida. No supo lo tensa y cansada que estaba hasta que reconoció las calles cercanas a la clínica, momento en el cual se sintió revivir.

 Un.- Mierda.- se escapó de sus labios al ver que aparcado delante de la clínica había un AV. Eiren observo al tipo que había junto al mismo y no le gustó, era de los tipos que iban acompañados de problemas, por un segundo un escalofrío le recorrió la espalda y sintió miedo.

Tragó saliva, salió del coche no sin antes dar las ordenes oportunas e indicarles como debían sacarla y transportarla al interior de la clínica, luego de haberles indicado, ella entró en la misma .

Eyy, Gusano, ya estoy aquí.- Normalmente hubiera añadido los detalles de lo que iba a hacer acontinuación, pero después de ver a ese gorila fuera, la cosa no le gustó  y pensó en tener cuidado y no decir mas de la cuenta

North Side, 14:45 (Clínica Gusano)

A la entrada llegó Cheung, el anestesista y enfermero ocasional. Hoy le tocaba el turno de mediodía, y siempre se quejaba de lo pesado que eran esas horas. Más de una vez os contaba los beneficio de “la siesta”, una tradición que mantenía gracias a su novia Elvira. Gusano sabía de esos beneficios, pero también le dejaba claro que podía dormir en la puerta del paro.

- Vale, ¿qué tenemos “Dedos”? –preguntó como si no escuchara el inusual griterío de Gusano.

Mientras llevabais a Jane a la única habitación la puerta del estudio se abrió y, sujetándola estaba un enfurecido Gusano. Lo habías visto cabreado muchas veces, incontables dirías, pero ahora… Ahora estaba distinto, ahora parecía que el Diablo había aparecido ante él recordándole que le pertenecía.

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Mientras llevabais a Jane a la única habitación la puerta del estudio se abrió y, sujetándola estaba un enfurecido Gusano. Lo habías visto cabreado muchas veces, incontables dirías, pero ahora… Ahora estaba distinto, ahora parecía que el Diablo había aparecido ante él recordándole que le pertenecía.

- Te debo diez veces mi vida, pero ahora no quiero saber de ti –dijo más sereno, pero con el brillo de la ira en sus ojos- Elegí mi camino, y tú el tuyo. Lárgate.

Del estudio salió un tipo alto, delgado y bien vestido que ofrecía el atractivo de la mediana edad. Era un mar en calma frente al tempestuoso estado de tu socio, pero algo en él, tal vez la confianza del que sabe muchas cosas, os decía que no había perdido en aquella batalla.

- Sabes como localizarme, aunque sea para tomar un café, viejo amigo.

Obtuvo silencio por respuesta y se encaminó, junto a su guardaespaldas, hacia la salida.

- Señorita Dash –saludó brevemente al pasar a tu lado y, tras mirar a Jane, se giró hacia su viejo amigo- Trágate tu orgullo.

Salió definitivamente de la clínica y el característico sonido de los motores del AV os dijeron que se había marchado.

North Side, 11:46 (Clínica Gusano)

Observó como se marchaba el hombre y, vuelta a la rutina, su humor pareció cambiar.

- ¿Me ha salido una verija en la cara? ¡Cheung, muévete! Dedos, tenemos que hablar…

No, había cambiado su humor, o al menos no como se esperaba. Había algo, algo distante y lejano, algo tan profundo como una vieja historia.

- Vosotros... -se dirigió al grupo de Nómadas- ahí con las manitas quietas.

Esperó en el umbral de su modesto hogar y echó una última ojeada, casi amenazadora, a los que se quedaban al otro lado de la puerta. Cuando entró Eiren la cerró.

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Eiren se quedó flipada ante la reacción de gusano ¿ por que estaba tan cabreado? ¿ Quien era ese tipo, que además la conocía? Eiren observo al trajeado, miro sus movimientos, y estos enviaban el mensaje de se lo que me hago, yo tengo el poder, estoy tranquilo; asi mismo no solo llevaba un buen traje, si no que cuidaba su aspecto y sabía comportarse.

Cita:

Eiren alargó su mano a modo de saludo o de despedida y esperando que el le dijera su nombre  -¿Nos conocemos, señor…?

Se preguntó que clase de favor le había pedido a Gusano para que este e hubiera cabreado tanto. Eiren que ya empezaba a conocerle bien, hubiera dicho que más bien estaba cabreado consigo mismo por tener algún tipo de deuda con el, por haberle salvado la vida, y ahora ese tipo había venido a cobrarse la deuda. Que era tan importante como para venir a cobrarse una deuda de vida? A Eiren no le hubiera gustado estar en la piel de gusano, había visto a demasiados tipos como ese y no le gustaban. – Ya sabía yo que la cosa no iría bien, lo supe tan pronto como veí ese vehículo aparcado ahí fuera

Tenía la extraña sensación de que alguien estaba moviendo unos hilos invisibles, como un titiritero ejerciendo su profesión en la sombra, alejado de la vista de todos, unos hilos que la estaban  involucrando en algo que desconocía y que empezaba a tener el presentimiento de que la cosa no iba a quedarse ahí- Me van a implicar más.- Pensó para si

North Side, 11: 47 (Clínica Gusano)

Eiren preguntó al hombre extrañada, o más bien motivada por el hecho de que supiera de su verdadera identidad.

- Ahora nos conocemos –sonrió levemente y se marchó definitivamente.

La respuesta del desconocido fue simple, pero ambigua. Si querías sacarle más información, si querías darle el alto y que te lo explicara mejor sólo tenías que hacer una cosa: pasar por alto al enojado Gusano. Aquella no era una alternativa, era la única vía. Desististe de aquel trajeado tipo y fuiste a charlar con tu socio.

- Siéntate –señaló una silla- ¿Quieres algo?

Mientras te preguntaba sacaba de su pequeña nevera una cerveza.

- Vale chiquita, eres mi socia así que tenemos que hablar –se apoyó en la pared- Ese pendejo es el Diablo, bueno, no del todo… -su mirada se perdió durante unos segundos, como si estuviera recordando viejas experiencias- El muy webón sabe que estamos faltos de  materiales, de dinero. Y es verdad.

Lo era. Era cierto que había más cosas rotas en la clínica que las que funcionaban. Lo peor era que pese a los contactos aquellos aparatos valían pequeñas fortunas.

- Por lo visto quiere que le ayude con una valona suya, algo sobre encontrar a una madre y su hijo. La mujer trabaja para su Compañía y parece alguien de importancia para que ese pelón emperchado se mueva personalmente –dio un trago a la cerveza- Podría pasar dos kilos de mierda de ese pelón, pero me tiene cogido por las pelotas: puede ayudarnos con la gente de Tostoi. Además, nos ofrece analizadores nuevos y una Terminal avanzada de Diagnóstico…

Te miraba con más calma, como si aquella cerveza estuviera aplacando su ira.

- Se llama Díaz, estaba en el mismo cuerpo de élite con Tolstoi. Se dice muchas cosas sobre ellos, pero nadie sabe si es cierto. No creo en las putas coincidencias, pero ésta es la rehostia.

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Maldijo en silencio a los trajeados. Desde que había visto el vehículo ahí fuera sabía que iba a tener problemas. Los problemas iban unidos a esos tipos como las moscas a la mierda. Miró a gusano, que pese haberse calmado un poco estaba claro que no le gustaba ese asunto.

Es cierto que ese nuevo equipo nos vendía de perlas, pero mi experiencia me dice que esos tipos solo traen problema, pero eso ya lo sabes, así como lo mucho que necesitamos ese equipo.

¿hasta que punto nos puede traer problemas este asunto?-Esta pregunta había sido formulada al aire y sin esperar continuó

Sabes algo más de esa mujer,  la que habría que encontrar? Si ese Diaz ofrece tanto es por que es un asunto sucio y que además no quiere que se sepa nada ¿ tu que opinas?

North Side, 11:48 (clínica Gusano)

Sin duda estaba preocupado, pero tal vez por recibir de forma inesperada una visita que no quería tener. Tú sabías el precio que pagaban todos los que se arriesgaban en la ciudad, porque quien algo quería algo le costaba.

- Claro que es una valona del nabo. De eso estoy seguro, pero no sé hasta donde nos llegará la mierda –aseguró- Tendría que hablar de nuevo con él –se quedó meditando unos instantes- Lo que ofrece no es demasiado teniendo en cuenta que esas máquinas las saca como si nada. Chinga para una Corporación Médica, Tallon Pharma.

Tiró la lata, ya vacía, a la basura. Después sacó un bote de comida, con aspecto sospechoso, y lo abrió para comérselo. Tal cual, en frío, le hincó el tenedor y se lo llevó a la boca.

- Me asegura que sólo serán un par de días. Espera que no sea nada grave, pero necesita un médico para que vaya con su equipo –dijo más calmado- La vieja esa estaba con su chamaco, y el chavo necesita atención médica. Cuando lo encuentren tienen que asegurarse de que está bien –comentó lo poco que sabía- Me dio a entender que hay un pedo entre su Corporación y otra, que puede que los secuestraran pero no está claro.

Terminó la lata, que al parecer le supo a poco, y la dejó a un lado.

- No va a ser fácil, pero tampoco creo que me meta en una encerrona.

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Eres perro viejo.- No había dicho eso con intención de halagarlo, si no con único fin de decir en voz alta algo que era obvio y que ambos sabían  - Renegocia el precio hasta donde creas conveniente. Si nos metemos en esta mierda al menos sacar un precio justo

Observo como se llevaba esa cosa llena de conservantes tipo E y otras mierdas por el estilo y movió la cabeza de forma negativa, había sido una reacción inconsciente, sabía que ese tipo de dieta no era nada sana, y que de seguir ingiriendo esa basura acabaría mal.

Cuando vuelvas a hablar con el sácale toda la información que puedas, me gustaría saber en que nos vamos a meter.

Las corporaciones no son moco de pavo y no se andan con chiquitas. Matarían a sus madres por sacar algunos créditos mas.- Hablaba como aquel que sabe perfectamente de que va el tema.

Sopló al acabar esa frase.

Pensó que el destino tenía un humor muy negro y particular.

Parece que me va a tocar bailar de nuevo con el más feo. –No pudo evitar una mueca de desagrado. Siempre había sido una chica muy expresiva

Había aprendido que la mejor forma para llevar mejor esos tragos era centrarse en lo que tenía que hacer, así que volvió a pensar en el niño. ¿Te ha dicho que le pasa al niño o por que necesita atención médica? Estaría bien saber con que nos podemos encontrar

North Side, 11:50 (clínica de Gusano)

Si esperabas una reacción al llamarlo “perro viejo” no fue así. Estaba claro que estaba acostumbrado a eso y cosas peores, aunque en absoluto era tu intención. Pareció cavilar tus palabras cuando hablaste de renegociar, pero no estaba demasiado convencido. Entre bocados te dijo:

- No creo que podamos sacarle más a ese pendejo, pero intentaré algo –hizo una larga pausa- Joder, ese cabrón no me ha dicho nada más del chavo. Como siempre hace bien su trabajo, en eso es el mejor que he visto. Hasta Tolstoi lo decía.

Gusano se tocó la perilla unos segundos, como intentando recordar algo.

- Sabes, ahora que lo pienso nunca supe qué carajo hacía. Ni el gordo quiere comentarme nada, como si le hubieran cortado la lengua. Creo que hacían cosas muy feas... Bueno, a lo nuestro. Ocúpate de la tipa nómada. A ver que mierda tiene.

Acto seguido fue al baño, se cerró la puerta tras él y saliste del estudio.

- ¿Qué mosca le ha picado? –preguntó Cheung al verte. Como no esperaba que le respondieras prosiguió- He sacado algunas muestras extras ahmmm… Jane –dijo tras mirar el informe preliminar- Rochie la está desvistiendo. ¿Y ahora?