Una en punto del mediodía en la Plaza Central del Distrito 2 de Panem.
La Plaza del Distrito 2 está rodeada de un bonito parque, pero hoy, Día de Cosecha, está vallado de tal forma que todo el mundo ha de entrar en la zona que queda frente al escenario que, un año más, han colocado allí entre banderitas de colores y cámaras de televisión.
La gente entra charlando y ficha. A vosotros dos os conducen a las áreas delimitadas con cuerdas y divididas por edades, con los mayores delante y los jóvenes por detrás.
Vuestros familiares se ponen en fila alrededor del perímetro... esperando lo peor.
En el centro del escenario hay 3 sillas, en una de ellas muy serio está el alcalde del Distrito, en otra está la presentadora del evento recién llegada del Capitolio y en la tercera está la última ganadora de los Juegos de ese Distrito, Aroa.
Cuando el reloj de la iglesia tras el escenario marca las dos, el alcalde se sube al podio y se acerca al micrófono. Empieza a leer el mismo discurso de años anteriores que ya conoceis: habla de la creación de Panem, enumera la lista de desastres cuyo resultado fue un espléndido Capitolio rodeado por 6 Distritos. Habla también de los Días Oscuros, la rebelión de los distritos contra el Capitolio, lo que nos dio unas nuevas leyes y "El Tratado de Traición". Como recordatorio anual de que los Días Oscuros no deban repetirse surgieron los Juegos del Hambre.
Termina su discurso con la mítica frase:
- Es el momento de arrepentirse, y también de dar gracias.
Subo hasta la sección que me corresponde inquieta, asomándome de vez en cuando entre las espaldas más anchas y corpulentas de mis compañeras mayores para distinguir a mi hermanita entre el público. Creo que apenas se entera de nada de lo que pasa, por suerte, y debe de ser la única vez al año que mi abuela se digna a cogerla de la mano y prestarle un poco de atención. Bueno, creo que en navidad le dio un abrazo... aunque tampoco recuerdo muy bien de qué año.
Me sacudo un poco el vestido y me revuelvo las manos, llevándolas hasta algunas de mis trenzas para después volver al vestido. Estoy cómo un flan, el Día de la Cosecha siempre me encoge el estómago. Por suerte nunca he tenido que pedir teselas, a pesar del trato de mis abuelos nunca me ha faltado de nada. Al menos nada básico para mi supervivencia... así que hay pocas posibilidades de que me toque a mí. ¡Claro que sí!
Entonces miro alrededor y compruebo que casi todos los presentes van muy bien peinados y vestidos. Estamos en el Distrito 2, no es como si fuera el 6... aquí casi todos tenemos pocas papeletas y de hecho alguna vez incluso se presentan Profesionales, aunque este año no he oído nada al respecto, por desgracia. Supongo que soy un poco egoísta por pensar así, los profesionales no suelen ser de mi gusto... pero eliminan de forma automática el sorteo. A fin de cuentas sí tienen algo bueno.
Empiezo a mordisquearme las uñas y frunzo un poco el ceño ante la última frase del alcalde. ¡Dar gracias! Debe ser una especie de broma retorcida...
Michael llegó a la plaza del distrito de los últimos. Vestía más o menos de la misma manera que todos los días con la diferencia de que su ropa estaba más limpia de lo habitual y no llevaba el pelo tan desaliñado. Su madre se había empeñado en que se arreglara para los juegos, y aunque a Michael no le hacía ilusión ninguna, no era capaz de decirle que no a su madre en momentos así. De todas formas, incluso con sus "mejores galas" no era ni mucho menos de los mejores vestido, sino más bien todo lo contrario. Era la pega de estar en un buen distrito pero ser uno de los desfavorecidos. Su cara que dejaba bastante claro su mal humor. Sin hablar con nadie y refunfuñando por lo bajo se colocó en su sitio esperando a que comenzara aquella parodia de concurso.
La verdad es que no sabía que pensar. Por un lado quería ser uno de los escogidos, para poder demostrar a todos lo que era capaz de hacer un miembro poco favorecido de uno de los mejores distritos. Eso sería un golpe para la moral de los ricachones del Capitolio. Pero por otro lado no quería ni pensar en participar en esa especie de juego. Así que aunque no lo admitiera de ninguna de las maneras en realidad estaba bastante nervioso. De vez en cuando lanzaba miradas a su alrededor para ver a todos los presentes en general, aunque más que para poder ver a conocidos lo hacía porque no podía estarse quieto del todo.
Je! Gracias por todo...Tiene narices la cosa...
La presentadora de los Juegos se levanta rápidamente en cuanto el alcalde suelta el micrófono y se acerca sonriendo y mirando a alguna cámara. Se detiene ante el micrófono, saluda con la mano a todos los presentes y exclama con energía:
- ¡¡Felices Juegos del Hambre!! ¡Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte!
Y, sin más miramientos, se acerca micrófono en mano a la urna de cristal con los nombres de las chicas mientras dice lo de siempre:
- ¡Las damas primero!
Mete la mano en la urna hasta el fondo y saca un trozo de papel. Vuelve al podio, desenrosca el trozo de papel y lee el nombre con voz alta y clara...
- Kelia Reaser
Cuando escucho el nombre no puedo dar crédito a mis oídos a pesar de haberlo pronunciado con tanta claridad. Me quedo tan pálida como una pared de yeso y de repente me siento algo mareada, aferrándome a la amplia falda que hondea entorno a mis piernas como si así pudiera evitar caerme o algo parecido pero ahí sigo, plantada como un árbol.
La presentadora repite mi nombre y entonces una de mis compañeras me da un "amable" codazo para hacerme reaccionar. Se me clava en las costillas y soy consciente de lo poco resistente que soy a cualquier tipo de golpe, ¡no tengo posibilidades!
Empiezo a caminar hacia el escenario casi como un robot, de forma algo torpe, hasta detenerme junto a la presentadora, a la cuál miro con pánico antes de hacerlo a la multitud de gente que nos está mirando.
Trago saliva con un nudo en la garganta pero aún así me esfuerzo al máximo y esbozo una tímida sonrisa mientras suelto la tela de mi vestido. Si encima no causo un poco de buena impresión estoy acabada por completo.
Si, si felices juegos bla bla bla...mucha suerte ble ble ble...Pandilla de hipócritas...
Michael escuchaba el discursito de todos los años desde su posición mientras se dedicaba a burlarse de él, mentalmente, claro está. Ya había estado en unas cuantas ceremonias de la cosecha, y siempre resultaba ser el mismo rollo. Él siempre hacía los mismo. llegaba, se ponía en su sitio, esperaba con el semblante serio y se marchaba de allí sin hablar con nadie. La ceremonia le ponía de mal humor y en ese estado era mejor no abrir la boca y buscarse problemas. Pasara lo que pasara él mantenía su expresión que en parte era casi igual a la de los demás candidatos.
Sin embargo en esta ceremonia hubo algo que cambió la historia. Al principio no se dió cuenta de ese detalle pero al concentrarse lo descubrió. Era el nombre de la chica que había sido seleccionada por las papeletas: Kelia Reaser. La conocía, de hecho había ido a su casa varias veces para llevar material. Incluso, si no recordaba mal, la libró de un par de matonas pesadas, por lo que ella de vez en cuando lo invitaba a comer algo que ni mucho menos se habría podido permitir. De repente se sintió frustrado y preocupado por esa chica. Si era una enclenque. Una chiquilla de buena familia nada acostumbrada a las trifulcas. ¡No duraría ni dos segundos en los juegos!. Entonces se cabreó más de lo normal. Estaba deseando que terminara todo para volver a casa.
Joder pobre niña. No va a durar mucho...pero ¿cómo es posible?...seguro que su nombre apenas estará unas 3 veces...Mira que es mala suerte...
- ¡Vaya, vaya! ¡Qué guapa jovencita tenemos este año! De 14 años nada menos. -dice mientras rodea a la pobre muchacha que se ha quedado allí, inmóvil pero semi-sonriente, una vez ha subido al escenario.- Muy bien, veamos si hay suerte... ¿Alguna voluntaria?
Solo un silencio aterrador invade la plaza y se puede incluso escuchar el piar y batir las alas de algunos pájaros del parque de al lado.
Tras esperar el tiempo conveniente, Myu se vuelve hacia una de las cámaras del escenario y luego, señalando con la mirada a Kelia, dice: - Parece que este año nadie se va a mojar por tí, es una pena. Démosle un fuerte aplauso a Kelia y... ahora... -hace una pausa para coger aire y gritar a pleno pulmón: ¡Vamos a darte un compañero!
Se aleja del podio central dejando a Kelia allí frente a todo su Distrito susurrando sobre ella y la mala suerte de haber salido elegida con tan solo dos papeletas en la urna. Myu mete la mano en la urna de los tributos masculinos con una sonrisa y saca un papelito pequeño de la parte superior.
Vuelve al podio y lee el nombre que en aquel trozo de papel está escrito:
- Nuestro tributo masculino de este año por el Distrito 2 es, ni más ni menos que... ¡¡Michael Srait!!
Lo mejor era cuando subían a la pobre candidata al escenario para presentarla, y entonces preguntaban por voluntarios. Menuda tontería. Hay que estar muy desesperado para presentarse a los juegos como voluntario. Las palabras "veamos si hay suerte" deberían ser sustituídas por "veamos si no pasa lo de siempre".
Michael centrado en sus pensamientos lanzaba de vez en cuando una furtiva murada a Keila. La chica parecía un poco asustada, pero al menos había tenido la decencia de sonreír. Era todo un acto de voluntad,y digno de admiración pues sonreir en esos momentos debía ser bastante duro.
Reir por no llorar...supongo.
Ya sólo quedaba mostrar al tributo masculino. Más paripé, aplausos y Michael volvería tranquilamente a casa. Eso era lo que pasaba todos los años. Pero este año no pasó eso, pues el nombre del tributo masculino...fue el suyo.
Al escuchar el nombre de la papeleta Michael levantó la mirada con una expresión que mezclaba terror y asombro. Miró a su alrededor a los compañeros que tenía cerca suyo como preguntando se se trataba de una broma. Sus ojos lo decían todo. No puede ser.
Antes de que el tiempo de espera fuera preocupante sacó fuerza de voluntad y comenzó a andar hacia el escenario intentando mejorar inútilmente su apariencia. Al subir al escenario no tenía muy claro que hacer, así que se giró al la multitud y elevó el brazo derecho lentamente a modo de saludo, a la vez que intentaba sonreir sin demasiado éxito...
Mierda.
¡Vaya lo que tenemos aquí! Un chicarrón crecidito este año. -dice mientras se pone en medio de ambos mirando hacia Michael que saluda a la multitud y sonríe torpemente.
¿Hay algún voluntario este año que quiera sustituir a Michael? -la pregunta queda en el aire al no hallar más respuesta que un amargo silencio. Myu continúa entonces animando: ¡Eres un chico guapo y eso gusta a los patrocinadores! ¡Ánimo muchacho! - comenta hablando a una cámara y despues guiñándole un ojo a Michael.
"Siempre me ha parecido un poco excéntrica pero ahora estoy segura de que está loca" pienso para mis adentros mientras nuestra querida presentadora sigue hablando tranquilamente acompañada de esa sonrisa. Aún así conservo la esperanza de que en realidad sea una mujer sensata que se ve obligada a representar ese papel ante las cámaras. A fin de cuentas a partir de ahora yo misma tendré que simular que todo va bien y estoy encantada de la vida para agradar a la audiencia a pesar de que quisiera que un rayo se me cayera encima para fulminarme en el acto. ¡No creo que soporte si quiera los nervios!
Salgo de mis propias preocupaciones cuando el segundo nombre es pronunciado. La verdad es que me suena mucho... pero no es hasta que veo acerarse a Mike que abro los ojos de par en par, mirándolo más de lo debido de arriba a abajo. Cuando me doy cuenta enseguida disimulo girándome hacia el frente aunque espero que no se haya notado. ¡Justamente él! Sólo me consuela el saber que es un chico fuerte y decidido, quizá él si tenga alguna posibilidad y... me salvó una vez, quizá consiga convencerle para que me enseñe un poco antes de los Juegos. Durante los mismos sé que dejaré de existir para él y para cualquiera de los demás Tributos. La ley del más fuerte... ¿qué pinto yo en todo esto?
Al final entrelazo las manos a la altura del regazo para que dejen de temblarme y espero con impaciencia que la presentador y el alcalde se despidan para guiarnos hasta... hasta no sé donde, pero que dejen de grabar y me pueda desahogar antes de que me estalle la garganta.
Mientras Myu seguía con su...espectáculo, Michael se mantenía de pie sin saber que hacer. Daba unos pasos para un lado y luego para otro, se pasaba sistemáticamente las manos por el pelo para "peinarse", lanzaba miradas a su compañera de juego...Resumiendo: no sabía si inflarse a dar puñetazos para que no se lo llevaran o lanzar vítores de victoria a la multitud. Por suerte Myu se dedicaba a animarle y así la atención no se centraba sólo en él.
Si crecidito...con lo que os gusta que haya niños pequeños...En fin, ahora viene lo mejor. Seguro que hay palos por sustituirme...Podría preguntar directamente si hay masocas que quieran morir inútilmente...
Como era de esperar la multitud permanece en completo silencio cuando Myu ofrece la oportunidad de presentarse como voluntario. No era sorprendente al fin y al cabo. No sólo porque es normal que nadie quiera jugar a los juegos del hambre, sino porque seguramente habría más gente que quería verlo participar que la que no. Al final vuelve a sonreir forzosaente cuando Myu le halaga.
Confirmado: Esta tia está pirada...
Myu deja su puesto en el podio y el alcalde nuevamente sube a él con un papel entre las manos y semblante serio. Comienza a leer lo de todos los años: El Tratado de la Traición, un texto lúgubre y asquerosamente odiado que leen año tras año durante la ceremonia. Se habla del honor, se la lealtad...
Pero vosotros no haceis ni caso de las palabras del alcalde, solo podéis preguntaros por qué vosotros habeis salido elegidos. Qué malditas tretas os deparará el destino...
Cuando termina de leer os indica a ambos que os deis la mano.
Mientras suena el Himno de Panem debeis mirar hacia el frente, hacia toda la gente de vuestro Distrito que os va a permitir marchar sin más, con la esperanza de que alguno de vosotros ganeis y el Distrito sea "recompensado" con un montón de comida para el año siguiente.
El Día de la Cosecha se está volviendo más interminable e insoportable que nunca, pero aún así aguanto el tipo e intento abstraerme mirando a la enorme multitud expectante como si en realidad yo siguiera escondida entre la multitud de chicas, a buen recaudo y sin peligro de que centren la atención en mi... como en realidad está sucediendo, aunque al menos la comparto con Mike, al cuál dedico miradas de soslayo como si temiera que fuera a enfadarse por hacerlo. ¡Qué envidia! Parece tan... sosegado.
Nos damos la mano, y seguro que nota que la mía sigue temblando y está más fría de lo habitual, pero me limito a cumplir el protocolo para después volver a mi posición hasta que nos lleven fuera del escenario. Me temo que por ahora soy incapaz de dar espectáculo e impresionar a alguien.
Darky creo que sería positivo que intentaras avanzar un poquito más en los posts que pones
Una vez termina el himno, os ponen bajo custodia. No es que os esposen ni nada de eso, pero un grupo de agentes de seguridad os acompañan hasta la puerta principal del Edificio de Justicia del Distrito 3.
Una vez dentro os conducen por separado a una salita lujosa y os dejan solos. Es un lugar lujoso, con alfombras de diversos motivos y colores y sofá y sillones de terciopelo.
Una hora a solas es lo que teneis de ahora en adelante para despediros de vuestros seres queridos antes de partir hacia el Capitolio.
Os recuerdan que os dejan llevar algo de vuestro distrito en el estadio, algo que os recuerde a casa, este es el momento de decidir si llevais algo y el qué.
Nada de llevar un arma o cosas así, tiene que ser algo familiar o algo que os traiga un bonito recuerdo, siempre de acuerdo a vuestra historia de PJ ;)
Estais cada uno en una salita diferente así que si posteais solo me teneis que poner a mí como destinataria.
Cita:
Lo sé, Mischa, y a partir de ahora en cuanto os junte veré si puedo hacerlo. Lo he hecho así en el principio porque algunas parejas han ido más rápido que otras, ahora creo que ya a ver si vais todas a la par...
Una vez dentro de la salita y bajo custodia Michael se da cuenta de su situación. Era hora de despedirse de sus padres, y muy probablemente no los volvería a ver. Intentó mantenerse como un verdadero hombre para no preocuparlos más de lo debido, pero al final tuvo que contener con gran esfuerzo alguna lágrima rebelde.
Llegó entonces el momento de seleccionar algo para llevar con él. Algo que le recordara por qué estaba allí...Realmente lo tenía muy claro desde el principio, para empezar porque ya lo llevaba encima siempre. Se traba de el colgante que le hizo a su hermano pequeño hace mucho tiempo como regalo. Se trataba de una especie de figurita en forma de cruz tallada en un mineral bastante duro que encontró Michael en la mina. Como no se pudo llevar mucho el colgante era bastante pequeño, pero aún así a su hermano le encantó. Desgraciadamente, tras su fallecimiento, volvió a las manos de Mike.
Ya está todo listo...Dentro de unos minutos tendré que dejar atrás todo para participar en esos malditos juegos...Que mala suerte...
Estoy buscando una imágen para el colgante :P
Me acomodo lo mejor posible en las mullidas butacas de la enorme sala, la cuál miro con curiosidad durante unos segundos... pero ese sentimiento dura poco. Es muy bonita, cierto, nunca había visto nada igual, pero ni siquiera eso consigue hacerme olvidar lo que ha ocurrido o pero aún: lo que ocurrirá.
Empiezo a llorar entonces, de forma desconsolada, cubriéndome la cara con ambos manos hasta que la puerta chirría y por ella entran mis abuelos con cara de circunstancia. seguro que no desearían estar aquí... pero al menos han traído a Lily así que procuro agradecérselo y quedarme con mi hermanita sobre las piernas todo el tiempo que puedo para evitar que ella también llore.
Lo normal hubiera sido que no me trajeran nada, pero algo extraño sucede. A pesar de que mis abuelos apenas dicen una palabra o intentan consolarme, al final, cuando ya están a punto de partir, mi abuela me tiende uno de los lazos de terciopelo favoritos de mi madre. Al menos cuando aún estaba viva, hace años que no me dejan tocar sus cosas.
La miro sorprendida y compruebo que tiene los ojos llorosos, pero se limita a asentir y marcharse dejándome con la boca medio abierta.