Por la mañana temprano te despiertan y poco después subes acompañado de Emery (el chico estilista que se encarga de tu Distrito) al tejado del Centro de Entrenamiento.
Una vez en el tejado ambos esperais. Un helicóptero enorme surge de la nada y deja caer una escalera de mano. Una vez pones pies y manos en el primer escalón te quedas paralizado por una especie de corriente que te pega a la escalera hasta que te suben al interior.
Una vez arriba cierran las puertas y mientras sigues pegado a la escalerilla una mujer vestida con una bata blanca se acerca a ti con una jeringuilla.
- Es tu dispositivo de seguimiento. Cuanto más quieto estés, mejor podré colocártelo.
Quieto estás, sí, pero notas un dolor agudo cuando la aguja te introduce el dispositivo metálico debajo de la piel del antebrazo. Ahora los Vigilantes podrán localizarte en todo momento.
En cuanto el dispositivo está colocado, la escalera te suelta. La mujer con bata desaparece y recogen a Emery que seguía en el tejado. Una chica os lleva a ambos a una salita dentro del amplio helicóptero donde han servido el desayuno.
El viaje dura una media hora. Después se oscurecen las ventanas, lo que indica que llegas al estadio, a la Arena. El helicóptero aterriza y los dos volveis a la escalera aunque esta vez para bajar hasta un tubo que da a las catacumbas.
Seguís las instrucciones hasta llegar a tu destino: una cámara a la que llaman "la sala de lanzamiento" donde realizar los últimos preparativos.
Todo está nuevo. Los campos de batalla son emplazamientos históricos y los conservan durante varios años después de los Juegos como destinos turísticos populares para los residentes del Capitolio. La gente puede pasar allí un mes, hacer un recorrido por las catacumbas o visitar los lugares donde tuvieron lugar las muertes. Incluso pueden participar en reconstrucciones de los hechos.
Tras una ducha y los últimos arreglos de Emery, este te ayuda a ponerte la ropa cuando llega; la misma para cada tributo:
Ropa interior, unos pantalones cómodos verdosos, una blusa verde claro, un robusto cinturón marrón y una fina chaqueta gris con capucha que llega por los muslos y que parece impermeable.
Después unos calcetines ajustados y las botas de cuero con goma flexible, perfectas para correr.
Una vez vestido por completo y en tu sala de lanzamiento Emery dice la terrible frase que hará que el terror y los nervios se ceben con ellos durante el rato que queda:
- Muy bien. Ahora sólo queda esperar la llamada, a no ser que quieras comer algo más. - te dice señalando un pequeño buffet colocado en una pared del lugar.
Esperais sentados en el sofá. Los nervios se convierten en terror y la espera se hace eterna aunque en realidad no serán más de 10 minutos.
Así pasa el tiempo hasta que una agradable voz femenina anuncia que ha llegado el momento de prepararse para el lanzamiento.
Emery te acompaña a la placa de metal redonda que hay en un lado de la sala de lanzamiento. Poco después te rodea un cilindro de cristal que te obliga definitivamente a separarte del estilista.
El cilindro empieza a elevarse y, durante unos quince segundos, te encuentras a oscuras. Después notas que la placa metálica sale del cilindro y te lleva a la brillante luz del sol, que te deslumbra tras ese momento de oscuridad, y una brisa fresca pasa junto a ti.
En ese momento se oye la voz del presentador de los Juegos, Geoff, por todas partes:
- Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Quintos Juegos del Hambre! - exclama con energía y podría decirse que también con alegría.
Sesenta segundos, un minuto eterno. Ese es el tiempo que tienes que estar de pie en sus círculos antes de que el sonido de un gong te libere, a ti y a todos los tributos. Si das un paso al frente antes de que acabe el minuto, unas minas te vuelan las piernas, ya ocurrió hace algunos años.
Detrás tuyo el muro que delimita la Arena se alza majestuoso e intrepable, de modo que no se puede ir hacia el Sur.
Enfrente se alza un pequeño edificio de paredes blancas en ruinas que este año hace las veces de Cornucopia, que era lo habitual; pero pronto supones que dado el emplazamiento de la nueva cornucopia improvisada no habrán podido meter la de siempre:
El edificio se encuentra frente a ti, sí, pero está en un pequeño islote de hierba verde rodeado de agua por todas partes, como un lago rodeando el islote. Y aunque el agua no parece muy profunda, sabes que habrá tramos en que será mejor nadar si quieres llegar al edificio cuanto antes. Detrás del lagito solo hay bosque y desde el medio se ve un caminito que se adentra en el mismo. Y en el fondo, a lo lejos, sobresale una montaña nevada hacia el Norte, justo de frente a tu situación.
Está ligeramente lejos pero desde tu posición puedes ver algunas cosas interesantes en aquella improvisada cornucopia, tales como las tan queridas armas, una tienda de campaña pequeña, cazuelas y yescas para prender fuego, también hay varias hogazas de pan junto a unos cuadrados de plástico. También están, amontonadas llamando como siempre la atención, las mochilas de llamativos colores que llevan un poco de todo en su interior y que suele ser, además de las armas, lo más preciado por los tributos que conocen bien los Juegos, como son, por ejemplo, los profesionales.
Aquí un cutre mapa de lo que ves desde donde os acaban de dejar hasta que suene el gong que de el inicio:
Esto es el islote con la cornucopia o edificio en ruinas con todos los objetos esperando ser recogidos (número 1):
Y esto el camino que ves y que lleva al claro (claro: número 2):
Uhm...no lo he entendido muy bien. ¿Todos estamos en los círculos del lugar de inicio y en frente tenemos el edificio ese de las armas y demás?
Eso es, pero ten en cuenta que el edificio que contiene las armas está rodeado de agua.
Durante el tiempo que había pasado en los entrenamientos, Michael casí lo había disfrutado. El espíritu de los juegos lo había envuelto poco a poco y casi habí olvidado lo mucho que los odiaba por lo que eran. Esas semanas habían sido como un campamento de verano: buena comida, actividades divertidas, conocimientos varios...Mike nonca había vivido nada por el estilo y además no se le daba mal, no en vano había conseguido la nota más alta en el entrenamiento privado. Por cosas como esas se sentía orgullosos de si mismo, y casi afortunado de haber sido seleccionado para esa edición de los juegos. Durante esas semanas había olvidado por completo el objetivo de todo eso...Y una vez se encontró sobre el suelo de la arena en la que competiría con los demás la realidad volvió a golpearle con toda su crudeza...
Mierda me había olvidado de esto...Los malditos han conseguido que me olvidara de esto...¿Cómo he podido ser tan estúpido?...Por eso Kelia me respondió de esa manera cuando le dije que había sacado la mejor nota...¡Seré imbécil!. Todo esto no han sido unas malditas vacaciones, ni un campamento de verano, ni una experiencia que recordar. Ha sido un maldito entrenamiento militar. Una competición para ganarme el favor de unos adinerados sádicos hijos de puta que disfrutarán viéndonos morir aqui...Todo esto sólo ha sido compuesto para que cuatro malnacidos puedan disfrutar de una matanza en condiciones...Y aqui estoy, formando parte activa de esa matanza. Sólo hay una manera de salir de aqui...y será siendo el último superviviente...Mierda...¡¿Cómo he podido ser tan imbécil?!
Agarró con fuerza el colgante que le recordaba a Irving.
Lo siento Irving...he sido un imbécil. La buena comida me nubla la mente...No volverá a pasar...Ahora sólo puedo hacer una cosa...Intentar sobrevivir...Y encontrar a Kelia. Creo que le debo una explicación...Espero que no intente matarme...
Suena el temible GONG que da inicio a los Juegos del Hambre por 75º año consecutivo. El sonido se te mete en la cabeza y a algunos pocos les pilla desprevenidos y se tienen que tapar los oídos.
Es el momento de salir de los círculos cuanto antes y correr a esconderse o a abastecerse en todo lo posible con lo que la Cornucopia (o edificio en este caso) les ofrece, de comenzar la lucha por la supervivencia, de luchar o morir en el intento, de ser más fuerte o más listo que el resto.
Es el momento en el que empieza el que puede ser tu último día de vida...
Ya puedes decidir qué hacer.
Si, como me dijiste, quieres rodear el lago y ver qué sucede, puedes correr hacia donde me digas sin hacer tirada alguna.
Por cierto, no te cuesta localizar a Kelia, está a unos 3 círculos de distancia de ti y con posición de ir a salir corriendo por lo visto.
Mike dirigió la vista hacia Kelia segundos antes de que sonara el gong. No sabía lo que iba a hacer, pero lo mejor era no separarse al principio pues sino sería muy difícil encontrarse una vez desperdigados. Además, aunque era poco probable, a lo mejor alguno de los otros tributos intentaba aprovechar su fuerza física en ese momento con las "presas" más débiles. Así que Michael estaba dispuesto a correr hacia su amiga antes de hacer ninguna otra cosa.
El gong le pilló casi por sorpresa al estar concentrado en sus pensamientos, pero apenas perdió un segundo en reaccionar. Salió corriendo directo hacia la chica.- ¡Kelia!- gritó para llamar su atención y haciéndole señas para que no saliera corriendo hacia la cornucopia, como esperaba que hicieran la mayoría, y que corriera con él en su misma dirección para rodear el lago por la zona de tierra. Mike no creía que Kelia se lanzase sin más a coger un arma pero era mejor asegurarse. Sólo esperaba que a nadie se le ocurriera intentar atacarlos en ese momento, aunque Michael confiaba en su combate cuerpo a cuerpo no quería empezar a pelear tan pronto...
Reacciono enseguida en cuanto suena el gong, probablemente sea una de las primeras en salir corriendo dado que sé de sobras como funcionan los Juegos y eso me da un ápice de ventaja, aunque sea poca.
Sin embargo apenas llevo unos metros recorridos cuando una voz grita mi nombre desconcertándome y consiguiendo que dé un pequeño traspiés.
Cuando miro a mi alrededor el resto de tributos ya están adelantándome así que sólo puedo gruñir por lo bajo y desviar mi recorrido hacia Michael, volviendo a correr con todas mis fuerzas para alcanzarle e intentar esquivar a cualquier tributo que se me cruce.
-¡Deberíamos haber cogido una de esas mochilas!- no puedo evitar quejarme, dejando claro que ahora ya es tarde para acercarnos a la Cornucopia dado que nos llevan ventaja y recogerán las armas así que no nos quedará más remedio que internarnos en el bosque sin nada.
Como vais a estar juntos a partir de ahora de momento, pasamos a la escena "6.1" donde estaréis ya juntos hasta que os separéis, si es que lo haceis.