Partida Rol por web

Las fuerzas te fallan y, aunque estás bien escondida, sabes que no puedes quedarte dormida. Pero en este momento no hay cosa que más desees, aparte de el hecho de dejar de sentir que te arde todo el cuerpo, que descansar.
El veneno de esa rastrevíspula está haciendo estragos en tu cuerpo y, para colmo, comienza a anochecer. El frío se cuela bajo tu ropa y apenas te quedan fuerzas para acomodarte entre las hojas secas y cídas que te rodean.

No deberías dormir y lo sabes, cada segundo tras la picadura de una rastrevíspula es de vital importancia, pero no sabes si Sáuce sigue cerca o ya te ha abandonado a tu suerte.

Tenía que hacer algo, estaba muy cansada, pero tambien tenía sed, y los efectos de aquel horrible bicho mortífero no parecian cesar nunca y cada vez eran mas furtes y dolorosos.

Una cosa tenía clara, no podía dormirme por muy cansada que estuviese, o sería el fin. No, tienia que encontrar alguna forma de mantenerme despierta:

Podía quedarme  allí, escondia, intentando por cualquier medio no quedarme dormida , o podía continuar hacia el lago al que nos dirigiamos Sauce y yo antes de que esos malditos bichos del diablo apareciesen ante nuestros ojos.

Todos aquellos pensamientos me hicieron recordar a Sauce, no le podía creer tan traidor, me había abandonado a mi suerte para poner a salvo la suya, sin importarla nada que me muriera.

"La próxima vez que lo vea, si es que lo vuelvo a ver" susurré maliciosamente hacia mis adentros  " lo mataré sin dudar, si es que todavía no esta muerto. "

Aunque sabía lo peligroso que siría caminar a esas horas de la noche por el camino que conducía al lago, prefería eso a quedarme dormida entre los matorrales con los efectos de el condenado bicho. Así que me puse, como podía de pie y, camuflada entre la maleza, y sujetando fuertemente el cuchillo que tenía, me puse a gatear intetando, al menos, encontrar otro sitio mas seguro

Cansada como estás pero consciente del peligro que supone quedarte dormida, comienzas a caminar primero sin ganas pero poco a poco animándote a seguir adelante. A pesar de la oscuridad en la mayor parte de los lugares no te cuesta ver, aunque hay partes con más sombra que te aterran, además de los sonidos de animales nocturnos moviéndose aquí y allá. De pronto escuchas el himno del Capitolio:

El cielo se ilumina con el Sello del Capitolio tan grande que casi no te alcanza la vista pero puedes verlo con claridad:

Y tras finalizar la música atronadora del himno solamente una imagen adorna el cielo, la única tributo que ha muerto en el segundo día de los Juegos:

Según vas caminando se te hace más duro cada paso y, de pronto, algo te atrapa un pie. Miras debajo tuyo y ves que es una trampa, al parecer puesta para animales, con unas ramas puntiagudas que se han clavado en tu pie izquierdo.
Miras a tu alrededor y te parece ver que hay algo extraño cerca pero la oscuridad de la noche y la vista nublada que tienes por culpa del veneno de rastrevíspula te impide ver con claridad.

Apenas llevas un par de horas andando, o eso te parece... porque estás comenzando a dudar de todo. ¿Puede ser Sáuce? ¿Hay algún tributo cerca esperando para echársete encima? Las dudas y el miedo se apoderan de ti.

DIA 3:

Amanece un día nublado que más que animarte a seguir adelante en busca de agua parece quebrar tus esperanzas. No has parado de andar en toda la noche y sientes que el cansancio y el veneno que se ha instalado en tu cuerpo te juegan malas pasadas, las noches son muy frías en este lugar y pasarlas caminando no era la mejor opción... aunque desde luego casi era preferible dormir durante el día sin tener algo con que taparse.

Aún quedáis 8 tributos vivos en la Arena, no es difícil hacer los cálculos pues hasta hoy han caído ambos tributos de los Distritos 1 y 3 y del resto aún no se sabe nada.
Aún te queda una buena caminata para llegar a tu destino: el cansancio tras tantas horas caminando a oscuras y rozándote con numerosas ramas es muy notorio. Sabes que deberías dormir un poco pero temes que todo esto también sea culpa del veneno de rastrevíspula que te está debilitando poco a poco para salirse con la suya.

De pronto te parece escuchar algo: pisadas, pisadas humanas y una voz de hombre. No muy lejos de tu situación...

Tras esconderte todo lo rápido que puedes, provocando que las prisas te jueguen una mala pasada y el ruido de las pisadas sea mayor del esperado, te mantienes oculta y en silencio.
Después de varios minutos puedes ver acercarse, sin demasiado sigilo, dicho sea de paso, a los dos tributos del Distrito 5: el grandullón y la jovencita rubios. Cundo tu mirada se cruza con la de él hay un momento de indecisión.

Hay que reconocer que no tienes el mejor aspecto del mundo, te han seguido saliendo pústulas por el hombro y cuello, alrededor de la picadura de la rastrevíspula.
Alargas la mano para coger la espada por su empuñadura mientras obserrvas que ellos parecen no tener armas a la vista.

Duna se queda en el mismo sitio, esperando a ver qué sucede. Izan parece haberle dicho ya que le deje a él primero, no quiere arriesgar la vida de la chiquilla, al menos no hasta ver que tienen las de ganar, y dada la pinta de Brigitte, sale decidido a pelear y vencer.

Turno 1:
El primer ataque de la rubia es potente y va incluso con cierta velocidad a pesar de lo que pesa el arma.
El muchacho se lleva ambas manos al pecho donde ha impactado la afilada hoja y da gracias a que llevaba la chaqueta puesta, aunque el filo vuelve a alejarse con su sangre empapándolo.

Turno 2:
Duna intenta acercarse por detrás a Brigitte durante los primeros ataques pero tropieza un momento no pudiendo hacer lo que quería.

Izan tras ver lo que pretendía su compañera y aprovechando que el segundo ataque por parte de la rubia falla en su trayectoria, consigue de un solo paso ponerse tras ella y arrebatarle el cuchillo de combate que llevaba colgando del cinto de un rápido movimiento.

Turno 3:
Duna coge una piedra del suelo, no muy grande, dicho sea de paso, y se la intenta lanzar a Brigitte, con tan mala pata que se le cae a ella misma sobre un pie, aunque el daño apenas es perceptible.

A pesar de que el muchacho intenta esquivar esta vez el golpe, no lo consigue, pero al apartarse deja descuidado su brazo derecho, que es el que se lleva el espadazo.

Izan trata de dañarla con el cuchillo recién robado pero con un rápido movimiento Brig consigue esquivar la hoja del arma.

Turno 4:
Duna no consigue apuntar bien con las piedras, pero sigue agachándose a recoger las que puede mientras la pelea de centra en los otros dos.

El espadazo que esta vez propina Brigitte lleva toda la fuerza de la muchacha, parece un golpe desesperado, pero no consigue levantar la espada tanto como quisiera y el filo se incrusta en la pierna izquierda de Izan que chilla de dolor llevándose una mano a la herida en cuestión. Es muy profunda, sangra mucho, pero primero se centra en acabar con su contrincante, aunque esta vez no consigue levantar siquiera el cuchillo.

Turno 5:
Duna lanza con fuerza una de las piedras pero sorprendentemente la rubia consigue esquivarla en el último momento.

A partir de ahí las cosas empeoran, y mucho, para el grandullón de izan. El segundo golpe que va dirigido a la misma pierna hace un tajo tan profundo que la espda asoma por el lado contrario al que entró. Segundos después, con un grito de dolor que se puede oír en al menos medio kilómetro a la redonda, la pierna cae al suelo separada del cuerpo del jóven, llevándose al suelo al mismo que lo único que consigue hacer es aullar de dolor y pasarle el cuchillo a Duna, dándose por vencido.

Turno 6:
Cuchillo en mano Duna intenta herir a esa maldita tributo pero el puro miedo le impide moverse con libertad y la agilidad que la caracteriza.

Por su parte, Brigitte comienza a sentirse cansada por la pelea que casi ve terminada ya, nota cómo algunas de las pústulas explotan en su rostro, le pica todo el cuello y su mirada comienza a nublarse de nuevo, como la noche pasada. Falla el ataque por el repentino mal cuerpo a causa del veneno que sigue haciendo estragos en su cuerpo.

Izan sigue en el suelo retorciéndose de dolor.

Turno 7:
La pelea se convierte en un duelo a vida o muerte, un baile entre las dos rubias.
Durante la misma Brigitte cada vez está más llena de ampollas, ya incluso le han llegado a invadir la cara.

Turno 8:
Aunque la pequeña Duna pone todo de su parte, no logra hacele ni un rasguño a Brigitte, quien a pesar del veneno consigue llevar a cabo un último golpe, brutal golpe, esta vez contra la pequeña tributo. La cabeza de Duna cae rodando al suelo con rostro horrorizado y su compañero, como si no tuviera ya suficiente, ha tenido que presenciarlo todo.

Los gritos de Izan resuenan entre los árboles y Brig comienza a sentirse mareada, por el cansancio, una punzada invade sus oídos que le zumban como si le estuvieran golpeando la cabeza, la mirada, vidriosa, se le va hacia todos lados y a ninguno en concreto.
Y como banda sonora, los gritos del grandullón de Izan, tirado en el suelo, esperando el golpe final... que no llega.

Tras girar como una peonza, repentinamente desorientada y con un malestar que comienza a debilitarla, Brig intenta levantar la espada una última vez... sin lograrlo.

- ¡¡Cállate de una vez!! - le grita a Izan, que sigue agarrando su ahora muñón.