Partida Rol por web

Mientras esperaban a Daniros, el enano miró por la ventana, vio como Anar se alzaba en el cielo sin prácticamente nubes a su alrededor. Buena señal, el tiempo quería acompañarles también en aquel viaje, no como en el anterior que lo habían pasado bajo fuerte lluvia y rayos.

Así se quedo ensimismado, imaginándose lo que les quedaba por delante, pero sin comentar nada, hasta que el elfo tuvo preparado su equipaje.

Daniros Sornë bajó a la escalera de la casa de Thadin, había estado hasta el último momento acompañando a su amiga Leowyn, hasta que el deber le llamó irremediablemente.

Llevaba puesta una túnica blanca y verde con decoraciones doradas, y sobre ésta llevaba una capa verde recogida por un broche redondo. La capa tenía capucha, pero el elfo llevaba el largo pelo rubio al descubierto. En sus hombros, aparecían de debajo de la capa las hombreras de su coraza, que llevaba oculta bajo la túnica. 

El elfo portaba un petate bastante abultado y enrollado sobre este estaba la misma capa andrajosa con capucha de color pardo gastado que había llevado el día que lo habían conocido, sin duda eso significaba que pretendía guarecerse de miradas indiscretas cuando llegaran a la ciudad. Portaba también un carcaj, su arco y al cinto una espada ligeramente curvada al estilo élfico.

-Cuándo queráis podemos partir. - Les dijo a los enanos con tono solemne. -Siento que os veáis obligados a partir de nuevo de vuestro hogar, pero Thadin insistió.

Dwarin estaba sentado, fumando tranquilamente y con la espalda apoyada en un poste, cuando por fin vio aparecer a sus compañeros. Rapidamente se puso en pie, se coloco bien la mochila y saludando a sus compañeros con la mano les dijo:

- Bueno, pues si ya estamos listos partamos de inmediato antes de que se  haga mas tarde. Contra mas tardemos mas dificil sera encontrar a tus compañeros Daniros, y mas peligro corren si estan en esa ciudad de humanos.

-Aulë no quiera que les pase nada. Dijo esto ultimo en tono solemne y en apenas un susurro.

Dorndaggan, que se encontraba ensimismado mirando por la ventana, no llegó a percatarse de la presencia de Daniros hasta que este comenzó a hablar, y eso que había tenido que bajar las escaleras. Se giró, y vio que elfo se había pertrechado bien para aquella misión, previendo cada una de las posibles situaciones.

- No te preocupes, lo hacemos por propia voluntad.- Dijo el enano, y aunque era así, lo que no tenía nada seguro es que el elfo supiera algo de porque lo estaban ayudando realmente. Se acercó a la pared del salón donde había dejado su mochila, y tras colocársela, comprobando que iba cómodo, era un largo viaje el que les esperaba, dio su visto bueno para partir.