Sirena
Las sirenas y tritones son habitantes del mar, son mitad pez, mitad genasí. Tienen poderes para ver a través de los ojos de los pirañis. Son mamíferos y las ninfas son dependientes de la madre. Para reproducirse, los tritones demuestran sus mejores capacidades, y las hembras entonan canciones que los embelesan. Son criaturas asustadizas y no les gusta mas que la compañía de los suyos. Son criaturas nadadoras que viven en las profundidades, aunque a veces se asoman un poco en la superficie cuando es mar adentro para saltar y jugar con las olas. Les gusta vestirse con algas y shellders y decoran sus hogares con treboles. Cada sirena y triton son diferentes en si, pueden tener diferentes colores y diferentes rasgos, siendo así como si fueran diferentes peces. Sin embargo, conservan rasgos distintivos, tales como la parte superior de genasy y la parte inferior de pez, agallas, orejas en forma de aleta, larga cola como de pez beta y escamas a lo largo de su cuerpo hasta la cintura. Tienen manos palmeadas de manera que entre dedo y dedo hay una membrana que los une hasta el nudillo para nadar mejor.
Las sirenas han permanecido inalteradas durante toda su existencia, se reúnen en grupos de cuatro para hacerse compañía y recolectar juntas, la mayor parte del tiempo la pasan rivalizando con otros grupos de sirenas aunque no suelen terminar en violencia letal, sí se producen exclusiones que desembocan en la falta de hogar y territorio. Aunque solo son bestias, son muy inteligentes y hábiles, pero poco pueden hacer contra una red.
Alimentación: Herbívora
Crecimiento: Vida normal (50a). Desarrollo normal (1ca).
Zona: Mar de Malakatón
Atributos: Fuerza 1d6+6, Destreza 2d6+6, Tamaño 2d6+6, Constitución 2d6+6, Inteligencia 2d6+6, Poder 2d6+6, Carisma 3d6+6
Movimiento: 5 Marcha: 2
Cualidades: Vista azul (1pm ver a través de los ojos de los pirañi)
Blup descendió al fondo del mar y dejándose flotar tocó con uno de sus dedos una anemoni que se removió inquieta. A veces se pasaba las horas contemplando como éstas preciosas criaturas se mecían en el agua tranquilas. Ella era una de las tantas sirenas que habían caido al agua por la gracia de Velen, su pelo era de color rosa con los ojos verdes, tenía la piel era clara y sus escamas eran rosas.
La sirena notó que algo rozó su cola y se giró asustada pensando que una pirañi le estaría mordisqueando la cola pero entonces bib y blop le sonrieron traviesos. Bib y blop eran mellizos, Bib era una sirena morena y de ojos verdes, sus escamas eran verdosas y su hermano, que era un tritón tenía el pelo oscuro y las escamas rosas.
-venir-
Ambas sirenas nadaron hasta una zona que se iluminaba de diferentes colores, era un pequeño campo de tréboles y Blup, su madre, se quedó flotando mirando como las ninfas recogían los tréboles más bonitos. Descansando en una roca se encontraba su pareja y padre de bib y blop y se acercó a él. Remolona buscó un sitio en su pecho y descansó ahí. Mientras su pareja le mecía el pelo otra pareja compuesta por un tritón y una sirena se acercaron con otras dos ninfas. Las ninfas tenían las manos llenas de cáscaras de Shellders y se juntaron enseguida con Bib y Blop. Comenzaron a intercambiar sus juguetes y a perseguirse los unos a los otros jugando.
La otra pareja se acercó a Blup y su pareja. - Hola-
Blup les sonrió y les dejó espacio para que descansaran. La sirena le dio un ramo de corali - regalo- a blup y ella le sonrió. Ambas se abrazaron y se besaron, en señal de amistad. -amiga- le dijo blup a su pareja que le asintió.
El lecho rocoso del mar de malakaton, su gran barrera de coral y sus campos de algas otorgaban un vasto territorio en el que las sirenas podían crecer y desarrollarse, nuestra protagonista era una sirena de pelo claro y ojos níveos, la piel era blanquecina. Estaba dentro de una de las cuevas submarinas que se crearon hacía ya miles de años. Pero todo tiene su precio, un territorio tan vasto y la ausencia de depredadores dejaba a las sirenas la posibilidad de reproducirse infinitamente, y el espacio sí era finito. Es por ello que los grupos de sirenas más fuertes echaban a los más débiles.
Nuestra sirena lo sabía y estaba lista, llegaron en la penumbra de medio día, sus cuatro siluetas se dibujaron a la entrada de la cueva y empezaron a gritar y gruñir, nuestra sirena gritó a su vez y el eco de la cueva difuminó su voz, se mantuvo dentro tal como se escondían los shellders en sus caparazones. Pero aunque su plan era hábil, las otras sirenas no eran tontas. Tras veinte minutos de alarde de gritos el grupo de cuatro entró encontrando a la sirena completamente sola.
Se lanzaron sobre ella como pirañis, le arrancaron los pelos y le mordieron los brazos hasta que la sirena abandonó la que había sido su cueva durante seis años.
Malherida fue paseando por las cuevas, pero las sirenas le echaban con gruñidos y gritos, sin rumbo alguno se dirigió a la superficie, un lugar seco y árido, donde el aire era venenoso y las criaturas eran monstruos horrendos de pieles flácidas y lisas.
La sirena se deslizó entre las rocas, estaba cerca de la orilla. Las sirenas solo acudían a las orillas rocosas y acantilados del este y sur de Asfell por lo mucho que se amontonaba la comida. Muchas criaturas marinas se refugiaban allí además de criaturas terrestres que caían durante las tormentas. Las sirenas guardaban estas criaturas en sus cavernas durante semanas hasta que su piel estaba correosa y más apetecible.
Nuestra sirena encontró en lo más profundo de aquellos acantilados grupos de sirenas, se acercó curiosa y dos salieron nadando, bamboleándose con el movimiento de las olas de la superficie. Las tres emitieron varios gorjeos hasta entonar juntas y entonces supieron que podían formar grupo.
La sirena entró en aquella cueva a reposar de sus heridas, pero el tiempo pasó y las heridas de sus brazos habían pasado de un rojo que escocía horrores a un azulado que le dejaba los brazos adormilados, sus compañeras salían, recolectaban y volvían a dormir con ella, pero ella no tenía comida y cada vez estaba más débil.
Un par de veces trató de salir de la cueva pero en su estado, con los brazos adormilados, caía hacía el fondo y no se atrevía a salir de la gruta. Finalmente nuestra sirena se convirtió en un cadáver, y sus dos compañeras abandonaron la cueva por precaución y miedo a la muerte, aquella cueva permaneció sin nadie hasta que la marea limpió el cadáver y lo hundió en el fondo del mar.