El primer ser inteligente de Kappa y el más poderoso por ahora. El Slann tiene la complexión de un sapo humanoide de gran tamaño que puede vivir hasta 1000 años. Su piel, a diferencia del primitivo (y asqueroso) Do~do, puede ser de gran variedad de colores, desde el monótono verde hasta mas vibrante naranja. Algunos muestran patrones de colores combinados, en forma de manchas. Son ovíparos y sus huevos, parecidos a los de los sapos en cuanto a aspecto, pueden llegar a pesar hasta 600 gramos en algunos casos. Sus cuerdas vocales les permiten realizar gran cantidad de sonidos y tonos e incluso pueden croar. Además son una raza mágica por naturaleza, pudiendo levitar e incluso hacer entrar en sopor a voluntad desde el momento de su nacimiento.
Alimentación: Omnívoro Consumo: 7
Crecimiento: Vida mmuuy larga (1000 años). Desarrollo muy muy muy lento (c100 años).
Zona: Sholazar
Atributos: Fuerza 1d6, Constitución 1d6, Tamaño 3d6+6, Destreza 1d6, Inteligencia 3d6+6, Poder 4d6+12, Carisma 1d6
Movimiento 2 (3), Marcha 0.5 (1)
Aptitudes: Levitar mov3 (altura3m), Dormir PodVsCon
Desarrollos
Magia:
-Purificar agua (1pm)
-Maldición del hierro (5pm) Ts Conx5 1d3 días -1d3 int, pod, car
-Comesueños (1pm) - PmVsPm absorbe 1d6 PM del objetivo dormido
-Premonición (8pm) - Tras 1 hora de trance, advierte un atisbo del futuro cercano
-Vista de Brujo (3pm) - Ver auras de poder
- Alarma (3pm) - Vigila un lugar durante horas y alerta al conjurador
- Ilusión silenciosa menor (3pm) - Crea una ilusión de tamaño pequeña y silenciosa
- Contorno borroso (3pm) - Los ataques tienen un 20% de fallar sobre uno mismo
- Detectar Pensamientos (3pm) - Detecta pensamientos superficiales
- Mirada Hipnótica potenciada (5pm) - amplia a 4 los objetivos de Mirada Hipnótica
- Moldear sueños (4pm)- Modifica y interactúa con los sueños de un objetivo dormido
- Pesadillas (3pm) - PodVsPod 1d6 de daño sobre un objetivo dormido
La ubicación del nacimiento de los Slann no fue escogida sin motivo. Los recién nacidos hijos de Kaathe, tras salir de su Orbe se comportaban de formas erráticas. Mientras que los mas fuertes físicamente competían por su dominancia, los más enclenques huían en un intento por sobrevivir. Algunos, sin saber muy bien lo que hacían, intentaron volver al ojo, provocando que se desplomaran al instante.
Entre todos los Slann que permanecieron cerca del Orbe había uno que parecía el mismo Kaathe. Su negra figura y sus saltones ojos rojos eran intimidantes. No obstante eso no era lo único que poseía, también tenía en su poder una gran inteligencia y capacidad mágica, que le permitió trazar un plan. Este abandonó el lugar para volver mas tarde, encontrándose así con el Slann mas fuerte de los que se quedaron cerca del ojo. Sin embargo este se encontraba exhausto, ya que se había pasado todo el rato dejando inconscientes al resto con sus poderes. Nuestro Slann aprovechó la situación y dejó al resistente contrincante tirado en el suelo de una sola mirada. Tras aquello su plan se había completado ya que para cuando el resto despertara se sentirían tan débiles que no podrían hacerle frente. Cuando despertaron, hambrientos, sedientos y exhaustos no tuvieron otra que mostrarse sumisos ante el Slann negro.
De cualquiera de las formas los Slann no fueron capaces de mantenerse en comunidad, ya que su naturaleza egoísta les era un impedimento en este aspecto. No obstante, se formó el primer concepto en la lingüística de estos seres. "Kroak" sería pues el nombre que adoptaría el Slann negro, y sería considerado como una muestra de respeto.
La vida de Croac era tranquila. Cualquier Slann que no fuera estúpido sabía quien vivía cerca del Ojo de Kaathe. De hecho, si uno quería cruzar esa zona debía hacerlo con extremo cuidado o tendría que verselas con el temible Croac. Pero la tranquilidad tenía su precio. El primer elegido de Kaathe se expuso durante demasiado tiempo al Orbe Rojo. Aquel objeto devorador de sueños provocaba a aquellos a los que les robaba los sueños grandes estragos con el pasar del tiempo. Croac sufría pesadillas que transmutaron su mente. En ellas veía el Ojo, grande, intimidante y rodeado de un aura de puro poder. No era el ojo que había en Kappa, sino el del mismísimo Kaathe, que se alimentaba de sus sueños. Esto le provocó que su salud mental se viera reducida a pura locura. El mundo de los sueños y el de Kappa se fusionaron en Croac, haciendo que no pudiera distinguir el uno del otro. Por si fuera poco, además, estaría maldito de por vida. Cada vez que osara cerrar los ojos, la pesadilla del Orbe Rojo de Kaathe caería sobre el, provocándole un gran dolor. Esto no hacía mas que enfurecer a Croac, haciéndolo mas agresivo aún.
Tras todo esto y con la llegada de la época de apareamiento las hembras de los Slann se acercaban al territorio de Croac, tratando de aparearse con el que probablemente sería el mejor candidato. A todo esto, el Slann elegido encontró una pareja con la que reproducirse. (La reproducción de los Slann es muy similar a la de los sapos, exceptuando que el embrión se desarrolla de una forma muy rápida, saliendo del huevo totalmente casi desarrollado -no como los sapos, que nacerían como renacuajos- hecho que luego se compensa en su vida fuera del cascarón, ya que su longevidad así lo permite) Una vez acabado el coito, Croac se retira, dejando escapar a su descendiente. No obstante, dejar escapar no significa que no fuera a perseguirlos. Los siguió hasta que puso el huevo, y una vez puesto durmió a la Slann y la mató (insterte aquí asesinato cruel y lento), llevándose el huevo con el de vuelta al Ojo de Kaathe.
Mientras que Croac vivía, normalmente, de forma bastante tranquila cerca del Ojo para el resto de Slann era muy diferente. Ellos tenían que sobrevivir día a día ya que, si en alguna ocasión bajaban la guardia, podría salirles muy caro cualquier distracción. El resto de su especie siempre estaba merodeando por cualquier lugar y cualquier ocasión era buena para matar a un compañero de especie. Debido a la naturaleza violenta de estos seres y su indudable inteligencia se empezaron a formar las primeras palabras que utilizarían. Estas, como es normal en unos seres así, serían normalmente un agravio o insulto. Debido a la facilidad de sus cuerdas vocales para croar, estos se basaron principalmente en "croacs". Esto cambió ya que aquellos que osaban decir el nombre del gran Croac en vano tarde o temprano acababan muertos. En sustitución aparecieron diversidad de silbidos, que empezarían a sonar en casi todo encuentro de un Slann con cualquier otra cosa viviente.
Nuevo idioma: Slannés
El pequeño hijo de Croac nació de noche, mientras su padre dormía. Desde el momento que rompió el cascarón y vio la negra e imponente figura de su padre supo que no era buena idea quedarse con el. Con el máximo sigilo que pudo escapó del nido del temible Croac para aventurarse cerca de algún lago no muy lejano. El joven Slann, indefenso y sin conocer mucho del mundo en el que vivía empezó a comprender el entorno pocas horas tras su huida. Como no había oído mas sonido que los ronquidos de su padre, empezó a utilizar ese sonido para expresarse y ordenar las ideas en su mente. "Croaks" suaves y agudos fueron utilizados por el joven para identificar plantas y a los Sincus, mientras que mas graves y toscos para las montañas y otras formaciones de materiales mas duros. Poco a poco, y debido a que en su genética estaba la gran inteligencia de su padre, empezó a darle sutiles cambios en los tonos de sus sonidos para describir sensaciones y conceptos de igual manera que hizo con los conceptos sencillos que aprendió antes. Así pues, por ejemplo, el dolor fue descrito como un "croak", al igual que las montañas, tosco con matices dependiendo del tipo de dolor, su intensidad...
Otra historia muy distinta a las anteriormente contada es la vida de los slann comunes. Pero hoy tampoco vamos a hablar de ellos. Esta vez le toca a un slann un poco peculiar. Como nunca ha tenido nombre, lo vamos a llamar "X".
X fue uno de los primeros slann en nacer. Ni poderoso ni inteligente no tubo ninguna oportunidad de quedarse con el territorio que habitaría Kroak. Sin posibilidades, huyó del lugar hacia una dirección aleatoria. Que ironía que el azar tuviera para él un destino funesto. Tras mucho correr, llegó a las montañas de metal, donde viviría a partir de entonces. Para el todo era bastante tranquilo, siempre evitaba cualquier conflicto ya que no era tan territorial como el resto de su especie y tampoco podía permitirse un enfrentamiento debido a lo débil de su ser. Debido a esto, tubo que ir migrando de vez en cuando, condenado a no tener la comodidad del alimento a mano. Fue esta su perdición, ya que tubo que hidratarse en muchas ocasiones de los ríos cercanos a las montañas. El metal de las montañas teñía el agua de potencial para acabar con la vida de cualquier incauto que bebiera de ellas. Realmente el peligro no era tan alto, pero debido a la longevidad de su especie la intoxicación fue abriéndose camino en su cuerpo, llegando así a su muerte.
Tras el nacimiento de los Kroxigors los Slann se vieron obligados a moverse hacia las tierras menos fértiles para evitar ser masacrados por sus competidores de raza. Muchos murieron, pero hubo uno que escapó de las fauces de la muerte: Croac (no el gran Croak) vio como los de su especie perecían en las inmediaciones de los ríos de Karin-Karaz en las montañas del Metal.
El aspecto de los cadáveres, pálidos, le provocaba una gran curiosidad. Durante mucho tiempo estuvo acechando cerca de los ríos, para ver que era el causante de tal muerte. Al descubrir que no había ninguna causa directa este se excitó aún mas, por fin tenía algo interesante donde utilizar su gran inteligencia.
Examinó con cautela cada una de las interacciones de los Slann cercanos. La comida parecía no ser la causa, los enfrentamientos entre otros Slann tampoco... ¿Y el agua? Debía ser eso.
Se acercó para examinar el agua, la degustó meticulosamente... Sabía extraña, con un matiz muy distinto al de las charcas donde solía vivir. Algo tenía que estar cambiando el agua, pensó, por lo que siguió río arriba hasta encontrarse con las montañas de Karin-Karaz. Estas eran muy distintas a las que vio cuando su raza aún dominaba Sholazar. Croac sacó su lengua y lamió la superficie de la montaña, curiosamente sabía muy similar al matiz que no sabía explicar del agua de las inmediaciones.
Eureka, esto es... Con una idea en mente, volvió donde encontró el cadáver pálido. Este estaba empezando a pudrirse, pero le serviría. Lo arrastró unos metros hasta llegar al río, sumergió su cabeza y la sacó, llenando así su boca a modo de recipiente. Entonces trató de eliminar aquellas pequeñas partes de la montaña que, suponía, habían erosionado. Pensativo empezó a meditar sobre el mejor método...
¿Un "filtro"? No, menuda estupidez... ¿Magia? Hmmm... Claro, todo se soluciona así. Sería algo complicado, pero lo intentó. Empezó a juguetear con los vientos, hasta que halló uno que parecía querer unirse a la fiesta. El viento del metal, conocido como Gamon, le resultó muy fácil de convocar ya que se ve atraído por los metales. Croac, que aún no comprendía esto, canalizó el gamon hacia el agua en la boca del slann muerto. Para su sorpresa el agua se tornó totalmente metálica aunque todavía conservaba el estado de fluido. Todo lo que se puede hacer se pude deshacer, pensó Croac. Por lo que trató de eliminar todo el metal del fluido que antes era agua. Volvió a canalizar el gamon pero esta vez lo concentró sobre sus palmas y las acercó lentamente al "agua". Entonces pudo observar como el metal se filtró a través del gamon de sus manos y desapareció para unirse a los vientos de la magia.
Parece que al final la idea del filtro no era tan mala... Así fue como Croac aseguró su vida durante mucho tiempo en Sholazar, evitando ser intoxicado por las aguas. Pero no fue el único. Los que no aprendieron estos hechizos acababan intoxicados por las aguas o por otro Slann. Así fue como los Slann salvaron su pellejo de la muerte y como nació un poder tremendo que podría o no amenazar a los Kroxigors en un futuro.
Nuevos hechizos Slann:
-Intoxicar
-Desintoxicar
¿Aspectos a mejorar, algún comentario?
Durante muchos años los Slann continuaron a la deriva en busca de su propia seguridad. Mientras que los Croxigors continuaban siendo sedentarios, los Slann no tenían otra que anticiparse a sus movimientos y migrar como ellos. Así continúa la historia de Croac:
Croac justo había logrado evitar a un grupo de Croxigors cuando estos lo descubrieron experimentando con el Gamon. Los Croxigors habían llegado a las montañas del Metal a por comida y Croac no sabía si se iban a quedar o no por lo que decidió huir de ellas por ahora. "Estas bestias furibundas son como la montaña. Fuertes pero intoxican a "los nuestros"1, nos están reduciendo y puede que algún día me toque a mi..."
Motivado a seguir caminando se halló ante el Ojo rojo de Kaathe, el antiguo artefacto que una vez coronaba lo que fue el hogar del gran Croak. "Este parece un buen lugar para descansar, ya se está apagando el "orbe de brillante"2"
Así pues, Croac descansó allí y para su sorpresa algo sucedió durante la noche. Esa noche no soñó con nada, o por lo menos no recordó hacerlo. No obstante si notó algo preocupante, sus pensamientos se alejaban de el, succionados en contra de su voluntad.
A la mañana siguiente trató de averiguar el origen de este extraño acontecimiento y como era de esperar investigó el Ojo pues era lo que mas le llamaba la atención. Lo tocó y se desmayó. Para cuando despertó todo era distinto ya que el mismísimo Kaathe le había revelado secretos sobre el mundo. Pero todo eso no importaba, ya que por ahora le resultaría a Croac imposible de comprender la naturaleza misma de aquel sombrío Dios. "Interesante..." Pensó una y otra vez "Interesante..."
Tras serle revelada aquella pequeña fracción del inmensurable conocimiento de Kaathe, Croac decidió ponerla en práctica. Para ello debía entrar en un trance de perfecta armonía entre el sueño y la vigilia. Sentado unió la palma de sus manos y al cántico de "Croaaaaaaac" empezó a meditar. Poco a poco se iba sumiendo mas y mas en el sueño y cuando su alma se encontraba sumida en el, trató de manipularlo a su antojo. Con sus nuevos conocimientos pudo navegar a través de su propia alma para averiguar lo inaveriguable. En su mente apareció un Slann que se acercaba hacia allí al atardecer. Para cuando despertó el sol le indicó que habían transcurrido varias horas y tras ello apareció el Slann.
Una nueva oportunidad, vas a servirme. Me voy a alimentar de ti, sabandija insolente. ¿Como osas molestarme? Dijo Croac furioso.
Tras aquellas duras declaraciones de intenciones miró fijamente al intruso, haciéndole entrar en un profundo sueño.
Si, estoy seguro. Debe ser posible. Si no me equivoco mi intuición me dice que los sueños se pueden comer, así como lo hace esa piedra roja de allí...
Decidido y aprovechando que su victima se hallaba justo donde el quería manipuló el Sleeph3 y lo arrancó de la mente del Slann caído para luego tragárselo de un solo bocado. "Delicioso. Exquisito... Es delicado, sabe a desesperación con un ligero matiz a sueños rotos" Pensó Croac entre carcajadas para luego continuar devorando sin piedad los sueños de aquel Slann.
Tras el atracón se dispuso a observar a su rata de laboratorio, para ver como reaccionaría a sus experimentos. Pasaron muchas horas pero no despertó. "Lo mejor sería matarlo, por si viene a buscar venganza si despierta..." Así pues introdujo su puño en lo mas profundo de la boca del Slann y lo zarandeó violentamente hasta que dejó de respirar.
1 "Los nuestros" hace referencia a como llama Croac a los Slann
2 "orbe de fuego" hace referencia al sol de Kappa, ya que los Slann apenas comprenden los astros y tampoco se han interesado por ellos por ahora
3 "Sleeph" hace referencia al viento de la magia del sueño
Tras los últimos acontecimientos Croac empezó a meditar y meditar, llegando al punto de extasiarse debido al esfuerzo. Debía meditar, porque en sus visiones siempre lograba ver a los Croxigors que se acercaban en su terreno y no podría bajar la guardia si quería seguir con vida. No puedo mas, me rindo... JAMÁS, NADA ME VA A PARAR.
Motivado a seguir con vida y a sabiendas de que era capaz de domar los vientos de la magia trató de solucionar su problema como mejor se le daba, reinventando el arte de la hechicería.
Necesitaba una forma de advertirse de que una amenaza se acercaba, pero no disponía de ayuda de nadie ni de los medios para hacerlo. Entonces volvió a meditar frente al Ojo. En estado de trance trató de nuevo controlar su propia mente, arrancando una pequeña fracción de su consciencia y la materializó para poder moldearla a su antojo. Así lo hizo, pero para su desgracia necesitaba algo mas. Le resultó imposible moldear su inconsciencia fuera de su propia mente porque no era capaz de percibirla, necesitaba algo mas. No lo entiendo... Esto es mas complicado, necesito algo mas... Un ojo, eso es... Un ojo que pueda verlo todo... De nuevo, se dispuso a meditar frente al Orbe de Kaathe y cuando se encontraba en el punto mas álgido de su ser, abrió los ojos. Revela tus secretos, te lo ordeno. Le dijo al Ojo, y le obedeció. Este estalló en llamas y Croac se asustó, abandonando en el acto su estado de semi-trance. Para su sorpresa, al desconcentrarse de un brinco las llamas se extinguieron. Se miró a si mismo...
No me ha sucedido nada... Eso significa que el gran brillo de color no hace nada... Partiendo de esa premisa, se dispuso a meditar de nuevo y a mirarlo fijamente llegado el momento. Lo hizo, y las llamas volvieron a brotar. Una gran corriente de colores que jamás antes hubo visto ningún mortal se aparecieron ante el. Este ojo... Es mas útil de lo que creía... Me pregunto de donde ha salido... No es como las plantas, que brotan del suelo. No es como "los nuestros" o "los otros", que brotamos de "el agujero"... Muy curioso, pero mas aún lucrativo. Tras darse cuenta de su gran hallazgo, se dispuso a buscar su consciencia materializada, que aún se encontraba merodeando el lugar, pero que hasta ese momento, no era capaz de percibir. Ya eres mía... Bueno, técnicamente ya lo eras... Bueno, ¡te ordeno que seas mis ojos! Le dijo a su propia inconsciencia mientras la moldeaba como le parecía oportuno. Cuando hubo acabado la dejó cerca del Ojo rojo y partió en busca de un lugar mas calmado, que no llamara la atención tanto como lo hacía el Ojo rojo de Kaathe
Nuevos hechizos Slann:
- Visión bruja
- Alarma mágica
WIP
A las pocas horas de marcharse algo retumbó en su cabeza. Croac no estaba muy seguro de lo que ocurría ya que era la primera vez que le pasaba pero no tardó mucho en averiguarlo, porque la sensación le resultaba familiar. Era su centinela mental, que había vuelto para avisarle de una presencia en el Ojo.
Todo esto le había dado una idea. Si había logrado crear un vigía, no sería mucho mas complicado crearse a si mismo.
Dos son mas que uno... Pensó
Con esa idea en mente se puso a indagar de nuevo en su subconsciente, esta vez con mas conocimiento de causa, pero su vigía no le avisó en vano. Sin dar mucha tregua, un grupo de Kroxigors apareció y saltó al ataque. Llegado a este punto Croac no tubo opción. Sacó sus manos de su jugoso inconsciente para prepararse a defenderse pero para sorpresa de todos sus manos iban acompañadas. Sin darse cuenta Croac había arrastrado fuera de su mente a una Slann en postura sugerente.
Y tan sugerente, los Croxigors apenas dudaron en hincarle el diente a lo que parecía un Slann con ganas de ser su desayuno. Desconcertados, los feroces lagartos de Sholazar no encontraron respuestas para lo que sucedió. ¡Ese sapo no tenía sabor! Si por no tener no tenía ni masa.
¡No desayuno! ¡Comer al otro! Dijo el cabecilla Kroxigor.
Pero ya era tarde para ellos, Croac se había adelantado a la situación y no le costó mucho despistarlos aún que de no ser por su gran inteligencia comparada con la de los Kroxigors no habría sido capaz. (movimiento 3, gñeñgñegñe -inserte mayordomo aquí-)
Poco después encontró una cueva en la que refugiarse, el sol ya se estaba poniendo y no tenía intención de llamar más la atención de sus terribles adversarios. En ella reflexionó.
Todo es hostil. A cada paso que doy me encuentro con otro desafío. O los mato a todos o me matan a mi...
A medida que indagaba se sumía mas y mas en el sueño, hasta que los ojos se le cerraron. Aquella noche soñó algo verdaderamente revelador. En su sueño pudo verse a sí mismo, rodeado de un aura conocida, de aspecto apagado y confuso pero a la vez misterioso y alentador. No era una sensación extraña, pero se sentía realmente bien. Poco a poco iba desapareciendo, hasta quedar todo oscuro... Y despertó.
Eso... ¡Eso es! No cabe la menor duda. El mundo no puede cobijarnos a todos. La muerte debe existir, siempre será así... Excepto en un lugar...
Su sueño parecía haberle dado una idea, con la que no tendría que hacer el esfuerzo de erradicar toda la vida potencialmente peligrosa de Sholazar para sentirse seguro. Como ya era costumbre, volvió a sentarse con la intención de meditar. Pronto empezó a imaginar un mundo a medida para el, y lo llenó con aquel aura de su sueño. Miró adentro suyo, se buscó a sí mismo, su "yo" interior, su subconsciencia y con todas las ansias que podía albergar lo destripó todo, arrastrándolo alrededor suyo, forzándolo contra toda naturaleza como tratando de incluirse a sí mismo en el idílico mundo que había creado, pero algo salió mal. Tras darse cuenta de que aquello no había funcionado empezaron las preocupaciones. Al ver sus brazos supo que algo había fallado, que esto no podía pasar de esta forma. Eso pensó entonces, pero aún estaba por descubrir que nada de lo ocurrido era peligroso para el. Mas bien al contrario, pues había conseguido en parte lo que buscaba. Ese aura que tanta seguridad le daba le estaba recorriendo por todo el cuerpo. Con el tiempo el aura se fue desvaneciendo por mucho que Croac luchara ferozmente por mantenerla, pero simplemente era demasiado esfuerzo para un solo individuo. Croac sabía que había logrado aumentar las esperanzas de sobrevivir a los Kroxigors, pero no se conformó con eso. Para sobrevivir necesitaba un plan, por ello volvió de nuevo al punto de inicio. Se puso a fisgonear nuevamente en su propia mente con la intención de moldear figuras de todo tipo para que simplemente tuviera que sacarlas afuera sin perder ni un segundo. El juego no había acabado, y Croac estaba muy seguro de ello.
Guldb fue el primero en salir del huevo, junto a él habían otros tres y como primer instinto se arrastró empujándolos fuera del nido, pudiendo tener así toda la atención de su progenitor. Sus hermanos rodaron montaña abajo perdiendo su oportunidad de nacer.
Guldb pertenecía a la primera generación de Slann de montaña, aquellos años una nueva criatura había aparecido en Sholazar, los króxigor habían echado a los slann de sus territorios milenarios y ahora su padre de una edad muy avanzada se podría en una cueva de las montañas.
Su padre traía de vez en cuando hierbas o algún elum que se aventurara en su montaña, pero la realidad era que vivían en la absoluta hambruna. Fueron los años más duros para su raza, a veces viajaron por las montañas levitando sobre el escarpado terreno y encontraban nidos de slann cubiertos de huesos y pellejos.
Guldb observó que su padre tenía los ojos rojos, la piel arrugada y las sienes hundidas... ¡era el agua! Nunca aprendió nada de su padre así que con el tiempo consiguió arrancar el Gamon, la magia maligna, que contaminaba el agua de las montañas, pero para su padre ya era tarde pues estaba gravísimamente enfermo.
Fue una mañana, había encontrado un risco donde se habían acomodado un nido de cannabis, en que su padre con los ojos inyectados en sangre lanzó su hipnótica mirada sobre Guldb sin expresar sus intenciones.... Guldb temblaba de miedo pues más de una vez había pensado que debía abandonarle antes de que fuera tarde pero siempre había pospuesto su emancipación.
Devolvió la mirada y la lucha psíquica no duró mucho, su padre cayó en el más profundo sopor. Guldb sopesó la situación, no tenía mucho tiempo y debía pensar rápido. Su padre le conocía bien, le podía perseguir por las montañas eternamente... bueno durante los años que le quedaran, ¿y si esa no era su intención?
Guldb se colocó a la cabeza de su padre y colocó las manos a ambos lados de la cabeza, buscando el sleeph, el de su padre. Observó, era un slann y se le daba bien observar, observó el sleeph, las formas que en él se dibujaban y los tonos que adquirían al fluir por el cuerpo de su padre.
-Sintió el hambre de su padre, sus jaquecas, estaba enfermo, muy enfermo, y hambriento y rabioso por haberle dado la mejor comida a su hijo durante más de cien años, podría haber sobrevivido sin Guldb...-
Guldb se apartó, su padre no le dejaría tranquilamente en paz. Así que buscó un enorme pedrusco y lo empujó por la garganta de su padre, éste se levantó con movimientos violentos y mientras Guldb seguía empujando la piedra hasta el fondo su mirada se mantenía frente a frente con la de su padre volviendole a lanzar al mundo onírico para morir.
Se encontraba en aquel momento al máximo extremo este de las montañas, y nadie había ido más allá, un vasto desierto se extendía y las probabilidades de sobrevivir eran mínimas. El cuerpo de su padre se movió... un estertor porstmortem que cagó de miedo a Guldb, aún así y a falta de otra cosa que hacer permaneció junto al cuerpo de su padre. Guldb era joven, apenas acababa de llegar a su madurez a los cuatrocientos años así que era demasiado sentimental, craso error del que aprendería en años venideros, pues un trío de hambrientos kroxigors le habían encontrado.
Guldb no les vió venir, prácticamente ya les tenía encima cuando se dió cuenta, no había modo, hizo cálculos rápidos: ellos eran tres y solían tener la fea costumbre de arrancar la piel y la carne de los slann, su mirada hipnótica no era suficiente, necesitaba ayuda.
Clavó las uñas en las cuencas de su padre arrancando sus ojos y croó alguna clase de petición de ayuda alzándolos con ambas manos, con suerte tendría un estertor postmortem por los ojos.
Lanzó su mirada hipnótica, y sintió que, si la canalizaba a través de aquellos ojos, podría dirigirla contra todos ellos, y, antes de darse cuenta de como debía hacerse ello, aquellos carnívoros sanguinarios se desplomaban entre ronquidos.
Sabedor que no tenía mucho tiempo, tomó los dos ojos de su padre y huyó montaña arriba deslizándose lento pero seguro.
Ulha'up
Ulha'up, siendo el mayor de entre sus hermanos, fue bendecido con el don de la inteligencia afinada, no como la de sus compañeros de desove. Mientras aún era pequeño e indefenso, su madre no sentía la necesidad de protegerle puesto que ya tenía suficiente con hacerse cargo de los otros dos pequeños. Esta situación le generaba de vez en cuando algún que otro problema, tanto dentro de su grupo como fuera de el.
Un día, mientras observaba a su madre y sus hermanos a la vez que aprovechaba las sobras de la comida, vio como su madre sostenía al mas pequeño de los tres cuando al poco de ello cayó en un largo sopor. El hermano mediano, viendo lo que había sucedido huyó hacia el río pero su querida mamá no iba a dejar que se escapara tan fácilmente. Esa era la situación perfecta para buscar una nueva vida el solo, alejado de los desprecios que recibía día a día de sus familiares.
Levitando como alma que lleva el diablo huyó en dirección contraria que su hermano, con intención de nunca volver. Una vez lo suficientemente lejos como para no tener que preocuparse miró hacia el horizonte y tras un momento de concentración percibió un aura trémula que acechaba en una cueva cercana y curioso se acercó. Para su sorpresa, un Slann mucho más aterrador que su madre, mucho más anciano y poderoso dormía allí y en el momento que lo vio, se levantó de su lecho rápidamente.
-Terribles sueños, mi dulce joven... Dijo el anciano
Acobardado, Ulha'up se quedó paralizado mientras el anciano lo miraba con sus espantosos ojos. Al mismo tiempo sentía como le pesaba el cuerpo mas y mas. A punto estuvo de caer, pero resistió, no podía perecer ahora que se había librado de su familia además, ese juego ya se lo conocía, así que con un ligero movimiento de manos trató de lanzar el hechizo que vio de su madre.
Tras un ahogado suspiro el anciano cayó al suelo, derrumbándose completamente, quedando en disposición de Ulha'up. El sabía que los suyos tenían una gran capacidad mental que podía tanto revelar lo oculto como ocultarlo aún mas, así que sin dudar se sentó al lado del viejo y lo agarró fuertemente de la cabeza. Fijó su mirada en la calva del anciano, sin parpadear por unos segundos y al poco empezó a verlo con claridad. Su mente, junto a sus pensamientos y sentimientos se abría, dejando expuesta hasta su propia identidad. Ahondando mas en todo lo que le revelaba el Sleeph, vio algo interesante. Se veía a el y al anciano peleando, justo como hacía unos minutos. Vio también como el anciano, estiraba el Sleeph y lo tejía en el "mundo material" desde sus pensamientos y aquello de dio una idea.
-Si se puede moldear fuera, también se puede moldear dentro Pensó Ulha'up
Así pues, trató de modificar el sueño del derrotado Slann. Como un titiritero, guió a su "yo" del sueño, haciéndole ganar de nuevo, y le robó un fajo de hiervas secas que tenía tirado por la cueva para luego hacerlo el en el "mundo material", luego se aseguró de que, en el sueño, viera como su "yo" de ahí se dirigía hacia donde se alojaba su familia. Poco después se escondió fuera de la cueva, tras una colina, a la espera de que despertara el Slann y, con suerte, hiciera el trabajo sucio. Y así fue, al despertar el anciano, colérico viajó hacia el antiguo hogar de Ulha'up, en busca de venganza, mientras que el pequeño acechaba para cobrar su propia venganza cuando todo hubiera terminado.
Cuando el viejo Slann llegó la madre no tubo nada que hacer. Sin dar tregua el anciano venció a la madre y se dispuso a buscar una piedra para ahogar a aquella potencial amenaza, pero el intervino. No podía acabar todo tan rápidamente, ella debía sufrir por todo lo que le había hecho. Sin esperarlo, el anciano cayó de nuevo en un profundo sueño, irónicamente justo al lado de la madre del pequeño Ulha'up. La venganza estaba a punto de ser servida, pero antes...
-Ya no me eres útil, carcamal... Dijo el pequeño
Tras unas cortas palabras introdujo la piedra que sostenía el anciano en su garganta, lo mas profundo que podía llegar y tras acabar con el trabajo sucio comenzó con su venganza. Sentado sobre su madre de forma burlona empezó a rebuscar entre los sueños de su madre, esta vez para hacerla sufrir. Lo llenó todo de horribles bestias, que despedazaban a su madre una y otra vez, una autentica pesadilla que parecía no acabar nunca, pero terminó. El alma de su madre iba rompiéndose poco a poco, hasta llegar a deshacerse acabando con la vida de su primogénita.
Tepec-Inzi, el cazador de nubes
Tepec, una cría slann con apenas 20 años, vivía en una cueva de las montañas del metal junto a su madre y a su hermano. Un día, la madre de Tepec les hizo ir a la cima, junto a ella, tanto a su hermano como a el. El camino no fue difícil, pero el desafío aún estaba por llegar. Su madre, ansiosa por deshacerse de sus hijos de una vez, dictaminó que Tepec y su hermano de 70 años ya eran mayores, por lo tanto eran una amenaza potencial. Agarró a ambos por el pescuezo y los acercó al precipicio que se hallaba ante ellos.
-Hijos, ha llegado el día de vuestro renacimiento. Sois libres... Sobrevivid. Dijo la madre justo antes de darles a ambos un empujón
Tepec, asustado por lo que estaba ocurriendo, se resistió pero su madre logró lanzarlo al vacío. Al vuelo, Tepec alcanzó el bordillo pero sus débiles brazos no iban a soportar mucho tiempo su peso y los pisotones de su madre tampoco iban a permitir aguantar a Tepec mucho mas. Aquella situación no duró mucho para el joven slann y terminó cayendo, para aquel momento su hermano ya estaba en el suelo, con el cráneo en algún lugar, lejos de donde debería estar, debido al impacto por la gran altura. Ya era demasiado tarde para salir con vida, pero Tepec se negó a creer lo que estaba sucediendo, cerró sus ojos y suplicó al vacío que todo esto simplemente fuera una pesadilla.
De repente dejó de sentir el viento recorrerle todo el cuerpo y notó algo frío en la planta de los pies. Abrió los ojos y se vio abajo del precipicio, pisando la sangre de su hermano. Miró arriba, su madre aún estaba ahí viéndolo todo pero se marchó y tras ella, también se marchó Tepec.
Pasaron años y el joven Tepec, ya no tan joven, rozaba los 200 años. Ya era un slann como Kaathe manda, tan poderoso como cualquier otro. Un día, mientras meditaba sobre lo ocurrido hace 180 años, mirando al cielo pensó que quizá también podría alcanzar el sol, le atraía demasiado y deseaba conocer mas sobre el, pero creyó que no sería seguro si simplemente aparecía allí sin antes saber que hay en el sol. Así pues, pensó que si se concentraba podría elevarse mas que de costumbre mientras levitaba. Se dirigió a la montaña mas alta de todas y se puso a ello, pero en medio del vuelo se dio cuenta que eso simplemente no era suficiente. Agarró toda la magia de su interior y la empujó junto a el, elevándose mas y mas del suelo. Este ejercicio era demasiado cansado para Tepec, que veía como sus energías iban acabándose poco a poco, pero no retrocedió y siguió su camino.