Esta escena es para tu día a día. Sólo para tu personaje, para las cosas que quieras hacer entre escena y escena o durante las mismas en solitario. Si cierro una escena y algo se que queda por hacer, este es el lugar para hacerlo. Si la escena implica a otro jugador y no hay escena donde continuar, avísame.

Mientras estás en la boda, no puedes evitar fijarte en una figura femenina de porte majestuoso que se pasea por la sala saludando a los nobles. Su visión te remonta a un par de años atrás, en la ciudad Santa de Jerusalem, cuando os encontrabais acampados con el grueso de la tropa de los templarios. Se trata de Etheria, a la que todo el mundo llama afectuosamente la mujer santa de Jerusalem. Etheria era la madre abadesa de un convento de clarisas que decidió colgar los hábitos por discrepancias con la Iglesia Católica, pero a pesar de ello, la gente la sigue tratando con temor y respeto, por no hablar de la inmensa fortuna heredada de sus padres. Mantuviste una breve charla con ella entonces, y al reconocerte se acerca para hablar contigo.

-Buenas noches, Guillem de Roses, es agradable conversar con vos de nuevo -te ofrece su mano para que la beses a modo de saludo- He de reconocer que me interesa sobremanera vuestra opinión sobre las Cruzadas... Creo que he de coincidir en vuestra postura. Me parece que debemos terminar la charla que dejamos a medias.

Guillem observa como se acerca una dama de gran talante hacia él y logra reconocerla, la había estado observando durante la ceremonia pero, todo lo acontecido durante meses de guerras y algo de alcohol no la había reconocido hasta aproximarse a pocos metros de ella...

-Mi Señora Etheria!! -Exclama perplejo Guillem al tiempo que le besa la mano.

-Hace mucho tiempo que no sabía de vos...- continua el templario escuchando el interés de la dama por las Cruzadas.

-Permitidme que os diga que me resulta extraño una dama como vos solicitar mi opinión sobre las Cruzadas... - Duda por unos instantes recordando la conversación que mantuvieron hace tiempo.

-Creo que sabéis lo que opino de las Cruzadas. Cuando partí de mi Francia natal en busca de aventura y protección contra el infiel, por los caminos que conducen hasta Tierra Santa, mis pensamientos eran bien diferentes de los adquiridos tras meses y meses de sangrientas masacres. Me he dado cuenta, como templario que soy, que estas guerras van más allá de lo puramente sagrado. La Iglesia Católica comete actos bárbaros proclamando su credo y desea la zona de extremo oriente por intereses económicos y estratégicos... He dudado muchos meses si mi espada ayuda a una fe o a unos oscuros intereses que me han sido y son ocultados por mis superiores. Pero ya que os cuento todo esto, desearía escuchar también vuestra opinión mi Señora Etheria -Concluye Guillem clavando sus ojos en la mirada de la dama para intentar indagar algo en su conversación.

-¡Oh, mi opinión sigue siendo la misma! -luego baja la voz, es evidente que ni tu opinión ni la suya serían del agrado de algunos de los presentes a la boda- Nunca me han gustado las guerras, hermanos contra hermanos. Quería saber si tu opinión tampoco había cambiado desde entonces, muchos de tus hermanos pierden la cabeza con el paso del tiempo. Supongo que la visión de la sangre les supera y acaban por inmunizarse contra el sufrimiento ajeno... Y de lo otro... -Etheria te brinda su brazo para que la acompañes a pasear por los jardines, bañados ahora por la luz de la luna- Estoy bien segura de ello, hay intereses económicos en las guerras. Eso siempre.

Etheria mira alrededor, os habéis quedado solos bajo una marquesina de madera cubierta de rosas rojas.

-Ahora que compartimos confidencias... Quiero hacerte una. Quiero ofrecerte un Don y una responsabilidad. Creo que eres una persona de mentalidad abierta que comprenderá todo el bien que se puede hacer con este Don... -Etheria parece dudar un instante- Yo puedo hacer que no envejezcas, puedo darte una fuerza y una velocidad sobrehumanas. A cambio... Sólo tu promesa de usar este Don para el bien, para evitar barbaries y derramamientos de sangre innecesarios.

¿Por esto le llaman la "Mujer Santa de Jerusalem"?¿Qué poderes tiene Etheria?

-Me alegro de que vos, mi queridísima dama Etheria, compartáis mi ideas tan difíciles de entender para muchos de los míos y mis superiores -Dice Guillem sosteniendo el brazo que le tiende Etheria impregnado por su fuerte mirada y algo más que no logra entender pero que le induce a seguir los pasos de la dama.

Apartados bajo la luz de la luna lady Etheria se aproxima para contarle algunas confidencias. Guillem hipnotizado por la situación escucha atentamente sus palabras y comenta...

-Os debo pedir disculpas, mi señora, pero deben ser efectos del vino o, tal vez, vos hayáis sobrepasado vuestra medida con él pues me ofrecéis algo que se me antoja extraño a la par que maravilloso. No sé si el alcohol os ha hecho enloquecer o soy yo el que está a punto de hacerlo. Si sois capaz de darme lo que me decís adelante, aquí me tenéis. Sabed que sois la única mujer que he contado mis confidencias, la única que me ha contado las suyas... Estoy pues dispuesto a escucharos. Os prometo que usaría tales dones para el bien, vos, después de tanto tiempo, sois la única persona en estas tierras que me conoce como si fuera de vuestra familia... -Comenta a Etheria sin dejar de mirarla.

-Proseguid con vuestro plan, os lo suplico... ¿en qué consiste? -Concluye Guillem pensando para sus adentros como una dama puede ofrecerle tan extrañas aptitudes a un pobre caballero de la O.S.M.T.J. (Orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén).

-Os ruego no os alarméis ante lo que voy a contaros a continuación. Yo pertenezco a la estirpe de Caín, maldita por el Señor por el asesinato de su hermano. Poseemos poderes inalcanzables para los mortales, pero también de terribles defectos. Algunos de nosotros se regocijan en su aparente estado de superiorirdad, otros de nosotros buscamos el perdón a través de nuestros actos. -Etheria toma unos segundos para reflexionar sobre lo que ha a decir a continuación- Os propongo cederos parte de mis poderes, para que así me podáis ayudar en mi difícil tarea. Para ello sólo debéis beber parte de mi sangre. Tras hacerlo, ganaréis una fuerza, agilidad y resistencia sobrehumana, la capacidad de regenerar de forma natural las heridas, inmunidad a los venenos, y no envejeceréis. Aparte de otra serie de poderes.

Viniendo de cualquier otra persona, esto que acabas de oír serían locuras. Pero dicho en su boca suena terriblemente cierto y real. Mil dudas te asaltan ante semejante proposición... ¿Es una bruja? ¿El demonio mismo? ¿Perderás tu alma inmortal al aceptar su trato?... Pero las dudas se disipan solas al instante. Está claro que no es una bruja, ni el demonio, ni vas a perder tu alma inmortal. Lo único que te ha pedido a cambio de los dones que está dispuesta a entregar es que los uses para hacer el bien. Ninguna bruja o demonio pediría eso, es absurdo... Por lo tanto es más probable que se trate de un ángel, a pesar de que puede sonar extraño eso de beber su sangre.

Guillem no podía apartar la mirada de Etheria escuchando sus palabras que, aunque extrañas e inverosímiles, le parecían reales contadas por Lady Etheria de Jerusalén. El templario se sentía extraño... incómodo y fascinado a la vez. Había oído muchas leyendas cuando llegó a estas tierras; oscuros relatos de seres que habitaban las tinieblas desde los albores de la humanidad con diabólicos poderes y atroces actos...

-Mi Señora Etheria... -Consiguió pronunciar Guillem después de escucharla sumido en profundos pensamientos y presa de una sensación de aturdimiento.

Permitidme que os cuente, mi lady, que de todas las aberraciones y herejías que he visto y he sido obligado a cometer durante las cruentas batallas contra nuestros hermanos llamados "infieles", lo que me acabáis de contar sobrepasa a todas ellas. A vos os tengo en alta estima. Nunca he dudado de vuestra palabra ni lo hago ahora. Lo que me contáis tan sólo ha sobrepasado los límites de las entendederas de este pobre caballero de Nuestro Señor. No sé qué sois exactamente... tal vez un demonio que me ofrece la perdición de mi alma a cambio de unos poderes... Sabed que mi alma ya hace tiempo que la perdí en la cruenta batalla cometiendo actos imborrables e imperdonables. Yo también busco el perdón a través de mis actos. Durante mis viajes escuché terribles leyendas sobre una estirpe que se arrastra entre nosotros desde los inicios de la humanidad. Aunque al principio lo adopté en mi mente como puras fantasías y folklores populares, poco a poco me di cuenta de que algo de todo aquello podía ser cierto... No pensaba encontrar dicha verdad esta noche. -Relata el templario excitado y algo agotado.

-No tengo nada que perder y siempre he creído en vos. Acepto vuestra propuesta aunque me repugne el tener que beber parte de vuestro ser. La verdad me gustaría que fuese de otra forma pero os contaré un secreto... siempre supe que moriría en manos de una mujer. Tal vez... vos seáis esa mujer... -Culmina Guillem decidido.

Etheria sonríe ante tus palabras. Seguro que si pudiera sonrojarse, se sonrojaría. En su lugar, te ha ofrecido una calida sonrisa de comprensión. Aprovechando que os encontráis en una parte resguardada de los jardines, y a solas, coge la espada que cuelga de tu cinto, y sin llegar a desenvainarla del todo, se aproxima a ti y se corta en la muñeca. Acto seguido, como si del gesto de un amante se tratara, te abraza poniéndose a tus espaldas, rodeando tu cuerpo con sus brazos y poniendo su muñeca en tu boca.

Al fluir el espeso líquido dentro de ti, notas una sensación extraña. Un hormigueo por todo el cuerpo, notas como cada célula de tu ser se rebela en primer lugar a la invasión de la sangre extraña, para después unirse a ella. Notas una energía como nunca antes habías notado, una fuerza que emana de ti, y te hace sentir capaz de mover montañas.

Al mismo tiempo, fragmentos de la vida de Etheria golpean tu mente, como si los vivieras en primera persona, como si fueran tus propios recuerdos. Percibes cuando le dijeron que la habían prometido con un indeseable noble. Notas su ira, su impotencia, y la decisión de asumir los votos de monja para evitar ese matrimonio, a disgusto de su familia. Tras eso, imágenes sueltas de su vida como monja, de su ascenso dentro de la jerarquía eclesiástica. Y después, cuando se hallaba en lo más alto, ves parte de su abrazo. No dejó los hábitos por desavenencias, como todo el mundo cree. Los dejo dado su nuevo estado, que consideraba incompatible con la vida monacal.

Percibes su desagrado ante las guerras, ante la violencia sin sentido. Hermano contra hermano, y la ves acogiendo desertores, fugitivos de todos los bandos, musulmanes, judíos, cristianos...

Etheria te separa con delicadeza y lame su herida.

-Suficiente por ahora. No necesitas más. Cada cierto tiempo nos iremos encontrando y te brindaré más de mi sangre para que los poderes no desaparezcan. Pronto aprenderás todo lo que puedes hacer ahora, yo te enseñaré lo que necesites o lo que no comprendas. Ahora eres inmortal, mientras bebas mi sangre no envejecerás ni enfermarás. Tus heridas sanarán de forma milagrosa, y desarrollarás una fuerza y agilidad sobrehumana, a la par que una impresionante capacidad para influir en los mortales. Inconvenientes, sólo uno. La bestia que vive dentro de cada uno de nosotros se hace mucho más poderosa con la sangre cainita, debes tener cuidado con ella y no dejar que te posea. Perderías el control de tus acciones y te transformarías en una bestia sedienta de vidas humanas... No dejes que eso pase nunca.

Gracias por avisar, porque a mi me pasaba algo parecido...

x'DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Como dijiste que ibas a mirar en Clan en el libro (por cierto, ten en cuenta el libro de la Edad Oscura, que el de la Mascarada trata a los Brujah de forma distinta) pensaba que ibas a preguntarle algo a Etheria. Pero no es necesario si no tienes dudas.

Si quieres que hagamos el salto en el tiempo, dímelo y te narro que es lo que pasa ;D

Te ruego me disculpes si últimamente te tengo un poco abandonado.

Avanzamos en el tiempo.

En este año que has pasado bajo la servidumbre de Etheria han pasado varias cosas...

La mujer de Valahir, Eduvigis, quedó embarazada, pero por desgracia el parto fue terrible. La pobre mujer estaba embarazada de gemelas. La primera niña estaba bien colocada y nació sin problemas, pero la segunda vino de nalgas, se atascó... y acabaron muriendo niña y madre. Esto fue un terrible golpe para Valahir, que desde entonces se mostró sombrío y empezó a salir por las noches en malas compañías.

De Etheria has aprendido muchas cosas (puedes leer el libro de Vampiro Edad Oscura con total libertad, y el Libellus Sanguinis II, también te paso más abajo el enlace del "Caballero de Cenizas", creo que te va a encantar)

A menudo la oyes hablar de "El Sueño"  y del "Pacto de los Tres", aunque cuando le preguntas del tema te dice que es muy pronto.

También has aprendido mucho como líder militar y te has ganado el respeto de los milicianos. Para Etheria sobretodo has hecho de justiciero y algunas tareas menores como representante suyo, ya que para ella es imposible ir de día.

Su última petición, después de un año bajo su servicio, es extraña y a la ver peligrosa... Te pide que la ayudes a acabar con un vampiro. Su nombre es Gallasyn, un vampiro del Clan Toreador, retorcido y peligroso que es amigo de violadores y asesinos.