Antye le da vuelta a la tortita para que se prepare del otro lado. Mientras tanto, va preparando la mesa para que ambos coman y piensa en qué responderle al niño.
-No te preocupes, me dio calor...
Para reforzar esa idea, la joven se sirve agua en un vaso y la bebe, percatándose de que tiene sed. Después toma otro recipiente con el mismo líquido para servirle a Sean.
-Debes tomar mucha agua para seguir sano, ahorita te doy leche.
Le guiña el ojo y se encamina de nuevo a la cocina para colocar el alimento en un plato. Se lo tiende al niño con un tenedor con una sonrisa.
-Anda, debes estar con la barriguita llena si quieres que vayamos a la asamblea.
Me lo voy a llevar xD
Se bebe el vaso y devora las tortitas como si no hubiese comido en días. Cuando termina se relame feliz lo que queda de tortitas. Te mira con una sonrisa amplia - muchas gracias, ¡estaban muy ricas!- bosteza un poco. Ladea un poco la cabeza - ¿quieres ser mi novia? ¡y comemos muchas tortitas! - dice con una sonrisa inocente.
Sean sonríe y asiente -¡Vale!- sale corriendo hacia la puerta, con mucha energía. Cuando paseáis por el bosque, a los 15 minutos más o menos encontráis una mansión de piedra. De color negro, con decoraciones de gárgolas y además se ve algo abandonada. La casa intimida bastante, tanto que Sean cuando la ve, se esconde detrás de ti. En la entrada principal que da hacia el jardín de la mansión ves una niña de más o menos la misma edad de Sean. Está sentada sobre un escalón de piedra. Tiene la cabeza apoyada en sus manos, los codos sobre las rodillas y mueve los pies de dentro a fuera. Mira con cara aburrida hacia el bosque, como si esperase a que algo ocurriera.
Sigamos por aquí que en el otro lado tengo mucho lío.
Al ver la casa hago la señal de la cruz y susurro unas palabras hacia Dios. Me giro y me pongo de cuclillas para hablarle a Sean. - Esto no debería estar aquí, Sean. - Le guiño un ojo. - Vamos a explorar un poco, ¿vale? Confía en mí.
Lo tomo de la mano y lentamente nos acercamos hacia la niña, a la cual saludo con una expresión afable y sonriente. - Buenos días, pequeña, ¿qué estás esperando?
Espero que no esté cometiendo un grave error al venir aquí...
La niña alza la cabeza para miraros y sonríe - ¡Hola! Estoy esperando a que venga mi papá - se cruza de brazos y pone una expresión de estar molesta - ayer no vino, así que hoy tiene que venir...
Ves como por la ventana se asoma una mujer pelirroja. Al veros se aleja de la ventana y poco después se abre la puerta de la mansión y se asoma - hola ¿os puedo ayudar en algo? - te dice Samantha con una voz dulce.
Así que esta mansión tan siniestra está habitada por una enfermera... ¡Qué ironía! No pude evitar sonreír y soltar una pequeña risa antes de negar y volver a mi gesto amable. Alcé la mirada hasta la ventana y, con voz tranquila y amable, acompañada de un gesto apacible, me dirigí hacia la que pienso que es la señora de la casa. - Buenos días, señora Carrier, creo que no había tenido el gusto de pasar por su casa, aunque suelo salir a correr por esta zona - Digo con toda la intención de mostrar lo extraño de la situación. Si el señor Lawler ha desaparecido me temo lo peor. Miro de reojo a Sean y le sonrío. - ¿Le importaría que Sean y yo pasáramos y tuviésemos una charla? Es nuevo en la comunidad y seguro que le vendrá bien conocer a alguien de su edad. - Miro alternativamente a Sally y a Sean. - ¿Os apetece jugar juntos?
Samantha alza una ceja - eh, Sally anda espera dentro...- la niña que la mira sin entender nada, entra a la casa sin protestar. La mujer sacude la cabeza- lo siento señor Bekerley pero hoy no va a poder ser..- se muerde el labio pensativa- eh podríamos quedar otro día ¿le parece bien?, si no le importa tengo cosas que hacer- dice nerviosa y antes de que puedas decir algo, cierra la puerta de la vivienda.
Quito a Antye y pongo a Dantalion que ha terminado escena.
Esto es más sospechoso de lo que pensaba, ¿qué puede estar aterrorizándolas tanto? Intenté no preocupar a Sean con mis dudas, así que forcé una sonrisa y le hablé con un tono amable. - No te preocupes, pequeño, seguro que otro día podrás jugar con ella. Ahora alejémonos de aquí y vayamos caminando hacia la ciudad, tal vez el doctor haya terminado sus asuntos. - Asintiendo más para mí que para él, terminé la frase y me puse a caminar con Sean cogido de la mano, aunque no podía evitar pensar en lo mucho que había cambiado mi vida en tan solo dos días. ¿Es mi castigo por desviarme de la senda pura de Dios, padre? Le pregunté al cielo sin obtener respuesta. Por ahora, mi deber es cuidar de este pobre chico. Convencido de ello como estaba, me dirigí hacia el pueblo, rumbo a Granny's.
Vamos a suponer que has estado haciendo un poco tu labor pastoral y que a la hora del armuerzo vas al Granny's, así puedes interactuar con otros jugadores