Lero contempló brevemente la majestuosidad de los cañones y comentó: -Mirad chicos, parecen que se nos van a unir algunos compañeros antes de atracar en Pigrita.
Con un poco de suerte esto podría levantar el ánimo de la tripulación que estaba un poco de capa caída.
-Oye Tintín, parece que vienen muy deprisa, con un poco de suerte el viento viene de su dirección, ¿eres capaz de apreciar algún olor familiar?
Con la boca llena de estos Muffins, Rin Tintin se giró para ver a Lero, y luego echar un vistazo a lo que este se estaba refiriendo. Tras esto, alzando la cabeza, olfateó el aire. Por fortuna para ellos el viento iba en la dirección correcta para empujar los olores y los aromas hacia ellos.
-Son Marines, -confirmó al cabo de unos segundos- Aunque me suena su olor, no sé de dónde los habré olido antes... pero lo que sé es que son Marines segurísimo.
-Vaya, parece que tendremos que esperar un poco más para reunirnos con el capi, menos mal que tenemos los muffins de Lungo para mantener la moral.
Lero terminó de comerse el muffin que le había dado antes, juraría que a él no le hacían efecto, también es verdad que siempre ha sido muy tranquilo, a lo mejor en otro tipo de situaciones podría comprobar si de verdad funcionan.
Pese a que todos los marines parecían estar relajados con esta noticia, Orechio Lungo se mostraba inusualmente inconforme, molesto e incluso nervioso. Tras un par de miradas rápidas por todos lados y tras llamar la atención con aquel extraño comportamiento, este confesó lo que le aquejaba.
-¡Si se acercan no tendré suficientes Muffins para todos!. -Exclamó alarmado- ¡Qué desastre!. Debería bajar a la cocina y tratar de hacer más... quizás si me doy tiempo podré tener una bandeja hecha y otra haciéndose para cuando nos alcancen...
A Lero se le dibujó una pequeña sonrisa pero rápidamente la cambió a preocupación.
-Oh no, no podemos dejar a nuestros compañeros sin Muffins, esto es zafarrancho de combate en toda regla, Pio, vamos a necesitar tu espíritu de lucha junto a Lungo en los fogones para poder sobrellevar esta situación. Que no se diga que nos acobardamos.
Estuve decepcionado hice una mueca de sorpresa y tristeza cuando mi arduo trabajo había sido mancillado, pisoteado de tal manera por Rin quien estaba descalzo aunque estaba agradecido por saber cuanto tiempo tardaríamos en llegar al puerto -Pronto podremos dejar a esta gente en una nueva ciudad- Seguí trapeando la cubierta por los alrededores tratando de ignorar lo que decían aunque igual compartía mis opiniones -Yo no tenia muchas opciones, incluso cuando me enliste hubo algunos problemas muchos oficiales me vieron como alguien sin talento para el combate o bueno todo en general- Suspire deprimido por decir eso pero en ese momento el dulce olor de los Muffins me hicieron reconsiderar mis opciones abriendo mi boca para recibir el Muffin con los labios dándole varias mordidas sin usar las manos.
Masticando escuchando atentamente el Muffin iba entrando en mi boca incluso la envoltura de papel estaba dentro de mi boca mientras masticaba sin darle mucha importancia terminando por tragar -Deliciosos, Orechio, eres un gran repostero, quisiera ayudarte pero no creo que sea buena idea tenerme en una cocina- Repetí en un tono un tanto deprimente usando mi lengua para quitar los restos de papel de mis encías -Quisiera ser de mas ayuda.
Aquella escena particular de lo que se podría considerar "Slice of Life" era bastante cómoda y reconfortante. Incluso para alguien tan amargado como era Dolp Pio. Pese a ello, no todo eran buenas noticias, pues en breves iba a ocurrir algo que iba a dejar de lado la preocupación de Orechio Lungo al respecto de no haber hecho suficientes Muffins.
Aquellos barcos de la Marina ya los habían alcanzado y no solo eso, sino que además los estaban disparando sin previo aviso alguno. La primera hondonada de disparos de sus cañones habían logrado impactar de lleno en el barco en donde estaban, haciendo grandes boquetes en el casco y rompiendo tanto el puente de mando como el palo mayor.
Los lloros y llantos de los civiles que se encontraban en la bodega, ahora se le sumaba los gritos de dolor y de terror al tener que lidiar con un ataque, y no solo eso, con los daños y las consecuencias del mismo. Pues algunos de los civiles claramente habían muerto o estaban heridos cuando los impactos de los cañones llegaron.
Con un segundo ataque de los barcos de la Marina que los perseguían, en esta ocasión sí que lograron hacer algo contra los que allí se encontraban, el impacto de la explosión de la bala de cañón, hizo que tanto Lero como Kogane Tsumi cayeran por la borda al agua del mar.
Y para cuando estos pudieron levantar cabeza, tan solo pudieron ver como el barco se hundía en llamas, mientras más explosiones ocurrían en él y a su alrededor. Sentenciándolo a un hundimiento rápido. Aunque esto fue lo único que lograron ver, pues ambos se desmayaron pocos segundos después.