Partida Rol por web

Aquella doctora de acento fuerte no levantó ningún tipo de sospecha en Lero, a fin de cuentas La Marina era una Organización inmensa que englobaba a muchos tipos de personas de todo el mundo, por lo que encontrar a personas con acentos fuertemente marcados o con caras más rosadas que otras, era lo habitual.

Eso sí, tampoco le sonaba haberla visto antes... ni en ningún cartel de recompensa ni en ningún sitio en particular.

El Capitan se cruzo de brazos mientras mirsba a un lado y otro.

No parecio darse cuenta, o no parecio importarle la identidad de los que alli habia.

-Desde luego, quedarse aqui no es para nada buena idea, y nosotros tebemos una mision que cumplir, vayamos cuanto antes a buscar al Vicealmirante y darle nuestro reporte

-Gracias por la información doctora. Por fin alguien amable.

Lero se giró hacia el capitán visiblemente preocupado, algo le pasaba por la cabeza.

-Le sigo capitán, aunque no me agrada tener que volver a ver al Vicealmirante una vez que hemos conseguido entrar.

Luego de escuchar que los marines se encargaron de la puerta de la entrada quede mas tranquila, mirando a Mari digo -Cap… Doctora, ya que sabemos que estos Marines no presentan síntomas y que se encargaron de la puerta de entrada, debemos continuar con nuestra trabajo- por un momento y casi termino por delatarnos, ahora lo importante era salir de este infierno cuanto antes.

  Y yo agradezco su labor con el refuerzo a la zona principal - respondía al Marine, solo para escuchar los comentarios de mi compañera perdiendo algo de aquel aire algo mas defensivo que había tomado - C-concuerdo... lo mejor es continuar hacia donde se nos necesita... - comentaba con ligeros dejes de alivio, solo para resoplar y continuar con la vista fija hacia al tan ansiado Anden. 

Pues a que estamos esperando, será mejor empezar a movernos cuanto antes cómo bien dice la doctora. Antes de que ese parásito los mate a todos. 

Tras echar un vistazo largo hacia Rena Koumori, el Capitán de la marina se percató de algo, y es que esta no era lo que decía ser, no parecía ser una doctora, sino que era la viva imagen de aquella pirata que se encontró antes en el pasado. Al parecer esta pirata había, de algún modo, llegado hasta aquí y se estaba haciendo pasar por una doctora.

Tras echar un vistazo largo hacia "la tia del pelo morado", el Capitán de la marina se percató de algo, y es que esta no era lo que decía ser, no parecía ser una doctora, sino que era la viva imagen de aquella pirata que se encontró antes en el pasado. Al parecer esta pirata había, de algún modo, llegado hasta aquí y se estaba haciendo pasar por una doctora.

Tras echar un vistazo largo hacia Yudoku Cho, el Capitán de la marina se percató de algo, y es que esta no era lo que decía ser, no parecía ser una doctora, y aunque no era la viva imagen de una pirata que se encontró antes en el pasado, lo más probable es que fuera una pirata. Al parecer esta pirata había, de algún modo, llegado hasta aquí y se estaba haciendo pasar por una doctora.

Mientras aquellos doctores se adentraban en la zona de los andenes de los trenes; se pudo escuchar un gran estruendo proveniente del exterior de la base de la marina; un golpe similar al que haría un barco chocando directamente contra el puerto porque el capitán no controló muy bien cuantas copas tomarse a la hora de comer.

Este estruendo fue tan grande que hizo que algunos de los marines que transportaban cajas echaran una vista hacia atrás, hacia la zona de entrada para preguntarse qué era lo que estaba pasando en el lugar.

Desde la zona de entrada, manchado de alquitrán llegaria no otro que un gato Mink vestido de un traje blanco (ahora parcialmente negro) con sombrero de copa y bastón; para muchos esta persona les sería conocida, pero para otros seguía siendo un misterio.

-¡Apartad!. -Comentó pasando entre los marines y los doctores empujándolos a un lado mientras este continuaba con su marcha- ¡Tengo que largarme de aquí!. ¡Esas cosas me persiguen!.

En efecto, tal y como había profetizado aquel gato del sombrero de copa lleno de alquitrán, detrás de este a un paso mucho más lento a causa del alquitrán que la gran mayoría tenía encima; una enorme horda interminable de zombies lentamente se estaba acercando hacia donde estaban ellos.

Por fortuna todos estaban lo suficientemente listos para abandonar aquel pasillo de entrada, así como todos estaban vestidos adecuadamente para no levantar ningún tipo de sospechas entre los marines.

El estruendo hizo que los marines de la zona se percataran no solo de la presencia de aquellos doctores y marines recién llegados, sino de las criaturas llenas de alquitrán. -¡Contened a las Fallas!. -Gritó uno de los marines de mayor rango del lugar- ¡Tenemos que dejar que los médicos y los científicos embarquen en el segundo tren!. ¡Y que trasladen a los heridos también!. ¡La Marina no abandona a nadie atrás!. - Estos soldados, armados con sus espadas atravesaron las líneas de los "Doctores" y los recién llegados a modo de pequeña barrera entre ellos, dispuestos a repeler o al menos a contener a aquella amenaza.

A pesar del inminente conflicto que iba a ocurrir en la zona de entrada; con la rápida re-destribución de los marines la zona de los cuatro trenes quedó un poco más despejada, puesto que los marines y otros trabajadores que seguían transportando cajas a aquellos vagones del 3º y del 2º tren, parecían estar más centrados en hacer el trabajo y en terminarlo cuanto antes.

Por otro lado, había un cuerpo de un oficial de alto rango tumbado en el suelo en un charco de su propia sangre; este era el Comodoro de la Marina "Hinata Ryu", al parecer alguien le había disparado en la espalda a juzgar por la herida que tenía y dónde la tenía.

Al ver el cadaver de su padre Ryu bajo la cabeza e hizo una breve oracion por su alma, sabia que estaba implicado en lo que estaba ocurriendo, pero aun asi, su padre siempre le habia tratado mas o menos bien, con lo que aquella traicion le entristecio, creia tener bastante claro quien habia apretado el gatillo. 

Apreto los puños con fuerza y se acerco a Kogane.

-Kogane, te dejo al mando, pero dejame darte un par de directrices. 

Señalo a Rena, a "la tia del pelo morado", y a Yudoku.

-Esas tres no son doctores, son piratas y supongo que su capitana, si aun vive, no andara lejos, ayudadles a escapar... y... si veis que la cosa en la base no pinta bien, escapad con ellas, tengo claro que a mi nada mas llegue me ejecutaran, no quiero que corrais mi misma suerte solo por estar bajo mi mando.

Luego se acerco a Lero.

-Sinceramente, me has sorprendido, has tomado la iniciativa cuando yo no pude por el shock de la situacion, y has demostrado tener un gran abanico de habilidades, si de mi dependiese ahora mismo te daria un ascenso y una carta de recomendacion, pero me temo que eso no va a estar en mi mano, lo lamento, eres un buen marine como pocos quedan.

Suspiro y tras darle la mano les saludo marcialmente.

-Bueno, mi ultima orden como Capitan, sobrevivid, si es necesario, dejad la Marina para ello, sois buenos hombres que no merecen morir por culpa de la corrupcion.

Dicho esto se acerco a Narvaez.

-Por mi parte, en ningun momento nos has abandonado y has cumplido con tu trabajo, asi que, suerte, sobrevive.

Con sus ultimas palabras dichas, se ajusto su sobrero, desenvaino su espada y se lanzo junto con aquel grupo de valientes.

-Vamos señores, demostremos lo que vale la Marina, no dejeis que pase ni una de esas cosas, protejamos a los cientificos y heridos.

Lero estaba casi superado por la situación cuando su capitán les dirigió esas palabras. Ya tenía decidido abandonar la marina al finalizar aquello pero las palabras del capitán terminaron de darle el empujón que necesitaba.

-Gracias por todo capitán, recuerde que están llenos de alquitrán, cuidado con salir ardiendo.

Lero se dirigió hacia el grupo de doctores y gritó mientras señalaba al tren centro izquierda

-Ya han oído a los compañeros, los científicos y médicos van al segundo tren, rápido, os escoltamos.

Mi aprecio por los hombre era en el mejor de los casos pobre -Capitán- digo dirigiéndome al rubio antes de que se valla -esto le será más de ayuda a usted que a mi- digo entregándole el rifle que llevaba en la espalda.

Volteo con la capitana -Doctora, ya escucho a los marines debemos ir al segundo tren y ayudar a trasladar a los heridos- luego miro a Lero -lo seguimos- acto seguido arreglo mi traje tan bien como puedo para evitar levantar sospechas.

  Todo el mundo tenia mas o menos presente que este escenario estaba por ocurrir, y aunque sabia muy bien que es lo que era mejor para mis camaradas, en el fondo... comprendía mejor lo que debía estar pasando por sus corazones.

  Son mis pecados los que me trajo a este infierno... a de ser el pensamiento que ronda en sus cabezas - iba mentando mientras elevaba la voz para ser oída por el resto de Marines presentes - ¡¡ Pero se equivocan !!, en estos momentos están haciendo historia... cada segundo... cada minuto que puedan Ustedes comprar... es un aliento mas de esperanza que tendremos para luchar hasta dar con la cura de este horrible mal y el día de mañana... saber que ninguno de sus seres queridos tendrá que vivir este mis horror que solo ustedes conocer.

  Por Pigrita !!!, Por la humanidad !! - terminaba de decir, solo para dar media vuelta y  unirme a mi compañera que se dirigía al segundo tren, esperando que aquellas ultimas palabras ayudasen a que los Marines que lo hubieran escuchado a envalentonar un poco sus corazones a la hora de la verdad.